Nacionales - 19-03-2013 / 07:03
LOS ULTRA K SIGUEN CON LAS CANALLADAS CONTRA EL PONTÍFICE ARGENTINO
Cristina le pidió al papa Francisco que intermedie por las Malvinas
Blanco y negro. El Papa Francisco y Cristina Kirchner mantuvieron ayer una audiencia junto a la comitiva argentina y luego almorzaron a solas en la residencia de Santa Marta. Cristina fue recibida este lunes por el flamante Papa Francisco. Todo un gesto del Pontífice, de enorme amplitud y generosidad, que cuando se desempeñaba como arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina no logró que la Presidente lo recibiera. Se dice que pidió 17 audiencias, las cuales fueron rechazadas por la primer mandataria.
El Santo Padre recibió ayer a la Presidenta en la primera reunión con jefes de Estado, a pocas horas de asumir el pontificado. El Papa era la persona cálida de siempre. Sorprendió, en cambio, ver a Cristina con evidentes ganas de agradar y distender. El gesto de Francisco fue de una enorme amplitud y generosidad. La Presidenta reaccionó como una política que, consciente de que no podrá luchar contra él, prefiere aliarse a él.
Pero Cristina no pudo con su genio y le pidió algo tan peliagudo como irrealizable: su intermediación con Gran Bretaña por el conflicto por las islas Malvinas. El pontífice de Roma tiene su propio conflicto con la Iglesia Anglicana británica desde hace 500 años. Los anglicanos no reconocen la autoridad del Papa, la reina de Inglaterra es la exclusiva jefa de su iglesia.
Además, el papa Bergoglio tiene sus límites para llevarles a los británicos el tema de las Malvinas. Es argentino y tiene posición tomada: él ya dijo que son argentinas. Se pronunció así cuando era arzobispo de Buenos Aires. Francisco no sería un intermediario neutral que pudiera ser aceptado por las dos partes.
La Presidenta no se limitó a transmitirle este tema al Papa en privado, sino que lo hizo público en la conferencia de prensa. Esto constituye una jugada diplomática que genera dudas respecto de si ayudará realmente a la postura argentina. Pero, ¿qué ocurrirá si pasan los meses y no hay ninguna acción efectiva en el Vaticano en pos de que Gran Bretaña acceda al diálogo? Para algunos, podría surtir un efecto negativo, desgastando la figura del Papa en nuestro país.
Mientras tanto, continúan los ataques locales al Papa. Horacio González, criticó duramente a Bergoglio y llegó a decir que prefería a Ratzinger. González es funcionario de Cristina, director de la Biblioteca Nacional. ¿Es también la opinión del Gobierno? Si no es así, Cristina deberá acallar las ofensas, las difamaciones y las canalladas contra el Papa, que salieron exclusivamente de su tropa política. Sólo ellos, en todo el mundo, hablaron muy mal del Papa.
¿Será el nombramiento de Francisco el fin para este estilo confrontativo del kirchnerismo? Muchos suponen que este simple hecho incitará una inusitada atención periodística mundial que llevará al Gobierno K a autolimitarse en la adopción de políticas autoritarias, reñidas con la democracia, tales como los avances sobre el poder judicial y la prensa independiente.
El ultra kirchnerismo estará condicionado en su tendencia a la "chavización". Y la sola presencia de un Papa argentino marcará un límite, sin que sea necesario que Francisco haga referencias políticas internas. Así como Juan Pablo II no tenía que hablar explícitamente sobre el comunismo para alentar la caída del régimen, a Bergoglio le alcanzará con hablar de armonía, de diálogo, de paz, para influir políticamente.
Es que esas apelaciones serían inevitablemente interpretadas como críticas al cristinismo, que ha hecho de la confrontación "al cuete" una bandera, un estilo y una ideología.
La Opinión Popular
Francisco y la Presidenta abrieron una nueva etapa en su relación
Luego de años de diferencias públicas, almorzaron a solas. La Presidenta lo invitó oficialmente a venir al país.
El, todo de blanco. Ella, todo de negro. Se estrecharon la mano con una sonrisa apenas se vieron. "¡Por Dios, es increíble esto, es increíble!", exclamó Cristina Kirchner. " Si yo no me desmayé ahí adentro ...", le respondió Francisco, recordando el momento de su elección en la Capilla Sixtina. "¿ Se acuerda cuando los dos dijimos que nos íbamos juntos en 2011?", le recordó la Presidenta.
Ambos rieron. Aquello fue en marzo de 2010, la última vez que la Presidenta recibió en su despacho al entonces Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Cristina terminaba su mandato al año siguiente. Jorge Bergoglio tenía previsto jubilarse casi en simultáneo, debido al límite de 75 años que tienen los obispos. El pronóstico fue errado. Cristina fue reelecta. Bergoglio se convirtió en Francisco, el primer Papa argentino.
La sencilla casa de Santa Marta, el alojamiento de los prelados que visitan el Vaticano y donde aún duerme Francisco mientras terminan de remodelar sus aposentos en el Palacio Apostólico fue ayer el lugar del encuentro entre el flamante Papa Francisco y la Presidenta argentina. Intercambiaron obsequios. Cristina le entregó un juego de mate elaborado por los cooperativistas del programa Argentina Trabaja y un poncho de vicuña catamarqueño, para protegerse del frío romano. Francisco le obsequió una copia del acta que firmaron junto a la presidenta chilena Michelle Bachelet y el Papa Benedicto VXI en ocasión del 30° aniversario del Acuerdo del Beagle, una mayólica con un dibujo de la Plaza San Pedro, un libro con los últimos trabajos de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) -del que repasaron juntos algunos títulos- y una rosa blanca. El Papa le dijo que la flor representa a Santa Teresita, su santa preferida. Esa clase de rosa también es la preferida de Cristina.
"¿Lo puedo tocar?", le consultó Cristina para la foto. El la abrazó y le dio un beso. "Ay, nunca me dio un beso un Papa", bromeó ella. Tras esas formalidades, la pequeña comitiva que acompañaba a ambos se retiró y quedaron solos para el almuerzo. Nada de cocina gourmet.
Carne, verduras al vapor y frutas frescas (cuentan aquí que la cocina de Santa Marta es tan mala que los curas se escapan a escondidas a comer en cualquier trattoria romana).
Dios sabe lo que hablaron durante las casi dos horas que compartieron. Pero es claro que fue un intento mutuo por dar vuelta la página de la difícil relación que forjaron los Kirchner con Bergoglio durante la última década. Mientras algunas figuras del kirchnerismo siguen fustigando a Bergoglio, la Presidenta describió el encuentro de ayer como "importante y fructífero".
En su reconstrucción ante la prensa, Cristina contó -y dio allí el título más resonante para los diarios del mundo- que le había pedido a Francisco que intercediera para logar que Gran Bretaña se avenga a dialogar sobre la soberanía de Malvinas (ver página 11). También relató que abordaron el tema de la trata de personas y los trabajadores explotados en situaciones casi esclavistas, un drama que siempre siguió de cerca Bergoglio. Con respecto a eso, Francisco le confesó que veía "muy bien el trabajo conjunto de los presidentes latinoamericanos en pos de la Patria Grande". La Presidenta dijo que se sintió "impactada" e "impresionada" de que el Papa se refiera a la "Patria Grande" y mencione a José de San Martín y Simón Bolívar.
Cristina contó también que invitó formalmente a Francisco a una visita oficial al país y sugirió que podría ser en julio, cuando el Papa viaje a Brasil.
Clarín pudo saber que la ambición mayor del gobierno es que Francisco pueda estar en Argentina para la celebración del 25 de mayo o alguna otra fecha patria.
Para el final, la Presidenta dejó su impresión personal: "Lo vi sereno, seguro, en paz, tranquilo. Y podría decir que también lo vi ocupado y preocupado por lo que va a ser la inmensa tarea no sólo de conducir el Vaticano sino el compromiso de cambiar las cosas que él sabe que deben cambiar, que son las demandas que él ha interpretado y que ya se ven en gestos, actitudes diferentes y seguramente se verán en políticas".
El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, apenas dijo que se trató de un "encuentro informal, un gesto natural de cortesía y afecto" de Francisco hacia la Presidenta de su país. Hoy, Cristina será testigo en primera fila del comienzo oficial de su papado. A la tarde, tomará el vuelo de regreso a la Argentina.
Fuentes: Clarín y La Nación