“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
La Presidenta fue operada por un cáncer que no tuvo
En síntesis, un blooper de Estado, una chambonada médica, comunicacional y política a la que los ciudadanos asisten desconcertados y que no hace sino sembrar de dudas acerca de la salud presidencial.
Cristina Fernández no tiene cáncer y ahora tampoco glándula tiroidea; no tiene cáncer pero deberá proceder como si lo hubiera tenido, compensando de por vida las hormonas que su cuerpo ya no producirá. Eso sí, sin recibir tratamiento con iodo radiactivo. Es difícil creer que una Presidente de la Nación fue sometida a una intervención quirúrgica sin contarse con un diagnóstico acertado. ¿Y cómo queda el Hospital Universitario Austral en todo eso? Ni hablar Diagnóstico Maipú. Bueno, podría afirmarse que deslindó responsabilidades en los profesionales médicos de la Unidad Presidencial. Pero el tema es casi increíble, otro capítulo del mito permanente del Frente para la Victoria. Adiós al cáncer, bienvenida al ajuste k.
Fue el funcionario Alfredo Scoccimarro quien informó, el 27/12, que "durante la realización de estudios rutinarios, se detectó a la señora Presidenta un carcinoma papilar en el lóbulo derecho de la glándula tiroides". Y 1 día después, en la única aparición pública en la que habló del tema, Cristina contó que tenía cáncer y pidió "a todos la necesaria prudencia, equilibrio y contribución". Pero ahora resulta que no tuvo ni tiene cáncer. ¿Fue un mal diagnóstico? ¿Estrategia política para protagonismo vía victimización? ¿Generación de un hecho para entretenimiento de la opinión pública cuando llegaba el final de los subsidios energéticos? Cualquier especulación es posible a partir de lo que ha ocurrido. El 1er. análisis sobre los nódulos de la Presidenta fue hecho en Diagnóstico Maipú. Una versión que publicó Clarín indica que esa institución habría evaluado que el nódulo que se le detectó a la Presidenta era "sospechoso", y no un "carcinoma" , aunque ningún médico del lugar desmintió al Gobierno cuando se difundió que la Presidenta padecía cáncer. Ni los médicos presidenciales, ni Pedro Saco, quien operó a Cristina, dieron explicaciones públicas sobre el tema. Según el más reciente parte médico presidencial, firmado por los doctores Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros, Cristina "se encuentra en óptimo estado general", por lo que se había autorizado su alta de la internación en el Hospital Austral. Cristina usó ayer su Twitter para contar que se encontraba en la Quinta de Olivos. Le agradeció "a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades, por las muestras de afecto y preocupación". Y "a Dios y a todo el pueblo argentino por las bendiciones recibidas...". El comunicado de ayer sobre la salud de la Presidenta no profundizó sobre las causas que podrían haber generado el fallido diagnóstico inicial que determinó que padecía un cáncer. Los médicos explican que "el 2% de las biopsias de los nódulos de la tiroides arrojan resultados 'falsos positivos'". Ningún funcionario, ni los médicos que están a cargo de la salud presidencial, habían informado que existía una posibilidad de error, aunque mínima, en el diagnóstico inicial sobre la afección que se le había descubierto a la Presidenta el 22/12.
"(...) Es decir que Cristina Fernández no tiene cáncer y ahora tampoco glándula tiroidea; no tiene cáncer pero deberá proceder como si lo hubiera tenido, compensando de por vida las hormonas que su cuerpo ya no producirá. Eso sí, sin recibir tratamiento con iodo radiactivo. En síntesis, un blooper de Estado, una chapuza médica, comunicacional y política a la que los ciudadanos asisten desconcertados y que no hace sino sembrar de dudas acerca de la salud presidencial. Porque esta historia del cáncer que no fue da derecho a preguntarse, en el mejor de los casos, cuál de todas las versiones de lo que ya empieza a ser una comedia de enredos hay que creer; en el peor, permite conjeturar que se haya manipulado la información para salir al cruce de vaya a saber qué tipo de sospechas nacidas de un partido de futsal. (...)
Es extraño que, ante semejante confusión, los médicos tratantes hayan optado por guardar silencio. A estas alturas, un grupo de patólogos, un calificadísimo cirujano maxilofacial, un equipo de excelencia y una institución de renombre se encuentran en el ojo de la tormenta.
Podría decirse que es la propia medicina argentina la que ha quedado expuesta y descolocada no sólo frente a la opinión pública argentina sino también ante la prensa internacional. Pecata minuta.(...)". Una vez que el helicóptero oficial despegó del predio del Hospital Universitario Austral para llevar a Cristina Kirchner a la residencia de Olivos, se levantaron los controles de seguridad en el ingreso, tanto a automóviles como a peatones, que regían desde el martes pasado en el predio de Pilar. Normalidad... aunque con coletazos inevitables. Fuente: Urgente 24