Nacionales - 27-01-2015 / 09:01
SE VIENE LA SIDE ULTRA K DE LA CÁMPORA
Cristina Fernández: no aclares, que oscurece
Cristina reapareció y volvió a ser Cristina. De riguroso blanco, sin joyas y en silla de ruedas: quedó claro cómo quería ser mostrada y qué quería transmitir. Una presidente víctima de “todos los demonios”. Los demonios de los fiscales y de los jueces, de los servicios de inteligencia y de los medios, “como nunca se vio en la democracia”. D’Elía, al que se escucha todo el tiempo, no existe para la Presidenta. No existe tampoco el contacto iraní que habla con D’Elía ni el Cuervo Larroque de La Cámpora ni Esteche, el jefe de Quebracho. Cristina volvió a ser Cristina. Autorreferencial y víctima de una conspiración a la que no teme y dará batalla en un relato en el que mezcla hechos con deducciones de cronista policial. Ya instalada la hipótesis del crimen, tiene un principal sospechoso: Diego Lagomarsino, “amigo íntimo” del fiscal. “Feroz opositor” al Gobierno y hermano de un técnico en sistemas de un estudio que trabaja para Clarín. No falta nada. El crimen de Nisman está esclarecido por esta nueva Agatha Christie de ocasión.
Ni siquiera un niño puede creerse que, luego de más de una década en el poder, Cristina Fernández recién ahora se dio cuenta de que existen mafias en los servicios de inteligencia y que ese sistema requiere ser transparentado. Ella, que igual que Néstor, convivieron con Antonio Horacio Stiusso y con Fernando Gonzalo Pocino, personajes tan mediocres y miserables como tenebrosos, proclama ahora una reforma de lo que los Kirchner promovieron.
Este fue el principal argumento esgrimido anoche por Cristina, quien en Cadena Nacional anunció la convocatoria a sesiones extraordinarias a su escribanía, el Congreso Nacional, donde el oficialismo tiene una cómoda mayoría, para tratar la creación de una nueva agencia de inteligencia que reemplace a la ex Side. Se viene la nueva Side ultra K de La Cámpora.
El mensaje estuvo acompañado de una nueva puesta en escena: CFK se mostró de blanco para parecer bondadosa, sin joyas y en una silla de ruedas para intentar generar compasión. En rigor, la Presidenta sufrió apenas una fractura de su tobillo. El intento de victimización de CFK es más que evidente, como también lo es la necesidad que tiene de encontrar un culpable que encaje con el relato que apunta a instalar que la muerte de Nisman fue un complot anti K.
Diego Lagomarsino, el "perejil" amigo del fiscal de la causa AMIA, quien le suministro el arma calibre .22, parece tener todas las fichas. Y detrás de él, por supuesto, Clarín. Por eso CFK ayer lo apuntó, reiteradamente a Lagomarsino en su discurso, y también a su obsesión: todo lo que ocurre es producto de una gran conspiración orquestada por Clarín.
Lo que no dijo Cristina es que la Secretaría de Inteligencia depende orgánicamente de la Presidencia de la Nación que es donde salen los fondos reservados y el presupuesto que se destina a financiar el accionar de los espías que, durante la mal llamada "década ganada", sólo sirvieron para hacer operetas, pinchar teléfonos y perseguir a opositores y críticos a la gestión K.
¿Qué tipo de solución puede constituir la disolución de la ex SIDE, transfiriendo a la Procuración -cuya titular es una ultra K- las facultades para hacer escuchas y espiar a la ciudadanía? Nada bueno se puede esperar. Es más, en caso de que el congreso sancione esta reforma, pasaremos de Guatemala a Guatepeor.
¿El motivo? Alejandra Gils Carbó, desde que asumió como procuradora, demostró ser una incondicional de la Presidenta. Nombró a dedo fiscales que reportan a La Cámpora y a la Casa Rosada, para frenar las denuncias penales que complicaban a Cristina y a sus funcionarios corruptos. ¿Por qué no dejarlo en jurisdicción de la Corte Suprema? Sin duda provocaría más credibilidad.
Asimismo, del propio anuncio de CFK se desprende que el aparato de inteligencia militar, seriamente sospechada de haber hecho espionaje interno a favor del gobierno nacional, que comanda el general "nac & pop" César Milani, sindicado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, se verá fortalecido.
La ciudadanía, agobiada por la sombra siniestra del crimen político y que esperaba mensajes tranquilizadores en este verano de espanto, se encontró con la declaración de otra guerra imaginaria de Cristina.
La Opinión Popular
Cristina y un mensaje que refuerza las peores tendencias del poder
El mensaje tuvo un único mérito: Expuso a plena luz cual es el estado actual de los pensamientos de la Presidenta. No sirvió para llevar tranquilidad a una sociedad agobiada por la sombra siniestra del crimen político y tampoco ofreció una hoja de ruta consistente para salir de la crisis actual.
En el tramo medular de su mensaje por cadena nacional, la Presidenta reveló la profundidad de sus obsesiones: Un hilo conductor -el hilo de Ariadna- une la sucesión de revelaciones sobre los aspectos más inexplicables de su fulgurante crecimiento patrimonial y el de sus empresarios más cercanos, como Lázaro Báez, con la muerte del fiscal Alberto Nisman. Y este hilo mitológico que todo lo vincula conduce a Clarín.
Así, todos los males, las tragedias, los errores y hasta las torpezas, se explican desde una instancia secreta, un orden superior donde confluyen todas las conspiraciones. La política como paranoia que evita la autocrítica porque todo es culpa del otro malvado, que conspira contra los intereses del pueblo, y por supuesto, la Patria que la encarna quien tiene el poder.
Diego Angel Lagomarsino no es entonces un colaborador del fallecido Alberto Nisman, comprometido por haberle entregado el arma que supuestamente terminó con su vida; sino por algo mucho más grave, su hermano trabaja en el área de sistemas de un estudio de abogados que tiene entre sus clientes al grupo Clarín. Y otro dato incriminante: En la red social Twitter se expresa en contra del Gobierno y la Presidenta. Más claro imposible.
Paroxismo del cristinismo condensado en una línea: Los críticos del Gobierno son culpables. De lo que sea, cuando sea. El contenido autoritario del razonamiento alarma por lo que proyecta.
En su largo mensaje, Cristina dedicó además varios tramos para colocarse en uno de los lugares que más le gusta: El de víctima. "Aquí me ven, en silla de ruedas", aclaró al comienzo, por si acaso a algún distraído no le había quedado clara la puesta en escena, ella en la silla de ruedas, toda de blanco, en el centro de la pantalla, sin el habitual escritorio que utiliza en sus discursos grabados.
La construcción del mensaje siguió por ese eje, ella es la verdadera víctima, entre otras cosas, de una conspiración orquestada por fiscales, jueces, periodistas y espías, activados por su intento de alcanzar la verdad sobre el atentado a la AMIA, a través del memorándum con Irán. Un rol que volvió a ensayar cuando recordó no la muerte de Maximiliano Ferreyra, sino como está afectó a su esposo. Notable transposición. Néstor fue la verdadera víctima de aquel crimen, ella lo es de la muerte del fiscal.
Ubicada en este lugar, acaso no percibió que en sus largas parrafadas eludió la más elemental regla no ya de la política, sino de una mínima urbanidad: Expresar su pésame a la familia de la persona que falleció. Fue tan notable la incapacidad de empatía con las reales víctimas de esta tragedia, que incluso se alargó en un muy desgraciado relato de cómo se enteró de la muerte del fiscal, con detalles de mal gusto y hasta algún intento de humor desubicado.
La parte "programática" del mensaje fue más de lo mismo. Ante cada problema de la realidad, Cristina tiene un proyecto de ley. En este caso la "disolución" de la SIDE y su reemplazo de una agencia, que seguramente absorberá el personal y las funciones de la actual Secretaría. La única novedad de este previsible gatopardismo es que el director de esa agencia necesitará del acuerdo del Senado. Pero se cuidó muy bien de precisar si será por simple mayoría -que la tiene asegurada- o por dos tercios como los jueces de la Corte Suprema.
El segundo capítulo de esta "reforma" es el traslado de la oficina encargada de las escuchas -conocida como OJ- de la SIDE a la Procuración. Una trampa caza bobos. El problema nunca fueron las escuchas legales -como las que ordenó Nisman-, que están bajo escrutinio y regulación de los jueces; sino las miles de escuchas ilegales con fines políticos y hasta personales que ordenan los Presidentes y que con el kirchnerismo alcanzaron niveles récord.
Apenas un ejemplo de la hipocresía de la propuesta: ¿Regulará también la procuradora Alejandra Gils Carbó las escuchas que eventualmente realice la potenciada estructura de Inteligencia del Ejército que responde al general César Milani? La pregunta, obvio, es retórica.
En definitiva, el mensaje de la Presidenta no hizo sino más confirmar que fue ella la verdadera autora del lamentable "documento" que el PJ aprobó en su última reunión y que sumergió a esa fuerza política en una crisis profunda, al punto que es muy probable que de aquí al final de su mandato, no vuelva a reunirse.
"No se toca ni una coma", dijo Carlos Zannini cuando irrumpió en esa reunión con el texto que finalmente se aprobó. Será materia de estudio para sociólogos y expertos en temor reverencial y comportamiento de manada, explicar porque líderes experimentados, gente grande, con votos propios y aspiraciones, eligen reducir a cero su dignidad política, condensada en el infantil recurso de poner mala cara y tratar de salir lo más atrás posible en la foto oficial.
Selfies de un proceso político que esta noche confirmó que todavía no aprendió el arte de despedirse bien.
Por Ignacio Fidanza
Fuentes: La Politica Online, Hoy en la Notica y LOP