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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
Por José Cáceres, Vicepresidente del Consejo Provincial del PJ de Entre Ríos - 10-01-2016 / 12:01

Sobre la necesidad de la reorganización, fortalecimiento y protagonismo del PJ y de todos los Partidos Políticos

 El derrumbe del modelo neoliberal en diciembre de 2001 tuvo también como consecuencia la implosión del sistema de partidos políticos que emergió en los albores del retorno de la democracia y que se construyó en base al viejo modelo de partidos de masas que se institucionalizó con el peronismo a mediados del siglo XX.
 
La UCR naufragó en el fracaso y el desgobierno, licuada su identidad política y sumergida en la última aventura neoliberal de Cavallo, el mismo que fue la referencia central del gobierno de Menem.
 
El PJ por su parte había entregado sus banderas históricas en la década de los 90 y estaba sumergido en una crisis de pertenencia ideológica y liderazgos personales. Sólo el PJ de provincia de Buenos Aires era algo parecido a una estructura en pie.
 
Pero después del 2001 los partidos tradicionales de Argentina no fueron más lo que eran. Y eso es algo que hoy vivimos. Podemos convenir también que uno de los grandes objetivos del neoliberalismo fue la destrucción de los partidos, los sindicatos y todo ámbito en el que se discutiera política.

 
Asume Duhalde en una transición que termina con Néstor Kirchner. Con Néstor el peronismo recupera su identidad, más fiel al peronismo de Perón y Evita, el rol activo del Estado en la Economía, la ampliación derechos y la Justicia Social.
 
Pero a las elecciones presidenciales el PJ llegó divido por el Congreso de Lanús, que fue consecuencia, entre otras cosas, de la incapacidad del PJ de procesar sus internas dentro de los marcos institucionales. La UCR había entrado en una diáspora de la cual no tuvo retorno.
 
Néstor fortalece la faceta ideología del peronismo haciendo pie en los primeros gobiernos de Perón y poniendo en valor el concepto de "campo nacional y popular", pero gobierna desde una perspectiva frentista, y lo hace por diversos motivos, de los cuales uno es la irresuelta interna del peronismo.
 
El Frente para la Victoria es eso, además de la amplitud para convocar a sectores de la sociedad que trascendían el peronismo. Recién cuando Néstor se afianzó en el poder y los cambios en la sociedad ya eran perceptibles se lanza en la reorganización del PJ Nacional que él encabeza, proyecto que quedó trunco con su trágica muerte y el liderazgo no pudo ser reasumido por nadie.
 
Y después de Néstor nadie pudo cubrir ese lugar ya que Cristina asumió un liderazgo institucional fortaleciendo la institución presidencial, relegando naturalmente así la estructura partidaria.
 
Ya de cara a la presidencial del 2015 se inició un nuevo proceso de elecciones de autoridades nacionales del PJ, del que me toca ser parte como miembro del Consejo Nacional.
 
Muy valioso, con muchas ideas interesantes en marcha, pero sin dudas que la derrota de Scioli y Zannini cambia el escenario sustancialmente, imponiendo la necesidad de nuevos esquemas y estrategias hacia dentro del PJ. He formado parte de todas las estructuras del PJ, desde ser vocal de una básica hasta el PJ Nacional y nada es más drástico que una derrota para una reorganización política.
 
Con Macri en la presidencia, y con lo que hemos visto en este 2015 más que nunca son necesarios partidos políticos fuertes y legitimados. El PRO llega a la presidencia con una estructura política prestada por la UCR y acuerdos provinciales.
 
Sólo en CABA, y en menor medida provincia de Bs. As. y Santa Fe el PRO tenía algo propio, pero sin demasiado sustento ideológico, el propio Macri está lejos de ser un cuadro de la política, ni siquiera de la derecha. De hecho Cambiemos es una coalición de partidos.
 
Pero en este primer mes de gobierno lo que hemos visto es que el Presidente gobierna en forma ultra personalista (que tanto nos cuestionaron con Cristina), con un gabinete casi puro, definiendo políticamente por decretos y en soledad, ausencia de consultas inter partidarias dentro de su propia coalición que desayuna a sus aliados políticos con las decisiones gubernamentales cuando las publica la prensa. 
 
Lo central para comprender en el tiempo que viene es que Macri está lejos de ser una figura legitimada como para obrar en forma tan personalista. Macri ganó un balotaje por una exigua diferencia, no tienen control real de la Cámara de Diputados de la Nación y está en minoría en el Senado Nacional.
 
Estoy convencido que más allá de esta sobreactuación de poder vendrá el diálogo obligado y la construcción de acuerdos entre el oficialismo y la oposición. Pero para ello necesitamos interlocutores válidos, por eso creo que la normalización del PJ es clave, al igual que restructuración formal del frente de partidos que expresa Cambiemos, que hoy parece estar disuelto en el PRO y subsumido al personalismo del Presidente de la Nación.
 
Pero más allá de las valoraciones sobre Macri, que merece un párrafo aparte por las medidas antipopulares que va tomando, lo que se impone para nosotros los peronistas es la necesidad, prioritaria, de reorganizar el PJ nacional, reestructurarlo para que tenga sentido en la coyuntura y para el futuro.
 
Necesitamos una herramienta partidaria capaz de dar cohesión y expresar la pluralidad de voces que hoy tiene el peronismo, que sea convocante, que sea la base de una plataforma de una oposición constructiva en Argentina, que acompañe las cosas buenas pero que sea crítico de lo que no se comparta y proponga políticas alternativas y superadoras.
 
El PJ nacional debe ser un lugar de profundo debate doctrinario interno, que ponga en valor las banderas históricas que nos legaran Juan y Eva Perón y que defienda la enorme cantidad de logros de los gobiernos de Néstor y Cristina, que han significado avances sustanciales en la vida argentina.
 
Pero debe ser también un espacio para construir futuro, hacer la autocrítica necesaria por el resultado electoral pero desde una vocación de poder que permita ponernos objetivos electorales inmediatos como el 2017 y la presidencial del 2019.
 
Detrás de la reorganización institucional del PJ, detrás del consenso acerca de una nueva etapa que se abre vendrá la discusión sobre los nombres, sobre quiénes son los hombres y mujeres para encabezar esta etapa, en la que deberían sintetizarse el liderazgo de años de Cristina, la referencia electoral reciente de Scioli y las nuevas figuras que reclaman espacios hoy.
 
También el PJ debe ser un espacio de construcción de políticas de Estado, un centro de debate, discusión y elaboración de políticas públicas, que sirva de guía para nuestros legisladores nacionales y todos los PJ provinciales. El PJ debe ser un lugar para profundizar la formación de cuadros, que las nuevas generaciones lleguen no sólo con la fuerza de la juventud sino con claridad ideológica y formación política.
 
Y en nuestra provincia también se avecina un nuevo tiempo en el PJ. Un nuevo contexto amerita cambios. Se han perdido gran cantidad de municipios y juntas de gobierno, la legislatura es hoy un espacio repartido de poder, el caso de Senadores es la expresión de esta paridad de poder.
 
Gustavo Bordet necesita, como lo tuvo Sergio Urribarri y en su momento Jorge Busti, un PJ que sea el vértice de su apoyo político, su columna vertebral, pero además requiere que sea una herramienta política que promueva y acompañe la construcción de consensos, que cree ámbitos de diálogo en los distintos municipios y departamentos de la provincia, especialmente los que están conducidos por la oposición.
 
En Entre Ríos es necesario el PJ para construir una relación madura e inteligente, de articulación desde las diferencias ideológicas pero unidas por las responsabilidades institucionales, con el gobierno nacional. Esta convivencia entre gobiernos nacionales, provinciales y municipales de distintos signos políticos es una de las claves de la gobernabilidad de los próximos años, y creo que en esto el rol del PJ es fundamental.
 
No alcanza con dirigentes sueltos, ni del gobierno que está más abocado a la gestión que a estos objetivos. Necesitamos un PJ entrerriano con experiencia y capacidad de diálogo, que creen los espacios de acuerdo y convivencia política.
 
Sobre cómo se hace esto, están las dos alternativas de siempre. Se puede trabajar en un consenso, algo que parece una tarea tan compleja como fundamental. O se puede resolver mediante internas partidarias, que tampoco serán un trámite sencillo y que personalmente creo que es el mejor camino.
 
Tanto a nivel nacional como en la provincia y los departamentos. Será cuestión de ir definiéndolo, más temprano que tarde. Tenemos autoridades válidas con mandato en el PJ, así que será el propio PJ, mediante sus organismos partidarios, quien dispondrá el camino institucional a seguir.
 
El PJ se encuentra ante este desafío crucial. Debe reorganizarse como una oposición a nivel nacional, constructiva, pero decididamente opositora. Y desde allí estructurar una alternativa de poder para las próximas elecciones, respetando el juego que la democracia y las instituciones imponen. Y en la provincia debemos asegurar la gobernabilidad y garantizar que este proyecto trascienda el 2019, recuperando los municipios y espacios políticos perdidos.
 
Antes dependíamos más de que nuestros gobiernos sean buenos para ganar elecciones. Ahora dependemos más de la política y de un mensaje que seduzca a la sociedad desde las ideas y la promesa de un futuro. Y allí es clave el PJ. Del rol y del futuro del PJ y su capacidad para armar frentes, dependerá en buena medida el éxito electoral y el futuro del peronismo.
 
José Cáceres
 

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