Nacionales - 04-02-2020 / 09:02
El Gobierno amenaza con investigar la brutal deuda que dejó Macri y se cruza con la UCR
La diputada Fernanda Vallejos anticipó que la bicameral pronto se reunirá para saber cómo fue la herencia financiera de Macri. Y respondió con un extenso comunicado en el que recordó el incremento de la deuda durante la gestión de Cambiemos, que "pasó de representar menos del 14% del PBI en 2015 a superar el 45% en 2019, con lo cual la deuda externa pública, como porcentaje del producto, más se triplicó en un plazo de cuatro años".
El Congreso dedicará parte del año a analizar los culpables del brutal endeudamiento impagable que obligó a Alberto Fernández a renegociar con bonistas privados y el FMI, pero curiosamente fue Cambiemos el que pidió debatir en una bicameral creada para tal fin. La bicameral de la deuda fue establecida por ley en 2016 para pagar el juicio con los holdouts y en las reuniones que tuvo estos años llovieron las críticas al rojo financiero de Mauricio Macri.
"Estoy muy de acuerdo con que la Bicameral de la deuda se ponga en marcha, cuando quieran la ponemos en marcha para saber cómo fue el proceso de endeudamiento y la trazabilidad de la deuda para saber cómo funciona la economía en la Argentina", respondió Máximo Kirchner en su discurso de cierre de la sesión del miércoles.
"En 2001 la deuda externa era de 168 mil millones de dólares. Cuando Alfonso Prat Gay vino en 2016 dijo que era de 220 mil. Caputo la certificó en 345 mil y no sumó los acuerdos con el FMI. Llega al 115% del PBI", denunció en septiembre de 2018 José Mayans, ahora jefe del bloque Todos.
La diputada Fernanda Vallejos anticipó que la bicameral pronto se reunirá para saber cómo fue la herencia financiera de Macri. Y respondió con un extenso comunicado en el que recordó el incremento de la deuda durante la gestión de Cambiemos, que "pasó de representar menos del 14% del PBI en 2015 a superar el 45% en 2019, con lo cual la deuda externa pública, como porcentaje del producto, más se triplicó en un plazo de cuatro años".
Basada en un informe de "Proyecto Económico", que tomó los datos publicados por el Ministerio de Economía, recordó que "la deuda emitida bajo Legislación Extranjera, representaba en 2015, el 24,5% y saltó al 44,2% en 2019". Tuvo en cuenta, además, que fue el propio Nicolás Dujovne quien antes de asumir como ministro de Hacienda reconoció que "el kirchnerismo nos dejó una bendición" que era "un nivel de endeudamiento bajísimo".
"Otro dato llamativo es que, a consecuencia del acuerdo que Macri selló en marzo de 2018 con el FMI, a espaldas del Congreso, la deuda con organismos financieros internacionales trepó a más del 21% del PBI en 2019, cuando en 2015 sólo representaba el 6% del PBI", agregó Vallejos. Y citó las frases del ex presidente en Villa La Angostura, cuando reconoció que le había advertido sus funcionarios que el endeudamiento permanente podía terminar mal.
Durante la presidencia de Macri, el Peronismo intentó una y otra vez aprobar una ley que restrinja la deuda externa pero Cambiemos logró frenarla siempre.
La Opinión Popular
La impagable deuda externa en el centro de la escena
El ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó el proyecto de ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda, que el martes será tratado en la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados. La idea oficialista es al día siguiente, miércoles, votarla en el plenario, darle media sanción y girarla al Senado.
La crisis económica heredada del macrismo y en especial la deuda externa vienen dando lugar a nombres muy rebuscados para las leyes. «Restauración de la sostenibidad», por ejemplo. La ley de emergencia también tenía otro nombre muy rebuscado. Como se dice en el barrio, «mucho gre gre para decir gregorio».
Queda claro que en vez de analizar y auditar la deuda externa, que para muchos críticos, incluso peronistas y progresistas, califica como «odiosa e ilegal», la administración Fernández la ha dado como legal y válida. Y ratificó como presidente electo y desde el 10 de diciembre ya en funciones, que su voluntad es pagar esa deuda. La misma hoy orilla los 350.000 millones de dólares, casi el 100 por ciento del Producto Bruto Interno.
En esa decisión política de pagar se dejó de lado la evidencia que ese endeudamiento no sirvió para obras, escuelas ni hospitales sino que en su mayor parte derivó en fuga de capitales. Esta semana se conoció que en los cuatro años de macrismo esa fuga alcanzó los 88.371 millones de dólares.
Aunque no se haya publicado la nómina de los fugadores, se sabe que muchos amigos del expresidente están allí. Mientras no se tomen medidas en su contra esos hombres de negocios estarán en alerta y en el peor de los casos, cuando salte el problema buscarán negociar algún blanqueo de capitales y listo...
Informaciones coincidentes aseguran que este año vencen 42.312 millones de dólares; sólo por intereses habría que abonar 19.000 millones. No están los fondos para pagar, pero primero estaba la cuestión de si era inevitable hacer frente a esas obligaciones sin estudiar y auditar la legalidad de esa deuda.
La iniciativa legal de Guzmán y Fernández quiere lograr un tratamiento exprés en el Congreso. El apuro tiene su explicación. El miércoles el presidente parte hacia Europa para entrevistarse con autoridades de tres países y el Vaticano. El objetivo común es que le den una mano para convencer al FMI y demás acreedores del país de la necesidad de conceder una postergación de los pagos.
La peregrinación
El plan del gobierno es lograr una suspensión de pagos del capital que vence este año y facilidades para afrontar el pago de los intereses, dando más plazos y reduciendo montos, sin que les carguen tantos intereses.
También busca que semejante dispensa no requiera como condición sine qua non las «reformas estructurales» internas que normalmente el FMI impone a los deudores: reducción del gasto público, aumento de impuestos a la población, reformas laborales y previsionales y un largo etcétera de ajustes.
El presidente tiene la ilusión, por ahora no es más que eso, de que la nueva titular del Fondo, Kristalina Georgieva, sea más comprensiva que su predecesora, Christine Lagarde, la prestamista de Mauricio Macri.
Es posible que la economista búlgara sea un poco menos neoliberal que Lagarde. Que por eso vaya a condonar deuda concedida por la entidad o aceptar todos los pedidos de Fernández, es un disparate. Sería poner en riesgo su propio puesto de directora-gerente frente a varias potencias con voto calificado en el Buró, sobre todo EE UU.
Por Sergio Ortiz
Fuente: La Arena