La Opinión Popular
                  14:59  |  Miércoles 04 de Octubre de 2013  |  Entre Ríos
El clima en Paraná
“Imposible es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión”. Cassius Clay
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Nacionales - 04-09-2022 / 09:09
LAS VIOLACIONES DE DERECHOS HACEN YUNTA CON EL DISCURSO DE ODIO

El atentado contra Cristina sorprendió pero la escalada de violencia lo hacía factible

El atentado contra Cristina sorprendió pero la escalada de violencia lo hacía factible
El miércoles brotó un contrafactual que atormenta y da pavor. “¿Qué hubiera pasado si salía la bala?”. Duele escribirlo incluso conociendo el desenlace. Pero da cuenta de la violencia, de los peligros crecientes, de una inestabilidad que jaquea al sistema político.
El magnicidio pudo ocurrir a la vista de millones de argentinos. De no ser por algún detalle o milagro, Cristina Fernández de Kirchner habría sido asesinada y la patria se asomaría a un abismo de violencia sin precedentes y sin fondo.
 
Habría que remontarse muy atrás en la historia nacional para dar con un magnicidio de tal dimensión. En el siglo XX no los hay, si tomamos en cuenta que hablamos de una presidenta reelecta, lideresa del peronismo, vicepresidenta en ejercicio. Cuesta sacudirse el horror, cuesta "aceptar" lo visto un montón de veces.
 
El hecho atroz aconteció en el momento menos pensado. Para el público televisivo, para los militantes o adherentes que pedían autógrafos, para Cristina que disfrutaba y prolongaba el trance incluso varios minutos después del disparo que falló. También, da la impresión, para la custodia.
 
Fue el instante menos pensado pero, lo sabemos al recapacitar y reordenar el pensamiento, se venía amasando. Era recontra predecible, factible cuanto menos.
 
Se preanunció desde hace años, se escaló desde el alegato del fiscal federal Digo Luciani. Se aceleró cuando el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta valló las inmediaciones del domicilio de CFK y reprimió con saña a una manifestación pacífica.
 
Le dieron manija sus competidores de Juntos por el Cambio (JpC) que le pidieron más leña, con la ex ministra Patricia Bullrich como vanguardia. Transmutaron un paraje no peligroso en un caso de guerra.
 
"No pasarán", la consigna. Las comparaciones siempre son imperfectas pero algo semejante pasó en el Puente Pueyrredón, en el río Chubut, en la zona del Lago Mascardi como preludio de masacres perpetradas por fuerzas de seguridad.
 
El miércoles brotó un contrafactual que atormenta y da pavor. "¿Qué hubiera pasado si salía la bala?". Duele escribirlo incluso conociendo el desenlace. Pero da cuenta de la violencia, de los peligros crecientes, de una inestabilidad que jaquea al sistema político.
 

LA TENTATIVA DE MAGNICIDIO, ANTECEDENTES Y CONSECUENCIAS
 
Atentado a Cristina Kirchner: El instante menos pensado pero recontra previsible
  
Una mezcla de estupidez y punitivismo transforma la defensa de un espacio poco relevante en objetivo bélico. Se alecciona a los uniformados a defender el orden público, estos traducen las órdenes con proverbial brutalidad y pensamiento binario: "son ellos o somos nosotros" en clave de fuerza de choque.
 
Decimos estupidez porque la alquimia transforma la zona de Juncal y Paraná en sucedáneo del Alcázar de Toledo o del Palacio de Invierno o de la Bastilla. Maticemos el juicio rápidamente: el maniqueísmo, la deformación de objetivos es asimismo funcional en términos proselitistas. Sintoniza con el pensamiento de numerosa gente común que adhiere a las movidas incluso (o en particular) si se acompaña con violencia real.
 
Las raíces son profundas, las hemos contado tantas veces que solo las nombramos para no dar la lata. Arrancan con la detención y encarcelamiento de Milagro Sala. Siguen con las doctrinas Irurzun y Chocobar; con los ya aludidos asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.
 
"Discurso de odio" se sintetiza, con motivos válidos. El cuadro completa con garantías arrasadas, fomento de la justicia por mano propia, Con mortajas en espacios públicos. Con hechos, no exclusivamente con palabras violentas, discriminatorias, despectivas, racistas o misóginas que también escalaron hasta el pedido de pena de muerte para CFK formulado por un diputado de PRO.
 
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Las respuestas, lo que hay: 
  
El presidente Alberto Fernández decretó feriado nacional para el viernes, sumándose a la convocatoria a plazas o espacios públicos de todo el país. Una pausa para elaborar en medio de la conmoción. Un recurso para facilitar que las movilizaciones fueran serenas, sin roces con la jornada laboral.
 
Se congregaron multitudes en numerosas ciudades y pueblos. La Plaza de Mayo concita las miradas y a la vez distrae de los distintos tonos del federalismo. Los gobernadores radicales de Jujuy y Mendoza, desacataron el feriado... una de esas es ilegal pero asimismo federal, desdramaticemos. En Mendoza los exgobernadores peronistas y radicales posteriores al 83 firmaron un documento conjunto.
 
El acto en Plaza de Mayo congregó cientos de miles de personas. Participaron con alegría, cánticos, extrovirtiendo pertenencias. La violencia estuvo ausente, los medios hegemónicos se esforzaron para encontrar algún borracho, un par de piñas entre grupos... nada que no ocurra en un recital con asistencia mucho más reducida. Quedaron con las manos vacías o casi.
 
La movida callejera argentina es así: autocelebra, transforma la bronca en cántico o baile, festeja el momento colectivo. Se fue a bancar a Cristina, a comulgar grupalmente contra el miedo y la bronca. Cualquier observador imparcial notaría la positividad de los comportamientos, la alegría de pertenecer, la ausencia de llamados a la muerte.
 
Como de costumbre participaron cuatro generaciones. Va una observación impresionista, subjetiva, corroborada en testimonios escuchados en los medios: las personas nacidas o criadas desde la niñez en democracia se encuentran con un escenario que jamás vivieron. Los desafía, conmueve y sorprende a la vez. Quienes tienen más años suelen reencontrarse con fantasmas, terrores, dolores y vivencias atravesadas en el pasado. Todo un dato, cuya significación se develará andando el tiempo
 
La oposición política se dedicó a desdimensionar los hechos. El feriado es opinable, están en derecho de criticarlo. Pero la tentativa de magnicidio tiene otra dimensión cualitativa... constituye necedad empardarlos.
 
Otro reproche, más interesante, es no haber sido invitados a la manifestación. De nuevo, en varios lugares del país fue diferente. De todas maneras, merecen repasarse el comentario y la comparación con la Semana Santa de 1987, cuando el presidente Raúl Alfonsín fue acompañado por dirigentes o mandatarios peronistas de primer nivel. La Plaza rebosaba de militantes y cuadros de otros partidos políticos. Ese cuadro es más completo, superior acaso, al de hoy en día. A la vez es irrepetible. Las diferencias en aquel pasado eran indeciblemente menores a las actuales.
 
La ojeada retrospectiva puede llegar a los ciudadanos, entonces y ahora. Alfonsín supo congregar adhesiones transversales masivas en el espacio público en dos oportunidades, En la primera, se difundieron noticias sobre peligros golpistas: la oposición se sumó a la convocatoria del presidente quien les anunció plan de ajuste y economía de guerra.
 
En abril de 1987 ante una amenaza real de proyecciones temibles la gente acompañó de nuevo. Dejemos de lado el desenlace, la defensa se hizo colectiva. Fabular repeticiones ahora sería un delirio: la polarización y la intransigencia superan cualquier marca de épocas anteriores.
 
Ciertos referentes cambiemitas se quejan por no haber recibido un convite que habrían rechazado. ¿Imaginan los lectores los vituperios para quien abrazara a la actriz Alejandra Darín en el escenario? Esclarecedor el comportamiento de la bancada de PRO en la sesión de ayer en Diputados: diferenciarse y sobreactuar les importa más que un repudio sencillo.
 
De nuevo, hay polarización pero la derecha se radicalizó mucho más que sus adversarios. Esta vez la mayoría de los referentes cambiemitas "repudió" el atentado, lo que significa un avance en el contexto. Bienvenido, porque construye un piso. La señal podría ser peor, lo corroboran palabras y gestos de otros opositores. La hipocresía es un homenaje del vicio a la virtud, dijo un conservador escéptico siglos ha. Más saludable que la franqueza desprovista de responsabilidad.
 
Si se observa más de cerca, el recurso del tweet templado contiene reglas de estilo insuficientes. El repudio es la clave, el plato principal. Las guarniciones suelen apenar, por escasas e insulsas. Los redactores no agregan nada: ni un abrazo a la vicepresidenta o a su familia, una mención a su trayectoria institucional, una palabra que salga del estereotipo. Apenas un puñadito de comunicaciones telefónicas personales con Cristina, entre personas que se conocen desde hace años y practican la misma actividad. Sabor a poco.
 
La patética sesión de Diputados (ver nota aparte) naufragó sin conseguir unanimidad o mayoría aplastante para un imprescindible repudio a un hecho descomunal. En fin.
 
El cuadro de situación decepciona pero no sorprende: es lo que hay. Haber coqueteado con la tragedia no reescribe en minutos la realidad. Es bien posible, casi seguro, que se haya inaugurado una nueva etapa histórica, un punto de inflexión. De ahí a que los comportamientos peguen un rápido salto de calidad media un abismo.
 
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La gobernabilidad en jaque: 
 
La clase trabajadora porfía en reclamar sus derechos día tras día, a través de la acción directa. Record de piquetes este año contabiliza la prensa dominante. Vale dudar de la precisión de los datos aunque la observación es certera. Los argentinos ejercitan la movilización, conscientes y constantes. Lo consideran un recurso, una herramienta democrática. A menudo se han obtenido o defendido conquistas. El sistema democrático no existiría o sería menos equitativo sin "la gente en la calle".
 
La templanza de los manifestantes asombra tanto como la eficacia del método. "¿Por qué no rompen todo?" o ¿"por qué no hay estallidos y saqueos?". De cajón, porque los argentinos de a pie son pacíficos y demandantes a la vez, dupla no accesible en otras latitudes. Quieren vivir en paz, dignamente.
 
Si se los observara con respeto, sin reducirlos a un porcentual, quedaría comprobado que los pobres son muchos. Se remarca menos que son trabajadores. Que las familias quieren que los hijos vayan a las escuelas. Que los mayores aspiran a que los chicos lleguen a niveles de enseñanza superiores a ellos. Que dan y piden respeto. Que cuidan todo lo que pueden (un montón, como pueden atestiguar viajeros internaciones frecuentes) la limpieza personal y el atuendo. Que son proclives a invitar a comer, cuando disponen de algo en la parrilla o en la olla. Lo preparan para que guste y abundante cuando se puede. Que laburan muchas horas para recibir retribuciones insuficientes.
 
No rompen todo, entre otros motivos porque no hay memoria de que ese modo de accionar haya sido eficaz en estas pampas.
 
La furia contra la revuelta en las calles trasunta prejuicios, intolerancia y astucia. Las clases dominantes saben que en ese terreno las correlaciones de fuerzas son más equitativas que en la mesa de negociaciones.  De nuevo, reprimen por odio tanto como por racionalidad instrumental.
 
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Contrafactuales para pensar: 
  
La relectura histórica, la vida privada y la política apelan a los contrafactuales. "¿Qué hubiera pasado si..." es una pregunta que ayuda a repensar, a entender que no todo está escrito de antemano ni que todo futuro es inexorable.
 
Desde hace un tiempito recobró energía: "¿qué hubiera pasado si CFK encabezaba la fórmula presidencial en 2019?". La respuesta funciona como parámetro para imaginar el escenario de las elecciones presidenciales por venir.
 
El miércoles brotó otro contrafactual que atormenta y da pavor. "¿qué hubiera pasado si salía la bala?". Duele escribirlo incluso conociendo el desenlace. Pero da cuenta de la violencia, de los peligros crecientes, de una inestabilidad que jaquea al sistema político.
 
Imaginar que nada debe cambiar se empieza a parecer al masoquismo para no decir algo peor. Calcular que ya se tocó fondo y ahora viene el rebote es voluntarismo puro o resignación.
 
Las injusticias económico-sociales siguen en pie, la inflación no se detiene aunque las tapas de los diarios no hablen de ella.
 
De regreso al inicio de la nota: el patente crecimiento de la violencia fue subestimado. Ojo con calibrar mal otros deterioros corrosivos: atañen al propio sistema democrático que sufrió un quiebre colosal durante una noche que parecía normal y hasta grata.
  
Por Mario Wainfeld
 
Fuente: pagina12.com.ar
 

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04-10-2023 / 09:10
"Es un mentiroso. Le voy a hacer una denuncia penal." Cortita y al pie, Patricia Bullrich respondió así a la acusación que hizo Javier Milei de que ella, como parte de Montoneros, habría "puesto bombas en jardines de infantes". La dirigente derechista inició así su contraofensiva contra el candidato de ultra derecha, que incluyó alusiones a su "inestabilidad emocional", videos mostrando cómo hablaba bien de Bullrich antes de las PASO y un nuevo spot comparando la cantidad de gobernadores e intendentes con los que cuenta Juntos por el Cambio. La jugada indicó que Milei será ahora el blanco de todas las acciones de Bullrich para llegar al balotaje.
 
Milei ya había acusado a Bullrich de haber formado parte de Montoneros, lo que motivó que la candidata dedicara todo un segmento del debate presidencial a aclarar que había sido parte de la JP y que no había participado de acciones armadas. Algunos libros que reúnen investigaciones periodísticas discuten esta última afirmación de quien fue la cuñada de Rodolfo Galimberti, pero ninguno de esos trabajos la sitúa poniendo una bomba en un jardín de infantes (una acción que Montoneros no emprendió jamás).
 
No obstante, Milei dijo: "Ella era una montonera tirabombas. Ha puesto bombas en jardines de infantes. Participaba de una organización terrorista". Bullrich le retrucó con el anuncio de una denuncia penal. "Sale a decir en un programa de televisión que yo había puesto bombas en un jardín de infantes. Es un mentiroso. Y no solamente le contestó, sino que le voy a hacer una denuncia penal", anunció Bullrich, quien contrapuso esto que planteaba con la justificación de Milei para sumar a Luis Barrionuevo.
 
La denuncia coronó una estrategia de demolición sobre Milei, que abarcó prácticamente todos los frentes. Por un lado, Bullrich apuntó a las declaraciones de Milei pero desde el costado de la inestabilidad emocional: "Hasta hace poco tiempo Javier Milei hablaba muy bien de mí. No sé qué le pasó que dejó de hacerlo. Pero acá el problema no soy yo ni las mentiras y calumnias sobre mí", afirmó.
 
"Me preocupa que, con esa misma inestabilidad emocional que Milei tiene a la hora de emitir juicios y falsas acusaciones sobre otros, haya diseñado su programa y sus propuestas. De esa inestabilidad surgen proyectos que dañan a los argentinos o son lisa y llanamente insostenibles, como la dolarización, la libre portación de armas o la privatización de la educación pública", destacó. "De esa inestabilidad surge la idea de prometer reformas profundas sin poder político, sin tener gobernadores ni legisladores", remarcó.
 
Cada uno de esos ejes tuvo su desarrollo durante el día. Este último, el de la falta de poder político, apareció en un spot donde Bullrich y una serie de gobernadores electos hablan desde un plano selfie. El sentido general del spot fue contrastar que Juntos por el Cambio tiene "10 gobernadores y más de 500 intendentes" contra el cero absoluto de Milei. Es el mismo recurso que Bullrich había usado la semana pasada cuando convocó a todos los dirigentes a sacarse una gran foto de familia con ella.
 
Por último, el eje de la "inestabilidad emocional" viene siendo tramitado por una serie de cuentas de Twitter anónimas y trolls que filtran todo tipo de versiones sobre la salud mental de Milei para instalar la idea de que no está en condiciones de ejercer la presidencia. Hasta el domingo, esas cuentas repiqueteaban sobre la idea de que Milei estaba con un "ataque de pánico" y no iba a poder concurrir al debate, cosa que hizo. Luego daban detalles de medicaciones que supuestamente tomó para poder asistir. Nada es comprobable, todo es para instalar que está loco como estrategia de campaña.

La Opinión Popular
 

03-10-2023 / 09:10
A tono con su candidata a vicepresidente, la vocera de la dictadura Victoria Villarruel, hija y sobrina de genocidas, el ultraderechista partidario de la casta militar Javier "el Loco" Milei, sobrador y descalificante, con sorna ante la exposición de sus rivales, negó abiertamente la dictadura haya desaparecido a 30.000 personas y habló de una "guerra" durante los años setenta.

El candidato a presidente de la Libertad Avanza, Javier Milei, comenzó su intervención victimizándose y "denunciando" que los libertarios fueron acusados de nazis. Sin embargo, su discurso pasó del negacionismo y de relativizar lo que ocurrió durante la última dictadura cívico-militar, a repetir casi de manera calcada los argumentos usados por dictadores como Jorge Rafael Videla y Emilio Massera. Ellos hablaron de "guerra" y de "excesos" para intentar justificar el criminal genocidio ocurrido tras el último golpe de Estado.

El liberfacho afirmó: "estamos hartos de una versión tuerta de la historia, en los 70´ hubo una guerra, el estado cometió excesos pero los terroristas cometieron también delitos de lesa humanidad". De esta manera habló de "excesos" para negar una política sistemática de la dictadura cívica-militar de eliminar físicamente a sus adversarios políticos, en la cual estuvieron implicados las grandes empresas, de las cuales Milei hoy defiende sus negocios.
 
Milei los siguió: "Durante los 70 hubo una guerra en la que las fuerzas del Estado cometieron excesos". Así definió los aberrantes crímenes de la dictadura en medio del debate presidencial. Como si fuera poco, el liberal fascista machacó con una idea que en otras ocasiones también pusieron sobre el tapete dirigentes de Juntos por el Cambio. Dijo que "no fueron 30 mil los desaparecidos" sino "8753", una vieja cifra de la Conadep, expresamente señalada como provisoria por sus integrantes, y que, además, fue superada hace años.
 
Desde el Gobierno y los organismos de derechos humanos salieron a repudiar las posturas que reivindican e intentan justificar el terrorismo de Estado. La Secretaría de Derechos Humanos encabezada por el nieto recuperado Horacio Pietragalla Corti adelantó que en las próximas semanas publicará "un informe sobre el universo de las víctimas del terrorismo de Estado que contribuirá a desmontar estas posturas negacionistas". Las frases de Milei, subrayaron, "nos retrotraen a los discursos que la propia dictadura utilizó para justificar un genocidio y que luego emplearon los responsables de esos crímenes para buscar impunidad".
 
"En la Argentina no hubo una guerra ni hubo excesos. Hubo un Estado terrorista que planificó y ejecutó una matanza para imponer un modelo económico, eliminando a toda disidencia política", expresó la Secretaría en un comunicado. Sobre la duda que Milei quiere instalar en torno al número de desaparecidos, la Secretaría aclaró que "el número total de detenidos-desaparecidos y de víctimas del terrorismo de Estado no se conoce por el carácter ilegal y clandestino que tuvo el accionar del Estado. Por eso siempre será indeterminado, está en construcción y crece permanentemente".
 
Los dichos del libertario fueron comparados con los del dictador Emilio Massera, por ejemplo, durante el Juicio a las Juntas de 1985, es casi idéntico. Ambos hablan de "guerra", y de "excesos". También lo hizo el dictador Jorge Rafael Videla, el 9 de septiembre de 1977, como recordó la periodista Luciana Bertoia cuando se reunió con el presidente James Carter en los Estados Unidos y en un archivo desclasificado se puede leer que Videla hablaba de "excesos o abusos de poder". En esa tónica, amigable para los asesinos como Videla, Massera y Etchecolatz, cargó contra la lucha de los organismos de derechos humanos y afirmó: "estamos en contra del curro de los derechos humanos y los que hicieron negocios con eso", dijo el nefasto defensor del terrorismo de Estado.

La Opinión Popular



02-10-2023 / 12:10
Todo está abierto en el escenario electoral, sin expectativas de modificaciones mayores que resulten de los debates presidenciales. Desde ya que sobresalió el titubeo constante de Patricia Bullrich en sus intentos por hilar alguna oración, no ya una idea o propuesta. Javier Milei se mostró incómodo con el formato, pero no sufrió provocaciones que pudieran desestabilizarlo y evitó quedar como un "loquito". Sergio Massa y Juan Schiaretti no vacilaron jamás, y Myriam Bregman tampoco en la reiteración de su estructura discursiva.
 
Los presidenciables se atuvieron a su hoja de ruta durante un intercambio de ideas sin mayores sorpresas. El ministro de Economía Massa, sólido, aprovechó para polarizar con el modelo del libertario Milei, y llamó a defender a las empresas públicas y los "derechos conquistados". Bullrich y Milei criticaron la inflación y describieron sus planes neoliberales de ajuste. Durante el capítulo de derechos humanos, Milei negó que fueran 30 mil los desaparecidos por la dictadura genocida.
 
Nadie ganó ni -sobre todo- perdió considerablemente. El más flojo desempeño de Bullrich fue en el bloque temático de economía. La referente del PRO dijo que va a "borrar del mapa la inflación", como lo prometió en su momento Mauricio Macri y no cumplió. En todo caso, dejaría claro que Patricia no está en condiciones de sumar un voto más. Y no es menor que Massa haya salido airoso en un momento muy delicado. Punto. En materia de contenidos, el candidato peronista fue el más propositivo. Pero la duda sigue siendo si acaso se votarán propuestas.
 
El episodio de Martín Insaurralde amenaza a Unión por la Patria con ser un cisne negro a la altura de la foto de Olivos, en plena pandemia. Y lo más doloroso es que, por carácter transitivo, podría afectar a un funcionario y candidato con los quilates de Axel Kicillof, a cargo de la mejor gobernación bonaerense desde el recupero democrático. Hay una rabia comprensible y justificada.
 
Pero son otras las cuestiones estimadas como "decisivas". ¿El dólar disparado, con sus consecuencias inflacionarias, significa una adversidad que el oficialismo no podrá remontar? ¿O ese aspecto ya no le cambia nada al núcleo duro de los votantes de UxP, ni a quienes se les sumarían en unión contra el espanto neoliberal? ¿Es cierto que Milei detuvo su crecimiento porque, al ser visto como presidenciable con altas chances, mucha o bastante de la gente que lo votó retrocederá desde su catarsis embroncada? ¿Y acaso eso supondría un incremento en las probabilidades de Bullrich, cuando ni siquiera en sus propias filas la dan entrando al balotaje debido a una imagen de insolvencia que Carlos Melconian no pudo corregir?
 
Las medidas que Massa continúa implementando, sin parar, son otro intríngulis en cuanto a su eficacia electoral. Reparan en parte los efectos devaluatorios. El Fondo Monetario, que es el ministro de Economía virtual aunque deba reconocérseles a Massa y a su equipo la idoneidad para amortiguar exigencias extremas.
 
En el debate, Massa fue el más propositivo y quien demostró mayor experiencia previa. Es quien conoce los números reales. Quien tensa con los factores de poder. Quien gestiona las internas del peronismo y de los movimientos sociales. Quien sabe cómo son los resortes de tripular al Estado sin que se desmadre. Quien podría aterrizar, aun con enormes turbulencias, ese futuro de una macro estabilizada.
 
Massa se ocupó de repetir que si gana las elecciones hará un "gobierno de unidad nacional" para el que convocará a "los mejores, no importa que vengan del radicalismo, del PRO o inclusive del partido de Javier Milei". También en remarcar que su plan se apoya principalmente en potenciar las exportaciones.
 
La Opinión Popular
 

01-10-2023 / 08:10
Veintidós días pasaron entre que Sergio Massa prometió, en televisión, el final del impuesto a las ganancias para los salarios, y la sanción de la ley. La jugada, que caminó por la cornisa un par de veces, le permitió proyectar el mensaje más importante de su campaña: que tiene para ofrecer algo distinto a la experiencia de los cuatro años del Frente de Todos. Dinámica. Ejecutividad. Efectividad. Capacidad para torcer correlaciones de fuerza adversas. Una vez puede ser casualidad, dos ya es otra cosa. Buscará repetir la proeza antes de las elecciones. Apunta a que el Compre sin IVA pase por la cámara baja el 10 de octubre y que lo haga ley el Senado ocho días después, pocas horas antes del cierre de campaña.
 
La sesión de esta semana en el Senado fue una muestra de esa habilidad para tejer política y obtener resultados que el ministro exhibe como su principal cocarda ante la inexperiencia y aparente ineptitud de su adversario directo. Consiguió destrabar un Senado que venía chocando con la falta de quórum cada vez que intentó sesionar en los últimos meses. Pudo ofrendarle a Cristina Fernández el pliego de la jueza Ana María Figueroa, como prenda de unidad que le da crédito para mostrar más autonomía en el resto de la agenda. Mostró la capacidad de construir una mayoría que lleva su firma. Volvió a meter una cuña en la oposición. Negoció, concedió y ganó. Coronó la jugada con un acto multitudinario.
 
La sesión dejó ver los contornos de la unidad nacional de la que el candidato habla con frecuencia y que imagina como sostén de su gobierno. Lejos de una señal de rebeldía, esa búsqueda cuenta con el acuerdo explícito de CFK y sigue los lineamientos que ella señaló durante los últimos años. El propio nombre que eligieron los dos para la fuerza política que representa su alianza es Unión por la Patria. Si no lo ve, consulte a su oculista. La unidad implica una alianza con fuerzas provinciales, como también pudo apreciarse esta semana en Neuquén, donde Massa reunió en un acto multitudinario al MPN, a los ex MPN que ganaron la última elección y al peronismo local.
 
También con sectores de la oposición. Muchos medios se hicieron eco del tratamiento amistoso que le dio el ministro al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, en el acto que se hizo hace una semana en Salta. Menos cobertura tuvo dos efectos prácticos de ese vínculo renovado. El primero fue que este viernes, por primera vez en casi ocho años de cautiverio ilegal, la justicia jujeña, que responde a Morales, autorizó a que Milagro Sala viaje a La Plata para recibir ayuda médica. El segundo fue que cinco senadores alineados con el presidente de la UCR se ausentaron en la votación sobre ganancias para marcar una diferencia con el resto de Juntos por el Cambio.
 
El final de esa experiencia política parece irremediable. Los radicales, la Coalición Cívica e incluso un sector del PRO no está dispuesto a seguir la aventura neofascista que eligió Mauricio Macri. Algunos de ellos ya tendieron puentes con Massa y le prometieron acompañarlo luego de que Patricia Bullrich quede descalificada. El problema para la candidata es que un dirigente que ya tomó la decisión de cambiar de jefatura empieza inmediatamente a trabajar para el nuevo, no espera a después de la elección. Mientras Macri prende fuego al PRO, porque si no es suyo prefiere que no sea de nadie, Bullrich lucha contra las llamas pero Massa es el que rescata a los sobrevivientes.
 
Un protagonista involuntario de esta etapa de la campaña es el papa Francisco. Mientras que la litúrgica procesión a Luján estuvo escoltada por pasacalles y carteles de impronta peronista con mensajes explícitos contra Milei, algo que el sumo pontífice no auspicia pero deja hacer, Bullrich presiona a su contacto con el Vaticano, el director de Scholas Ocurrentes, José María Del Corral, para que gestione un gesto de Bergoglio. Apurado, Del Corral confirmó en una nota la visita a la Argentina, que hoy está lejos de hacerse realidad. Esas señales no caen bien en la Santa Sede. Massa podría desplegar esta noche en el debate una bandera blanca para descongelar un vínculo que estuvo roto por décadas.
 

30-09-2023 / 10:09
Parece un reloj: la Cámara de Casación reabrió dos causas contra Cristina Fernández de Kirchner que habían sido cerradas por la falta de pruebas. No dijo que había pruebas, sino que la falta de ellas tenía que demostrarse en audiencias abiertas. Por otro lado, la jueza María Eugenia Capuchetti se apresuró a mandar a juicio oral la causa por el intento de asesinato de Cristina Kirchner, dejando a medio camino la investigación del financiamiento y los posibles instigadores.
 
En el primer caso, el interés principal es el escarnio público amplificado por los medios hegemónicos, como sucedió en la causa de Obras Públicas. En el segundo caso, se evitó poner en evidencia la relación de altos empresarios y dirigentes macristas con el grupo de marginales que intervino en el atentado.
 
La exhortación del tribunal oral a la jueza por la investigación que dejó incompleta y la declaración escrita de Brenda Uliarte, una de las detenidas, más la entrega, por parte del diputado Gerardo Milman, -después de meses de resistirse- de un celular que compró después del atentado, constituyen evidencia, por lo menos de ineptitud de la jueza o de su apuro para evitar esa vía de investigación.
 
La actividad de los acusados en las redes y sus cuentas fueron clausuradas por las empresas tras el atentado. La jueza pidió a las centrales de Nueva York el contenido de esas comunicaciones, pero no esperó la respuesta. El tribunal oral le preguntó ahora si le sigue interesando. Está demostrado que eran comunes en ese activismo las menciones al asesinato de Cristina Kirchner, a veces en broma, a veces como fantasía o como lo que deberían hacer.
 
En su declaración escrita Uliarte confesó que el autor material del intento de magnicidio, Fernando Sabag Montiel, le había dicho que hablaba siempre con "Carolina, la secretaria de un amigo". Carolina Gómez Mónaco es la secretaria de Milman, quien, según Uliarte, financiaba a grupos para que fueran a provocar frente al domicilio de Cristina Kirchner.
 
Y su conversación con Milman dos días antes del atentado, que fue escuchada en forma accidental por otro parroquiano del bar donde se encontraban, fue la que relacionó a Milman con el hecho criminal. A un comentario de su secretaria, el diputado respondió sonriente que "cuando la maten yo voy a estar camino a la Costa".
 
Todos los celulares de esa causa tuvieron problemas. El de Sabag Montiel fue manipulado y, sospechosamente, su contenido se borró por impericia de los que lo abrieron. Los celulares de las secretarias de Milman fueron borrados en una oficina de Patricia Bullrich antes de entregarlos. Milman se negó a entregar el suyo. Y ahora, tras meses de negarse, entregó un aparato cuyo modelo se empezó a vender después de la fecha del atentado.
 
Ivana Bohdziewicz, la otra secretaria de Milman denunció que fue intimidada cuando decidió declarar ante la Justicia y describió cómo habían borrado sus celulares en una oficina de Patricia Bullrich.
 
Tantas anomalías para impedir la investigación de las comunicaciones despiertan muchas sospechas y dejan algunas conjeturas. La primera es que si tanto importó destruir, ocultar o cambiar los celulares, es porque podían revelar contactos, todos relacionados con activistas, dirigentes y empresarios macristas.
 

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