Paraná - 09-03-2016 / 17:03
ACTÚAN LOS GANADORES DE LOS JUEGOS CULTURALES EVITA
Obra teatral sobre Juana Azurduy y Eva Perón por el Mes de la Mujer
Obra teatral sobre Juana Azurduy y Eva Perón por el Mes de la Mujer.
Jóvenes entrerrianos que representaron a nuestra provincia en la instancia nacional de los Juegos Culturales Evita presentarán este jueves a las 21, en el Museo Provincial de Ciencias Naturales y Antropológicas Antonio Serrano, la obra teatral Juana y Eva.
La actividad se realiza en el marco de la agenda de actividades dispuesta por el gobierno provincial en el mes en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Se trata de un encuentro imaginario entre Juana Azurduy y Eva Duarte de Perón, dos mujeres de referencia simbólica en la historia de nuestra Patria Grande.
La obra será interpretada por Natacha Wollert, Jhoana Díaz y Nahuel Pereyra del grupo teatral Utopía. También participan Belén Avecedo y Martín Zermathen interpretando "No llores por mi Argentina" y Laly Mainardi en el vestuario. Los jóvenes llevaron estas representaciones a las instancias finales de los Juegos Culturales Evita a fines de 2015. También se desarrollará una charla a cargo del secretario de Cultura, Faustino Schiavoni, quién hablará del contexto histórico en el que vivieron Juana Azurduy y Eva Duarte de Perón.
Si bien vivieron en contextos distintos, Juana y Eva representan una referencia simbólica de las mujeres luchadoras. Una luchó contra el colonialismo y la otra contra la dependencia económica, la discriminación y la opresión social. Ambas lucharon junto a sus compañeros siendo protagonistas centrales de los procesos históricos que les tocó vivir. Juana Azurduy, como muchas otras compañeras suyas, tuvo un rol fundamental en la guerra gaucha, como espías o, como Juana, comandando tropas en las vanguardias de las fuerzas patriotas. Eva Duarte se destacó en la lucha por el sufragio femenino y en la defensa y reivindicación de los trabajadores, las mujeres, los ancianos y los niños.
A una el peso del patriarcalismo, el racismo y el clasismo de los relatos historiográficos tradicionales, la condenó al olvido. A la otra, por su presencia protagónica en un escenario político dominado por los hombres y los sectores más conservadores de las clases dominantes, fue condenada, aún después de muerta, a la omisión de su nombre, a la difamación de su persona y a la desaparición de su cadáver para que el pueblo no pudiera venerar su recuerdo.