Nacionales - 10-08-2018 / 08:08
Macri: de la desconfianza al derrumbe
Hace 48 horas se inició otro capítulo de la corrida cambiaria. Y en cada etapa, la salida de fondos le provoca más daño al Gobierno que en la anterior. El FMI, por error de diagnóstico, no le arrimó una solución, sino que le quitó armas de defensa. No faltan expresiones desquiciadas que le propongan al Gobierno meterse más en el pozo hundiéndose en una dolarización. A quienes tengan alguna responsabilidad en este escenario político, más les valdría ir pensando cómo evitar una catástrofe. No hay posibilidad de sentarse a disfrutar del derrumbe del adversario. Es la economía en la que vivimos la que se resquebraja.
¿Por qué los especuladores desconfían de una conducción monetaria gobernada por "los suyos", mesadineristas de la banca internacional? ¿Por qué los capitales no apuestan por un gobierno que respeta a rajatablas los mandamientos sagrados del neoliberalismo? ¿Qué más podría hacer que entregarle las riendas al FMI como muestra de fe?
En el estrecho marco de análisis que se ha planteado a sí mismo el gobierno de Mauricio Macri, y su equipo económico, el conflicto no tiene solución. Un grupo de financistas y administradores de grandes fortunas saltó de la banca privada al gobierno, generó las condiciones para que sus pares hicieran negocios millonarios, pero ahora se sorprende cuando sus compinches los abandonan.
¿En qué le fallaron? En que, por estar en el gobierno, olvidaron la lógica con que se manejan esos capitales: la de obtener máxima rentabilidad. Y un deudor riesgoso, con muchos frentes políticos abiertos, y débil, no garantiza rentabilidad, por alta que sea la tasa que ofrece.
La semana que hoy se cierra reveló múltiples elementos del deterioro de la confianza en el deudor, el gobierno argentino, y en su garante, el FMI. Las tasas en pesos, a través de las Lebac, no pueden bajar del estante cercano al 50% al que se instalaron. El Tesoro colocó títulos en dólares, Letes, a una tasa del 5 por ciento, muy superior a la previa (del 3,76 por ciento), a sólo seis meses (no pudo colocar a un año), y por sólo 430 millones (contra vencimientos que esperaba renovar por 800 millones). Los prestamistas no confían en el peso (batalla perdida por Luis Caputo), sólo confían en la deuda en dólares por un plazo corto (vencimiento en febrero de 2019). Y se lo cobran caro.
La tensión política crece. Socios del Gobierno, muy diferentes entre sí, empiezan a señalar que "es insoportable seguir con tasas del 45 por ciento". Daniel Pellegrina (Sociedad Rural), Jorge Schiaretti (gobernador de Córdoba) y dirigentes de la UIA tuvieron un lenguaje común para reprochar una de las pocas herramientas que les quedan a las autoridades. Todos coinciden en que estas tasas prolongarán una recesión que ya casi nadie niega.
Ya corren los tiempos políticos. Y a la turbulencia financiera se le suman las turbulencias políticas que el propio gobierno agita. La operación "cuadernitos Gloria", los presos políticos por encargo y otras expresiones del forum shopping (manipulaciones judiciales varias) alejan a los especuladores, porque no ven claro en qué terminan. Dudan que se fortalezca el Gobierno, sospechan lo contrario.
La respuesta: hace 48 horas se inició otro capítulo de la corrida cambiaria. Y en cada etapa, la salida de fondos le provoca más daño al Gobierno que en la anterior. El FMI, por error de diagnóstico, no le arrimó una solución, sino que le quitó armas de defensa. No faltan expresiones desquiciadas que le propongan al Gobierno meterse más en el pozo hundiéndose en una dolarización.
A quienes tengan alguna responsabilidad en este escenario político, más les valdría ir pensando cómo evitar una catástrofe. No hay posibilidad de sentarse a disfrutar del derrumbe del adversario. Es la economía la que vivimos la que se resquebraja.
Por Raúl Dellatorre
VOLVIÓ LA TENSIÓN AL MERCADO. SEGUNDO DÍA CONSECUTIVO DE DEVALUACIÓN, CON DERRUMBE DE LOS BONOS DE DEUDA
Fin de la paz cambiaria; la fuga abre otra etapa
Los desequilibrios cambiarios y financieros son cada vez más marcados. El dólar se ubicó ayer en 28,71 pesos, con un incremento de 48 centavos. El lunes ya había subido otros 20 centavos. El equipo económico no pudo sostener la tranquilidad del tipo de cambio de las últimas semanas, cuando la cotización se mantuvo en torno de los 28 pesos.
Los inversores no quieren tener riesgo argentino y prefieren dolarizarse frente a la incertidumbre. El acto reflejo es el de vender bonos y acciones locales sin importar los precios. Los títulos en moneda extranjera que cotizan en el mercado interno y en las plazas internacionales registraron ayer caídas de hasta 3 por ciento.
El retorno que pagan algunos de estos bonos ya supera el 10 por ciento en dólares por año, cuando antes de la corrida cambiaria iniciada en abril la tasa era del 6 por ciento. El riesgo país alcanzó el nivel más elevado de los últimos tres años.
El salto del dólar no fue una sorpresa en la city. El inicio de la semana ya había arrancado con mucha demanda y una oferta en baja, debido a la menor subasta de divisas del Tesoro y la mayor expectativa de devaluación que lleva a los exportadores a no liquidar sus divisas.
El tipo de cambio mayorista cerró ayer en 28,11 pesos, al incrementarse 46 centavos. El lunes había avanzado otros 25 centavos. Este dólar con el que operan los bancos, los fondos del extranjero y los inversores institucionales de mayor tamaño, no superaba los 28 pesos desde el 5 de julio, cuando las tasas de interés en pesos, en casi 50 por ciento anual, habían generado un clima de relativa estabilidad cambiaria. Las semanas pasaron y pareciera que no fue suficiente con esta tasa para seguir convenciendo al mercado de no dolarizarse.
Bonos desinflados
Las tensiones no son sólo cambiarias. Los bonos argentinos recibieron un fuerte castigo esta semana en Nueva York y algunos títulos de largo plazo como el Par, el Discount y el Argentina 2046 ya rinden más del 10 por ciento en moneda dura. Los bonos más cortos como el Bonar 2024 también anotaron pérdidas importantes.
En lo que va del año, 8 da cada 10 bonos emitidos en moneda extranjera, sin importar el plazo de vencimiento, registran una disminución de su precio superior al 15 por ciento en dólares. Algunos cayeron hasta casi 30 por ciento. Los títulos públicos nacionales no fueron los únicos afectados. Las emisiones provinciales mostraron efecto réplica. El bono de Jujuy a 2022 ya paga un retorno del 12 por ciento en dólares, mientras que el del Chaco a 2024 arroja una tasa superior al 15 por ciento.
La Bolsa porteña, con un muy bajo volumen de operaciones, registró un repunte del 0,9 por ciento, por debajo del aumento del valor del dólar (1,7 por ciento) y escasamente significativa frente a la caída de la jornada anterior (4 por ciento).
Las caídas de los bonos provocaron el fuerte aumento del riesgo. El indicador del JP Morgan subió ayer 4,5 por ciento y cerró en 637 puntos, la cifra más alta en 37 meses, al potenciar una tendencia que se viene observando en los últimos meses.
Desde diciembre de 2017, el riesgo subió 77 por ciento. Se trata del aumento más importante entre los países emergentes. En Turquía, la suba fue del 55 por ciento, mientras que en Polonia fue del 35 y en Rusia del 20. En el resto de los países de la región el salto fue menor. El riesgo país de Brasil este año aumentó 15 por ciento, en tanto que México lo hizo al 2 por ciento y Colombia, 4 por ciento.
El escenario financiero internacional tampoco colaboró para traer tranquilidad en la city. Ayer el índice de volatilidad norteamericana subió casi el 4 por ciento, al tiempo que varios países devaluaron su moneda.
En Latinoamérica se destacó la suba del 1,2 por ciento del dólar en Brasil y del 1,1 por ciento de la paridad cambiaria mexicana. En el mundo sobresalió el aumento del 5 por ciento de la divisa en liras turcas.
La moneda de Turquía perdió un 30 por ciento de su valor este año y el ministro de Finanzas de Ankara, Berat Albayrak, prometió presentar hoy un nuevo programa económico para reducir los niveles de inflación (en dos dígitos) y estabilizar la moneda. La caída de la lira turca se queda corta contra la del peso argentino, que este año suma 47 por ciento.
Pasan cosas adentro
Pero las tensiones cambiarias y financieras argentinas no se justifican porque "pasan cosas" en el mundo. Los elementos que potencian el problema son internos y estructurales.
La economía argentina tiene fuertes desequilibrios en su cuenta corriente y de capital (con déficit comercial, salida de divisas por ahorro y turismo) y no consigue aumentar las divisas de origen genuino (no por endeudamiento).
La caída permanente de las reservas es un termómetro de la situación. El stock de divisas del Central se ubicó ayer en 57.516 millones de dólares, con una baja en el día de 64 millones. Las reservas ya bajaron 5758 millones de dólares desde que ingresó el préstamo del FMI el 22 de junio pasado.
Por Federico Kucher
Fuente: Página 12