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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Nacionales - 08-06-2009 / 21:06
Fusilamiento ilegal de más treinta peronistas en cárceles y basurales. El comienzo del Terrorismo de Estado.

La Resistencia Peronista, la rebelión del General Valle, los fusilamientos y el genocidio

La Resistencia Peronista, la rebelión del General Valle, los fusilamientos y el genocidio
Pintura del aragonés Francisco Goya y Lucientes, titulada El tres de Mayo de 1808 o Los fusilamientos de la Moncloa (Pintada en 1814)
El 9 de junio de 1956 se desencadenó una sublevación cívico-militar, encabezada por el general Juan José Valle, en contra de la dictadura militar, antipopular y gorila, de Aramburu y Rojas. El objetivo era exigir la vuelta al sistema constitucional y la restauración de las conquistas sociales obtenidas por la clase trabajadora durante el gobierno peronista.

Escribe: Blas García

Derecha: Infografia de el diario El Clarín.

La rebelión fue la respuesta natural del pueblo ante la agresión de los militares que en junio de 1955 bombardearon la Plaza de Mayo, asesinando a más de 300 personas y en septiembre del mismo año derrocaron a Perón, iniciando una feroz persecución a militantes y simpatizantes justicialistas.
 
 
La conspiración de 1955
 
Con el correr del año 1955 la actividad conspirativa de los sectores liberales dentro de las Fuerzas Armadas se había incrementado. Se produjeron movimientos contrarios al gobierno en diversas bases militares que culminaron el 16 de junio, con un bombardeo de sediciosos pilotos navales y de la fuerza aérea, en horas del mediodía, a la Plaza de Mayo, colmada de gente, con la confesada intención de matar al Presidente Juan Perón.
 
Como saldo del ataque quedaron cientos de civiles heridos y muertos. El gobierno logró detener el golpe de Estado, pero la conspiración antiperonista se había ampliado. En ese momento el único sector social decidido a sostener a Perón era la clase trabajadora.
 
El golpe gorila
 
El 16 de septiembre de 1955 se produce el golpe militar contra el gobierno constitucional de Perón. Los jefes del levantamiento, autodenominado "Revolución Libertadora", son los generales Aramburu, Lonardi y el contralmirante Isaac Rojas.
 
El 20 de septiembre Lonardi asumía la presidencia de la República con una frase que luego fue desvirtuada por la realidad de los hechos: "Ni vencedores, ni vencidos".
 
Los partidos políticos gorilas festejaban en las calles. El Comité Nacional de la UCR brindó su apoyo al gobierno militar explicitando textualmente que "la revolución triunfante por el sacrificio de soldados, marinos, aviadores y civiles unidos por su patriotismo y amor a la libertad, abre una gran esperanza".
 
Incluso radicales como los doctores Roque Carranza, Carlos Alconada Aramburú, y en Entre Ríos, Sergio Montiel, resultaron ser relevantes conspiradores y comandos civiles.
 
Mientras tanto, el Movimiento Peronista se encuentra desorganizado y lo previsible ocurre. Con  la caída de Perón se produce el desbande general de los viejos dirigentes; muy pocos permanecerán en sus puestos de lucha.
 
Los comandos civiles atacan los locales obreros y los ocupan a punta de pistola (se interviene la CGT, se asaltan los locales partidarios y se encarcela a sus dirigentes más representativos). Pero la resistencia surgió rápida y espontánea en las bases populares indignadas por el derrocamiento de Perón, aunque sus dirigentes estaban presos, exiliados o escondidos.
 
Política de los "libertadores"
 
El nuevo gobierno "de facto" toma medidas de neto corte antipopular que tiende a sustituir el sistema de bienestar del peronismo.
 
El Plan Prebisch, alentado por el nuevo gobierno de facto, considera que existe una crisis económica en el país. Para salir de ella, siguiendo los lineamientos del Fondo Monetario Internacional, propone y efectiviza: fuerte incentivo a la producción agropecuaria, restablecimiento del mercado libre de cambios, acudir al crédito exterior, congelar sueldos y salarios, admitir la entrada de capital extranjero y la devaluación del peso argentino.
 
Consecuentemente, dispone el ingreso como país-socio al Fondo Monetario Internacional.
 
Pero grupos de militares cerradamente antiperonistas (llamados "gorilas") entienden que Lonardi es demasiado blando y no lleva a cabo la tarea de "desperonizar" al país con suficiente energía y lo remplazan por Aramburu.
 
Se deroga la Constitución de 1949
 
Con Aramburu comienza una etapa de mayor represión. Se disuelve el Partido Peronista y se intervienen más sindicatos. El 1º de Mayo de 1956 se vuelve a poner en vigencia a la Constitución de 1853, declarándose nulas y sin valor las reformas sociales realizadas en 1949.
 
En la Constitución de 1949 se habían incorporado los derechos sociales conquistados por el movimiento obrero y la legalización de los cambios económicos, especialmente la política de nacionalizaciones del comercio exterior, de los combustibles y del transporte.
 
Recrudece la política represiva
 
Paralelamente al cambio presidencial, se agudiza la represión, llevándose a la práctica decretos leyes como el 4.161, que desautoriza toda actividad peronista (se prohíbe nombrar a Perón y a Eva Perón, tener sus retratos o símbolos, cantar la marcha peronista, etc.) también se proscribe electoralmente al peronismo y se secuestran los restos mortales de Evita.
 
El 22 de Febrero de 1956 estalla un polvorín militar en el Gran Buenos Aires, cerca de la Av. General Paz, y se suceden diferentes atentados: comienza a hablarse de la Resistencia Peronista.
 
Empieza una sorda resistencia inorgánica, con tres polos de desarrollo: la fábrica, el barrio y los militares peronistas. Desde el exilio, Perón envía "directivas secretas" a los dirigentes peronistas para intentar organizar la Resistencia, menciona especialmente a la Juventud Peronista y nombra a John William Cooke su delegado personal para coordinar la Resistencia.
 
La resistencia peronista
 
El año 1956 se caracteriza por el aumento de la oposición peronista al gobierno de Aramburu, la creciente tensión social y la crisis profunda que sacude al régimen.
 
En el 56 comienzan a organizarse en forma embrionaria agrupaciones gremiales ligadas a jóvenes peronistas, nucleados fundamentalmente en los barrios. Estos grupos juveniles se organizarán progresivamente hasta confluir al año siguiente en la Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista, integrada por Gustavo Rearte, Héctor Spina, Felipe Vallese y otros. Aparecen varios periódicos ligados a ese sector (Norte, Línea Dura, etc.)
 
Se amplia la intransigencia
 
La exclusión política del peronismo, produjo un proceso de resistencia que ampliaría el perfil del justicialismo. A partir de 1955 el peronismo aglutinó, representó y canalizó a todas las rebeldías y críticas contra el sistema económico, social y político, crecientemente ineficaz y en el cual era el único actor apartado.
 
El espectro político peronista se tornó muy amplio y variado. El activismo peronista opositor, con ingenio y combatividad, realizó sus intentos por la vía del levantamiento cívico-militar, acciones de resistencia por métodos encubiertos, "trabajo a tristeza", sabotajes, colocación de explosivos, paros gremiales, atentados, ataques con bombas "Molotov".
 
Experiencias insurreccionales
 
En esta etapa se realizaron alzamientos cívico-militares -la revolución del general Juan José Valle y, posteriormente, la asonada del general Iñiguez- y se probaron otras formas de lucha que incluyeron experiencias insurreccionales -la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, encabezada por Sebastián Borro, que puso en pie de guerra al barrio de Mataderos durante una semana-, y experiencias guerrilleras rurales como fue la de los Uturuncos desarrollada en Tucumán y Santiago del Estero entre octubre de 1959 y junio de 1960.
 
Además, el peronismo participaba, aunque estaba proscripto, en las elecciones apoyando a otros candidatos en contra de los radicales, que eran los representantes civiles de la dictadura militar.
 
La conducción de Perón
 
La habilidad conductora de nuestro Líder, consistió en incluir dentro de su Movimiento a todos los que criticaban al sistema político-social, impulsando la organización frente a la proscripción del peronismo, y la pelea contra una dictadura que los perseguía, encarcelaba y fusilaba.
 
Perón combinaba todas las formas de lucha, las aprovechaba a todas, porque no confundía táctica con estrategia, ni objetivos inmediatos con objetivos fundamentales. El régimen gorila retenía el poder, pero la presencia del peronismo que lo hostigaba, lo acechaba y lo combatía, le impedía hacerlo funcionar plácidamente.
 
Con la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre termina la etapa del Peronismo de la Resistencia, y le sucede el Peronismo Revolucionario, cuyo nacimiento simbólico fue la toma, en 1961, de un cuartel de guardia aeronáutico en Ezeiza por parte de un grupo dirigido por el legendario Jefe de la JP, Gustavo Rearte, y donde participan "Cacho" El Kadri, "El Petiso" Spina, Carlitos Caride y Felipe Vallese, entre otros. Pero esa es otra historia.
 
La revolución del General Valle
 
En el marco de la resistencia anti-oligárquica, en junio de 1956, el General Juan José Valle organiza un alzamiento cívico-militar contra el gobierno ilegítimo para defender la soberanía popular y la justicia social, avasalladas por el gobierno militar instalado desde septiembre de 1955.
 
El movimiento revolucionario es infiltrado, pero no se lo reprime hasta que se manifiesta como tal. Se buscaba desde el poder dar un escarmiento total que sirviera para desalentar posibles intentos posteriores.
 
Tan es así, que los decretos de fusilamiento para el general Valle y sus compañeros fueron firmados antes del 9 de junio, pese a que el tribunal militar que los juzgó, los había absuelto. Así y todo se les aplicó la ley marcial retroactiva a la fecha y hora de disposición. Es de hacer notar que al rendirse el general Valle, se le garantizó salvaguardar su vida.
 
El escarmiento: Operación Masacre
 
Entre el 9 y el 12 de junio de 1956, murieron fusilados y asesinados 31 patriotas revolucionarios peronistas. En estos hechos, conocidos como "Operación Masacre", fueron ultimados, en horas de la madrugada del 10 de Junio: Mario Brión, Vicente Rodríguez, Carlos Lizaso, Nicolás Carranza y Francisco Garibotti.
 
El asesinato se realizó en total desorden, en un descampado que servía de basural, en José León Suárez. Los detenidos fueron bajados de los camiones, no se los hizo formar ni se armó el pelotón correspondiente y se les disparó por la espalda. El desconcierto permitió que, aunque algunos murieran, otros pudieran escapar y, en algunos casos, sin recibir ni un impacto de bala. Los que escaparon fueron los testigos de la saña y el sadismo de los represores.
 
El Capitán Jorge M. Costales y los civiles Osvaldo Alvedro, Dante H. Lugo, Clemente Ros y Norberto Ros, que al mando del Coronel José A. Irigoyen, pretendieron instalar en Avellaneda el comando Valle, fueron capturados y asesinados en la Unidad Regional de la Policía de Lanús en la madrugada de ese mismo día 10 de junio.
 
El Coronel Oscar L. Cogorno, jefe del levantamiento en La Plata, fue ejecutado en el cuartel del Regimiento 7. El Subteniente de Reserva Alberto Abadíe, herido en la refriega, es previamente curado y al anochecer del 12 de Junio, considerado apto para el pelotón, al cual se enfrentó en el Bosque. También murieron en manos de las fuerzas de represión Carlos Irigoyen, Ramón Videla y Rolando Zaneta.
 
El 10 de Junio, fueron juzgados en Campo de Mayo los Coroneles Alcibíades E. Cortinez y Ricardo Salomón Ibazeta, junto a cuatro oficiales subalternos: Dardo N. Cano, Eloy L. Caro, Jorge L. Noriega y Néstor M. Videla.
 
El tribunal resolvió que no se condene a muerte a los siete acusados, pero el Almirante Isaac Rojas  ordena por decreto el fusilamiento pasando por sobre la cosa juzgada.
 
Al mismo tiempo fueron fusilados en la Escuela de Mecánica del Ejército los cuatro suboficiales que la habían tomado: Miguel A. Paolini, Ernesto Gareca, Isauro Costa y Luís Pugnetti.
 
En la Penitenciaría Nacional de la Av. Las Heras, se fusila a los tres suboficiales del Regimiento 2 de Palermo que intentaron tomarlo: Hugo E. Quiroga, Luciano I. Rojas y  José M. Rodríguez.
 
Ese mismo 11 de Junio es ametrallado y herido de muerte frente a las instalaciones del Automóvil Club Argentino Miguel Ángel Mauriño, quien es dejado en el Hospital Fernández, donde falleció.
 
El 12 de Junio se entregó el General Juan José Valle, a cambio de que cese la matanza, ante la amenaza de asesinar a un detenido por día hasta su detención. Fue fusilado esa misma noche en la Penitenciaría Nacional pese a que ya se había levantado Ley Marcial.
 
"Se acabó la leche de la clemencia" dirá después el dirigente "socialista" Américo Ghioldi.
 
Terrorismo de Estado
 
Todas estas ejecuciones se sucedieron en menos de 72 horas, en seis lugares distintos; todas ellas estaban descalificadas por el artículo 18 de la Constitución Nacional: "...queda abolida para siempre la pena de muerte por motivos políticos..."
 
No hubo juicio previo, ni derecho a defensa de ningún tipo, ni ninguna posibilidad de indulto, sino que la misma madrugada del alzamiento se empezó a ejecutar gente a mansalva, sin miramientos.
 
En algunos casos se aplicó retroactivamente la Ley Marcial a quienes habían sido detenidos con anterioridad a su dictado, en otros se pasó por sobre la cosa juzgada, en otros no se tomó en cuenta el desistimiento de la acción armada, que hacen a la primera intimación los acusados; en otros se aplicó la Ley Marcial  cuando ya no estaba en vigencia. Se trató, en definitiva, de un bárbaro asesinato, arbitrario e ilegal.
 
De allí nacieron muchos de los odios que perduraron en las décadas siguientes. Hubo también mucho de simbolismo en todas estas muertes "ejemplificadoras", porque allí, en los basurales de José León Suárez,  comienza a distinguirse la siniestra cara de lo que luego seria el Terrorismo de Estado.
 
Los fusilamientos de junio de 1956 tienen tantas similitudes con la represión desatada veinte años más tarde que puede considerárselos un anticipo del genocidio y no como una simple exageración en la que incurrió un gobierno provisional "de mano dura", en una época de fuertes tensiones sociales.
 
Se trató, en ambos casos, de la instalación del terror como condición para impedir toda resistencia ante la reconversión económica decidida por el gran capital nacional y extranjero.
 
Como señala el historiador Norberto Galazo, la barbarie de las ejecuciones al margen de la ley emparenta esa tragedia de 1956 con la matanza que siguió a marzo de 1976.
 
En las décadas siguientes al 55, el peronismo es proscrito y perseguido por gobiernos civiles seudo-democráticos y militares que durarían hasta 1973. Ese año y en elecciones libres, el peronismo, por amplia mayoría, volvió a ser gobierno por tercera vez desde su nacimiento en 1945.

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La Resistencia Peronista, la rebelión del General Valle, los fusilamientos y el genocidio
14-05-2024 / 10:05
El choque de trenes en Palermo, que podría haber terminado en tragedia, volvió a poner al desnudo una situación de precariedad y decadencia del sistema ferroviario que la gestión de Javier Gerardo "el Loco" Milei está profundizando. El recorte en las partidas presupuestarias para las empresas ferroviarias en los primeros cuatro meses del año llega al 60 por ciento. El vaciamiento viene funcionando como paso previo a la privatización que enarbola Milei y que está incluida en la Ley Ómnibus, pero el choque de Palermo obligó a un replanteo.
 
Acorralado por el impacto de las denuncias sobre la desinversión oficial que llevó al choque en la línea San Martín, algunas realizadas por los propios funcionarios, el Gobierno anarco capitalista anunció una "emergencia ferroviaria" sin detalles ni contenidos. El objetivo es calmar a la opinión pública y avanzar con la receta privatizadora, que en el caso de los trenes ya demostró su absoluto fracaso con el menemismo.
 
Así, la ultra derecha gobernante se lava las manos por el ajuste feroz que está impulsando. Habla de un "error humano" para intentar culpar a operarios del choque de trenes. Lo suyo es una política de ajuste brutal que juega con la vida de pasajeros y trabajadores. Varios de los funcionarios del área ya habían advertido sobre un posible desastre. El decreto que declara la "emergencia", por ahora, es sólo un borrador.
 
En una reacción a destiempo, admitiendo ese estado de cosas, el oficialismo libertario  anunció que declarará la "emergencia ferroviaria". La misma le permite al Gobierno utilizar partidas de manera discrecional atendiendo a diversas necesidades y requerimientos. La decisión es, en los hechos, una especie de auto denuncia. Es Mieli el que viene llevando adelante un ajuste que precariza las condiciones de funcionamiento del servicio.
 
Ese recorte, sumado al plan de despidos -más de tres mil trabajadores- que tiene en carpeta la gerencia de Trenes Argentinos (Sofse), dan cuenta de un desguace en curso que apunta a dejar el servicio a tiro de una privatización completa o del loteo, vía concesiones, de las distintas líneas que por ahora siguen en manos del Estado. Ambas posibilidades están abiertas en el capítulo de las privatizaciones de la ley ómnibus, que ya tuvo media sanción de Diputados.
 
Ya hay, incluso, algunas empresas interesadas. Según fuentes del sector, la firma de colectivos Dota --de vínculos con Mieli y que incluso intentó boicotear la huelga general del 9 de Mayo convocada por la CGT-- tiene en la mira el negocio del Roca, el San Martín y el Belgrano Sur. La empresa Dota, tiene a los hermanos Milei detrás. O sea, entonces, digamos, ¿estos son unos nuevos Macri, que privatizan para si los servicios?
 
Tras el accidente, varias voces críticas salieron a denunciar la entrega de los ferrocarriles. El extitular de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, sostuvo que "el punto de inflexión", respecto de la mala situación de la red "fue el ferrocidio de los 90". "Esta decisión del Gobierno de querer mostrar que los números cierran a costa del riesgo de los argentinos es una irresponsabilidad enorme", agregó respecto del accidente.
 
La Opinión Popular
 

13-05-2024 / 16:05
Esta semana se conocieron datos que terminan de echar por tierra las expectativas de una rápida recuperación de la economía. Construcción, industria y consumo se derrumban a niveles históricos. La política también se complica en el Congreso y deshilacha la quimera presidencial del relanzamiento de Javier "el Loco" Milei. Los ministros con rango de fusibles y los crujidos en el barco opositor que busca encauzar su rumbo.
 
Le digo efecto Coyote por el personaje que siempre intentaba (y nunca podía) cazar al Correcaminos en los dibujitos animados. Durante esa eterna persecución, una y otra vez este personaje iba más allá del borde de un acantilado o un cañón y seguí­a corriendo en el aire sin notar que debajo suyo había un precipicio. Hasta que miraba. Eso rompía el hechizo y lo dejaba en manos de la fuerza de gravedad, que sin excepciones lo arrojaba silbando contra el lejanísimo suelo hasta que el impacto producía una nube de humo y una explosión.
 
Si no mirás para abajo, no te caés. Ese es el efecto Coyote, que explica en buena medida lo que sucede con el gobierno de Milei. Esta semana se conocieron datos que terminan de echar por tierra las expectativas de una rápida recuperación de la economía: la construcción en marzo cayó un 42,2 por ciento interanual, la industria de manufactura un 21,2 por ciento, las ventas en supermercado en abril volvieron a desplomarse un 15 por ciento, el índice de salarios perdió nuevamente contra la inflación y se estima que el consumo recién podría recuperarse en 2025.
 
No miren para abajo. Aunque no aparecen fuentes de financiamiento externo y el superávit sólo pueda simularse con deuda en dólares, aunque la inflación siga en niveles altísimos en el marco de una recesión histórica que recién empieza y el poder adquisitivo encuentre, un mes atrás otro, nuevos subsuelos, no miren para abajo. Aunque al oficialismo le cuesta cada vez más construir consensos políticos y no sacó una sola ley, aunque las internas sean cada vez más feroces, aunque el presidente hable con perros muertos, si nadie mira para abajo no nos caemos.
 
Pero tarde o temprano el Coyote siempre terminaba descubriendo su precaria situación. Sin importar cuántas veces lo intentara, nunca llegó al otro lado. Corolario al efecto Coyote: el único final posible, si no hay nada que te sostenga, es la caída. Es cuestión de tiempo. Van cinco meses de gobierno, que es al mismo tiempo mucho y muy poco. El envión de un triunfo contundente en la cámara de diputados no duró ni una semana. El paro nacional del miércoles pasado fue el más importante desde el gobierno de Fernando De La Rúa, hace un cuarto de siglo.
 
Y algunos empiezan a mirar para abajo. El jueves fue un día complicado en la Casa Rosada. A unas cuadras de allí, en el Hotel Alvear, en el marco de un foro de empresas nacionales y extranjeras dedicadas al negocio de la energía, el gobierno recibía, por primera vez, una amonestación severa del círculo rojo. El motivo fue la decisión de pagar la deuda con ese sector, de 1200 millones de dólares, con bonos a 14 años y una quita del 50 por ciento. La decisión despertó interés en el FMI y el Departamento del Tesoro. Se usaron las palabras "ruptura de contratos" y "default".
 
La situación financiera de la Argentina sigue siendo delicada y toda estrategia del gobierno se basa en un complejo mecanismo de ingeniería social para sostener la expectativa de una rápida mejora a pesar de que la realidad indique lo contrario. 
 

12-05-2024 / 10:05
La prolongada toma de ganancias que se desató en la Bolsa porteña al día siguiente de que Elon Musk recomendara por Twitter invertir en Argentina expuso las limitaciones de la diplomacia selfie de un presidente que acumula más millas por sus viajes al exterior que dentro de su propio país.
 
Pese a su euforia por haberse convertido en vedette de la ultraderecha mundial y de la nueva élite trasnacional de magnates, Javier "el Loco" Milei sabe que el tiempo apremia: para frenar la brutal depresión que desató su política antiinflacionaria hace falta que alguien invierta en serio.
 
No alcanza con el sueño de que Tesla haga sus baterías acá. Sobre todo porque no es más que eso: un sueño. La fábrica de autos eléctricos del amigo Elon importa litio catamarqueño que extrae la norteamericana Livent. En 2022, un enviado suyo visitó Antofagasta de la Sierra y le contó al entonces ministro Matías Kulfas sobre su plan de nearshoring post-pandemia, que apuntaba a reemplazar insumos chinos por otros producidos más cerca. Habló de varios componentes que podrían fabricarse en el país pero descartó de plano las baterías. Nadie las produce tan lejos de la terminal por el riesgo de explosión que hay al transportarlas.
 
Lo que quiere Tesla es más carbonato de litio. Al menos mientras no lo reemplace el sodio, que los competidores chinos de BYD (que acaban de superarlo en ventas) ya prueban con éxito como combustible alternativo.
 
Es una commodity codiciada pero ya no tanto como un año atrás, cuando valía el triple, o en noviembre de 2022, cuando llegó a su pico y cotizaba casi seis veces lo que hoy. Para avanzar en el procesamiento local de la materia prima haría falta una integración planificada en conjunto con Chile y Brasil. Algo impensable. Se sabe que Milei no negocia con comunistas.
 
Los colectivistas brasileños, curiosamente, sí reciben inversiones millonarias de compañías como Stellantis (anunció U$S6.000 millones hasta 2030), General Motors (US$1.400 millones este año), Toyota (US$2.500 millones este año) y Volkswagen (US$3.000 millones hasta 2028).
 
Todo un contraste con la alicaída industria automotriz criolla, que en el primer cuatrimestre del año produjo 23% menos que en el mismo lapso del año pasado y que no tiene perspectivas de incorporar nuevos modelos a su portafolio productivo.
 
En abril, según la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), las terminales no encontraron consuelo en el mercado interno ni en el externo: las ventas a concesionarios cayeron 25,6% contra marzo y las exportaciones, un 12,2%. Milei lo hizo.
 
La apuesta del oficialismo para seducir a ese capital extranjero por ahora reticente es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), el capítulo de la ley ómnibus que más resistencia enfrenta en el Senado. Los privilegios impositivos y cambiarios para las compañías que entren al RIGI son excesivos para economistas de todo pelaje, incluso los que defienden los regímenes especiales para grandes proyectos.
 

12-05-2024 / 09:05
En pleno debate del polémico régimen de inversiones RIGI, la Casa Rosada es un colador de intereses privados. El ex presidente español, José María Aznar, presentador de una centena de firmas, se reunió varias horas con Javier "el Loco" Milei. Lo acompañó un operador madrileño del sector energético y del hidrógeno verde, para lobear inversiones del nuevo programa.
 
Por otro lado pero en la misma sintonía, vino Robert Mc Ewen, de Goldcorp y dueño de Mc Ewen Copper, está al frente del proyecto minero Los Azules, en San Juan. El millonario canadiense que operó al Presidente y quién es el socio de Sturzenegger que trabaja para las mineras, el sector más interesado en los negocios que regala el Régimen de Fomento de Inversiones.
 
Sobra evidencia física de que la Ley Ómnibus se redactó, casi en su totalidad, en grandes estudios de abogados laboralistas y de contaduría vinculados al poder económico, pero en paralelo y de manera menos evidente el Poder Ejecutivo fue intrusado, con anuencia oficial, por operadores de empresas que circulan por pasillos y despachos oficiales como pocas veces se vio en la historia.
 
Hay hechos más o menos recientes que muestran, además, que la circulación de operadores, lobistas y facilitadores de negocios, responde más que nada a la gestión de empresas mineras y energéticas interesadas en los beneficios obscenos que otorga el Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI).
 
Todas esas movidas y operaciones tienen hoy, al calor del debate del asunto en el Senado, una significación muy relevante. La foto de hoy es la de un Gobierno con un contacto más que estrecho con capitales extranjeros, a los que les otorga favores como retenciones cero, libre disponibilidad de divisas, giro de dividendos y no obligatoriedad de comprar insumos nacionales a cambio de dólares; mientras ahoga a la industria nacional y la condena a una crisis aún peor que la actual si es que se aprueba el RIGI tal y como está.
 
Un dato extra: el canadiense Mc Ewen, mencionado anteriormente en este artículo por sus reuniones y elogios a Milei, quiere para entrar al RIGI una sociedad de capitales con otras empresas, entre ellas Río Tinto, la minera que tiene como operador al funcionario Shunko Rojas, que trabaja a la vez como funcionario nacional junto a Sturzenegger, en la desregulación de la economía.
 
El Gobierno entreguista muestra una inédita penetración de lobbistas de negocios, principalmente de las mineras y energéticas beneficiadas por el RIGI, el régimen que otorga a las empresas extranjeras enormes ventajas sobre las nacionales. 
 

11-05-2024 / 11:05
El Gobierno anarco neoliberal de Javier "el Loco" Milei intenta instalar que tiene los votos necesarios para aprobarla en general, pero hay dudas. Sabe que el destino de las modificaciones es inevitable aunque puede haber una votación sorpresiva. ¿Y si se cae el proyecto? El 25 de mayo ya está listo pero, si no sale la ley, puede terminar en un acto en Córdoba solo con libertarios.
 
Milei empezó la semana con optimismo, con la clara certeza de que la Ley Bases salía tal cual llegó de Diputados. Pero con el pasar de los días el panorama se fue oscureciendo. Las sesiones en comisión que hubo entre martes y jueves despertaron alarmas y el poroteo empezó a mostrar fisuras. Ahora se trata de una batalla comunicacional donde el oficialismo y el peronismo intentan instalar, cada uno por su lado, que tienen los votos para aprobarla o rechazarla.
 
Hoy, la Ley Bases es una moneda al aire. El Gobierno habla de que tiene de 35 a 38 votos para la aprobación en general. En Unión por la Patria aseguran un escenario similar para el rechazo. En el medio, los senadores dudosos dejan más dudas que certezas.
 
La Libertad Avanza maneja solo dos escenarios: la vuelta a Diputados con modificaciones o el rechazo total. Por eso trabajan a contrarreloj para la primera opción. Reuniones secretas con gobernadores y senadores se aceleran en la Casa Rosada. Ni el Gobierno ni los mandatarios provinciales quieren mostrar que se reunieron.
 
El problema que encuentra el oficialismo es que varias reuniones no suelen ser productivas para la votación porque encuentran un límite en la conducción de los gobernadores, que en algunos casos tienen poquísima influencia en los senadores.
 
"Necesitamos que los gobernadores los conduzcan a sus senadores, pero no está pasando", afirma enojado una altísima fuente del Gobierno. La jefatura política está dispersa en varios casos y ahí se les pierden algunos votos a favor de la Ley Bases.
 
Hay casos paradigmáticos como Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero. El Gobierno supo tejer una gran afinidad con esos gobernadores, dos de ellos peronistas, y sin embargo podría no obtener ningún voto ahí. La interna Osvaldo Jaldo-Juan Manzur jugó fuerte en contra del mileísmo. Raúl Jalil no puede convencer a dos de los suyos de UP. Y lo mismo sucede con Gerardo Zamora
 

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