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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Entre Ríos - 27-08-2013 / 12:08
DEBERÁN ESTABLECER NUEVAS ESTRATEGIAS PORQUE LAS QUE UTILIZARON NO SURTIERON EFECTO

Los problemas de Sergio Urribarri y Atilio Benedetti

Los problemas de Sergio Urribarri y Atilio Benedetti
Atilio Benedetti – Sergio Urribarri.
Urribarri, con una proyección nacional que el oficialismo insiste en remachar, debe definir si bajará otra vez a Entre Ríos al funcionariado nacional y por qué no, a la Presidenta en persona, tras los malos resultados de agosto. Saben que hay un efecto "arrastre" de lo que sucedió a nivel nacional y otro tanto de fastidio local.
 
La encrucijada no es fácil de sortear. Sabe también que no será bien visto en la Nación evitar repentinamente y como una reacción electoral, la primerísima línea presidencial en el territorio entrerriano. El problema es que la fidelidad extrema que exige el kirchnerismo los obliga a beber de su propia medicina.
 
Urribarri sabe que en octubre podrá tener una revancha. El problema es que ya no cuenta con ese espaldarazo nacional que ilusionaba a los gobernadores. De hecho sólo él y el chaqueño Capitanich lograron superar la marca del 40 por ciento en esta elección. Además, tiene otro contrapunto: La aparición de Sergio Massa.
 
Enfrente, Atilio Benedetti quiere mostrar el crecimiento del radicalismo a nivel nacional como un hecho político y electoral que podría replicarse en Entre Ríos. Sin embargo, su apresurado apoyo al extemporáneo candidato presidencial Ernesto Sanz, lo deja mal parado: Julio Cobos ganó por el 43, 1 por ciento.
 
Además, buena parte de la estrategia del benedettismo, centrada en atacar la pata macrista del frente Unión por Entre Ríos, es al menos errada, y más aún al juzgar por los resultados de la contienda de este mes.
 
Si nacionaliza la campaña es uno de los que hizo peor elección y si, contrariamente, la provincializa, no podrá obviar que el radicalismo no quedó bien posicionado y más aún teniendo en cuenta que sus principales argumentos, como la estructura, los fiscales y la historia partidaria no fueron suficientes para garantizar el triunfo.
 
El calendario electoral corre contrareloj. En ese tiempo, oficialistas y radicales deberán establecer nuevas reglas de juego, porque las que utilizaron no surtieron efecto. O al menos, no los esperados.

El dilema de Benedetti y Urribarri
 
Por Claudia Yauck
 
El oficialismo y la oposición coinciden por primera vez. Es que tanto el gobernador Sergio Urribarri como el diputado nacional Atilio Benedetti se enfrentan al mismo dilema: Cómo encarar el segundo tramo de la campaña electoral legislativa. La decisión no es fácil: Y cierto es que una misma fórmula no garantiza el mismo resultado en todos los estados.
 
Urribarri, con una proyección nacional que el oficialismo insiste en remachar, debe definir si bajará otra vez a Entre Ríos buena parte del funcionariado nacional y por qué no, a la presidenta en persona. La estrategia, que se usó repetidas veces, será ahora una cuestión a replantear, tras los malos resultados de agosto.
 
Con los números en la mano, el oficialismo admite, casi como un susurro, que la caída en el caudal electoral del gobierno fue un golpe bajo. Saben que mucho de esto es un efecto "arrastre" de lo que sucedió a nivel nacional y otro tanto de fastidio local. De todos modos, la encrucijada no es fácil de sortear. Sabe también el gobierno provincial, y de ante mano, que no será bien visto en la Nación evitar repentinamente y como una rección electoral, la primerísima línea presidencial en el territorio entrerriano. El problema es que la fidelidad extrema que exige el kirchnerismo los obliga a beber de su propia medicina.
 
Urribarri, aunque lee inteligentemente la estrepitosa caída de quince puntos en esta última elección, sabe que en octubre podrá tener una revancha. El problema es que se invirtió la tracción y ya no cuenta con ese espaldarazo nacional que ilusionaba a los gobernadores. De hecho sólo él y el chaqueño Jorge Capitanich lograron superar la marca del 40 por ciento en esta elección.
 
Ese 41 por ciento no alcanzó las altas expectativas que tenía el urribarrismo en el plano local, tiene otro contrapunto: La aparición de Sergio Massa. El 35 por ciento del intendente de Tigre desvela a la primera línea local porque es un adversario que no se tuvo en cuenta y al que todos apuntan cuando se piensa en 2015.
 
Enfrente, Atilio Benedetti quiere mostrar el crecimiento del radicalismo a nivel nacional como un hecho político y electoral que podría replicarse en Entre Ríos. Sin embargo, su apresurado apoyo al extemporáneo candidato presidencial Ernesto Sanz, lo deja mal parado: Julio Cobos ganó por el 43, 1 por ciento.
 
La otra lectura que no esconde el radicalismo ortodoxo es que un radical K como Cobos, que acompañó a Cristina en la fórmula, lidera hoy la preferencia de la gente, lo que ratifica, una vez más, que buena parte de la estrategia del benedettismo, centrada en atacar la pata macrista del frente Unión por Entre Ríos, es al menos errada, y más aún al juzgar por los resultados de la contienda de este mes.
 
Benedetti, que ocupa la vicepresidencia del partido a nivel nacional no ignora que, entre todos sus correligionarios, lleva el peor resultado. Si nacionaliza la campaña es uno de los que hizo peor elección y si, contrariamente, la provincializa, no podrá obviar que el radicalismo no quedó bien posicionado y más aún teniendo en cuenta que sus principales argumentos, como la estructura, los fiscales y la historia partidaria no fueron suficientes para garantizar el triunfo.
 
Un rumor, que corre con fuerza, es que el radicalismo reflotaría su alianza con el socialismo hacia octubre para capitalizar ese par de puntos que lo distancia de Unión por Entre Ríos. Si bien Benedetti dijo desconocer esa posibilidad, cierto es que hoy podría hacerse de los votos si la promesa política se traslada a 2015, justo cuando Viale termina su mandato como diputado provincial. Antes, si es que quiere volver a su sociedad con el radicalismo, Viale deberá conciliar con sus socios del FAP un acuerdo. Es que entre estas fuerzas hubo un compromiso en el que ninguno podrá obrar políticamente en un sentido, sin el pleno consentimiento del otro.
 
El tema promete ser uno de los puntos que tocará este fin de semana el radicalismo cuando delibere en Villa Elisa, ciudad en la que gobierna. Allí, Benedetti prometió que habrá un análisis del resultado electoral que, por las primeras lecturas, los obligará sobre todo a una autocrítica
 
Por el otro lado, el bloque de concejales de la capital acaba de quebrarse, justo al mismo tiempo en el que el bustismo pierde dos de los tres conccejales que le quedaban. El hecho en sí mismo no modifica sustancialmente la escena política del Concejo, pero es una manifestación clara de las profundas diferencias que existen en la capital. La falta de acuerdos en Paraná, no es un dato menor: Es una de las cabeceras que define el resultado electoral y cuyos desencuentros hiere de muerte el destino político de cualquier candidato que no logre sanear estas diferencias.
 
El calendario electoral corre, otra vez, contrareloj. En ese tiempo, oficialistas y opositores deberán establecer nuevas reglas de juego, porque las que utilizaron no surtieron efecto. O al menos, no los esperados.
 
Fuente: elentrerios.com

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