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Nacionales - 16-09-2018 / 08:09

Factor Macri: la cadena de sinrazones que agravan una crisis peligrosa

Factor Macri: la cadena de sinrazones que agravan una crisis peligrosa
Cada día que pasa es un día menos que falta para las elecciones. La ilusión macrista no se ha disipado del todo. El viernes, por ejemplo, la consultora Sinopsis difundió su última encuesta. En todos los escenarios de balotaje, Mauricio Macri sale triunfador. A Cristina Fernández, que es el escenario que importa, Macri le ganaría 45 a 41 por ciento. Hace tres meses, le hubiera ganado 47 a 38 por ciento. Hace seis, 49 a 32. Cuando más dura el problema, más se achica la brecha y, como es esperable, se agranda un poco más la posibilidad de CFK gane el año próximo. Las dos caras de la misma enfermedad, como se ve, se alimentan mutuamente.
Durante una corrida se pierden dólares de reservas o se devalúa. Es muy raro que ocurran ambas cosas. Aquí el tipo de cambio se duplicó y, al mismo tiempo, se perdieron más de 20 mil millones de dólares. Es muy difícil de entender un fracaso a tan alto costo.
 
En la historia de la corrida, hay dos momentos en los que Mauricio Macri utilizó la carta FMI: cuando anunció el primer acuerdo, y cuando informó sobre su reformulación. Las dos veces lo hizo en medio del vendaval, minutos antes de la apertura de los mercados.
 
En ninguno de los dos casos había nada acordado, con lo cual debió negociar desde una posición de debilidad. No fue una decisión fruto de un análisis estratégico sino de la desesperación, y el miedo. ¿Tenía sentido pegarse al FMI que ahora limita su capacidad de acción? ¿No debería haberlo pensado mejor?
 
Hay una discusión eterna sobre cuánto podría un buen presidente amortiguar los efectos de un problema estructural o, al revés, cuánto puede agravarla su torpeza. En cualquier caso, hay en estos meses un elemento muy importante que se puede definir como "factor Macri".
 
En los inicios de la corrida, Macri personalmente presionó al ex presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, para que contuviera el dólar a 20,50: la prioridad era defender el plan gradualista de inflación cercana al 20%. El primer día en que, bajo esa presión, se vendió la cifra récord de 1500 millones, sonaron todas las luces de alarma y ya no hubo manera de parar la fuga.
 
Antes de eso, fue el propio Macri el que decretó el final del plan de metas de inflación: ese célebre 28 de diciembre disparó la primera corrida. Otros sectores del Gobierno, o que pertenecieron a él, opinan que el error original fue proponer un plan de metas de inflación irrealizable. Eso llevó al fracaso que alumbró el 28D.
 
Para quienes piensan de esta manera, la mala praxis recorre todo el período: metas de inflación imposibles llevan a admitirlo y así el Banco Central pierde credibilidad y eso puede producir problemas. Mucho más cuando el propio Banco Central había capturado una montaña de deuda en pesos que, ante cualquier ruido, podrían fugarse.
 
A la distancia parece una confabulación para armar alegremente una trampa mortal por parte de personas bienintencionadas y muy orgullosas de sí mismas, que subestimaban cualquier advertencia sobre lo que estaba por ocurrir.
 
Este entramado tiene un costado político. Cada día que pasa es un día menos que falta para las elecciones. El viernes, la consultora Sinopsis difundió su última encuesta. A Cristina Fernández, Macri le ganaría 45 a 41 por ciento. Hace tres meses, le hubiera ganado 47 a 38 por ciento. Hace seis, 49 a 32.
 
Cuando más dura el problema, más se achica la brecha y se agranda un poco más la posibilidad que Cristina gane el año próximo. Las dos caras de la misma enfermedad, como se ve, se alimentan mutuamente.

 
"Factor Macri": la cadena de sinrazones que agravan una crisis peligrosa
 
En los últimos días de la semana que termina se produjo un episodio que no se puede explicar ni desde la política ni desde la economía y que generó una ola más de perplejidad entre las personas que miran de cerca la evolución de la peligrosa crisis cambiaría y económica que afecta al país.
 
Como se sabe, en los últimos meses hay un factor que desordenó la economía, la política y la vida de todos los argentinos. Ese elemento es el tipo de cambio, el precio del dólar.
 
Resulta poco relevante discutir, en medio de la urgencia, si la devaluación es el síntoma de la enfermedad o su causa, o en qué medida es una cosa o la otra. Pero el precio del dólar, cada día, es la noticia del día.
 
Cuando se tranquiliza, se instala fugazmente la ilusión de que se ve el horizonte. Cuando el precio salta, la angustia se reinstala porque se sabe que habrá más inflación, la recesión durará más, habrá despidos, la crisis económica se trasladará a la política.
 
Estas últimas tres semanas fueron vertiginosas. Hace solo tres domingos, el dólar estaba a 29,50. Hace solo dos, con el dólar ya a 40, el equipo oficial se reunía en Olivos y anunciaba cambios de gabinete que finalmente no se producían. Hace solo una, la calma había vuelto.
 
En ese breve lapso de relax, el ministro Nicolás Dujovne debió ser internado de urgencia. Por suerte, no fue nada. "Tres días de calma no significan que el problema haya terminado", advirtió el Presidente. Tenía razón.
 
Sobre el final de la semana, la incertidumbre volvió: el dólar terminó el viernes arriba de 40 pesos. Pero lo más curioso del caso, lo que genera alta perplejidad en los actores económicos, es la enorme contribución que hizo el propio Gobierno para que ello sucediera.
 
Entre martes y viernes no hubo ninguna corrida. La demanda de dólares fue poco relevante. Pero como el Central no vendió casi reservas, el tipo de cambio se disparó. La semana pasada había intervenido ante un desafío mayor. ¿Por qué ahora no lo hizo? ¿Por qué dejo la sensación de que el dólar, una vez más, está a punto de dar un salto?
 
Esas preguntas no surgen de usinas opositoras ni de conspiradores golpistas sino que atraviesan a casi todo el Gobierno del presidente Macri. ¿Qué hará Toto hoy?, es una duda que atormenta cada veinticuatro horas, por ejemplo, al equipo de economistas que rodea a Dujovne.
 
Tal vez uno de los motivos que le produce tanto stress al ministro tenga que ver con el marco de incertidumbre en el que el Presidente lo obliga a trabajar. Solo Caputo, y tal vez Macri, o quizás los técnicos del FMI, saben lo que hará Caputo en cada jornada. ¿Cómo será ese proceso de toma de decisiones que cada día alumbra una conducta contradictoria con la del día anterior?
 
 Factor Macri: la cadena de sinrazones que agravan una crisis peligrosa
El gráfico muestra la paradoja de lo que ocurrió en las últimas semanas. En el mercado de divisas se operó poco (curva naranja). Pero como el Banco Central no intervino, el precio del dólar (curva violeta) escaló hasta los 40 pesos
 
El problema se agrava porque que estas preguntas no se limitan solo a los últimos cuatro días. La Argentina afrontó una corrida tremenda en los meses de mayo y junio. Hubo días en que se compraron 1500 millones de dólares. Eso era un problema realmente serio.
 
Pero, como se puede ver en el gráfico que acompaña esta nota, en los últimos meses la demanda de dólares cayó mucho. Sin embargo, el precio del dólar subió y no paró de subir. El Gobierno tenía los instrumentos para frenarlo. No parecía, a simple vista, un desafío serio, dada la relación de fuerzas y montos. Sin embargo, el dólar se escapó una vez, y otra, y otra más.
 
Una de las preocupaciones más angustiantes en estas últimas semanas fue la caída de depósitos en dólares de los bancos. Ese fenómeno arrancó con cierta fuerza hace dos semanas, cuando el dólar subió de 30 a 40. El goteo empezó a amortiguarse la semana en que el dólar se desinfló un poco.
 
¿Tiene algún sentido dejar escapar de nuevo el dólar en este contexto tan peligroso, cuando todos los economistas coinciden en que este nivel asegura una competitividad muy alta de la economía argentina y cuando el costo de frenarlo es bajo?
 
Cuando pase el temblor, termine como termine esta crisis, los historiadores tendrán mucho para estudiar sobre la corrida cambiaría del 2018 y su manejo por parte del Gobierno.
 
En principio, hay dos datos que, juntos, son reveladores. Durante una corrida se pierden dólares de reservas o se devalúa. Es raro que ocurran ambas cosas. Aquí el tipo de cambio se duplicó y, al mismo tiempo, se perdieron más de 20 mil millones de dólares. Es muy difícil de entender un fracaso a tan alto costo.
 
En la historia de la corrida, hay dos momentos en los que Macri utilizó la carta FMI: cuando anunció el primer acuerdo, y cuando informó sobre su reformulación. Las dos veces lo hizo en medio del vendaval, minutos antes de la apertura de los mercados.
 
En ninguno de los dos casos había nada acordado, con lo cual debió negociar desde una posición de debilidad. No pareció una decisión fruto de un análisis estratégico sino de la desesperación, y el miedo. ¿Tenía sentido pegarse a una organización que ahora limita su capacidad de acción? ¿No debería haberlo pensado mejor?
 
Hay una discusión eterna sobre cuánto podría un buen presidente amortiguar los efectos de un problema estructural o, al revés, cuánto puede agravarla su torpeza. En cualquier caso, hay en estos meses un elemento muy importante que se puede definir como "factor Macri".
 
"No doy notas", se puede leer en el estado de la cuenta de Whatsapp del ex presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Sin embargo, quienes hablan con él conocen su versión de los hechos.
 
En los inicios de la corrida, Mauricio Macri personalmente lo presionó para que contuviera el dólar a 20,50: la prioridad era defender el plan gradualista de inflación cercana al 20%. El primer día en que, bajo esa presión, se vendió la cifra récord de 1500 millones, sonaron todas las luces de alarma y ya no hubo manera de parar la fuga.
 
Antes de eso, fue el propio Macri el que decretó el final del plan de metas de inflación: ese célebre 28 de diciembre disparó la primera corrida.
 
Otros sectores del Gobierno, o que pertenecieron a él, opinan que el error original fue proponer un plan de metas de inflación irrealizable. Eso llevó al fracaso que alumbró el 28D.
 
Para quienes piensan de esta manera, la mala praxis recorre todo el período: metas de inflación imposibles llevan a admitirlo y así el Banco Central pierde credibilidad y eso puede producir problemas. Mucho más cuando el propio Banco Central había capturado una montaña de deuda en pesos que, ante cualquier ruido, podrían fugarse.
 
A la distancia parece una confabulación para armar alegremente una trampa mortal por parte de personas bienintencionadas y muy orgullosas de sí mismas, que subestimaban cualquier advertencia sobre lo que estaba por ocurrir.
 
En los días del mundial de Rusia, cuando el dólar llegaba a la terrible cifra de 25 pesos, los argentinos que estaban en Moscú crearon un cantito irónico y egoísta: "Que baje el dólar, la puta que lo parió", se escuchaba en los estadios.
 
Esa medida, y solo esa, podría tranquilizar un tiempo a la sociedad. Si eso ocurriera, el Gobierno podría dedicarse a pensar cómo frenar el traslado a precios, o cómo manejar la deuda a corto plazo que sigue dando malas noticias.
 
Ambos elementos, la inflación y la deuda de corto plazo, presionan el tipo de cambio otra vez hacia arriba. Son dos problemas serios. Pero no se pueden abordar -ni siquiera esos problemas- si antes no se estabiliza el tipo de cambio.
 
Este entramado tiene un costado político. Cada día que pasa es un día menos que falta para las elecciones. La ilusión macrista no se ha disipado del todo. El viernes, por ejemplo, la consultora Sinopsis difundió su última encuesta.
 
En todos los escenarios de balotaje, Mauricio Macri sale triunfador. A Cristina Fernández, que es el escenario que importa, Macri le ganaría 45 a 41 por ciento. Hace tres meses, le hubiera ganado 47 a 38 por ciento. Hace seis, 49 a 32.
 
Cuando más dura el problema, más se achica la brecha y, como es esperable, se agranda un poco más la posibilidad de CFK gane el año próximo. Las dos caras de la misma enfermedad, como se ve, se alimentan mutuamente.
 
¿Qué hará Toto hoy?, es una pregunta cuya respuesta tiene efectos sociales y políticos muy relevantes.
 
Por Ernesto Tenembaum
 
Fuente: Infobae
 

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28-03-2024 / 08:03
Una nueva, polémica, cruel e insensible decisión del gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei que perfecciona el desgobierno. Las marchas y contramarchas con la nueva movilidad jubilatoria por DNU, eludiendo al Congreso, sumadas al desbarajuste causado por los despidos indiscriminados en la Anses, terminaron impactando de lleno en los jubilados: se anunció oficialmente que la liquidación de abril se pagará en dos cuotas y ni siquiera se comunicaron las fechas en que se efectivizarán. La libertad avanza en el saqueo: jubilaciones licuadas y en dos cuotas.

Siempre contra los más débiles y en medio de despidos en Anses, por primera vez las jubilaciones se pagarán desdobladas. La primera parte corresponderá al mismo monto de la jubilación de marzo y el segundo tramo a la diferencia por el bono y el aumento por inflación. Milei y Luis "Toto" Caputo siguen golpeando a los adultos mayores bajo el pretexto de demoras en los cálculos para aplicar los ajustes por inflación y el bono de $70.000.

El mismo día que se conoció el dato de pobreza, confirmando que casi 20 millones de personas están alcanzadas; y mientras avanzan con despidos masivos en Anses y otras dependencias estatales, el gobierno aplica un nuevo golpe a los jubilados. En el primer tramo se pagará el mismo monto que se cobró en marzo y la fecha es la correspondiente al calendario. Mientras en segundo tramo se liquidará la diferencia correspondiente al aumento y el bono de $70.000 y aún no hay fecha determinada de pago. 
Se le fue la mano.


Este ataque se suma a la estafa de la nueva movilidad por DNU anunciada este lunes. En la misma se establece que las jubilaciones y pensiones aumentarán en abril un 27,35 %, que es la suma de un 12,5 % de "compensación" por lo "perdido" en enero, cuando en realidad la inflación fue de 20,6 % que el gobierno se negó a dar completo. Y se adiciona un "adelanto de la movilidad" del 13,2 % por la inflación de febrero, "correspondiente al mes de junio de 2024".

A su vez, en mayo se otorgará un aumento "a cuenta" de la movilidad de junio, también basado en la inflación de dos meses previos, es decir la de marzo. Y en junio se aplicará la diferencia por la movilidad actual, es decir, descontando los aumentos a cuenta. El ajuste por IPC entrará en vigencia desde el mes de julio. Otro robo, dando una dádiva que apenas supera la cuarta parte del daño causado. 

Además del robo del empalme el DNU 274/2024 de Milei busca consolidar haberes de miseria y licuar el impacto del bono anunciado. El gobierno de LLA viene utilizando los ingresos de los jubilados y jubiladas como el principal medio para llevar adelante su recorte del presupuesto nacional, y lograr el superávit fiscal para cumplir con el FMI. El plan motosierra y licuadora no se detiene, hay que enfrentarlos.

Milei tiene una alta dosis de insensibilidad y no entiende lo que le pasa a un jubilado que cobra 200 lucas. Se ha caracterizado desde que asumió por estar muy lejos de combatir a "la casta", todas las medidas van en contra de los sectores más débiles de la sociedad. Con las jubilaciones por el piso, la Argentina firmó una carta de intención para adquirir 24 aviones obsoletos F-16 a Dinamarca. Cerca de US$ 340 millones irían a la compra de aviones en desuso en un gesto cipayo hacia EE.UU. en su disputa con China. El relato de "no hay plata" se resquebraja tras las necesidades de Milei y Caputo por hacer los deberes con EE.UU. en busca de financiamiento del FMI para su delirante aventura dolarizadora.

La Opinión Popular

 

27-03-2024 / 10:03
El ministro de Defensa, Luis Petri, cerró un acuerdo con su par  de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, por la compra de 24 aeronaves F-16 para la Fuerza Aérea. Poulsen firmó y posó para la foto con Petri en el Edificio Libertador, pero detrás de cámara estaban también presentes el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el embajador de los Estados Unidos, Marc Stanley.
 
Con la firma del acuerdo, el gobierno de Javier "el Loco" Milei reafirma su alineamiento cipayo total con Estados Unidos, al concluir una reequipamiento que había quedado abierto desde la gestión de Alberto Fernández y que tenía como alternativa la compra de aviones de última generación  J-17 a China.
 
El ministro Petri no dejó dudas sobre el movimiento geopolítico al compartir en sus redes primero la comunicación oficial del Ministerio y luego una nota de Infobae con el título: "Con el apoyo de Estados Unidos, Argentina firmó una carta de intención con Dinamarca para comprar 24 aviones de combate F16".
 
El acuerdo se cerrará cuando Petri viaje a Copenhague a mediados de abril, donde se sellará el contrato para la adquisición de los 24 aviones F16, que el país aliado de la OTAN ya tiene en desuso para sus operaciones militares. Las naves fueron fabricadas por la empresa norteamericana Lockheed Martin y llegarían a la Argentina recién en diciembre, debido a que Dinamarca las entregará sin equipamiento ni armamento.
 
El reequipamiento de las naves quedará a cargo de Estados Unidos por un contrato de 40 millones de dólares, que será una donación de la administración Biden, según informaron desde Casa Rosada. Los aviones valen 300 millones y el armamento y la parte electrónica otros 300 millones, aunque Estados Unidos regala más o menos un 15 por ciento.
 
El acuerdo terminó de sellarse con la reciente visita del actual director de la CIA, William Burns, quien aterrizó en Buenos Aires la semana pasada para visitar la Casa Rosada y reunirse con el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvestre Sívori; y el propio jefe de Gabinete. "Tenemos un problema a corto plazo, Rusia; pero un problema mayor, a largo plazo, China", dijo Burns en la reunión de la semana pasada.
 
Antes de ese reciente encuentro, el presidente Milei recibió al secretario de Estado Antony Blinken en la Casa Rosada y poco después logró un breve encuentro con el candidato republicano y ex presidente Donald Trump.
 
La alineación sistémica de la Casa Rosada con Estados Unidos queda marcada con este acuerdo que cierra las puertas a la propuesta hecha por China para la adquisición de 34 aviones de guerra F17, mucho más modernos y más baratos. De esta manera, las Fuerzas Aéreas adquirirán los aviones F-16 dinamarqueses que están camino al desuso, al punto de que Bélgica se negó a venderle los F-16 a su aliado, Ucrania, porque no los consideró aptos.
 
La Opinión Popular
 

26-03-2024 / 08:03
En medio de confusiones, que obligaron a sacar un decreto correctivo, el gobierno de Javier "el Loco" Milei y Luis "Toto" Caputo estableció la nueva fórmula de movilidad de las jubilaciones por decreto sin pasar por el Congreso. Se actualizarán por la inflación de dos meses atrás, pero en el empalme quedará fijada la pérdida que provocó la mega devaluación de Milei, entre 25 y 30%, y seguirá congelada en ese piso histórico hacia el futuro. Con la jubilación mínima reducida a la mitad debido a la inflación (en febrero, comparada con el mismo mes del 2023 sin contar el bono), el Gobierno busca impedir cualquier tipo de recomposición limitando los aumentos solamente al índice de la inflación. Además la nueva fórmula de actualización no se aplicará a los bonos, dejando abierta la posibilidad de licuar aún más los magros ingresos de los jubilados.
 
Desde que asumió como presidente, Milei, viene utilizando los ingresos de los jubilados y jubiladas como el principal medio para llevar adelante su recorte del presupuesto nacional y reducir el déficit fiscal, pero ahora busca dejar asentado que los jubilados serán los garantes de su plan de ajuste. Este lunes el gobierno publicó un nuevo DNU cambiando la fórmula previsional para atar a los haberes a la inflación. El problema es que, en la actualidad, la jubilación mínima (que cobran la mayoría de los jubilados) no llega a cubrir ni el 30 % de la canasta básica de los adultos mayores y sin ningún mecanismo de recomposición no habría forma de revertirlo.
 
La modificación de la fórmula previsional era parte de la Ley Ómnibus, pero habiendo sido rechazada en el Congreso, desde el oficialismo decidieron realizarla por un nuevo DNU. La "urgencia" del gobierno se debe a que habiendo pasado el pico inflacionario de diciembre y enero, la fórmula vigente generaría aumentos mayores de los que están dispuestos a otorgar. Caputo, desde el Ministerio de Economía, viene aprovechando el método de actualización trimestral actual para licuar las jubilaciones y ahora pretende mantener el robo realizado con el cambio de la fórmula.
 
En medio de la polémica que se generó por el nuevo DNU, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, criticó al Gobierno de Milei, y a la medida. Según dijo el dirigente peronista, "es impresionante, la decisión de Milei es que el ajuste no recaiga en la casta sino en los jubilados" y agregó: "Es un atraco a los jubilados... Es consolidar una baja que ya se produjo, y ahora ir ajustándola en base a los precios cuando ya el guadañazo se lo dieron al bolsillo de ellos".
 
La propuesta es que las jubilaciones aumenten mensualmente por el IPC de dos meses atrás. Si bien a priori parecería superadora, el empalme provocará una profundización de la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados de, por lo menos, 25 por ciento. La verdadera trampa se encuentra en el empalme es decir en los meses de transición entre una fórmula a otra. Desde abril, el gobierno decidió comenzar a dar aumentos por IPC "a cuenta" del resultado de la próxima fórmula de movilidad vigente en junio.
 
Con la nueva fórmula jubilatoria, Milei sumó resistencias en la oposición dialoguista. Varios legisladores de ese sector se expresaron contra la nueva fórmula de movilidad, que se suponía que discutirían en el Congreso. El Ejecutivo suma contratiempos en la negociación por la nueva ley Bases que el ministro Guillermo Francos buscará recomponer en un encuentro con mandatarios del Norte Grande.
 
La Opinión Popular
 

25-03-2024 / 07:03
Con una movilización histórica, organismos de DDHH reivindicaron la cifra de 30.000 desaparecidos. La marcha del 24M, que congregó a una multitud en la Plaza de Mayo y en las principales ciudades del país, al cumplirse 48 años del último golpe cívico militar genocida, se convirtió en la tercera gran manifestación callejera contra el gobierno neoliberal anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei. El Presidente fue principal blanco de críticas de los organismos de Derechos Humanos, el peronismo, movimientos sociales y la CGT.
 
Como en la huelga general del 24 de enero, y la movilización del 8M, numerosas columnas de organizaciones y miles de personas auto convocadas se volcaron a las calles para repudiar los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar y reafirmar la consigna del Nunca Más. También ratificaron la cifra de 30 mil personas desaparecidas, número que el gobierno libertario puso en duda. En el documento final de la marcha, que leyó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, los organismos de derechos humanos reclamaron una ley contra el negacionismo de los crímenes de la dictadura.
 
Junto a esas consignas vinculadas a derechos humanos, la marcha estuvo atravesada por consignas contra las políticas del gobierno libertario y su siniestro plan de ajuste neoliberal. El 24M fue el tercer gran hito callejero contra el gobierno de ultraderecha. "Milei, basura, vos sos la dictadura", "El que no salta votó a Milei", "No se vende, la patria no se vende" y "Fueron 30 mil de verdad", concurrieron los canticos y las consignas que más se repitieron en la Plaza, donde además se colgaron banderas contra Victoria Villarruel, por su cercanía con los represores condenados por lesa humanidad.
 
El peronismo mostró un gran despliegue de movilización. Por Diagonal Sur, los gremios de la CGT y el Movimiento Evita coparon varias cuadras junto a la UTEP y apenas pudieron ingresar a la Plaza. Por Diagonal Norte, y después de caminar 13 kilómetros desde la ex ESMA, La Cámpora llegó pasado el mediodía en una columna encabezada por Máximo Kirchner. En tanto, el gobernador Axel Kicillof llegó junto a su gabinete y los intendentes del conurbano.
 
Fue una gran convocatoria que los medios hegemónicos tratarán de ignorar, y que respondió a la provocación del gobierno, que unió a la CGT, al peronismo, los movimientos sociales, agrupaciones estudiantiles y al movimiento de derechos humanos. La idea de derechos humanos encaja con la idea de justicia social, de país solidario, de trabajo y retribuciones justas, de protección a los niños, a los enfermos y a los ancianos, de hazañas científicas y culturales.
 
No encaja con la justificación de la dictadura, con el intento de que los jubilados crean que ganan poco por culpa de los de la moratoria y que los trabajadores se enfurezcan con los desocupados porque reciben un aporte sin trabajar. No encaja con el país donde los únicos que ganan son los ricos, como procuran las políticas de Milei. Los ricos son "héroes" para Milei y los beneficiarios de sus políticas.
 
Los cientos de miles que desbordaron la Plaza de Mayo, las diagonales y la Avenida de Mayo están enlazados, hermanados, con los miles que se movilizaron en otras ciudades del país, y con los miles y miles que desde sus casas confluyen en la angustia de la pobreza, la amenaza del desempleo y el hambre o la destrucción de comercios y empresas. Hay vías comunicantes por las que fluye una energía que alimenta resistencias, rebeldías y esperanzas.
 
La Opinión Popular


24-03-2024 / 08:03
Ya en marzo de 1977, al cumplirse un año de la última dictadura militar, estaba claro que el verdadero objetivo de los perpetradores, instigadores y sponsors del golpe de Estado era económico. Por trillado que resulte es esclarecedor volver a la Carta Abierta de Rodolfo Walsh, que por entonces indicaba que "en la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".
 
Las cifras que exhibía Walsh resuenan hoy con una actualidad preocupante: "En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar", escribió en la carta que fue su testamento público. Los paralelismos con el proceso de concentración de riqueza que comenzó con la llegada al poder de Javier Milei son llamativos.
 
Sin embargo, lo más gravoso de la última dictadura no fue ese ajuste en sí sino el hecho de que dejó sentadas las condiciones para que eso nunca pudiera revertirse. De hecho, en ningún momento de los cuarenta años de democracia ininterrumpida el país estuvo ni siquiera cerca de recuperar las condiciones económicas y sociales que existían en la Argentina hasta marzo del 76. Hubo algo, en la matriz productiva pero también en el conjunto de ideales y valores de la sociedad, que se rompió y nunca pudo repararse.
 
El golpe del 24 de marzo irrumpió en un país en el que, dos décadas después de haber intentado suprimir al peronismo de la vida pública e incluso habiendo atravesado, unos meses antes, la experiencia hiperinflacionaria del Rodrigazo, todavía la pobreza alcanzaba a apenas al 4,4 por ciento de sus habitantes. En octubre de 1983, al recuperarse la democracia, esa cifra se había multiplicado por ocho: el 37,4 por ciento de los argentinos era pobre. Ocho veces más. Esa debacle jamás se pudo revertir.
 
Dicho de otra forma: al comenzar la dictadura, apenas cuatro de cada cien argentinos no alcanzaba a satisfacer sus necesidades básicas, pero cuando terminó, casi cuatro de cada diez habían caído por debajo de esa vara, y la profundidad del cambio fue tal que el país nunca pudo desandar ese camino. El riesgo más acuciante en estos días es que el gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel complete esa tarea y eleve la pobreza estructural al punto en el que seis, siete u ocho de cada diez argentinos sea pobre para siempre.
 
Entre 1945 y 1976 existía una sociedad en el que la enorme mayoría era parte de una gran clase media: albañiles, docentes, policías, médicos, torneros, porteros, artistas, carpinteros, periodistas, abogados y científicos, empleados o cuentapropistas, comerciantes y profesionales, todos se ubicaban en algún lugar de un amplio arco que iba desde las humildes barriadas obreras suburbanas hasta los barrios céntricos en las ciudades. Con diversas realidades que coexistían, la Argentina era un país de clase media.
 
Después de la dictadura se convirtió en un país con clase media. Pero la pobreza estructural que en el 83 alcanzaba a 4 de cada 10 argentinos nunca pudo desarmarse. Tuvo momentos en los que cedió. Al final de los doce años de gobierno kirchnerista había retrocedido hasta ubicarse en torno al 25 por ciento. Y otros donde creció, en episodios de crisis, hasta llegar al 60 por ciento. Pero un cuarto, o un tercio o más de la población quedaron condenados a apenas subsistir, sin ninguna perspectiva de movilidad social ascendente.
 

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