Nacionales - 29-07-2015 / 10:07
CONTRA LOS DESESPERADOS INTENTOS K, EL DÓLAR NO DETIENE SU ESCALADA
Duró poco la "medicina" de Axel Kicillof: el blue retomó el impulso alcista y otra vez alcanzó los $15
Según un informe de la consultora AMF, si se considera a precios constantes, la relación pesos-dólares representa casi la mitad de lo que significaba en 2007, cuando Cristina asumió su primer mandato. Este dato, presiona al tipo de cambio actual, que sólo se mantiene a fuerza de controles.
Lo peor de la crisis que vive la Argentina es la negación K que lleva al gobierno a narrar un relato mitómano que está a años luz de la realidad. Que el dólar blue "no es una inquietud" -lo dijo el ministro de Economía, Axel Kicillof-; que la pobreza "no supera el 5%" -se jactó la presidenta Cristina Fernández- o que los pobres argentinos son menos que los de Alemania -aseguró el inefable Jefe de Gabinete Aníbal Fernández-.
Pero lamentablemente, los hechos desenmascaran las inconsistencias de las "medicinas" del gobierno. La imposibilidad de detener la escalada del dólar paralelo aumentando las tasas de interés de los plazos fijos en pesos (con un piso del 26,2%), demuestra que la confianza de la gente no se compra con manotazos de ahogado a poco más de una semana para las PASO del 9 de agosto. Porque pese a ese intento, y luego de haber trepado 16 centavos el lunes, la divisa informal ascendió 30 centavos, a $14,93.
Peor aún, lejos de desacelerar la recesión, un aumento en la tasa de interés podría agravar todavía más la caída actividad productiva, porque la mecánica de aumentar los rendimientos en plazos fijos apela al sentido especulativo de la gente. No obstante, cuando hay incertidumbre, los ahorristas prefieren el dólar.
Al haber tantos billetes en circulación, producto de la ilimitada emisión monetaria, sobran pesos y faltan dólares; por eso la gente corre a asegurarse los pocos dólares que hay. Frente a un peso devaluado y con la agudización de las restricciones cambiarias, la divisa ilegal resulta un seguro para el futuro.
Pero cuando la especulación -producto de las propias incapacidades del Ejecutivo- se vuelve un negocio, cuando el gobierno despilfarra en Gasto Público improductivo, con una inflación que crece por encima de los salarios, un superávit comercial deteriorado, un déficit fiscal que se financia con emisión desmedida de billetes y un atraso cambiario insostenible, los que más sufren son los trabajadores y productores, ante una gestión que permanece muda frente a la crisis.
A este escenario se le suman los avatares de la política macroeconómica, como la devaluación del real en Brasil, socio estratégico del país que presiona aún más sobre el tipo de cambio nacional; o el desplome de la Bolsa china, principal comprador de commodities y gran prestamista de la era K.
Para que la producción se reactive y se imponga contra la especulación, hay que bajar la inflación, lo que, a su vez, implica medidas complejas que el gobierno no quiere asumir. A poco más de cuatro meses de dejar el poder, el cristinismo patea la bomba para que detone más allá del 10 de diciembre. Desactivarla será la tarea urgente de la nueva administración.
La Opinión Popular
El tipo de cambio está 20% más barato que en 2011, cuando CFK fuera reelecta en plena corrida cambiaria
Todos asumen como una marca de la idiosincrasia nacional la compulsión a comprar dólares en los períodos pre electorales, como acto reflejo para resguardar el capital ante un escenario incierto.
Sin embargo, no siempre esa dolarización se da con la misma fuerza: los economistas han constatado que esta tendencia crece cuanto más profunda es la percepción del retraso cambiario.
Con esta premisa, muchos creen que la campaña de este 2015 tiene todos los ingredientes para convertirse en un escenario de búsqueda del billete verde aun mayor que el que rigió durante las últimas dos elecciones presidenciales.
Esto es lo que se desprende un informe de Andrés Mendez, director de la consultora AMF, que analiza el tipo de cambio actual en función de los niveles existentes en el marco de las dos últimas elecciones presidenciales: la de 2007 y 2011.
El economista observa que, en la comparación a valores actuales, un dólar oficial a $9,25 (que es lo que se estima que promediará a fines de año) equivale a la mitad de lo que valía en términos reales durante la elección en la Cristina Kirchner logró su primera victoria, allá por 2007.
En tanto, resulta un 20% menor que el nivel que exhibía durante su reelección de 2011.
"Si tomáramos los promedios anuales de las paridades cambiarias en valores constantes de julio de 2015, se advertirá que se arribó a las elecciones presidenciales de 2007 con un tipo de cambio que promedió en el año los $17,89", explica el estudio.
Sin embargo, hacia fines del gobierno de Néstor Kirchner, nadie temía una posible devaluación y la dolarización de las carteras en aquel momento fue bastante baja.
"No resulta extraño imaginar que en aquellos tiempos no se hablara de devaluación considerando la holgura de las cuentas externas", advierte el informe. En 2011, por el contrario, el tipo de cambio se había reducido a una media anual de $11,60 (a valores actuales).
Méndez observa que en ese entonces, la situación ya era notoriamente diferente: "La cuenta corriente había arrojado un excedente equivalente a un tercio del registrado cuatro años atrás, en tanto que la cuenta capital y financiera se había tornado deficitaria (u$s10.505 millones)"
"¿Qué había sucedido? Si bien los excedentes comerciales se habían mantenido relativamente invariables, la acentuada dolarización de carteras catalizó las expectativas de una corrección cambiaria post electoral", añade.
Esta situación fue la que impulsó fuertemente la búsqueda del billete verde en el segundo semestre de 2011. De hecho, en octubre de ese año, el mismo mes en que Cristina arrasó con el famoso 54%, la dolarización de los pequeños ahorristas ascendió hasta los u$s3.000 millones, que se sumaron a los u$s8.500 millones que ya se habían fugado durante el tercer trimestre.
En esos cuatro meses, el BCRA tuvo que vender casi u$s5.000 millones de las reservas; y ese escenario se transformó en la antesala del cepo, que llegaría a fines de octubre de 2011.
¿Qué pasará en 2015?
Tanto los grandes productores -que se quejan de que el atraso cambiario afecta negativamente sus negocios-, como los ahorristas -que perciben "un dólar barato" y se vuelcan a las opciones para ahorrar en el oficial que provee la AFIP-, coinciden en que la relación entre el peso y el dólar debería dar un salto y ajustarse a las realidades económicas de cara a 2016.
La llegada de las elecciones y la posibilidad creciente de que luego del traspaso de mando del 10 de diciembre puedan sobrevenir correcciones, no hacen más que incrementar la tensión cambiaria.
Está claro que la dolarización reciente de la economía preocupa al Gobierno, que esta semana oficializó una suba de tasas para impulsar a los ahorristas a mantener su capital en pesos.
Por supuesto que entre las dos campañas anteriores y la actual hay una gran diferencia llamada cepo cambiario. Esto limita la capacidad de dolarizarse por parte de los ahorristas, pero dispara el termómetro del dólar paralelo.
"¿Podrá la economía doméstica continuar funcionando con una paridad cambiaria que -a valores actuales- osciló en torno a $10 durante el actual mandato presidencial?", se pregunta Méndez y concluye: "Sólo con férreos controles como los vigentes en la actualidad".
Fuentes: iprofesional.com, diariohoy.net y laopinionpopular.com.ar