Nacionales - 29-07-2014 / 11:07
CONDENADO POR ABUSO SEXUAL INFANTIL Y CORRUPCIÓN DE MENORES
Cadena de responsabilidades en el caso del cura Grassi
El privilegiado Grassi disponía de muchas comodidades –entre ellas frigobar, caloventor y TV satelital– no compatibles con otros internos. Asimismo, el gobierno de CFK también miró para otro lado. De lo contrario no se explica cómo, estando Grassi preso, el cura pudo seguir manejando los hilos de la fundación, que nunca dejó de recibir niños en situación de indefensión.
El caso del condenado cura Julio Grassi plantea numerosos interrogantes que deberían ser oportunamente aclarados para evitar que un personaje tan nefasto, que porta sotana pese a estar condenado por la Justicia, siga gozando de escandalosos privilegios.
Por un lado, es evidente que Grassi cuenta con protección de sectores que aún conservan poder dentro de la Iglesia, que se resisten a aceptar el mensaje de transformación del Papa Francisco. El Sumo Pontífice, en reiteradas oportunidades, condenó públicamente la pedofilia y actuó en consecuencia.
Por ejemplo, poco tiempo después de hacerse cargo del trono de Pedro, se negó a saludar al cardenal norteamericano Bernard Law, acusado de haber encubierto a unos 250 curas pederastas involucrados en unos 5.000 casos de abusos sexuales a niños, entre 1984 y 2002, cuando fue Arzobispo de la diócesis de Boston. Eso no es todo: también le prohibió la entrada en la Basílica Santa María.
En ese escenario, resulta un escándalo que Grassi, que fue condenado por la Justicia a 15 años de prisión efectiva por abuso sexual infantil y corrupción de menores (el año pasado la Suprema Corte, el máximo tribunal de la Provincia, confirmó el fallo), siga oficiando misa. Evidentemente, hay sectores en el Clero local y en el Vaticano que se niegan a soltarle la mano.
Asimismo, el gobierno de CFK también miró para otro lado. De lo contrario no se explica cómo, estando Grassi preso, el cura pudo seguir manejando los hilos de la fundación, que nunca dejó de recibir niños en situación de indefensión.
Resulta poco creíble que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que cuenta con un presupuesto exorbitante -que sale que de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos- para desplegar las políticas clientelares K a lo largo y ancho del país, no hayan estado al tanto del desvío de las donaciones y del presunto manejo irregular de los fondos que entraban a la entidad.
A nivel nacional, existe la denominada Inspección General de Justicia que tiene la función de registrar y fiscalizar a las sociedades comerciales, sociedades extranjeras, asociaciones civiles y fundaciones que se constituyen en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Una parte de la fundación Felices los Niños funciona en Capital Federal y debería haber sido auditada, algo que evidentemente nunca ocurrió.
Obviamente, el gobierno de Scioli también tiene una enorme responsabilidad por lo ocurrido. El descontrol que se vive en varias cárceles de la Provincia, donde existiría un importante grado de connivencia entre los responsables de los penales y determinados presos, fue el caldo de cultivo para que el sacerdote pudiera desplegar su accionar.
Grassi pudo hacer lo que hizo porque existe todo un sistema putrefacto que lo avala y lo protege. Por ello, para evitar que se repitan situaciones similares, es necesario avanzar en reformas estructurales y de fondo.
La Opinión Popular
DE LA AUSTERIDAD A LA ABUNDANCIA
Cómo era la vida de Grassi en prisión antes de las donaciones "desviadas"
Contaba sólo con una celda sin lujos. La única tecnología disponible allí era un viejo televisor. Hoy, cuenta con tres celulares, un LED TV y una "oficina" con computadora. Galería de imágenes.
Tras un largo juicio y varias apelaciones, el cura Julio César Grassi fue encontrado culpable en 2009 del delito de "abuso sexual agravado" de un menor de edad que vivía en la Fundación Felices Los Niños. En 2013, luego de la ratificación de la pena por parte de la Suprema Corte bonaerense, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Morón ordenó la detención y su traslado al penal de Campana. Cómo fue el paso de la penitencia a los lujos y manejar desde la prisión los destinos de la Fundación.
En el programa Periodismo para Todos se denunció que lejos de vivir en la austeridad obligada de una cárcel, el padre Julio César Grassi cuenta con amplios beneficios que le permiten una vida de "lujos".
Dispone de una oficina pegada a la despensa del Penal. Allí tiene otra cama, baño privado, escritorio y una computadora. Da órdenes a través de sus tres celulares. En su celda, además, tiene un televisor LED TV de 21 pulgadas, un frigobar y un caloventor.
En las primeras semanas, Grassi no contaba con ninguno de estos beneficios (tal como se ilustra con las fotografías aquí publicadas): apenas contaba con un viejo televisor (CRT) y una mesa de hormigón con dos banquetas. El baño era compartido.
Además, en esa etapa atravesó un duro período de adaptación, que incluyó una serie de entrevistas con psicólogos y psiquiatras que tenían como objetivo trazar su perfil y definir la estrategia para que la iniciación carcelaria no sea tan violenta.
El cura fue alojado en el pabellón seis de la Unidad Penitenciaria N° 41 junto a otros treinta detenidos más, muchos de ellos acusados por delitos contra la integridad sexual. Según las fuentes, el pabellón que ocupa Grassi es "de conducta", por las características de los internos que alberga. Está destinado a presos evangelistas y católicos.
Por aquellos días, Grassi no estaba cómodo ni a gusto en la cárcel por una sencilla razón: creía que su detención es una verdadera pérdida de tiempo para la sociedad. "Está caído, deprimido. No logra adaptarse ni se muestra interesado en realizar actividad alguna", contó entonces un vocero consultado. Fue en diciembre que Grassi pudo superar el período de adaptación, y fue en ese mes que Grassi lo demostró encargando un pesebre gigante para el penal. Gracias a él la Unidad Penitenciaria Nº 41 contó en la Navidad pasada con un pesebre tamaño natural, que fue donado por Fernando Pugliese, escultor y creador de "Tierra Santa".
En el informe de Periodismo para Todos, se puso observar cómo decenas de cajas con donaciones recibidas por la Fundación Felices Los Niños eran desviadas hacia el penal de Campana. Según PPT, las cajas de comidas, camas, colchones y demás provisiones serían usadas por el sacerdote para negociar su comodidad y bienestar con efectivos del Servicio Penitenciario y otros reclusos.
Fuentes: Perfil y Diario Hoy