Nacionales - 13-11-2018 / 12:11
Macri abre las importaciones en un mundo que va en dirección opuesta
La realidad enseña que el país no determina el volumen de sus exportaciones, que dependen de la voluntad de los otros países, sino que sólo puede controlar sus importaciones. Esto implica que la generación de un excedente de la balanza comercial supone una política de importaciones adecuada. Pero el FMI impone el libre mercado y el librecambio y por lo tanto se opone a la restricción de las importaciones y a los aranceles que las limitan.
En los países de la periferia capitalista las relaciones de causalidad entre las variables establecidas por la teoría ortodoxa en los manuales rara vez se cumplen y algunas de ellas sostenidas por el FMI y que hoy se aplican a la Argentina no tienen ninguna posibilidad de que se verifiquen.
Una de las más significativas es la estrategia del comercio exterior. Para devolverle los préstamos al FMI es necesario lograr un excedente de la balanza de pagos, o lo que es lo mismo incrementar el ahorro. El ahorro menos la inversión es igual a las exportaciones menos les importaciones; vale decir que hay que aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones.
La teoría dice y el FMI afirma que si "el país devalúa entonces tendrá mayor posibilidad de exportar" porque tiene un "tipo de cambio alto y competitivo", y algún diario financiero afirmará incluso que incrementó la "productividad". Este el origen de la devaluación salvaje del macrismo.
Por hipótesis, si hay una devaluación, el precio interno en dólares de los bienes producidos en pesos va a disminuir. Esto permite afirmar a la ortodoxia que el productor va a poder vender más barato en dólares y obtener la misma cantidad de pesos, y además podrá exportar bienes que antes no exportaba porque eran muy caros o una cantidad mayor de bienes porque podrá venderlos más baratos y desplazar a los otros proveedores que compiten con él.
Pero esto puede no ser así ya que las hipótesis que deben cumplirse para que eso suceda son numerosas y si no se cumplen no habrá exportación. Sería necesario que la Argentina tuviera excedentes exportables y que estos gozaran de una demanda en el exterior, que sean competitivos en calidad, precio, en financiamiento y última, pero importante, condición que los países a los que supuestamente se los destina acepten no imponerles aranceles o impedimentos no arancelarios como el caso de los limones de Trump.
Otro punto muy importante es obtener un excedente de la balanza de pagos, ya que lo que se le pagará al FMI serán los dólares que saldrán del saldo de la diferencia entre los pagos realizados al exterior y los recibidos. La realidad enseña que el país no determina el volumen de sus exportaciones, que dependen de la voluntad de los otros países, sino que sólo puede controlar sus importaciones.
Esto implica que la generación de un excedente de la balanza comercial supone una política de importaciones adecuada. Pero el FMI impone el libre mercado y el librecambio y por lo tanto se opone a la restricción de las importaciones y a los aranceles que las limitan.
La teoría ortodoxa que sostiene el librecambio afirma asimismo que el comercio exterior no impacta en los precios. Se sugiere que las importaciones serán más baratas que los precios de los productos internos, ya que de otra manera no podrían competir. Por lo tanto producen una disminución de los precios, aunque en la realidad no sea así puesto que los importadores van a tomar como referencia el precio interno y obtener super ganancias.
Uno de los ejes de los nuevos programas económicos en Europa y Estados Unidos es el cierre del comercio. Así lo advierten especialistas de la Cepal, quienes relacionan el crecimiento de la ultraderecha con los efectos nocivos de la globalización.
ARGENTINA SE ABRE A PRODUCTOS DEL EXTERIOR EN UN CONTEXTO GLOBAL QUE VA EN DIRECCIÓN OPUESTA
Apertura importadora a contramano
"En Europa hay un creciente malestar de los sectores medios en relación a la globalización, que se expresa en el avance de las derechas. La Unión Europea enfrenta un conflicto distributivo interno muy fuerte y no va a ceder absolutamente nada en una negociación comercial con el Mercosur", analizó Mario Cimoli, secretario ejecutivo adjunto de la Cepal.
En la misma línea, el experto analiza el ascenso de Trump: "No es una persona que de la noche a la mañana apareció en la cima del poder. Hay fuertes movimientos por debajo que explican esos giros políticos y que apuntan a una mayor cerrazón comercial anti-globalización.".
En este contexto delicado y en algún punto todavía indescifrable para los analistas más formados, la Argentina gobernada por Mauricio Macri junto al Brasil de Jair Bolsonaro buscan profundizar la apertura comercial y entregar porciones del mercado interno bajo el slogan del ingreso al mundo.
"Todos los períodos de mayor intercambio comercial, es decir las sucesivas globalizaciones, tuvieron reflujos. Creo que en la actualidad existe ese riesgo porque quedaron en evidencia fuertes fallas sistémicas. En los países desarrollados, las clases medias pagaron el costo de la globalización y eso está trayendo claras consecuencias políticas. Uno de los ejes de los nuevos programas económicos es el cierre del comercio. La crisis de 2008 aún no se ha resuelto y el tibio crecimiento que se ve a nivel global sigue siendo impulsado por la deuda", analizó Cimoli, quien anticipó que seguirán en alza los aranceles entre Estados Unidos y China.
La Cepal publicó su documento "Perspectivas del Comercio Internacional de América latina y el Caribe 2018". Allí se destaca un giro a la baja en las previsiones de crecimiento en 2018/2019 para países desarrollados y especialmente para los emergentes.
Con respecto a la Argentina, destaca que el déficit de cuenta corriente (ingreso y salida de dólares) aumentó del 0,4 por ciento del PIB en 2010 al 5,1 del PIB en 2018. "Durante este año, la salida de capitales y la depreciación cambiaria llevaron a una contracción de importaciones y crecimiento", indica el informe.
El organismo que depende de Naciones Unidas observa que en América latina se reinstaló el problema de la restricción externa, la insuficiencia de dólares para abastecer el consumo y la inversión de importados en un marco de estabilidad cambiaria.
Sin embargo, el gobierno de Macri, en línea con el análisis económico del FMI y de la ortodoxia brasileña, plantea que el problema es el déficit fiscal. "En este mundo, ¿qué estrategia tienen que adoptar los países de nuestra región?", se pregunta Cimoli. El experto esboza varias ideas que se contraponen con el rumbo del gobierno de Mauricio Macri y de lo que promete hacer Bolsonaro en Brasil.
"En primer lugar, es un error de política económica si la región no mira hacia la región misma, porque el comercio intra-regional es el de mejor calidad, que contiene mayor cantidad de bienes industriales. Es más, hay que incentivar mucho más la integración regional. Pero no sólo a nivel aranceles sino también en términos de protección de datos, coordinación en comercio electrónico, transporte y logística, para que sea mucho más fácil el comercio transfronterizo. Esto es indispensable, porque cada uno de nuestros países no cuenta con un mercado lo suficientemente amplio, pero juntos sí", dijo Cimoli.
En relación a las recientes declaraciones de Paulo Guedes acerca de la escasa relevancia que Bolsonaro dará al Mercosur, Cimoli planteó que "el nuevo gobierno puede decir lo que quiera, pero el Mercosur es una realidad. La integración ya es un hecho, hay cadenas productivas asociadas, como sucede en México y Estados Unidos a pesar de Trump".
Por Javier Lewkowicz
Por Bruno Susani
Fuente: Página 12