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Por  - 24-03-2013 / 19:03

Para el teólogo Rubén Dri: “Bergoglio está muy bien elegido”

Para el teólogo Rubén Dri: “Bergoglio está muy bien elegido”
“Veo enormes esfuerzos en pos de construir un Bergoglio propio”, dice Dri respecto de la dirigencia nacional.
Rubén Dri nació en Federación, Entre Ríos, pero se hizo cura lejos de la provincia: se ordenó con los salesianos, y se marchó a trabajar al Chaco, y desde allá formó parte del Movimiento de los Sacerdotes del Tercer Mundo.
 
La dictadura lo expulsó al exilio, volvió, ahora es un teólogo e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, y en estos días, un observador crítico de la figura del cardenal Jorge Mario Bergoglio, convertido ahora en el Papa Francisco, el papa menos pensado, el jesuita inesperado que llegó del confín del mundo para suceder a Benedicto XVI.
 
Ahora, volcado a la docencia, la Teología y la Filosofía, reflexiona sobre el Papa. Dice que su elección marca un camino de la Iglesia en procura de "recuperar poder", y reconoce que fue la mejor opción. Lo ve con la fuerza e inteligencia necesarias como para "limpiar" el Vaticano. Dice que es "tramposo" llamarlo el pontífice del cambio.
 
Tiene una teoría: que Bergoglio llegó al cónclave en El Vaticano con la certeza de que sería elegido pontífice, que todo fue una transición definida de antemano, pero a la vez asegura con firmeza que el cardenal argentino resultó la figura más adecuada para suceder a Benedicto XVI.
 
Lo define un "enamorado del poder", un académico brillante, políticamente "muy hábil" y la figura que la Iglesia decidió ubicar como el restaurador de un lugar perdido. "La Iglesia quiere recuperar poder", asegura Dri, durante una entrevista con EL DIARIO, luego de una disertación que brindó el viernes en Paraná.
 
Llegó invitado por la Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Uader para hablar sobre movimientos populares en Latinoamérica, pero la charla terminó centrada casi exclusivamente en la elección de Bergoglio como nuevo pontífice.
 
 
"Bergogliomanía"
 
Dri tiene 83 años y una lucidez apabullante. No escapa a ninguna pregunta, y es claro en las respuestas.
 
-¿Cómo se ubica en esta ola de "bergogliomanía"? Hay un discurso instalado de que éste es el Papa del cambio. ¿Coincide?
-Es un discurso tramposo decir que Bergoglio es el Papa del cambio. Parece que a Bergoglio nadie lo conocía de antes, parece que es una figura que pasó inadvertida completamente, nadie sabía que era un hombre extraordinariamente bueno, a quien le preocupaba enormemente todo el tema social, el tema de la pobreza, y que no tuvo absolutamente nada que ver con cosas espantosas que pasaron en el país, como una dictadura militar. Parece que todo pasó al lado él. Pero no hay que dejar de hablar en forma amplia sobre la figura de Bergoglio, un hombre sumamente inteligente, una persona políticamente muy hábil, y a quien todos los sectores hoy quieren tener como aliado y no en la vereda de enfrente. Veo enormes esfuerzos en pos de construir un Bergoglio propio. En esto veo que algunos se desfasan, y hacen esfuerzos que a la vista no son creíbles. Desde el punto de vista del kirchnerismo, hay algo que no está errado: Bergoglio ahora es Papa, tiene ese poder, un gran poder, por lo tanto no nos conviene políticamente que esté enfrente. Pero otra cosa es querer presentarlo como el compañero que siempre fue, y con el cual no tenemos ninguna diferencia.
 
-¿Qué primó en este fenómeno que se produce alrededor del Papa: la religiosidad del pueblo o esa pulsión tribunera de los argentinos?
-Yo creo que se mezcla todo eso. Nosotros somos tribuneros, somos futboleros, es como un gran partido de fútbol. Creo que en cualquier pueblo se hubiese presentado algo parecido. Pensá lo que hubiera pasado si hubiese sido electo un papa brasileño. Nos tocó a nosotros. Nosotros somos los que estamos en primera. Pero a eso sumale la fe religiosa de nuestro pueblo, que está muy arraigada. Lo ves, por ejemplo, en el jugador de fútbol que se persigna antes de entrar; en Messi, que lo hace levantando los brazos al cielo. Ahora, Bergoglio convertido en Papa nos presenta un escenario que hay que considerar. Bergoglio tiene poder, mucho poder, y va a influir en Argentina, y esto es una preocupación naturalmente para todos.
 
 
Disputas
 
-¿Desde qué lugar y en qué escenario se va a observar esa influencia del Papa argentino?
-Yo creo que para una Iglesia como la que piensa Bergoglio los movimientos populares surgidos en Latinoamérica constituyen un problema. Me refiero al chavismo, al movimiento que expresa Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, al kirchnerismo, como los más connotados. El problema que tiene una Iglesia como la de Bergoglio es que estos proyectos quitan a la Iglesia su espacio como el factor político fundamental. Estos movimientos ven los problemas sociales y aplican soluciones que son diferentes a las que pretende aplicar la Iglesia. El tema social no se resuelve como lo quiere resolver la Iglesia, sino que se resuelve con proyectos políticos, basados en el protagonismo popular. Ahí está el problema principal que se le presenta a la Iglesia. Uno podría hacer una analogía entre el momento histórico en el que se eligió a Juan Pablo II y el actual. Juan Pablo II una de las tareas centrales que tuvo fue la lucha contra el comunismo, es decir contra el denominado socialismo real. En ese momento, el socialismo real estaba en absoluta decadencia, había que empujarlo y ahí colaboró Juan Pablo II. Ahora, el enemigo entre comillas, son los movimientos populares latinoamericanos que le quitan protagonismo a la Iglesia, que incluso cuestionan a la iglesia como institución. Chávez en esto fue claro: dijo que la Iglesia es el pueblo, no los obispos.
 
-¿Qué lugar no quiere perder la Iglesia con Bergoglio como Papa?
-La Iglesia quiere recuperar poder. Bergoglio es un enamorado del poder, disfruta del poder, ha programado su vida en función de un ascenso continuo y ha llegado a la cima ahora. Y ese poder es el poder que él quiere para la Iglesia, por lo tanto él va a intervenir tratando de que la Iglesia tenga ese poder. Por eso va a ser muy importante observar cómo se disputan a los pobres.
 
-Dicho así, parece terrible.
-Claro, es así. Hay dos proyectos enfrentados. El proyecto de la Iglesia supone que el problema de los pobres se soluciona con la caridad. Y está el proyecto de los movimientos populares, que piensan que el problema de los pobres se soluciona políticamente con el protagonismo popular. Son dos proyectos enfrentados. A pesar de que haya enfrentamiento, habrá también espacios de confluencia. La Iglesia, por ejemplo, tiene un trabajo desarrollado en las villas de combate a las drogas, y ésa es una tarea que al poder político le interesa, entonces en eso habrá que confluir.
 
-Algunos actores sociales están queriendo apropiarse de la figura de Bergoglio y cada uno construye una figura a su medida. ¿Lo ve así?
-Hay un esfuerzo, a veces desmedido, en procura de la apropiación de Bergoglio. Debieran tener claro que a Bergoglio nadie se lo puede apropiar. Es inapropiable. El esfuerzo que se hace para no tenerlo enfrente me parece correcto. Pero yo creo que hay movidas políticas que me parece, han sido erradas. Yo creo que hacer un esfuerzo tan grande para mostrar que Bergoglio es un compañero, que siempre ha sido un compañero, no resulta creíble para nadie. Me parece más lógico poder mostrar las diferencias que hubo con Bergoglio, y replantear la política de aquí para adelante. Eso podría ser creíble; lo otro, no es creíble.
 
 
El elegido
 
 -Hubo mucho debate antes del cónclave de los cardenales respecto de a quién elegirían. ¿Se eligió bien designándolo a Bergoglio?
-Para mí, está muy bien elegido. Creo que Bergoglio es la persona indicada para limpiar una Iglesia que está podrida. ¿Quién puede intervenir en El Vaticano? Sin duda un hombre con mucha fortaleza, que quiera el poder, que sabe manejar el poder, que tiene mucha muñeca, y Bergoglio lo tiene. Ahí, en el Vaticano, va a tener que meter mano, y va a tener que enfrentar a intereses que tienen muchísima fuerza. Tiene que limpiar todo el Banco del Vaticano, que es una especie de paraíso fiscal. Bergoglio va a tratar de poner orden y es la persona indicada para hacer eso. Ahora, si va a tener éxito, no lo sé.
 
-¿Por qué cree que es el más indicado?
-Por la fortaleza y la inteligencia que tiene, algo que ya ha demostrado. Además, y ahora sabemos que fue así, Bergoglio viajó a Roma como candidato, y ya antes, en la elección anterior, casi resulta papa. Entiendo que la renuncia de Benedicto y el traspaso de poder a Bergoglio fue completamente programado. No hay ninguna casualidad. Bergoglio no es que fue para votar y allá de repente descubrió que lo habían elegido. Creo que fue con la candidatura asegurada.
 
-¿Qué espera que suceda con la Iglesia de Argentina a partir de ahora?
-Primero, se va a definir más claramente la línea política del Episcopado. Hay un sector que ha perdido, que es el de (el arzobispo de La Plata, Héctor) Aguer. Yo creo que había una disputa ahí, entre la línea de Aguer y la de Bergoglio, y está claro quién ganó. Por otra parte, la Iglesia argentina ahora adquiere prestigio, porque tiene el Papa, el máximo poder en la Iglesia. En ese contexto, va a tratar naturalmente de tener una presencia supongo que en la línea política que va a trazar, de más presencia en los sectores populares.
 
Fuente: El Diario
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