Nacionales - 19-02-2020 / 09:02
Argentina se movilizó a un mes del asesinato de Fernando Báez, salvajemente golpeado por una patota de 10 rugbiers
Una ratificación de la sensibilidad y solidaridad social que generó el asesinato de Fernando Báez Sosa, un mes atrás en Villa Gesell, se observó este martes en la marcha en el Congreso, donde miles de personas fueron a manifestarse en reclamo de justicia. La plaza principal quedó colmada.
Graciela alza sus brazos al cielo y clama: "¡Justicia por Fernando!". Su voz se escucha entre sollozos, pero con firmeza. "¡Levanto mis manos con orgullo, porque mi hijo era un chico decente!", dice y extiende sus brazos hacia la multitud que la aplaude, desde la plaza. En ese gesto, la madre de Fernando Báez Sosa, pareciera querer abrazar a la gente convocada frente al Congreso para pedir justicia por su hijo. A su lado, Silvio, su marido, la abraza, le acerca una silla, la sostiene.
Esa imagen de familia doliente se transformó esta tarde en emblema de una sociedad que asocia el crimen de Fernando, con la impunidad. Una postal cruda y fría, que solo puede romper la voz compungidas de esa madre. Cuando ella habla, esos cánticos cesan. Y no vuelven cuando al finalizar el acto, el rosario de pancartas que los vecinos acercan al escenario, comienzan a cubrir el gran cartel que pide "Justicia por Fernando".
Como única oradora de la jornada, Graciela aglutinó las esperanzas y las broncas de quienes se acercaron tras el pedido de justicia. "Que paguen los asesinos", "Que se terminen los privilegios", dicen las voces de los vecinos que llegan a la plaza desde la media tarde.
La plaza está colmada cuando, cerca de las 19, habla Graciela, en un escenario al que también colmaron los compañeros de Fernando. Los jóvenes, en silencio, subieron al escenario pocos minutos antes y extendieron un cartel con la consigna: "Justicia por Fernando. Asesinado en Gesell. Vivamos sin violencia".
"Mi hijo amaba la vida y lo mataron a traición. No le dieron la oportunidad de defenderse. Él tenía metas, objetivos. Tenía una novia, Julieta, que lo amaba. Lo que le hicieron, nos arruinó la vida, él era nuestro sostén", enfatiza y agarra fuerte el brazo de su esposo, a su lado. Graciela se tambalea.
Tienen que ayudar a sostenerla. Pero sigue: "Mi vida no es fácil, no tengo palabras, pero verlos a ustedes me da fuerzas, les agradezco por venir, por acompañar. Yo estoy aquí para pedir justicia por mi hijo y por todas las víctimas de violencia", dice. Su voz se expande con la reverberancia de los altoparlantes. La plaza la estalla en aplausos.
Agradecen al Papa Francisco por sus mensajes de apoyo, al Gobierno Nacional y al Gobierno de la ciudad "por el despliegue del acto". Agradecen a las Madres del dolor, "por el acompañamiento". Entre otros organismos y agrupaciones que dan su apoyo, se destacan: Las Madres del dolor, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de las víctimas de Cromañon, Estudiantes de la Facultad de Derecho, y Asistencia la víctima, Lanús.
La Opinión Popular
Multitudinaria movilización frente al Congreso para pedir justicia por Fernando Báez Sosa y protestar contra la violencia
A un mes de su brutal asesinato en la puerta del boliche Le Brique en Villa Gesell, hubo miles de personas. "Quiero que paguen por lo que le hicieron a mi hijo", dijo la mamá entre lágrimas
Apenas algunos minutos antes de las 18, hora en que se convocó a la marcha, miles de personas ya rodeaban el escenario montado en la Plaza del Congreso. De frente al escenario, costaba mirar hacia adelante. El sol picaba fuerte en los rostros de quienes llegaban a la plaza. A diferencia de la marcha del silencio, que se realizó de manera espontánea en la puerta de la casa del joven de 18 años asesinado en Villa Gesell, esta vez no hubo improvisaciones. Incluso se montó una pantalla, donde se proyectaron tres videos y se colgó una bandera que en letras negras pedía: "Justicia".
La foto con el rostro de Fernando Báez Sosa se multiplicó entre los allí presentes. Algunos la llevaban impresa en hojas A4; otros estampada en remeras, pañuelos o banderas. "Dios te tiene en el cielo, nosotros en nuestro corazón", decía una con letras celestes que colgaba del escenario.
Hacia atrás, a unos metros del escenario, había un espacio vallado para las cámaras de televisión y los padres de los compañeros de Colegio Marianista al que asistía Fernando. La mayoría llevaba puesto un prendedor con la cara del joven. Cada tanto se abrazaban y, para mitigar la espera, conversaban bajito.
Andrea es la mamá de Gastón Muzlera, el amigo de Fernando que hace poco le escribió una carta que se viralizó rápidamente. "Mi hijo está destrozado. No cae a tierra. No puede entender que nunca más va a ver a su amigo. Lo único que quiere es que se haga justicia", dice la mujer a Infobae y pide no ser fotografiada.
Pero la causa de Fernando no es la única que movilizó a la sociedad el lunes 18 de febrero por la tarde. Al Congreso llegaron personas de diversos lugares unidas por el dolor de haber perdido un ser querido. Ellos también pidieron Justicia: "por Daniel, por Gaby, por Emanuel, por Zaira, por Ángel, por Silvio, por elvio, por Franco, por Gonzalo, por Luis...".
Antes del acto Julieta Rossi, la novia de Fernando, habló brevemente con la prensa y agradeció el apoyo y el afecto que recibió. "Necesitamos que todos pidan Justicia porque si nadie hace nada, todo va a seguir igual", reflexionó la joven.
Consultada sobre los otros episodios de violencia entre jóvenes, Julieta rogó que la sociedad tome conciencia. "Espero que después de hoy algo haga clic en la cabeza a la gente", sostuvo. En esa línea, señaló que el asesinato de su novio podría haberse evitado y aseguró que eso le "carcome la cabeza". La joven también aclaró que la movilización no era para los familiares y amigos de Fernando porque "nadie" podrá devolvérselo. "Es por su memoria", aclaró.
A los carteles con la cara de Fernando Báez Sosa, se sumaron los reclamos de los allí presentes. "Basta de asesinatos. Bastas de muertes. Se están llevando a nuestros jóvenes", gritaban unos. "Hoy todos somos Fernando", aseguraban varios. Otros pidieron "Paz".
Ayer, la fiscal Verónica Zamboni decidió imputar a los ocho rugbiers detenidos por el hecho como coautores del asesinato y, el próximo miércoles, ampliará la indagatoria de todos ellos, a quienes acusará por "el doble agravante del concurso premeditado de dos o más personas y la alevosía", como así también de las lesiones que les provocaron a los amigos de la víctima que también fueron atacados a golpes.
Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (19), Luciano Pertossi (18), Ayrton Viollaz (20), Matías Benicelli (20), Lucas Pertossi (20), Enzo Comelli (19) y Blas Cinalli (18), enfrentan una pena de prisión perpetua.
"Se siente, se siente, Fernando esta presente", coreaba la gente. También pedían por las víctimas de la violencia. Resultaba imposible caminar por la plaza. Por la alta convocatoria, el espacio quedó chico: las personas estaban pegadas una al lado de la otra. El reclamo las unió de todas las formas posibles.
La movilización también tuvo su réplica en Villa Gesell, en el lugar donde Fernando fue asesinado. Cientos de personas se autoconvocaron frente al boliche Le Brique para amplificar el reclamo de condena a los culpables.
Pasadas las 18.30 hs. los padres de Fernando ingresaron al acto desde un costado del escenario. "Fuerza Silvino. Fuerza Graciela", les gritaban.
Luego se proyectó el primer video. Mientras de fondo sonaba el tema de Bersuit Vergarabat "No te olvides del ayer", las fotos de Fernando pasaban una tras otra en la pantalla. En todas se lo veía sonriente junto a sus amigos, su novia y sus padres.
Entre las imágenes, se intercalaron varios cortos que protagonizaba Fernando y que fueron grabados con el celular de Julieta. Hay uno donde se lo ve con una manguera, bañando a Luna, la mascota de su novia; otro en la montaña rusa del Parque de la Costa: él y Julieta gritando desaforadamente; el último es en la playa, intentando hacer una pirueta juntos. Fernando ríe y su carcajada traspasa la pantalla. La plaza estaba repleta de gente pero, en ese momento, todo fue silencio.
El video que le dedicaron sus amigos cerró con un "Nos vemos". Cortita y al pie, los jóvenes plasmaron por escrito la despedida que no fueron capaces de hacer en persona la madrugada del 18 de enero.
En medio de los aplausos y las lágrimas de la gente, Graciela Sosa, la mamá de Fernando tomó el micrófono. La mujer carraspeó y dio gracias por el apoyo. Como en otras oportunidades, volvió a pedir justicia por su hijo y por todas las víctimas de la violencia. "Lo que nos hicieron nos arruinó la vida. Mi casa está vacía. Miro su cama y está vacía. Sé que nunca volverá. Quiero Justicia por mi hijo. ¡Justicia!", gritó mientras agitaba los brazos.
A las palabras de Graciela se sumó un diácono del Colegio Marianista, que propuso rezar un Padre Nuestro y, luego, leyó un fragmento del Evangelio. "Tenemos muchos motivos para estar agradecidos aún desde la tristeza. Propongámonos hacer el bien. Todos tenemos algo bueno para dar", sostuvo y llamó a seguir acompañando a los papás de Fernando y a su novia Julieta, como en este primer mes. Luego convocó a Silvino Báez Sosa para que diera un paso al frente y rezara un Ave María. "No bajemos los brazos con el pedido de Justicia. Justicia y Justicia Rápida", cerró el diácono.
En medio de la emoción, la cara de Fernando volvió a copar la pantalla de la plaza. Esta vez, las imágenes muestran lo que el joven hacía en el Proyecto Servir. En la secuencia se lo ve realizando tareas de albañilería junto a sus compañeros del Colegio Marianista. Desde la plaza la gente aplaude; a un costado del escenario Graciela Sosa se agarra la cabeza y llora. Después extiende los brazos, como si quisiera abrazar a su hijo.
Hacia el final se dio uno de los momentos más emotivos. Fue cuando los amigos de Fernando entonaron la canción "El misterioso dragón", una de las favoritas del joven. El tema habla de la lucha por la construcción de una sociedad de paz y armonía. A pesar de la presencia del dragón, que siempre va a impedirlo. De fondo, la pantalla replicaba la letra para que toda la plaza pudiera cantar el tema.
"Si queremos ayudar/A construir la paz/Un ladrillo hay que llevar/Una flor un corazón/Una porción de sol/Y estas ganas de vivir...", reza el estribillo.
Interpelada por las lágrimas de la gente, Julieta Rossi se acercó al borde del escenario junto a su amiga Camila y, entre las dos, empezaron a agarrar los carteles que les acercaban los allí presentes. Todos tenían la foto de una persona que había sido víctima de la violencia; todos pedían "Justicia".
De a poco, las chicas fueron acomodando las pancartas al costado de la bandera que pedía Justicia por Fernando. Mientras tanto los locutores repetían en voz alta los nombres de aquellos que, al igual que Fernando, murieron injustamente. La lista de nombres parecía infinita. La angustia, también.
Por Florencia Illbele
Fuente: Infobae