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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Entre Ríos - 18-09-2018 / 09:09
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Gobernadores del PJ exigen que se deje de beneficiar solo a las provincias de Cambiemos

Gobernadores del PJ exigen que se deje de beneficiar solo a las provincias de Cambiemos
En la Casa Gris no paran de sacar números. A los funcionarios entrerrianos los desvela encontrar la fórmula para amortiguar el brutal ajuste que pretende implementar Mauricio Macri en las provincias como corolario de la drástica reducción del déficit fiscal acordada por la alianza PRO-UCR con el FMI. El principal reclamo: que el Ejecutivo nacional deje de beneficiar a las provincias gobernadas por Cambiemos. Foto: Blas García para La Opinión Popular
En la Casa Gris no paran de sacar números. A los funcionarios entrerrianos los desvela encontrar la fórmula para amortiguar el brutal ajuste que pretende implementar Mauricio Macri en las provincias como corolario de la drástica reducción del déficit fiscal acordada por la alianza PRO-UCR con el FMI. El principal reclamo: que el Ejecutivo nacional deje de beneficiar a las provincias gobernadas por Cambiemos.
 
La cuenta principal que tiene Gustavo Bordet para sostener sus argumentos es que Entre Ríos, con las medidas de ajuste que impulsa el macrismo, perdería unos 10.000 millones de pesos entre lo que resta de este 2018 y el año próximo. La mitad del tijeretazo afectaría al sector público: la eliminación del Fondo Soja, de los subsidios al transporte y de las tarifas sociales representará una caída de más de 5.000 millones de pesos.
 
El resto ajustará en el sector privado, con el impuesto a las exportaciones, que plantea recaudar $ 4 pesos por dólar. Esto representa (con un dólar a $ 40) el 10% de las ventas al exterior. Sobre los 1.000 millones de dólares que exportará Entre Ríos, más de $ 4.000 millones de pesos. Es plata que no ingresará al territorio provincial.
 
A cambio del recorte, aseveran en la Casa Gris, la Nación ofrece como única moneda de cambio -hasta hoy- dejarles las manos libres a los gobernadores con el impuesto a los ingresos brutos. Pero si las cuentas ya hablan de que hay 10.000 millones de pesos menos para volcar al consumo en la provincia, el primer daño colateral será el de la recaudación.
 
Además, ese impuesto recesivo -grava cada instancia de la producción- ya está al 3,5% en buena parte de las actividades. Subirlo parece un disparate. Se encarecerá la producción, que se trasladará a los precios, que elevará la inflación, que resentirá el consumo, que afectará la recaudación...
 
El segundo daño colateral refiere específicamente a los recursos de la gestión local. No dejan de ser dineros de los entrerrianos, pero que afectan particularmente al Gobierno: la inflación desbocada activó, como si fuera una pistola sobre la sien del erario provincial, el reclamo de ajuste de los salarios de docentes y estatales.
 
La paritaria fue del 17% y la inflación ya se calcula en 42%. A la diferencia del 25% deberá afrontarla la Provincia con recursos propios. Ya a partir del mes que viene se empezará a pagar parte del desfase. El cálculo final aún se está ajustando, pero el impacto se mide en cifras de 10 dígitos. Este es el intríngulis de Bordet.
 
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Gobernadores del PJ exigen que se deje de beneficiar solo a las provincias de Cambiemos

Falacias del antiperonismo
 
El déficit de las cuentas públicas y el excesivo gasto público, han sido los caballitos de batalla con los que el gobierno de Mauricio Macri y el FMI han insistido para lograr un acuerdo sobre el préstamo (stand-by) que, mediante un brutal ajuste, le permitiría al país salir no sólo de la crisis actual sino de los 70 años que Macri marcó como los de la decadencia argentina.
 
Es decir, Macri se refiere al año 1948 como el origen de todos los males del país. En ese año gobernaba Juan Perón, el mejor Perón. Esta caracterización del peronismo, que se realiza desde el antiperonismo gorila y que impulsan los troll de Marcos Peña en las redes sociales, no se basa en circunstancias ciertas ni historiografías rigurosas.
 
Con el primer peronismo, el PIB creció 11,1 por ciento en 1947 y 8,0 al año siguiente. El crecimiento económico permitió una redistribución del ingreso para los trabajadores y sectores menos favorecidos, que llegó ser un 50 por ciento del PIB, el fifty-fifty en la distribución del ingreso nacional en partes iguales entre los trabajadores y los dueños del capital, nunca volvió a ser alcanzado en la historia argentina. También por primera vez el PIB industrial superó al agropecuario.
 
El salario real, la salud, la educación y cultura (mayormente públicas) y la vivienda mejoraron en todos esos años, así como se redujo la pobreza desde los años 40 hasta mediados del 70. No pueden negarse los valiosos avances de Juan Perón en derechos sociales, leyes laborales y dignificación de la clase trabajadora.
 
Y con Néstor Kirchner, también se lograron importantes avances en materia de derechos civiles y mejoras salariales, con un plan de desarrollo económico, de pleno empleo, de generación genuina de divisas. Además de dejar un país sin deuda externa.
 
Por eso es falso el argumento del presidente Macri acerca de que la decadencia comenzó hace 70 años. La realidad fue otra, la decadencia comenzó con la última dictadura militar de Jorge Rafael Videla, el formidable negocio del endeudamiento externo, que lo llevó de 8.000 millones a más de 170 mil millones de dólares, las devaluaciones o una falsa paridad con el dólar, la fuga de capitales, los procesos hiperinflacionarios, la enajenación de activos del patrimonio nacional con las privatizaciones de Carlos Menem, el empobrecimiento de gran parte de la población, el crecimiento nulo y la gran crisis del 2001 que provocó el radical Fernando de la Rua.
 
En los años posteriores a la crisis, con Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner se revirtió gran parte de los problemas, bajando la pobreza del 50 a menos del 25%. La decadencia argentina viene de la mano de los gobiernos que prohijaron políticas neoliberales: la dictadura militar, el menemismo y el macrismo. Fueron menos años que los que afirma Macri, pero le hicieron mucho daño al país.
 
Con gobiernos como el de Cambiemos y su feroz endeudamiento, que nos coloca entre los mayores deudores del mundo, se remacha la decadencia.
 
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La aporofobia del PRO
 
El PRO es un partido antiperonista donde la historia no forma parte por lo general de la cultura de sus dirigentes, y menos la historia social y económica. Sin embargo, tienen una serie de ideas gorilas elementales que pueden resumirse en lo siguiente:
 
-Todos los problemas del país son culpa del peronismo porque son ladrones por antonomasia, un grupo que saquean las arcas del país, malgastando los recursos que en cada etapa sobraban (los lingotes de oro en el primer gobierno peronista, las reservas del Banco Central con los K).
 
-Además, les dan a los pobres ayudas bajo diversas formas que no se merecen o no se han esforzado para conseguirlas, castigando al contribuyente honesto que paga todos sus impuestos, eliminando la "cultura del trabajo", para poder financiar la "fiesta" del consumo de los pobres.
 
El del PRO es simplemente un impulso irracional llamado "aporofobia" que significa el rechazo, miedo o aversión a los pobres. El macrismo es fiel a ese impulso, hasta en los peores momentos de la durísima crisis; lo que no una coherencia positiva que deba imitarse.
 
Es aporofobia, por ejemplo, decir que todos los que reciben un subsidio del Estado son unos vagos corruptos que quieren vivir de la teta del Estado sin poner la espalda.
 
Si hay cuatro millones de beneficiarios de la AUH ¿eso quiere decir que hay cuatro millones de pobres en el país que prefieren vivir con $ 6.000, en peores condiciones que los indigentes (se necesita un mínimo de $ 8.000 para no caer bajo la línea de la indigencia)?  Si fuera así, pobre país. Pero, son pobres que necesitan el auxilio del Estado, especialmente en tiempos de crisis.
 
Si la pobreza ya alcanza a 13 millones de argentinos -se estima que llegarán a ser 15 millones a fin de año de persistir los índices económicos negativos- hay que deducir que hay nueve millones de personas a las que el Estado no abraza ni contiene con sus recursos. ¿También son vagos?
 
Si hay casi nueve millones de argentinos para los que el Estado está ausente y no puede llegar, y todo se encarece y empeora por la inflación, no hay dudas que el hambre no sólo es un tema más.
 
Desde las organizaciones sociales, vienen diciendo que cada vez son más los ciudadanos, grandes y chicos, que se acercan a los comedores y merenderos, se sostiene que ni las changas alcanzan para mitigar a crisis en los hogares más vulnerables.
 
Es innegable que combatir el hambre es la prioridad de la hora. La insensibilidad dirigencial del macrismo, frente a la pobreza creciente, demuestra una línea de continuidad histórica del los millonarios argentinos.
 
En ese marco se puede entender que Gustavo Bordet no quiera resignar recursos provinciales frente a la Nación, porque -más allá de todo dinero es importante en un año electoral como el que viene- el drama social le puede estallar frente a la Casa Gris.
 
¿De dónde saldrán esos recursos, si es que la Nación le recorta fondos y ajusta las cuentas? Además, se debe satisfacer la demanda de salud, porque allí también se está haciendo sentir la crisis: en lo que va del año se incrementó en un 10% la atención de pacientes con obra social.
 
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El acuerdo con el FMI

 
La impericia del "mejor equipo de los últimos 50 años" es alarmante. Hace tres meses se firmó el acuerdo con el organismo internacional y ya se incumplieron las metas fijadas. Ahora, se tapa este fracaso con un nuevo pedido, diferente, con montos de envío de dólares mayores, en menos tiempo.
 
Desde hace un tiempo, la Casa Rosada lanza rumores cruzados. Que el acuerdo con el Fondo está cerrado, pero no lo está; que el Fondo deja al Banco Central usar dólares del préstamo para desacelerar la depreciación del peso, pero Washington lo niega.
 
Además, que hay acuerdo con los Gobernadores, pero las provincias lo niegan; y que el Presupuesto de ajuste 2019 se va a aprobar rápidamente, a "libro cerrado"; pero en el Congreso dicen que van a dilatar los plazos hasta llegar a Diciembre...
 
Pero en el FMI no son tontos, tal como sí parecen creer en la Casa Rosada, y tomaron una medida durísima: No van a girar ni siquiera los US$ 3.000 millones comprometidos para septiembre hasta que no se apruebe el Presupuesto 2019 y "se den muestras contundentes" de hacer un fuerte recorte fiscal.
 
Los factores que pueden llevar a una potencial pérdida de control de la situación por parte del "equipazo" económico son varios. Uno, persistente, es la fuga de capitales motorizada por el empresariado de nacionalidad argentina. A lo cual se agrega la salida de capitales extranjeros golondrina.
 
El acuerdo con el FMI, dice Macri, nos va a dar más tranquilidad. La mayor parte del peronismo niega esto y señala que los desequilibrios de la economía no provienen del déficit primario sino de la cuenta corriente, es decir de la restricción externa, y ésta, a su vez, de las políticas neoliberales de apertura de importaciones seguidas desde el inicio de la gestión de este Gobierno.
 
Lo real es que Cambiemos está con la soga al cuello y pidió al FMI que amplíe el monto del préstamo acordado: desde los U$S 50 mil millones hasta U$S 65 mil millones. Christine Lagarde, de mínima, querrá medidas más duras que ataquen al sistema previsional, por ejemplo elevando la edad jubilatoria y liquidando el Fondo de Garantía y Sustentabilidad de la Anses.
 
¿Hay condiciones políticas para encarar medidas de este tipo? En diciembre se votó en el Congreso la modificación de la movilidad jubilatoria, pero el Gobierno perdió en las calles donde se expresó el fuerte descontento social.
 
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Antes de las elecciones, el PJ intentará que el ajuste lo pague Cambiemos
 
Un presupuesto público siempre es una herramienta política. El cálculo de gastos y de recursos nacionales que esta semana llega al Congreso Nacional es, además, una radiografía bastante precisa de la distribución del poder político entre Macri y un peronismo que, aun sin líder, buscará su objetivo principal: al ajuste del gasto lo deberían hacer casi en exclusiva las jurisdicciones importantes de Cambiemos (Nación, y Ciudad y Provincia de Buenos Aires).
 
María Eugenia Vidal es la carta electoral más potente que hoy por hoy está en condiciones de jugar Cambiemos. Lo saben los gobernadores peronistas, que intentarán que la mayor parte del ajuste sea absorbido por la Provincia como forma de erosionar su figura. El resto de las provincias no cedería un ápice para atender su reclamo. Prima la idea básica que este desastre lo generó Cambiemos, por lo tanto son ellos los que deben esforzarse para solucionarlo.
 
Además, el problema divide al peronismo y enfrenta a los gobernadores con los intendentes bonaerenses del PJ. La grieta está lejos de tener tinte ideológico y se relaciona con el reparto de los fondos: lo que las provincias administradas por el PJ puedan restarle a Buenos Aires, también se lo sacarán a los jefes comunales de su mismo signo político.
 
Lo real es que los contribuyentes de todo el país pagarán más, incluidos los de las provincias ya que, lejos de pensar en un ajuste, las jurisdicciones del interior planean aumentar el gasto para no perderle el compás al ritmo electoral. No hay muchas posibilidades de que esa regla sea alterada durante la discusión en el Congreso, salvo que Macri renuncie a tener un Presupuesto 2019.
 
En cambio, es muy posible que la asignación de costos políticos a Cambiemos se profundice en la negociación voto a voto que el macrismo tiene por delante con las varias ligas de gobernadores peronistas.
 
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El intríngulis de Bordet
 
Gustavo Bordet, en las reuniones con legisladores, funcionarios y dirigentes, dispara que el macrismo recibió problemas (pobreza, recesión, inflación), pero los empeoró gravemente a todos. "A la crisis no la generamos nosotros", afirma el Gobernador.
 
Esta vez fue más allá del discurso que venía sosteniendo, referido a que no estaba dispuesto a resignar recursos y que la Provincia no tenía que hacer ningún ajuste porque no tiene las cuentas en rojo. Y aseguró que en la negociación con Nación, en torno al Presupuesto, no se aceptará la afectación de sueldos, jubilaciones, inversión social y sanitaria. Dijo que tampoco se aceptará que se toquen los recursos de coparticipación.
 
Por lo que se podría suponer en términos electorales y también por lo que muestran los números del Presupuesto nacional: en la provincia de Entre Ríos, el verbo "ajustar" no se lo quiere conjugar en pasado reciente, ni en presente, ni en un futuro próximo. Es decir, no quieren ajuste antes de las elecciones locales, que serían a mitad de 2019.
 
En el gobierno provincial pretenden que el mega ajuste acordado por Macri con el FMI apenas solo le reste a Bordet recursos nacionales por unos 1.000 millones de pesos -4.000 millones de recortes, compensados en 3.000 millones por mayor coparticipación- sobre un Presupuesto provincial 2019 que con seguridad superará los 130 mil millones. Cuanto más, debe ser un punto porcentual.
 
Pero además, en la negociación con la Nación, la Provincia se garantizó lo que más imperiosamente necesita: que Anses siga enviado los millones para cubrir parte del déficit de la Caja de Jubilaciones local. Ese rojo sigue creciendo, pero la Provincia no se verá forzado a desatar antes de las elecciones provinciales el conflicto que supondría tratar de reducirlo.
 
¿Esto significa que están tranquilos en la Casa Gris? Nadie lo está en la Argentina. Hay dos grandes factores de riesgo para la Provincia. El primero depende de cuán arrasadora y duradera sea la estanflación (recesión más inflación), y cuánto siga afectando a los recursos propios provinciales. El segundo es la imposibilidad de pedir dólares en el exterior.
 
Desde el oficialismo provincial analizan que hasta ahora a la crisis la está pagando Macri, y que las acciones de Cambiemos están en baja en Entre Ríos. Entienden que se debe priorizar cerrar los números para cumplir sin sobresaltos las obligaciones del Estado provincial esperando la que crisis económica y social que vive el país afecte lo menos posible al territorio provincial.
 
Los tiempos que vienen son muy complejos y desde el oficialismo entienden que el lugar del PJ provincial no es el de la confrontación ni el de correr con un bidón de nafta para apagar el fuego, sino priorizar la gestión, el dialogo y la construcción propositiva de lo que viene, pensando en sumar a la mayoría de peronistas posibles e incluso a parte de los decepcionados de Cambiemos.
 
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Los problemas de Varisco
 
Las cosas resultan mucho más dramáticas para la administración de Sergio Varisco, tal como ocurre en todas las intendencias de las grandes ciudades del país. Esa es otra característica de la modalidad de ajuste que impusieron los gobernadores del PJ: afecta más a las ciudades que a las provincias.
 
Entre los recursos a los que Varisco no accede y los que le quitará el ajuste de Macri -en especial, la pérdida de los subsidios al transporte-, el agujero fiscal municipal se asemeja al de la Provincia.
 
Pero Varisco debe enfrentar semejante poda con un presupuesto que, aun con fuertes subas impositivas, difícilmente supere los 5 mil millones de pesos el año próximo. En términos porcentuales, el impacto será seis veces más grande para el intendente que para el gobernador. Pocas veces un presupuesto mostró con tanta claridad cómo se distribuye el poder político.

 
A los enormes problemas políticos y judiciales del intendente, vinculados con las causas por narcotráfico que se tramitan ante la Justicia Federal, se le suma este dramático e inesperado problema de números.
 
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El Gobernador ante un escenario impensado
 
La corrida cambiara y la crisis económica que sobrevino con su combo de inflación, pérdida de empleos y recesión, dejó al Gobernador ante un escenario impensado. De transformarse en el dirigente que logró acomodar las cuentas, ahora procura que esa trabajosa victoria no se le escurra como arena entre los dedos.
 
"Tanto esfuerzo, para volver a un lugar parecido al de partida, el desastre de Macri nos está complicando a todos, y los entrerrianos no podemos escapar de esta debacle", se lamenta un conocido dirigente del oficialismo provincial.
 
El Gobierno local buscará aprovechar que habrá que hacerle un añadido al Pacto Fiscal que contemple un freno a las rebajas impositivas que debían realizar las provincias y que se habían proyectado cuando se esperaban en el Ejecutivo nacional que la economía estuviera creciendo por segundo año consecutivo.
 
Los intendentes entrerrianos del PJ están tan urgidos de fondos como Bordet. También se juegan mucho el año que viene, nada menos que sus jefaturas distritales. Si la Provincia cuenta con más recursos, ellos dispondrán de plata fresca adicional para invertir en obras y acción social.
 
 
Unitarios vs. Federales
 
Como siempre, e debate de fondo se ubica en el histórico eje entre unitarismo y federalismo, poder central vs interior. Sintéticamente, es el centralismo porteño el que se quedará con los dineros que se repartían a las provincias y municipalidades mediante el Fondo Sojero (pese a que no siembran una hectárea de soja en la Capital Federal) y mediante el subsidio del transporte, pese a que buena parte de él se sostiene con impuestos al gasoil (el combustible del campo), el cual no será eliminado. Así están las cosas.
 
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