Nacionales - 13-02-2019 / 08:02
FUE EL PEOR MES DESDE JUNIO DEL 2002
Por culpa de Macri y del FMI, la industria apagó la mitad de sus maquinarias en diciembre
MACRI Y EL FMI LO HICIERON. Mientras sonríen los mercados porque cayó el dólar, bajó el riesgo país y hubo euforia en la Bolsa, el índice de utilización de la capacidad instalada cayó en diciembre a 56,6 por ciento, el peor registro para la industria desde 2002. Los sectores más afectados, el automotor y el textil, con niveles del 25,6 y 32,3 por ciento, respectivamente. Esto muestra la magnitud de la crisis en la economía real. Mientras todos los países serios del mundo se desviven por abrir y sostener fabricas, Macri hace lo contrario.
Como consecuencia del modelo neoliberal de Mauricio Macri, casi la mitad de las maquinarias industriales se mantuvieron inactivas durante diciembre. La Utilización de la Capacidad Instalada en la Industria (UCII) fue de 56,6%, lo que implicó una caída interanual de 7,4 puntos. Fue el peor mes del gobierno de Macri en lo productivo y el peor diciembre desde que el Indec publica datos, desde el 2002.
Gracias a las políticas de ajuste de Macri y del FMI, la industria automotriz mantuvo al 74,4% de sus líneas completamente desactivadas y la textil usó sólo el 32,3%. Por el lado de la demanda, la caída del consumo interno siguió golpeando, e incluso se intensificó y fue la principal explicación del desplome de la automotriz y de la textil y de la contracción de las alimenticias, entre otras.
La propia recesión fabril golpeó a otros sectores como la siderurgia, que llevó a las metálicas básicas a una caída interanual de 4 puntos de su uso de la capacidad instalada hasta una de 69,4%. También tiró para abajo a la química, que se contrajo 2,5 puntos en la comparación interanual.
Para colmo, el ajuste fiscal desactivó al componente de la demanda que había traccionado durante el cierre del 2017: la construcción. La fortísima caída de 20,5% en ese sector, que es a la vez un gran demandante de distintos productos fabriles, fue la causa principal de la mayor cantidad de maquinarias apagadas en rubros como los minerales no metálicos, que sufrieron un desplome extraordinario de 15,2 puntos. También golpeó a la metalmecánica, que contrajo en 12,8 puntos su uso de capacidad instalada.
Los datos del desplome productivo se suceden a la par de ciertos tímidos festejos de Cambiemos que genera la caída relativa de la tasa de interés, que aun así sigue generando un acceso prohibitivo al crédito productivo, con una tasa de 51,85% para los adelantos en cuenta corriente. Hoy la prioridad del Gobierno es estabilizar y por eso las tasas y el gasto le ponen más freezer a la economía.
La pregunta es hasta qué punto podrán seguir achicándose las fábricas sin verse obligadas a cerrar. Este nivel de uso de la capacidad instalada es más que crítico ya, de cierre de empresas. En diciembre crecieron las paradas programadas, por el escaso nivel de actividad. Hacia adelante la perspectiva tampoco es muy positiva. Durante este primer trimestre la dinámica no va a cambiar porque ninguna de las palancas de la economía, desde la oferta o la demanda, permiten avizorar un repunte.
Para el Gobierno, desde el segundo trimestre el escenario más optimista es uno de estabilidad cambiaria y recesión. Y el escenario pesimista es uno de inestabilidad y que sigan cayendo el poder adquisitivo y la inversión. Es el resultado de la lógica financiera sobre la productiva. La conclusión es clara: difícilmente llegue una lluvia de inversiones si de las maquinarias ya existentes sólo se está usando la mitad.
La Opinión Popular
CAE LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL A SU MENOR NIVEL DESDE 2003. MÁS DEL 40 POR CIENTO DE LA CAPACIDAD INSTALADA ESTÁ OCIOSA
Equipos industriales sin uso y obreros sin empleo
El gobierno de Cambiemos logró en tres años llevar a la industria a los mismos niveles de actividad post default y crisis socioeconómica de 2001. La utilización de la capacidad instalada del sector manufacturero se ubicó en diciembre pasado en el 56,6 por ciento, informó ayer el Indec.
Se trata del peor registro de la industria desde 2002, cuando había promediado el 49,9 por ciento. Hasta ayer había que remitirse a enero de 2003, con 58,9 por ciento de capacidad en uso de la industria, para encontrar un desempeño tan bajo e inferior a 60 por ciento.
La caída del consumo interno por la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, el impacto en sus costos por la devaluación del peso, los tarifazos en los servicios públicos y los combustibles, los altos niveles de tasas de interés que torno inviable el acceso al crédito y la apertura a las importaciones explican la capacidad fabril ociosa actual.
Los rubros con los más bajos desempeños en diciembre fueron el automotor, con 25,6 por ciento, el textil, con 32,3 por ciento y el metalmecánico, con 42,8 por ciento.
La capacidad instalada es el potencial máximo de producción que puede lograr una empresa o un sector durante un período determinado y la medición de su utilización, por carácter opuesto, refleja la capacidad ociosa de la actividad como respuesta a una menor demanda.
Entre la promesa de lluvia de inversiones productivas y el achicamiento inédito (desinversión) de la industria que consiguió el Gobierno pasaron cosas, y de forma vertiginosa.
La primera caída en el uso de la capacidad instalada comenzó a fines de 2016 y se extendió hasta principios de 2017, en plena primera recesión económica del macrismo.
Dentro de ese lapso, en febrero de 2017, el uso de la capacidad instalada llegó a tocar el mínimo de 60 por ciento. Ese fue el peor registro del país desde fines de 2003, cuando la economía iniciaba una recuperación, por rebote, tras tocar fondo en 2002.
En 16 años nunca había habido una capacidad ociosa superior al 40 por ciento (inversa del potencial utilizado). Sin embargo, la industria cerró 2018 con la marca de 56,6 por ciento de capacidad instalada, 6,7 puntos menos que en noviembre previo. Respecto de octubre de 2015, cuando el nivel general de uso de la capacidad instalada era 71,4 por ciento, se retrajo 14,8 puntos.
Pero además de la caída, hasta fin de 2015 la actividad era homogénea y el sector textil exhibía un uso de su capacidad instalada de un 75,6 por ciento. O la metalmecánica, en donde se ubicaba en 62,6 por ciento. Junto con la caída de los últimos tres años, también se aceleró la dispersión y profundización de la crisis en sectores mano de obra intensivos.
Los bloques por orden de menor uso de su capacidad instalada fueron la industria automotriz (25,6 por ciento), productos textiles (32,3), metalmecánico (42,8), caucho y plástico (47,2), edición e impresión (48,9) y tabaco (56,0). Todos por debajo de la media del nivel general de diciembre.
Por encima del nivel general se ubicaron refinación del petróleo (77,4 por ciento), industrias metálicas básicas (69,4), papel y cartón (66,8), sustancias y productos químicos (66,4), productos minerales no metálicos (61,5) y productos alimenticios y bebidas (58,9), según el Indec.
En el caso de la industria textil, la disminución en el uso de la capacidad instalada fue de 23,4 puntos porcentuales respecto del 55,7 de igual mes de 2017, que "se explica por la menor elaboración de hilados de algodón y de tejidos, tanto planos como de punto", señala el Indec.
La industria automotriz tuvo una caída de 12,7 puntos respecto de diciembre de 2017 (38,3 por ciento), "como consecuencia de la disminución de la cantidad de unidades fabricadas por las terminales automotrices a partir de la menor demanda local y de la realización de paradas técnicas en algunas plantas productivas".
Por su parte, la baja de 12,8 puntos en el uso de la capacidad instalada de la industria metalmecánica se originó "en las caídas de los niveles de producción de aparatos de uso doméstico y maquinaria agropecuaria". Otro rubro con caída interanual de dos dígitos (-15,2 por ciento) fue productos minerales no metálicos por caídas de los niveles de producción de vidrio, cemento, sanitarios de cerámica, pisos y revestimientos cerámicos, ladrillos huecos, mosaicos y placas de yeso, de la mano del desplome de la construcción.
La encuesta de perspectivas que incluye el informe de producción industrial que publica mensualmente el Indec arrojó en diciembre que el 41,4 por ciento de los empresarios relevados anticipa para el primer trimestre de este año una disminución en el uso de la capacidad instalada manufacturera. El 49,8 por ciento prevé que se mantendrá en niveles actuales y sólo 8,8 por ciento proyecta que habrá una mejora.
Por Cristian Carrillo
Fuente: Página 12