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Entre Ríos - 18-09-2022 / 19:09
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Comicios 2023: ¿Se eliminarán las elecciones primarias PASO?

Comicios 2023: ¿Se eliminarán las elecciones primarias PASO?
Aunque no se conoce aún un proyecto concreto, trascendió que tanto en el PJ como en la UCR habrían planes de una reforma electoral que eliminaría las elecciones PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) porque son un gastadero de plata y obligan a la gente a votar en una elección interna de un partido político al que no pertenece. La coincidencia causó profundo desagrado en la dirigencia del PRO.
Aunque no se conoce aún un proyecto concreto, trascendió que tanto en el PJ como en la UCR habrían planes de una reforma electoral que eliminaría las elecciones PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) porque son un gastadero de plata y obligan a la gente a votar en una elección interna de un partido político al que no pertenece. La coincidencia causó profundo desagrado en la dirigencia del PRO. Se da así un contrasentido. Por un lado, la fuerza política a la que se debe la instauración nacional, hace casi trece años, del sistema de PASO -el PJ- aparece queriendo dar marcha atrás con esa iniciativa. Y su oposición más dura -el PRO- que en reiteradas oportunidades criticó ese sistema por considerarlo un gasto evitable ("las encuestas más caras del mundo", las llamaron), han salido a oponerse al cambio.
 
Gobernadores del Frente de Todos plantearon abiertamente la suspensión de las PASO del año que viene como forma de reducir un gasto innecesario, algo que pone nervioso al PRO que descansa en esa herramienta para resolver sus profundas diferencias internas. El argumento de los gobernadores es económico. Según los cálculos, si no se hacen las PASO se ahorrarían $23 mil millones. ¿Cuántos jardines maternales podrían hacerse o cuantas ambulancias podrían comprarse?
 
Lo real, en términos políticos, es que en el peronismo creen que las primarias obligatorias sólo le sirven al PRO para dirimir sus internas. Es una idea en la que coinciden en el radicalismo, que creen que en las PASO sus aliados les están licuando su histórico poder territorial. Del mismo modo, el PRO siempre ha planteado la cantinela de reducir el gasto público y ahora parece quedarse sin argumentos ante este nuevo escenario.
 
En nuestra provincia, eliminar las PASO dificultaría a la oposición de Juntos por Entre Ríos cuando tiene dos candidatos competitivos: el porteño Rogelio Frigerio y el entrerriano Pedro Galimberti. Ambos mostraron que pueden dirimir sus diferencias en una interna y en una general tirar para el mismo lado. El peronismo no tiene candidaturas a la gobernación oficializadas y no se sabe si en una interna PASO podría saldar las diferencias planteadas dos meses antes.
 
Si bien Gustavo Bordet no se ha pronunciado sobre el tema, está claro que sin PASO que ordene a Juntos por Entre Ríos, quedaría en evidencia la falta de onda para jugar en equipo. Muchos se interrogaban respecto a cómo Frigerio podría conducir un espacio con la UCR si la contradice en cuestiones delicadas. A eso se agregan los polémicos manejos del PRO para quedarse no solo con el premio mayor, la gobernación, sino también con las principales intendencias, lo cual desanima y desorienta a los radicales, cuando la UCR debería estar más ordenada que nunca frente a la guerra interna que hay en el PRO. 
 

Algunos gobernadores ya hicieron un planteo de eliminar las PASO para las legislativas de 2021, pero no tuvieron éxito. Ahora volvieron a la carga. El gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, le había transmitido la inquietud al presidente Alberto Fernández cuando lo recibió el miércoles en su provincia. Y el sanjuanino Sergio Uñac está entre los más activos en la búsqueda de sumar voluntades a la idea, por lo que ya conversó con el santafesino Omar Perotti y con el cordobés Juan Schiaretti, cuyo apoyo es fundamental dado que el Frente de Todos necesitaría del respaldo de otros bloques en el Congreso. Para votar leyes en materia electoral se necesita contar con una mayoría especial de la mitad más una de las bancas de cada Cámara. En Diputados son 129 votos, el oficialismo cuenta con 118 y con el apoyo de partidos provinciales está a 3 votos de lograrlo.
 
En su informe en Diputados, ante una consulta de la oposición, el Jefe de Gabinete Juan Manzur aseguró que el Ejecutivo nacional no trabajaba en ninguna propuesta para suspender las PASO. Lo mismo ocurrió en 2021 cuando, ante un clamor casi general de los gobernadores del PJ, el Gobierno se desligó de la cuestión y la dejó en manos del Congreso. No consiguieron reunir la mayoría para la modificación. Ahora aumentan la presión sobre el Gobierno para suprimir las PASO. En esta oportunidad, más aún con los sucesos recientes, el Frente de Todos está encolumnado detrás de Cristina, quien jugará un rol central en la determinación del tema.
 
Todo lo contrario ocurre en Juntos por el Cambio, donde consideran imprescindible a las PASO como factor ordenador del descalabro interno. Sólo en el PRO, que tiene como aspirantes presidenciales a Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, más sus respectivos candidatos en provincia de Buenos Aires y CABA, sin la posibilidad de dirimir la controversia en las PASO les significaría un dolor de cabeza mayúsculo. Si a eso se le agregan los aspirantes de la UCR, más otros aliados que buscan ser tenido en cuenta, la eliminación de las PASO los pondría al borde de la implosión.
 
En ese marco, JxC cruje por las peleas internas que ponen en duda su viabilidad como alternativa de gobierno y así es lógico que la oposición sea vista como "desorganizada", "dividida", "peleándose entre ellos están alimentando al oficialismo", "aprovechan el momento, pero es más de lo mismo", "nadie tiene un plan para ver cómo se sale", "están a la expectativa que a al gobierno le vaya mal para así cobrar fuerza", "que van a hacer si llegan al gobierno". Si así se la ve, está claro que, si Juntos hoy ganase los comicios, sería más por fastidio a la gestión del gobierno que a méritos propios.
 
Pero el peronismo está hoy más ordenado políticamente que hace 45 días atrás -fruto de un acuerdo de pax entre Cristina y Massa, y con causas que los unifican (juicio + atentado)- frente a una oposición enmarañada que despertó todos sus debates pendientes pensando que la elección del 2023 ya la tenía ganada.
 
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Comicios 2023: ¿Se eliminarán las elecciones primarias PASO?

El atentado, el dólar soja y el respaldo de Estados Unidos
 
En la vida de la Argentina hay un antes y un después del intento de matar a Cristina Fernández de Kirchner. El discurso de odio y la incitación a la violencia que llevaron al
 terrible intento de magnicidio que salvó de milagro al país de una posible guerra civil, merecen todo nuestro repudio, rechazo y condena. Una democracia no los justifica y no los ampara. En sólo 18 días de septiembre las cosas se muestran muy diferentes. Se afianza la unidad del peronismo encolumnados detrás de la vicepresidenta. Se sinceran los roles y eso confunde a la oposición.

 
Ahora bien, según un estudio de Ricardo Rouvier y Asociados ese hecho le provocó indignación a un 54% de los encuestados y le causó miedo a un 21% de los consultados. Entre los restantes, el 15% ni siquiera lo toma en serio al ataque y al otro 7% le resulta absolutamente indiferente. Estos últimos tal vez sean lo más desinteresados en la vida misma aunque si algo pasó a raíz del intento de asesinato es que cambió el tablero de la Argentina.
 
Hasta aquel jueves en el que comenzó este mes era la acusación del fiscal Diego Luciani y la inflación los que se llevaban por delante la realidad de los argentinos. Fue en ese momento cuando apareció por televisión el intento de asesinato del neonazi Fernando Sabag Montiel, visto, filmado y aprehendido en el acto. Ahora, 18 días después la imagen de Cristina y del gobierno de Alberto Fernández, han mejorado respecto de agosto.
 
Además, el ministro de Economía a cargo de la administración del Gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa, consiguió hilvanar una serie de aciertos allí donde muchos le auguraban fracaso. De Estados Unidos se trajo el aval del FMI a la segunda revisión trimestral y dólares frescos del BID, mientras que el dólar soja permitió liquidaciones record de exportaciones que permitieron multiplicar las reservas netas en menos de un mes.
 
En las nueve jornadas en las que operó el tipo de cambio específico para los exportadores de soja, los ingresos por ventas al exterior superaron los 3.500 millones de dólares y el Central pudo comprar más de 2.100 millones unidades de esa moneda para alimentar sus alicaídas reservas.
 
Al menos en el corto plazo, se descomprimieron las expectativas de un shock devaluatorio y volvió la tranquilidad a los mercados financieros. Disipar la posibilidad de una nueva corrida contra el peso que descalabrara un poco más a la economía argentina era el objetivo más urgente de la hoja de ruta de Massa y puede considerarse cumplido.
 
Más que por sus conocimientos de economía, el éxito inicial del ministro que se convirtió en un auténtico primus inter pares, responde a su capacidad de construir en términos políticos. En poco tiempo logró reunir los pedazos rotos de una coalición que estaba resquebrajada y encolumnó a la propia tropa detrás de un proyecto que tiene un norte claro, pero en el que también abundan sapos difíciles de digerir para los K.
 
En su primer mes de gestión, Massa recortó subsidios, ajustó partidas en Educación y Desarrollo Social y de postre le otorgó al campo sojero (el villano en la retórica K) un beneficio que supera al que alguna vez le diera Mauricio Macri reduciendo las retenciones. Por muchísimo menos que eso, a Martín Guzmán le trabaron la gestión y lo empujaron a renunciar. Massa en cambio consiguió avanzar en una agenda difícil pero necesaria gracias a su capacidad de hacer política.
 
Aplicando un giro a la heterodoxia en la gestión económica de un Gobierno que ahora se muestra mucho más dispuesto a hacerlo, el súper ministro resolvió la urgencia pero todavía está lejos de ordenar una economía plagada de distorsiones. La inflación de 7% que relevó el INDEC en agosto es una muestra del largo camino por recorrer.
 
Lo peor del caso es que no hay expectativas reales de una baja sustancial en ese índice, al menos para lo que queda del año. La posibilidad de usar al dólar oficial como ancla de los precios directamente no está en la mesa. Por un lado porque el tipo de cambio acumula un atraso que ya está afectando a los exportadores y por otro lado, porque el acuerdo con el FMI compromete al Gobierno a devaluar el peso en la misma medida que la inflación.
 
Otra cuestión que conspira contra la chance de bajar la inflación es el atraso de las tarifas y la necesidad del Estado de recortar subsidios para cumplir con las metas de déficit fiscal comprometidas con el FMI. En lo inmediato se sentirá la quita de parte de los subsidios a la energía, pero en algún momento también habrá que aumentar las tarifas para que al menos acompañen a la inflación.
 
Cuando el análisis se proyecta al mediano plazo, los mecanismos dispuestos por Massa para apagar el incendio lucen insuficientes. La bonanza del dólar soja terminará con el último día de septiembre o cuando se agote el stock que los productores tenían encanutado, lo que ocurra primero.
 
El objetivo inicial de ingresar 5.000 millones de dólares durante el transcurso del mes seguramente se cumplirá con creces, pero quedarán interrogantes. El primero tiene que ver con el impacto inflacionario de esta devaluación temporal y sectorizada. Los 60 pesos de más que el Estado decidió entregar a los sojeros por cada dólar que liquiden, en algún momento se sumarán a la oferta de pesos sobrantes e irán a tensionar los precios, entre ellos el de los dólares paralelos.
 
Después habrá que ver cómo opera en las expectativas futuras el beneficio extraordinario otorgado a sojeros. Resulta difícil que después de haberle torcido el brazo al Gobierno y conseguir un tipo de cambio 40% superior al oficial, los exportadores de soja vuelvan alguna vez a liquidar a dólar oficial.
 
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Massa lidia con los desequilibrios de la economía
 
Tras abrochar la segunda revisión del acuerdo con el FMI, el ministro de Economía presentó el proyecto de Presupuesto 2023, que toma como base las metas acordadas con ese organismo. La austeridad fiscal es el denominador común a los largo de las más de cuatro mil páginas del proyecto en el que no hay indicios de la heterodoxia del kirchnerismo.
 
El Presupuesto viene con un fuerte recorte del déficit fiscal. Si todo termina de acuerdo a lo planeado, este año terminará con un rojo primario de 2,5% del PIB, cifra que para el año próximo se reducirá a 1,9% si se cumpliera con lo dispuesto en el expediente que el viernes fue presentado al Congreso.
 
La mayor contribución a esa reducción del gasto llegará de la mano de un recorte en los subsidios a las tarifas de energía, pero además se prevé una drástica baja en la financiación monetaria de ese déficit que será afrontado con una mayor toma de deuda.
 
Para desgracia de los industriales que están peleando para conseguir dólares a precio oficial para importar insumos, el Presupuesto 2023 prevé un incremento de solo 2% de las importaciones. La argumentación de la política económica incluida en el Presupuesto reconoce que el ajuste fiscal tendrá impacto directo en la actividad. La previsión de crecimiento de 4% del PIB que había proyectado Guzmán para 2023 bajó a 2%.
 
Sobre la base de una proyección de 60% para la inflación, el proyecto prevé que los sueldos de los empleados estatales y los haberes de los jubilados recuperen poder adquisitivo. La masa salarial del Estado subirá un 76,7% y que los pagos para los 7 millones de beneficiarios de la seguridad social tendrán un incremento de 81%.
 
De cumplirse la previsión de 60% de inflación, esos incrementos se traducirán en mejoras reales de salarios, pero prácticamente ningún analista cree que los precios vayan a subir "solo" 60% el año próximo, especialmente si se tiene en cuenta que la inflación de este año rondará el 95%.
 
También en concordancia con la supuesta inflación de 60%, el proyecto de Presupuesto 2023 prevé un dólar oficial de 269,90 pesos. Más que un pronóstico a futuro, esta proyección debe leerse como un compromiso a mantener atado al dólar a la inflación para evitar un mayor atraso cambiario.
 

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JxC cruje por peleas internas que ponen en duda su viabilidad como alternativa de gobierno
 
"No pueden manejar ni un auto en una calesita", la más reciente declaración del presidente de la UCR, Gerardo Morales, no llama tanto la atención por su contenido sino por su destinatario. El lector pensará con toda lógica que el radical dirigió semejante veredicto al Gobierno nacional o a algún grupo del Frente de Todos, pero no es así, Morales se refirió de esa manera a sus aliados (?), los "halcones" de Juntos por el Cambio.
 
"A los halcones, el día que les den a manejar algo, estaría bueno. Los que tenemos que gobernar tenemos que poner el pecho; no pueden manejar ni un auto en la calesita", dijo el gobernador jujeño. Los motivos más recientes de disputa dentro de JxC pasan por la posibilidad de eliminar las PASO en algunas provincias. Puntualmente, la posibilidad de suspensión de las primarias en Chubut recalentó las reiteradas peleas cambiemitas. Macri abrió fuego el lunes con un posteo en su cuenta de Twitter en el que afirmó que "hay sectores que quieren modificar las reglas electorales a meses de votar y derogar las PASO, porque les molesta la participación ciudadana".
 
Entre quienes manifestaron afinidad a la idea de derogar las PASO por considerarlas un gasto excesivo cuyo único objetivo es resolver internas partidarias, se cuentan referentes de la UCR de Chubut a los que Macri denostó con su publicación. Morales no tardó en contestar y le recomendó a Macri que no opinara de cuestiones referentes a la vida interna de Chubut sin conocerla.
 

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Juntos por Entre Ríos en contra de intereses provinciales
 
Nada más evidente de la actitud obstruccionista de la oposición entrerriana que su votación en la Cámara de Diputados de la Nación en el tema del Consenso Fiscal, un proyecto que llegó al Congreso con el apoyo de todos los gobernadores, incluido los radicales Valdés (Corrientes) y Suarez (Mendoza), además del mencionado Morales (Jujuy) y que fue rechazado por los diputados nacionales del PRO. A partir de esta ley, los gobernadores podrán subir el valor de las contribuciones tales como Ingresos Brutos y Sellos.
 
Gustavo Bordet y los gobernadores apoyan el Consenso Fiscal porque les proporciona un horizonte de mayor previsibilidad al permitirles resguardarse de un ajuste fiscal que pueda afectar a sus provincias. Lo hace otorgándoles la facultad de subir (dentro de los límites establecidos por el convenio) distintos tributos y crear nuevos.
 
En la oposición, los votos se dividieron entre los diputados que responden a gobernadores que dada su investidura tienen la responsabilidad de administrar una provincia y los que no tienen responsabilidades de gobernar. La actitud mezquina de algunos diputados nacionales de Juntos por el Cambio quedó en evidencia en cuando votaron en contra de esa ley que en definitiva resguarda la autonomía de las provincias y les permite cumplir con sus obligaciones.
 
Como buena parte de los legisladores de Juntos que no tienen responsabilidades de gobierno y repitiendo el voto del fallido Presupuesto 2022, optaron por votar en contra solamente por ganarle una votación al oficialismo. No votaron a favor: Rogelio Frigerio, Marcela Antola, Pedro Galimberti, Atilio Benedetti y Gustavo Rene Hein. En cambio, los diputados nacionales radicales de provincias que sí tienen responsabilidad de gobernar acompañaron el proyecto de ley entendiendo que es lo más conveniente para sus jurisdicciones.
 
Bordet y los gobernadores obtuvieron la sanción de la ley de Consenso Fiscal para preservarse. Las provincias están menos endeudadas que la Nación, varias tienen superávit fiscal. Pero en el federalismo mistongo necesitan transferencias dinerarias del Estado central y también que se sostenga la obra pública. Por la defensa básica de los intereses territoriales, los mandatarios radicales de Jujuy y Corrientes se diferencian del egoísmo del porteño Frigerio y los macristas que gestionan la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
 
Las broncas al interior de JxC vienen desde hace largos meses y a medida que se acercan las elecciones, aumenta la distancia de la agenda política del macrismo con las necesidades de la gente. En JxC se disputa el poder al interior de la alianza, profundizando la grieta con los votantes, olvidándose de una sociedad que enfrenta la batalla contra el aumento acelerado de precios, las quitas de subsidios a la energía, por nombrar sólo algunos de los principales problemas que se enfrentan.
 

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Bordet enfocado en la gestión, Frigerio en la obstrucción
 
El gobernador Bordet, que hoy ostenta una aprobación y adhesión que ningún otro político entrerriano exhibe, enfoca sus estrategias hacia un centro: la gestión. Allí está la clave. No es una idea nueva, pero se debe dejar de lado aspiraciones personales, concentrarse en la unidad y manejar el centro del dipositivo político desde la gestión.
 
El principal candidato de Juntos por Entre Ríos, Frigerio, no tiene para exhibir y capitalizar logros en la gestión del Estado. El porteño integró una administración, la de Macri, que fue un verdadero desastre. Además, como diputado nacional por Entre Ríos, no consiguió nada para los entrerrianos, al contrario, puso trabas al desarrollo provincial cuando tuvo que obedecer los mandatos partidarios porteños y votó en contra de la posibilidad de que la provincia tuviera las obras establecidas en el Presupuesto 2022, que él bloqueó.
 
Esto viene a cuento porque en días más se empezará a discutir el proyecto de Presupuesto 2023 que presentó este jueves el ministro Sergio Massa. Bordet y los demás gobernadores del Frente de Todos se adelantaron a expresar su respaldo, aunque con una propuesta de diez puntos propios, algunos referidos a un reparto más federal de los subsidios y tarifas diferenciales y otros centrados en la continuidad de políticas como obras públicas, vivienda e inversión en ciencia y tecnología.
 
En principio, plantearon necesario contar con el proyecto aprobado, dado que se trata de "una herramienta fundamental para la planificación financiera del sector público". Una manera de recordar que el año pasado Juntos por el Cambio votó en contra y obligó al Ejecutivo a prorrogar el presupuesto de año anterior, con los trastornos que eso ocasiona.
 
Además, enumeraron diez puntos que consideraban necesarios que se contemplaran en el proyecto. Algunos de ellos son preocupaciones que el Gobierno nacional comparte y ya se encargó de asegurar -como la continuidad del ritmo de la obra pública y la vivienda, la transformación de planes sociales en empleos genuinos, el incremento de las inversiones productivas y el desarrollo de la economía del conocimiento- y otras son inquietudes más regionales.
 
Por ejemplo, el reclamo de "equidad" en el reparto de los subsidios al transporte público, de tarifas eléctricas diferenciadas según la zona o de un sistema de financiamiento para las cajas previsionales no transferidas a la Nación, como la de Entre Ríos. Según aseguraban en el Ministerio del Interior, durante el encuentro que este jueves mantuvieron siete de estos gobernadores con Massa y Wado De Pedro no se profundizó ningún planteo específico sobre ninguno de esos puntos porque la reunión giró sobre la economía.
 
En ese sentido, Frigerio está estancado en la grieta nacional, en la burbuja política de la interna de la alianza antiperonista, sin brindar respuesta alguna a los entrerrianos. El costo de cumplir con la casta dirigente macrista porteña es entregar a la sociedad de nuestra provincia, sin poder reclamar, sin poder gestionar y perdiendo tiempo y recursos en las peleas internas dentro del propio frente o con los otros espacios. No puede responder a las necesidades de los entrerrianos siendo porteño y estando pendiente a las órdenes de Buenos Aires, porque Buenos Aires tiene otra agenda, donde los entrerrianos, y el interior federal, siempre quedan relegados.
 
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