Nacionales - 17-01-2019 / 08:01
REUNIÓN DEL NUEVO EJE DE LA DERECHA SUDAMERICANA
Sin proyectos concretos, Macri se juntó con Bolsonaro solo para criticar a Maduro
Decir que hubo “total armonía”, entre Macri y Bolsonaro, y no poder exhibir algún logro económico –o al menos haber mencionado una meta en ese sentido– tras su encuentro con el mandatario del principal socio del país, con el que además la relación comercial es tremendamente desfavorable para Argentina, demuestra que prioriza lo ideológico por encima de los intereses concretos del país. Armonía perfecta solamente para condenar a Venezuela y aplicar mano dura.
Como dos viejos amigos (que no son), el derechista Mauricio Macri y el ultraderechista Jair Bolsonaro se mostraron sonrientes en su primer encuentro. La relación entre ellos comenzó con una fuerte desconfianza, entre otras cosas, porque los ministros brasileños aseguraron que ni la Argentina ni el Mercosur serían prioridad para el nuevo gobierno.
Con la asunción de Bolsonaro se confirma un nuevo eje de la derecha sudamericana. "Tenemos muchas coincidencias con Bolsonaro", dijo Macri al término de la reunión. Ambos presidentes buscarán redoblar sus ataques sobre el pueblo trabajador de la región. Reformas previsionales, entrega al capital financiero, ajustes fiscales, discriminación, privatizaciones en el caso de Brasil, y represión al pueblo, entre los principales lineamientos de ambos gobiernos.
A pedido del imperialismo yanqui, uno de los primeros focos de ataque del eje neoliberal conservador Bolsonaro-Macri es Venezuela. Al finalizar la reunión entre los dos presidentes, Macri afirmó que "estamos de acuerdo respecto a la crisis de Venezuela. No hay dudas respecto a que Maduro es un dictador".
De este modo, el golpista Bolsonaro, que reivindica la dictadura militar brasileña, y el presidente Macri, cuya familia hizo fortunas de la mano del genocidio dictatorial argentino, se arrogaron la potestad de dar clase de democracia y cuestionar el régimen político venezolano.
También coincidieron en mayores planes de entrega al capital financiero. A pesar de que la economía argentina está sumida en una profunda crisis, con recesión, récords de inflación, aumento de la pobreza y un default de deuda en el horizonte, Bolsonaro aseguró que Brasil ve "con interés y admiración los esfuerzos de Macri por levantar la economía argentina e integrarla al mundo".
También derrocharon demagogia en sus "luchas" contra la corrupción y la "inseguridad". "Combatir el narcotráfico, el crimen organizado y el lavado de activos", fue uno de los acuerdos de la reunión. De las delegaciones de ambos países participaron los polémicos Patricia Bullrich y Sergio Moro. A su vez, Bolsonaro viene hablando de la posibilidad de instalar una base militar yanqui en Brasil y la habilitación de portar armas como parte de su política de mano dura.
Por último, hay que señalar que Brasil es el principal socio de la economía argentina. Un 20% de los productos que exporta tienen ese destino. Sin embargo, lo que se habló de economía fue pura sanata. La balanza comercial entre los dos países tuvo un rojo de 4.648 millones de dólares en el 2018 en contra de Argentina.
Al parecer, de eso no se habló. Y si Macri hizo algún intento, fue rápidamente abortado por el brasileño que no está dispuesto a mantener el mismo trato de negociación y diálogo permanente que establecían los gobiernos anteriores para limar los problemas de asimetrías económicas.
La Opinión Popular
Armonía perfecta
"Maduro es un dictador que busca perpetuarse en el poder con elecciones ficticias, encarcelando opositores y llevando a los venezolanos a una situación desesperante y agónica", dijo en Brasil el presidente Mauricio Macri, que en Argentina mantiene a numerosos opositores presos, entre ellos a Milagro Sala, y quien ha llevado a los argentinos a soportar la inflación más alta de los últimos veinte años, la caída en picada de la industria y la actividad económica, más desocupación y un ajuste brutal, lo que para cualquier observador también configura una situación "desesperante y agónica".
Macri puede criticar a otros gobiernos pero es incapaz de reconocer lo que sufre su país por responsabilidad de su gestión.
Lo de las elecciones ficticias, Macri lo dijo delante de Jair Bolsonaro que ganó las elecciones porque su ministro de Justicia, Sergio Moro, metió preso al candidato que más medía en las encuestas, el ex presidente Lula da Silva.
La oposición venezolana ganó solamente dos elecciones. Y los dos triunfos fueron reconocidos democráticamente por el gobierno chavista. Todas las demás las perdió, pero la oposición nunca reconoció sus derrotas ni el triunfo de los chavistas. En otros aspectos se podrá discutir, pero es mucho más democrático el presidente Nicolás Maduro que sus opositores.
Macri realizó una visita de un día al presidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, y disipó todas las dudas que tenían algunos de sus partidarios: "Tuvimos perfecta armonía, encontramos en Bolsonaro muchísimas coincidencias".
Si quedaba alguna sospecha del carácter del gobierno de Macri, quedan disipadas por sus propias palabras. "Armonía perfecta" con un conspicuo ultraderechista y admirador de las dictaduras.
Brasil es el principal socio y el tema económico apenas fue mencionado para anunciar que se proponen "flexibilizar" al Mercosur, lo que en pocas palabras podría significar la tupacamarización del bloque por tratados bilaterales con Estados Unidos o Europa.
Además de atacar a un país de la región en términos ideológicos -en vez de prevenir cualquier acto intervencionista-, el otro tema importante fue la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
Para eso, Macri fue acompañado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el de Justicia, Germán Garavano. Hay "armonía perfecta" con la política de mano dura de Bolsonaro y con la idea de su ministro Moro de persecución judicial a los opositores. Narcotráfico y terrorismo son los temas que impulsa Washington para flexibilizar procedimientos legales para su aplicación en el law fare contra opositores y movimientos populares.
El macrismo ideologiza la economía y sus relaciones exteriores sin el mínimo atisbo de algo de pragmatismo que le permita entender que en este contexto de crisis mundial es imposible que ese pensamiento pueda favorecer de alguna manera la situación de Argentina en el mundo.
Decir que hubo "total armonía" y no poder exhibir algún logro económico -o al menos haber mencionado una meta en ese sentido- tras su encuentro con el mandatario del principal socio del país, con el que además la relación comercial es tremendamente desfavorable para Argentina, demuestra que prioriza lo ideológico por encima de los intereses concretos del país. Armonía perfecta solamente para condenar a Venezuela y aplicar mano dura.
Por Luis Bruschtein
Fuentes: Página12 y La Izquierda Diario