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Sociedad e Interés General
26-04-2024 / 07:04
EL 26 DE ABRIL DE 1985, ANUNCIÓ LA ECONOMÍA DE GUERRA
Alfonsín pide más sacrificios al pueblo en una manifestación de apoyo a la democracia

El 26 de abril de 1985, una multitud llena la Plaza de Mayo en respuesta a la convocatoria del presidente Raúl Alfonsín en defensa de la democracia.
El 26 de abril de 1985, una multitud llena la Plaza de Mayo en respuesta a la convocatoria del presidente Raúl Alfonsín en defensa de la democracia. El 21 de abril, víspera del comienzo del juicio a las Juntas, el mandatario había denunciado en un discurso por cadena la existencia de movimientos desestabilizadores.
 
Los partidos políticos adhieren al compromiso democrático. Sin embargo, el discurso de Alfonsín desde el balcón de la Casa Rosada se centra en la cuestión económica: anticipa meses de dificultad y de ajuste, cuando aún faltan cincuenta días para el lanzamiento del Plan Austral, y plantea que llevará adelante una "economía de guerra".
 
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Unas 250.000 personas desbordaron en la noche del viernes la plaza de Mayo en respuesta a la convocatoria presidencial contra el golpismo y por las instituciones democráticas. Raúl Alfonsín, desde el balcón de Perón de la Casa Rosada, habló durante una hora anunciando una economía de guerra, más impuestos y más privaciones para el pueblo argentino. Las columnas de la Juventud Peronista, el Partido Intransigente y el Partido Comunista abandonaron la plaza cuando Alfonsín exigió mayores sacrificios a su pueblo.
 
El éxito de la convocatoria en defensa de la democracia fue completo; la población se encontraba sensibilizada por el discurso radiotelevisado de Alfonsín el pasado domingo, y la Unión Cívica Radical (UCR) no escamoteó medios -incluido el flete de trenes especiales- para llenar la plaza. Desde horas antes del inicio del acto, las ocho de la tarde, la plaza de Mayo comenzó a colmarse con las columnas de los distintos partidos, algunas con banderas de 50 metros de largo, mientras la Casa Rosada y la avenida de Mayo hasta el Congreso eran iluminadas. El Gobierno y personalidades radicales ocuparon el histórico balcón derecho del palacio presidencial, mientras diferentes locutores leían el documento suscrito por 15 partidos políticos -la UCR y el peronismo oficial entre ellos- en apoyo y defensa del sistema democrático. Estruendo de bombos, silbidos, trompetazos, cánticos continuados de "el pueblo unido/ jamás será vencido" y Alfonsín / querido / el pueblo está contigo" retrasaron largamente el discurso del presidente de la República.
 
"Ya sé", comenzó, "que no habéis venido a apoyar a un Gobierno, sino a defender la democracia". "No han querido golpear a mi Gobierno", continuó; "han querido golpear al pueblo argentino". Tras enumerar los bienes de la legalidad constitucional y la defensa que de ellos ha hecho el Gobierno, Raúl Alfonsín invirtió los términos de su proclama -que estaba siendo interrumpida y vitoreada clamorosamente- para adentrarse en un discurso económico, admonitorio, sincero y amargo, en el que subvirtió los términos en que un político argentino debía dirigirse tradicionalmente a las masas en la plaza de Mayo.
 
Alfonsín prometió nuevos y mayores impuestos, haciendo la salvedad de que sería reformado el sistema impositivo argentino, uno de los más regresivos del mundo, procurando que la carga fiscal recaiga sobre los más ricos; aseguró que es inútil esperar en lo que resta de año una mejora de¡ nivel de vida general; advirtió a los funcionarios públicos sobre su prepotencia y absentismo, y anunció privatizaciones de empresas estatales y severas reducciones del gasto público. Este corresponsal tiene conocimiento directo y fehaciente de que los consejos de Felipe González han influido decisivamente en el giro copernicano dado por la política de Raúl Alfonsín.




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