Nacionales - 16-04-2021 / 09:04
LO ACUSAN DE HACER CAMPAÑA ELECTORAL CON EL VIRUS Y SEÑALAN QUE EL EPICENTRO DE LA SEGUNDA OLA ESTÁ EN LA CABA
Larreta intenta minimizar las medidas de cuidado y obstaculizarlas en la Justicia
Los números no mienten y menos los de la pandemia que muestran que el impacto más dramático y peligroso de los contagios de la segunda ola de covid-19 están produciéndose en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en general y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en particular.
A las diez de la mañana, hoy mismo, se verán las caras hurañas el presidente Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, el Jefe de Gobierno de la CABA, epicentro de la segunda ola de coronavirus. Presionado por el ala más gurka del PRO, Larreta arribará con un recurso ante la justicia contra la suspensión de la presencialidad de las clases, medida que los trabajadores de la educación venían reclamando por el aumento de contagios y la falta de vacunación. Nada indica que la vía judicial zanje el conflicto.
A Fernández le preocupan los contagios crecientes, el riesgo cierto de saturación del sistema sanitario. Necesita ganar tiempo, una exigencia que signa su mandato. En marzo-mayo del año pasado ganaba tiempo para fortalecer el sistema de salud, mejorar la infraestructura hospitalaria, conseguir insumos críticos, capacitar a profesionales de provincias, conducir la política sanitaria nacional. Sus adversarios se alineaban, lo alababan.
Hoy en día, Alberto quiere mitigar los efectos de la segunda ola que azota al mundo, a la región, a los países limítrofes, a Brasil. Para acotar los contagios y de nuevo para evitar la sobreocupación de camas críticas (o en salas comunes). Y para seguir vacunando, por último en la enunciación pero primero en las prioridades.
La peor falacia de Larreta y de Juntos por el Cambio es el sinuoso discurso sobre las vacunas. Fueron veneno, motivaron acciones penales... judicializan todo. El Gobierno nacional ganó la polémica respecto de las vacunas, acertó al concertar compras de la Sputnik V. La oposición vociferaba consignas anacrónicas, macartistas. Se equivocaron, sin autocrítica. Luego Larreta las distribuyó con criterio elitista, privilegiando a las prepagas o a profesionales privados que atienden de forma remota.
La mayoría abrumadora de la gente común ansía vacunarse. Lo revelan datos tangibles: la cantidad de inscriptos. Y costumbristas, la alegría ante cada dosis. Esa victoria genera obligación de atender a una demanda popular creciente. Los opositores subestiman lo conseguido, reclaman un calendario preciso. Mienten porque saben, por experiencia propia, que el mercado es escaso y concentrado.
Larreta es hábil comunicador. Vuelca conceptos sencillos, repite como mantra, hace ademanes serios. Soslaya su trayectoria y la de su partido el PRO en materia de salud y educación. Presupuestos avaros, favoritismo hacia los sectores privados, desdén y odio a los gremios, avaricia para las escalas salariales. Halaga con la palabra a los profesionales de la salud pero les niega licencias o vacaciones.
Todo esto acontece en el peor momento de la peste, con la gente cansada, con las vacunas abriendo una luz en el horizonte. La mirada al interés colectivo, la conducción, recaen sobre el Presidente quien --alelado por como escalan hechos que meten miedo-- decidió extremar las medidas de cuidado. También socorrer económicamente a los damnificados por las restricciones. Otra práctica ajena a Larreta, pródigo en alabanzas verbales y amarrete a la hora de abrir la billetera.
La Opinión Popular
EL PRESIDENTE CUESTIONÓ EL DOBLE DISCURSO DEL JEFE DE GOBIERNO
Los cruces de Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta por la pandemia
Los números no mienten y menos los de la pandemia que muestran que el impacto más dramático y peligroso de los contagios de la segunda ola de covid-19 están produciéndose en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en general y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en particular.
Es en este distrito donde el gobierno nacional detectó la flexibilización (y la ausencia) de controles, por parte del gobierno porteño, de las restricciones que se habían acordado e implementado la semana pasada. Esa fue la razón del endurecimiento de los cuidados que anunció el presidente Alberto Fernández y que, ante el desenmascaramiento de la situación, Horacio Rodríguez Larreta intenta resistir buscando tensionar la relación con la Rosada.
Presionado también por el ala más radicalizada de Juntos por el Cambio, anunció que recurrirá a la Corte Suprema para evitar el retorno de las clases virtuales por dos semanas como prevé el DNU presidencial.
Luego de ese acting, que protagonizó en la sede del gobierno porteño, Larreta envió a su vicejefe a solicitar formalmente un encuentro con el Presidente que lo recibirá hoy a las 10 en Olivos. Una reunión que se prevé tensa porque, como sintetizó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, "el Presidente no tiene problemas en que la oposición haga política con lo que quiera, pero con la pandemia no".
Ayer, Fernández abundó en las razones que lo llevaron a decidir las nuevas restricciones pero también anunció que cada titular de la AUH y de la asignación universal por embarazo, las asignaciones familiares de las categorías más bajas (del monotributo) A y B, "recibirán 15 mil pesos por estos 15 días que tienen mayores restricciones y a esto accederán todos los que se vean afectados por la medida".
Ahora bien, el Presidente confesó durante una entrevista con Radio 10 que lo que más le molestó fue la actitud de Rodríguez Larreta cuando en las reuniones privadas tenía una postura y después en público mostraba otra.
"Yo dialogo siempre, trato de dialogar siempre y, de hecho, las medidas anteriores las conversé y las dialogué. Quise cerrar los restaurantes, me pidieron que no lo hiciera, quise cerrar a las diez de la noche y me pidieron que me extendiera hasta las once", recordó Fernández y agregó que pese al consenso alcanzado "los negocios que cerraban a las once se podían quedar hasta las doce" y que, incluso, las autoridades porteñas "no estaban de acuerdo con la restricciones a la circulación", entre las 0 y las 6 horas.
Fernández abundó sobre eso al sostener que "si uno habla, conversa, acuerda y después decimos que no estamos de acuerdo, entonces no entiendo para qué lo hacemos", dijo.
Por eso, y a pesar de la posición contraria que sustentaban la ministra de Salud, Carla Vizzotti y de Educación Nicolás Trotta sobre las clases presenciales, terminó por avanzar con las restricciones: "Esta medida no la consensué, esta medida la tomé yo, y me hago cargo yo", afirmó. Por último afirmó que "mi compromiso es cuidar a cada argentino, aunque eso me obligue a tomar medidas que son muy antipáticas después de un año de pandemia".
Si bien el discurso contradictorio de Larreta puede ser incluido entre las reglas no escritas de la política vernácula al tener una versión para la tribuna propia, lo que le molestó al Presidente fue la conducta institucional de Larreta y sus ministros al no implementar controles para garantizar el cumplimiento de aquellas restricciones.
"No nos engañemos más. Las fotos que me mandaron de Palermo el fin de semana, ¿ustedes vieron alguna mesa que respete los dos metros de distancia?", se preguntó el Presidente y aclaró que los shopping van a estar cerrados durante todo el día. "Lo que se vio en el Unicenter el fin de semana es preocupante. Y a los shopping no van los adolescentes, van los adultos", aclaró.
La reacción
El anuncio presidencial tuvo impacto profundo en la interna de Juntos por el Cambio. El miércoles por la noche la titular del PRO, Patricia Bullrich, participó de una escuálida protesta ante la quinta de Olivos en defensa de la educación presencial. Cerca del mediodía de este jueves Mauricio Macri lo presionó públicamente con un tuit: "La improvisación e ineptitud, también en el manejo de la pandemia, han generado angustia y enojo en los argentinos. No hay dudas de que las escuelas deben seguir abiertas. Mi apoyo a la Ciudad para que actúe haciendo respetar su Constitución y su autonomía".
Entonces Larreta reaccionó. Primero habló de la ruptura del diálogo y el consenso, luego cuestionó (como si buscase contentar a Bullrich), el plan de vacunación. Es más, dijo que se enteró hace poco que el gobierno porteño puede comprar vacunas: "Vamos a hacer todo nuestro esfuerzo para conseguir vacunas lo antes posible", dijo olvidando de manera conveniente la ley que no sólo autoriza al Ejecutivo Nacional a comprar vacunas sino también a los gobernadores y al jefe de gobierno porteño.
A pesar de reconocer que tendrá que acatar el DNU, Larreta cerró su conferencia con una mala interpretación de indignación cuando se refirió a la suspensión de las clases presenciales por dos semanas. Ahí dijo que va a ir a la Corte a defender la escuela olvidando, otra vez de manera conveniente, que desde que el PRO dirige CABA el presupuesto educativo siempre fue en picada. Desde que llegó Larreta cayó un promedio de un punto porcentual por año. En 2021, el presupuesto en educación representa apenas el 17,18 por ciento del total.
"Es fácil actuarla de ofendido y salir a cantar la música que todos quieren escuchar. Gobernar es otra cosa, es resolver y gestionar, es ocuparse aunque sea con medidas antipáticas. Es no irse a Brasil en plena pandemia, es ocuparse de los miles que cada día se suman a dormir en la calle", afirmó la diputada nacional del Frente de Todos, Gisela Marziotta.
A su turno, el senador porteño Mariano Recalde repudió la "hipocresía" de Larreta y, sobre todo, la especulación que esconde su reacción: "Se nota que predomina su interés político por sobre la salud de la ciudad. La prueba es que se olvida de que (Diego) Santilli dijo en febrero que, de incrementarse los contagios, se debían suspender las clases presenciales".
Fuente: Página12