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El clima en Paraná
“Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores… y hacer que nuestros simpatizantes lo repitan en todo momento”. De Joseph Goebbels a Javier Milei
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Entre Ríos - 30-03-2020 / 18:03
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
Ante la crisis sanitaria, el gobernante debe estar muy alerta, porque está en juego la vida de sus comprovincianos. Con un gabinete de colaboradores que trabajen armónicamente y, mejor aún, si se abre el juego hacia otros sectores. De allí que se valora el gesto del sector privado, de coordinar acciones para que no se produzca desabastecimiento de productos en la provincia. También la actitud de sectores de la oposición, dejando de lado diferencias políticas.
Ante la crisis sanitaria, el gobernante debe estar muy alerta, porque está en juego la vida de sus comprovincianos. Con un gabinete de colaboradores que trabajen armónicamente y, mejor aún, si se abre el juego hacia otros sectores. De allí que se valora el gesto del sector privado, de coordinar acciones para que no se produzca desabastecimiento de productos en la provincia. También la actitud de sectores de la oposición, dejando de lado diferencias políticas.
 
No es el caso del PRO Entre Ríos que arremetió contra decisiones del gobernador Bordet. "Hace algunas horas ha trascendido que tanto el Gobernador como un puñado de funcionarios políticos reducirán sus sueldos en un 50%", afirman. Y aseguran que "a las claras, resulta evidente que esa disposición no es más que un anuncio rimbombante que pretende engañar, para "congraciarse" con una población cada vez más angustiada", opinan. El PRO entrerriano, sin autocrítica alguna por las nefastas políticas sanitarias de Cambiemos, lejos de aportar prudencia intentó sacar provecho político de la pandemia.
 
Para atender a los sectores más directamente perjudicados por la imposibilidad de salir a trabajar, el Gobierno desplegó una batería de medidas que incluyó una asignación extraordinaria de 10 mil pesos para trabajadores informales y monotributistas de las categorías más bajas, reparto de alimentos frescos y secos, un pago adicional de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el congelamiento de precios de productos esenciales, entre otras medidas que deberán profundizarse de continuar con el aislamiento obligatorio.
 
Para las pymes, especialmente las que se desempeñan en actividades no esenciales y que prácticamente dejaron de tener ingresos desde el inicio de la cuarentena, el Gobierno dispuso de líneas de créditos a tasas reducidas para que estas empresas puedan afrentar sus responsabilidades, especialmente el pago de sueldos. Además se postergaron vencimientos impositivos.
 
El paquete de medidas de Alberto Fernández,y que adhirió Gustavo Bordet, para aliviar el impacto social y económico, no aplacó las críticas opositoras en la provincia, cuyos integrantes más "hard" hablaron como si la medida de reducir el 50% los sueldos de los funcionarios fuese una canallada por parte del Ejecutivo provincial.
 
De esta manera, la oposición más gurka intentó retomar la iniciativa que, hasta ahora, solo se reducía a frases emotivas para que la gente no salga a la calle y no vaya a visitar amigos. En la época de las fake news y los deepfakes surge el desinterés hacia la realidad. Es que los acostumbrados a lucrar y construir poder con el relato no saben qué hacer. Pero la situación no está para creencias de diletantes políticos.
 
El corolario de estas opiniones opositoras es la búsqueda del descrédito y la desconfianza en las autoridades, en un escenario de crisis. Esta pulseada innecesaria de la oposición con el gobierno necesita terminar de una buena vez. O al menos, entrar en fase de aislamiento mientras dure la cuarentena.
 
La Opinión Popular

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado  

Alberto intenta evitar una catástrofe sanitaria
 
En Argentina, las primeras imágenes de camas uniformemente alineadas, improvisados centros de aislamiento en pabellones militares o en gimnasios municipales están cambiando en los últimos días la fisonomía del combate al coronavirus en el pais. Su efecto es intimidante. El enemigo sigue siendo invisible y misterioso. Pero en breve las víctimas empezarán a dejar de serlo.
 
El Coronavirus sorprendió a la humanidad y puso a los gobiernos del mundo frente al mismo dilema. Como nunca antes en -al menos- un siglo, los estados fueron urgidos por un contexto de catástrofe a elegir entre la salud de sus pueblos y las ganancias de las empresas y la fortaleza de sus economías.
 
Con casi 27 mil muertos, más de 600 mil contagios confirmados y un número de casos no confirmados que se presume exponencialmente mayor, el tiempo no demoró nada en darle la razón a los gobernantes que optaron por la salud en detrimento de la economía y los que minimizan el riesgo de la pandemia se están quedando cada día más solos.
 
El colapso de los sistemas de salud de España e Italia y el macabro saldo que hasta ahora dejó el coronavirus en muchos de los países más desarrollados del mundo, incluyendo Estados Unidos, dejó en claro que aquellos gobernantes que supieron avizorar antes la gravedad de la amenaza sanitaria y además tuvieron la firmeza política necesaria para afectar intereses económicos de las grandes empresas en defensa de la salud, lograron salvar un sinnúmero de vidas.
 

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
 
El peronismo gobierna de acuerdo al sesgo dominante de época
 
El presidente se alineó con la corriente que privilegia el funcionamiento del sistema de salud por sobre el del resto de la economía con el fin de evitar la mayor cantidad de pérdidas humanas. Ha seguido consejos de reconocidos epidemiólogos que lo fortalecieron. Casi podría decirse que ningún otro país adoptó medidas tan extremas con tanta antelación. El ensayo está en marcha y aún se desconoce cuál será su resultado.
 
No tenemos la gestión supersónica de las potencias asiáticas, imposible para estas geografías, con sus detectores digitales de temperatura, su geolocalización y todas las app del Estado policial de la ultra tecnología, el big data y el escaneo online de las vidas. Se puede circular porque el país es la cárcel. El trade off que propone el big brother oriental es cruel y efectivo. Acá en el Sur, las opciones son más modestas.
 
Alberto deberá dar la batalla con armas limitadas, con un sistema sanitario desfinanciado, que viene con serias anomalías. Hay 13 hospitales públicos importantes terminados en todo el país que Mauricio Macri ignoró y que nunca empezaron a funcionar por carecer de equipamiento y de personal.
 
El campo de batalla tampoco ayuda: 35,4% de la población es pobre; hay 5 millones de monotributistas y otros tantos son trabajadores que están en negro. Hay, también, 2 millones de desocupados que viven del cuentrapropismo, que no saldrán a trabajar para preservarse de un virus que no ven, pero que sí lo harán cuando sientan el hambre.
 
Las expectativas para la batalla son discretas. La especulación oficial es que, en el mejor de los casos, empezará junio con 250.000 personas contagiadas; y, aproximadamente, con 7.000 muertos. Sin seguir con el aislamiento, los contagiados subirían a 2,2 millones de personas; y los fallecidos, a 66.000.
 
Con ese reducido bagaje de certezas, Fernández anunció la cuarentena, rodeado de todos los gobernadores. Allí comenzó la verdadera construcción de su liderazgo, actuando y tomando decisiones, tratando de conjugar lo epidemiológico con lo económico.
 
Las imágenes con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof le son fundamentales y lo diferencian del patético escenario brasileño, donde Bolsonaro se enfrenta a los gobernadores de su país respecto de cómo actuar ante la pandemia, lo que lo pone al borde del impeachment.
 
Fernández necesita esas alianzas para tener espaldas frente a lo que se viene: keynesianismo puro y aplicación de medidas económicas "contra cíclicas" para mitigar los efectos recesivos, olvidándose un tiempo del déficit fiscal. En ello coinciden economistas de diferentes tendencias, incluso neoliberales.
 
La peste azuza la codicia empresaria, la remarcación de artículos de primera necesidad, desabastecimientos estratégicos. El Presidente despotrica contra dichas conductas. El Gobierno fijó precios máximos, atento a la trepada de la inflación en marzo. Recién comienzan a implementarse. En medio de la catástrofe, Techint despide a 1450 trabajadores, una provocación evidente antes que una medida para custodiar su inconmensurable capital.
 
Las fake news divulgadas en redes consiguen infundir pánico, incitar a conductas compulsivas, antisociales. Mejor no desarrollar teorías conspirativas sin disponer de pruebas. La maldad humana es polifacética, psicópatas hubo siempre. También sobreviven en la crisis intereses creados, pobladores de los sótanos de la democracia u otras escorias profesionales y organizadas.
 
Alberto ganó legitimación como líder decisionista. Le cabe resolver cruzando factores contradictorios. El Gobierno es peronistas, se supone expertos en solucionar lo imposible y gestionar la frustración de las masas. No podríamos estar en mejores manos. Ni pensar, si en la gestión de esta crisis, hubiera estado Macri.
 

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
 
Controles y comportamiento social
 
En lo inmediato, las alarmas se encienden por lo que sucederá con la actividad económica en abril, especialmente en el sector privado. Los empresarios pyme tienen dificultades para continuar la cadena productiva y corren riesgo los salarios de los trabajadores del sector.
 
La construcción también está paralizada, salvo la vinculada a obras públicas como la instalación de hospitales de emergencia. La economía argentina ya está en un pozo: viene de caer un 2,2 por ciento el año pasado.
 
El escollo más evidente radica en que el pico de contagios del virus recién llegará en mayo, con lo cual queda al menos un mes y medio por delante, según los cálculos optimistas, de restricciones sociales y económicas.
 
Muchos sectores sociales informales urbanos (desde un chofer hasta una peluquera, un peón o un parquero) comenzaron a demandar asistencia alimentaria. Después de 15 días sin movimiento, clientes ni ingresos, eran cada vez menos los que tenían recursos para subsistir sin ir al comedor.
 
La segunda semana con restricción de circulación en Buenos Aires dejó al descubierto la fragilidad social en enormes sectores del Conurbano bonaerense, donde la cuarentena y el encierro comenzaron en los últimos días a mezclarse con el hacinamiento, la violencia intrafamiliar y las adicciones.
 
"Allí, a lo sumo, se puede hacer aislamiento social", dijo el ministro Ginés González García. Como un gueto. De allí la necesidad no solo de superar la coyuntura, sino también de tener un plan para reactivar más rápidamente la economía una vez que se flexibilice la cuarentena.
 

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
 
Cuarentena: una olla a presión que demanda todos los recursos de la Provincia
 
La política argentina está batiendo un récord. Superó el día 10 de la cuarentena manteniendo a salvo el consenso en torno de la decisión de priorizar el intento por frenar la expansión del coronavirus sobre la actividad económica, sobre las ganancias de los empresarios y sobre derechos individuales. Ese consenso es el dato más relevante de la escena política.
 
Van surgiendo discusiones, planteos sectoriales y visiones encontradas respecto de la fecha de vencimiento de la tolerancia social a la medida, cuya extensión será resuelta nacionalmente. La estrategia presidencial tiene aval social. Lo afirman numerosos estudios de opinión, lo ratifica el mayoritario acatamiento de la cuarentena y lo confirma también la obediencia unánime de los gobernadores, otra situación inédita.
 
Lo que ocurre en la Casa Gris es una muestra de este estado de cosas: la incertidumbre económica, el deterioro del frente fiscal, la constatación del riesgo social que implica la parálisis de la economía y el recelo que genera la priorización del conurbano bonaerense, en ningún momento pesaron más que la decisión de mantener el total alineamiento que muestra Gustavo Bordet con la estrategia sanitaria que marca el Gobierno nacional.
 
Ese alineamiento no está libre de inconvenientes, pero prefirieren dar vuelta la página en virtud de la urgencia de trabajo que se impone en esta coyuntura y siguen apelando a la buena sintonía que Entre Ríos mantiene con la gestión de Fernández desde el comienzo en diciembre.
 
Tampoco hay alguna jurisdicción del Estado que cuente con los fondos para solventar las costosísimas responsabilidades que supone la emergencia sanitaria o el drenaje de recursos que hace falta para enfrentar la tensión social que comienza a insinuarse en las áreas de pobreza y exclusión que hay en todas las grandes ciudades.
 
Hasta ahora, la Nación sólo observa ese riesgo en el conurbano bonaerense, pero los gobernadores del interior lo ven en sus propios territorios. Hay una lista de temas irresueltos; discusiones pendientes en materia de recursos y de responsabilidades fiscales frente a la crisis.
 
El ejemplo más contundente llegó el jueves pasado, cuando el Ministerio del Interior anunció una asistencia a las provincias de 6 mil millones de pesos en dos cuotas. Esa fue la respuesta nacional a un reclamo conjunto de todos los ministros provinciales, que demandaban una asistencia de 70 mil millones de pesos en marzo. Lo concedido es apenas el 8,5 por ciento de lo solicitado.
 
Los ATN fueron creados en 1970 y son partidas de recursos que gestiona el Ministerio del Interior para destinarlos a las provincias ante situaciones imprevistas. El Fondo de los ATN representa el 1% del total de la coparticipación federal. Las transferencias se deberían hacer a mes vencido y antes del 5 del mes siguiente para que las provincias no tengan atrasos en los pagos y en el sostenimiento de la salud, la educación y la seguridad.
 
Surgen interrogantes es en lo referido a la distribución de la asistencia financiera a las provincias desde la Nación para hacer frente a los gastos que genera la atención por la pandemia. El gobierno local considera que los 100 millones de pesos que la Nación le daría a nuestra provincia en concepto de ATN para asignar a sanidad y seguridad no cubren las expectativas.
 
Es lo que le toca en el reparto de los primeros 3 mil millones de pesos que adjudicó el Ministerio del Interior, para pagar antes de que termine este mes. Una suma similar se repartirá en abril. En este aspecto la queja no surge sólo desde Entre Ríos; la mayoría de los gobernadores, entre los que muchos son justicialistas, expresan preocupación por el "parate" de la economía y su repercusión en las cuentas.
 
Sorprende y molesta de algún modo que la cifra a repartir quede sólo en 6 mil millones a prorratear en dos pagos cuando lo que se pidió entre todos los mandatarios provinciales fue la liberación de 77 mil millones disponibles en ATN.
 
En Entre Ríos, ese auxilio se traduciría en el envío de 100 millones de pesos para el fortalecimiento del sistema sanitario, que llegarán en dos cuotas de 50 millones. De ese total, la Provincia giraría a los municipios unos 25 millones de pesos. La insuficiencia de los recursos frente al aluvión de gastos y las demandas crecientes que enfrentan en simultáneo la Provincia y las intendencias causaron generalizada preocupación.
 
Nada diferente a lo que ocurre ante otros anuncios nacionales para el sector privado. A excepción de los pagos extra que Anses anunció para los sectores más vulnerables, la implementación de todas las demás líneas de asistencia es lenta y complicada, y el pago de los sueldos de marzo sigue siendo un imposible para muchas empresas. Abril es largo plazo para todos.
 
Desde el Gobierno provincial intentan aportar su granito de arena y entienden que la única forma de reactivar al mercado interno con la rapidez necesaria, es un shock de emisión monetaria orientado a cubrir los déficits no solo de provincias y municipios, sino también de empresas y trabajadores. Los gobernadores trabajarían en medidas en ese sentido que serian propuestas a la Nación.
 
El hecho de que la Nación haya asumido en forma directa la asistencia al Gran Buenos Aires es un factor de preocupación creciente en el interior: seguridad, prioridad en el refuerzo hospitalario, desembolsos de Desarrollo Social para alimentos y recursos extras para los intendentes del conurbano integran una larga cuenta de gastos asociados a la pandemia, que en Entre Ríos costean la Provincia y los municipios con fondos propios cada vez más escasos, por la caída de la recaudación.
 
Cómo se distribuirán los reactivos para los tests de coronavirus y en qué hospitales terminarán los respiradores que la Nación decidió acaparar para luego asignar a las provincias son interrogantes que engrosan el terreno de la susceptibilidad.
 
La ciudad de Paraná puede servir de ejemplo. Hay sectores de la capital provincial que bien podrían integrar el mapa de La Matanza, por sus indicadores sociales. Acá sólo llega desde la Nación lo que deposite Anses. El resto de la asistencia depende de la Provincia y del municipio.
 
La gestión de Adán Bahl tendrá que aportar recursos para sostener, en la calle, colectivos casi vacíos y tiene a su cargo a muchas personas sin techo. Hay otros municipios en la Provincia. A la hora de enfrentar esos costos, el consenso que construyó el Gobierno nacional mostrará sus límites reales.
 

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
 
Estimación sobre los afectados
 
La evolución de la pandemia ha dejado en un segundo plano cualquier estimación oficial sobre la cantidad de afectados. El ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, hizo cuentas y estimó que puede haber unos 250.000 infectados por coronavirus en el país.
 
¿Y en Entre Ríos? Algunas estimaciones daban cuenta de que el escenario de mínima podría incluir solamente 100 casos detectados. El de máxima preveía un escenario de hasta 2.000 infectados. Sin embargo, las matemáticas se guían de datos duros, que no pueden garantizar resultado alguno si se mantiene la inconducta de los ciudadanos de incumplir el aislamiento obligatorio en la cuarentena.
 
Por ahora, los sectores más pobres de la provincia no han sido alcanzados por la amenaza de un contagio, pero todos los análisis dan cuenta de que casi imposible que ello no suceda en el pico de la pandemia. La dispersión poblacional de la provincia ayuda pero la concentración de los barrios populares en las ciudades más grandes es una bomba de tiempo.
 
Otro aspecto está vinculado con esa inconducta, con la posibilidad de que el aislamiento se extienda hasta Semana Santa, y el efecto que eso profundizará en la economía hogareña. Con un Riesgo País más allá de 4.200 puntos básicos, la Argentina en cuarentena se financia con más emisión para cubrir las mayores necesidades de cobertura de todos los agentes económicos.
 
Sin salud no hay trabajo y, en consecuencia, tampoco producción. El Gobierno ha priorizado medidas que tiendan a preservar el tejido social, de abajo hacia arriba, como el caso de los jubilados, los pensionados, los beneficiarios de programas sociales y los monotributistas.
 
Para todos ellos, y también para las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, el futuro es hoy. No hay proyección que valga. Todo es cuestión de supervivencia frente a una crisis que no es una más, de esas que los argentinos estamos acostumbrados a sobrellevar.
 
Las provincias no son la excepción. Aún espera que la Casa Rosada redistribuya unos $ 72.000 millones en ATN y que los habilite a ampliar el margen de recursos y el plazo para operar en descubierto en los bancos que funcionan como agente financiero. Esa es la otra cara de la emergencia, de la cuarentena por una enfermedad que no registra antecedentes en la historia reciente.
 

Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
 
El COVID-19, el gasto fiscal y la pobreza
 
Falta tanto para que termine esta emergencia sanitaria que es sumamente difícil saber cómo quedará parada Entre Ríos después de estas semanas de aislamiento social y parálisis.
 
Por sus características demográficas, la provincia tiene rasgos que ayudan a amortiguar la propagación del virus, que por ahora se detecta en aquellos que viajaron al exterior o estuvieron en contacto con alguien que lo hizo. Este grupo tiene, en reglas generales, el poder adquisitivo para viajar afuera, que fue, como es lógico, la vía por la que el virus llegó a nuestro país.
 
Pero en el futuro es muy probable que se extienda hacia otras capas de la sociedad con menos armas y defensas (y dinero) para resistir. Si la propagación se mantiene como está previsto en las comunidades, pronto llegará el virus a las clases con menos armas para sobrevivir. Será en ese momento cuando más se precise la acción del Estado.
 
No hay ciudades entrerrianas medianas y grandes que no tengan un barrio donde reine el hacinamiento. O con calles de trazas apretadas y más de una familia viviendo en un pequeño lote. Hasta allí tendrá que desviarse la atención que hoy está puesta, y es lógico, en los que llegaron del exterior contagiados y que propagaron, sin saberlo, el virus.
 
Las provincias y los municipios sentirán (si no lo están haciendo ya) las consecuencias del freno económico. Y del cierre de las ventanillas de cobro. No tienen la posibilidad de emitir, como el Estado nacional, y dependen de la coparticipación de impuestos federales y de la recaudación de tributos propios, todos recursos que indefectiblemente irán en caída en los próximos meses.
 
Los comerciantes y empresarios presionan sobre el fisco para un alivio tributario. Muchos de ellos tienen una planta de personal que sostener sin que se generen ingresos. Pero también está el sinfín de trabajadores independientes a los que desde los 90 para acá los fueron precarizando y terminaron como monotributistas, desde los plomeros hasta instructores de gym.
 
El último escalón apenas llega a pisarlo el que ni siquiera tiene regularizada su situación y hasta hace 10 días se ganaba la vida en la economía más informal, que ni siquiera se puede disponer de beneficios fiscales, sino de la tradicional ayuda social.
 
En tiempos de pandemias, el gobernador Bordet tendrá ahora que ver bien adónde pone el esfuerzo.
 
La Opinión Popular
 

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Frente al COVID-19 debemos tirar todos para el mismo lado
El gobierno provincial trabaja en políticas de acompañamiento a los sectores afectados por la cuarentena. Gustavo Bordet instruyó a los Ministerios de Economía y de Producción que elaboren políticas de acompañamiento para aquellos sectores de la economía, como el de servicio y el comercial, que resultaron afectados por la cuarentena.
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Llegaron los reactivos para hacer pruebas de coronavirus en Entre Ríos. Comenzarán los análisis en el laboratorio provincial.
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