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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Entre Ríos - 10-07-2018 / 11:07
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Bordet tironea con Macri para que el ajuste tenga un impacto menor en la provincia

Bordet tironea con Macri para que el ajuste tenga un impacto menor en la provincia
"Estamos pasando por una tormenta”, dijo este lunes el presidente Mauricio Macri en su escueto discurso de autoayuda por el Día de la Independencia, en la Casa de Tucumán. Y es real. En medio de una tormenta autogenerada, el gobernador Gustavo Bordet intenta por estas horas tironear con Mauricio Macri y resistir hasta límites políticos imprescindibles la decisión del Gobierno Nacional de descargar sobre las Provincias gran parte del ajuste que comprometió con el FMI para reducir el déficit fiscal.
En medio de la tormenta, el gobernador Gustavo Bordet intenta por estas horas tironear con Mauricio Macri y resistir hasta límites políticos imprescindibles la decisión del Gobierno Nacional de descargar sobre las Provincias gran parte del ajuste que comprometió con el FMI para reducir el déficit fiscal.
 
La negociación no es sencilla. La administración entrerriana sostiene, no sin razón, que hacerse cargo de semejante paquete sería un golpe al corazón al anhelo de equilibrar sus cuentas, mantener el plan de obras públicas e ir, el año próximo, hacia un esquema de menor endeudamiento.
 
Los enormes esfuerzos de Bordet por ordenar el desquicio financiero y presupuestario heredado de Sergio Urribarri se pueden tirar por la borda si el macrismo logra trasladar violentamente el ajuste a las provincias.
 
La amenaza preocupa a todos. La ilusión de contar con recursos adicionales para afrontar el año electoral, y buscar mejoras en seguridad, educación y salud, comenzó hace semanas a transitar por un lento proceso de evaporación. Todo en un escenario dominado por la inflación, caída del consumo y pérdida de empleo.
 
El mandatario provincial está preocupado por la marcha de la economía, el pesado tránsito que queda al menos hasta fin de año y el impacto social de la crisis. Pero también, sobre los modos políticos a los que está echando mano el gobierno de Macri para forzar los acuerdos que imperiosamente necesita abrochar con el PJ para aprobar el ajuste que le exige el acuerdo con el FMI.
 
En la Provincia, nadie pone en duda lo genuino de la preocupación del Gobernador que palpa en su territorio los efectos de una situación social que inquieta cada vez más. Pero también estaría empezando a pesar, según algunas evaluaciones, la sensación de la posible continuidad del gobierno nacional de Cambiemos estaría cada vez más comprometida.
 
Mientras Bordet quiere respaldar la idea de gobernabilidad, previsibilidad y estabilidad, Macri hace todo tipo de méritos para que lo echen. También es cierto que en el PJ convergen dirigentes a los que no les disgusta la idea de una aceleración de la crisis para sacar provecho de un escenario de ingobernabilidad.
 
Si bien la crisis económica tiene su propia inercia, la política puede atenuarla o empujarla. Pero ningún peronista debe tentarse con la atracción del vacío. Si Macri se desestabiliza aún más será por su política de ajuste salvaje, la inflación que no para de crecer, los sueldos retrasados, la falta de trabajo, de salud, de educación, de seguridad y el acuerdo con el FMI, que son consecuencias de sus propias decisiones.
 
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Bordet tironea con Macri para que el ajuste tenga un impacto menor en la provincia

En el ojo del huracán
 
"Estamos pasando por una tormenta", dijo este lunes el presidente Mauricio Macri en su escueto discurso de autoayuda por el Día de la Independencia, en la Casa de Tucumán,custodiado por 2.200 policías provinciales y unos 200 federales. Y es real. En medio de una tormenta autogenerada, el gobierno de Macri es un barco que se sacude para todos lados. Parece incontrolable. Los problemas lo zamarrean, lo perturban y agitan.
 
Macri, capitán del buque Argentina, mueve con desesperación el timón. Se aferra a él. Los ojos se le desorbitan. La sonrisa canchera se le perdió en el último sacudón. La parsimonia budista se tiró al agua. La ilusión de la reelección ya no viaja ni de polizón.
 
Los especuladores neoyorquinos se escapan en los botes salvavidas, los que apuestan al dólar, salen a flote. Meses antes, más desanimados, los peronistas se habían bajado cuando les auguraban que el timón no estaría en sus manos por mucho tiempo. Se adelantaron y ahora esperan en la costa y se frotan las manos, incluso augurando el naufragio.
 
Cuando faltan 500 días para que concluya su mandato, Macri se aferra a la brújula, atormentado. No es para menos. Cuando su golden boy dice algo; en pocas horas, otro miembro de su equipo lo desmiente. Marcos Peña "dibuja" un impuesto y Nicolás Dujovne lo borra de un plumazo.
 

Bordet tironea con Macri para que el ajuste tenga un impacto menor en la provincia

Elisa Carrió, la guía moral del Pro y jefa de la Coalición Cívica, agrega inestabilidad a la interna de Cambiemos. En los últimos días, pasó de recomendar a la clase media que entregue propinas, a jugar con la idea de que maneja a la UCR desde afuera. Dos pifiadas, una de orden económico y otra política.
 
Carrió quiso cerrar una grieta con la UCR poniendo sal gruesa en la herida, desbocada y sin sentido común. Ahora bien, hay algo que Carrió dejó al desnudo con sus chicanas: ¿qué es lo que está haciendo un partido como la UCR? Inmóvil, sin ninguna capacidad de influir en las decisiones, el radicalismo se deja consumir al calor de la crisis. Como en la Alianza del 2001.
 
Por su parte, los funcionarios macristas han desaparecido hasta de los programas de tv ultra oficialistas. Los principales líderes políticos que hablan no son del Pro. Y los que lo son parecen contra. Es que radicales y peronistas disidentes terminan dando más contención al Gobierno que el intervenido partido macrista.
 
La alianza antiperonista que le dio el timón del barco a Macri se desangra en peleas. Como perros y gatos. No hay contemplaciones. Sin abrigo ni paraguas, la clase media que puso los votos suficientes para darle la embarcación al Capitán Veto, se asusta porque se siente por debajo de la línea de flotación.
 
El debilitamiento de la alianza antiperonista, que Cambiemos estableció con distintos sectores de la sociedad, llega en un momento inoportuno, ya que acaba de comenzar el segundo semestre con pronóstico económico complicado y el Gobierno se ve además obligado a ejecutar un recorte que rondará los 200.000 millones de pesos en el Presupuesto 2019.
 
Por eso, los votantes que apoyaron a Macri para que sacara a Cristina del poder, se preguntan ahora si no la está trayendo de regreso. Con el colapso de la alianza de conservadores y radicales en Cambiemos, el denigrado peronismo resurge sin remedio. La hegemonía que había construido la derecha con la derrota del movimiento popular en Argentina, apenas duró dos años.
 
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Pasar el invierno es más difícil de lo que imaginaban
 
Desde las elecciones del año pasado parece haber transcurrido una eternidad. El Presidente consumió una gran parte del capital político que cosechó en octubre al intentar pasar por el Congreso las tres reformas (tributaria, jubilatoria y laboral) de las que solo consiguió dos. El resto se fue con la corrida al dólar y la incertidumbre que ahora se cierne sobre los bolsillos de muchos de sus votantes.
 
Como el riesgo país, su popularidad bajó a un nivel que aniquiló sus chances de reelección y lo convenció de que para sobrevivir debe sacrificar en el altar del ajuste a sus dos alfiles, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, tal como le exige el peronismo de los gobernadores para ayudarlo a aprobar las leyes que necesita como el agua.
 
A esa oposición envalentonada, repentinamente renuente a seguir donando gobernabilidad mientras la acusan de golpista y corrupta, le interesa especialmente que Vidal y Larreta se hagan cargo del costo de subsidiar el transporte metropolitano. Son 50.000 millones de pesos al año, el doble de lo que gasta el Estado nacional en subvencionar a Edenor y Edesur.
 
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Nadie cree que Macri pueda revertir el deterioro
 
El mundo de la política no cree que Macri pueda revertir el deterioro adicional que sufrirá su imagen con la estanflación (inflación más recesión) que generó la disparada del 55% del dólar. Una suba que, por otra parte, cuesta adjudicar a las "turbulencias globales" porque cuadruplica a la de la divisa en Brasil, donde se registró la segunda devaluación más fuerte de la región.
 
La presión del Fondo Monetario Internacional consiste en eliminar rápidamente el déficit fiscal porque sino no hay financiamiento externo. La primera receta es seguir bajando los subsidios que se aplican a las tarifas de los servicios públicos, la segunda es eliminar las transferencias no automáticas a las provincias, la tercera, además, transferirles a los gobernadores la responsabilidad del financiamiento de programas y, por último, disminuir la obra pública.
 
El gobierno de Macri quiere tocar lo menos posible el gasto público Nacional. Tampoco piensan en aumentar impuestos, como el impuesto al turismo al exterior o las retenciones a las exportaciones de soja, donde algunos funcionarios macristas querían suspender su eliminación y otros querían mantener el cronograma de rebajas. Finalmente, las entidades del "campo" se reunieron con el Presidente y lo presionaron para éste les asegurara que no se tocarían. ¿Qué otra cosa puede esperarse del Gobierno de los Ricos?
 
¿Puede el mismo equipo que no supo administrar, potenciar y hacer crecer la economía de los mejores momentos del gobierno de los CEOs "pilotear" el intento de salida de esta crisis? En la Casa Rosada minimizan la crisis y buscan ajustes cosméticos o que recaiga sobre las provincias sean macristas o peronistas, no importa, siempre que no sea Macri el que tenga que pagar los costos.
 
Enfrentan la crisis con un objetivo central: Que el ajuste sea lo menos duro posible, para asegurar la reelección de Macri. Así no hay plan monetario ortodoxo, crédito del Fondo Monetario Internacional ni recalificación de MSCI que sirva para recuperar la confianza en la gestión macrista.
 
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La pelea con los gobernadores por el presupuesto 2019
 
Para el macrismo ahora todo es complicado. Lo que antes era un trámite, aun sin mayoría parlamentaria, se convirtió en una odisea. Lo que era caro se hizo impagable. El Presupuesto, por ejemplo, ya se insinúa tan conflictivo que el Presidente lanzó a correr la versión de que prefiere gobernar sin él.
 
Esta semana el gobierno anticipó las pautas sobre la cuales se lanzará la discusión por el Presupuesto para el año próximo. Los datos difundidos prácticamente están ratificando las metas básicas del FMI, es decir, un déficit de 1,3% del PBI, una tasa de crecimiento del 2%, inflación anual del 17%.
 
También se prevé una mejora en la balanza comercial, con exportaciones creciendo 10,7% e importaciones 7%. El proyecto calcula una caída del consumo público del 3,7%, aumento del consumo privado del 1% e inversiones creciendo 5,9%. Todos números dibujados.
 
Desde los gobernadores peronistas han planteado la intención de colaborar, pero quieren introducir muchas modificaciones para evitar tener que sacrificar el gasto y acá aparece una estrategia política arriesgada pero con consecuencias.
 
El gobierno de Cambiemos deberá convencer a Vidal y a Rodríguez Larreta de la necesidad de dar muestras claras de ajuste en los distritos gobernados por los macristas. De otro modo, el peronismo jamás acompañará la reducción del déficit en el próximo Presupuesto.
 
Macri autorizó el sondeo de acuerdo con el peronismo, pero desconfía del juego opositor. Cree que la estrategia de sus adversarios es entretener al gobierno alentando la expectativa de un acuerdo, para dejarlo plantado a la hora de los bifes.
 
De ser así, Macri está dispuesto a no hacer concesiones para cumplir lo comprometido al FMI y en tal sentido, vetaría cualquier modificación y, en caso de no conseguir el número, continuar con el presupuesto de 2018, lo que perjudicará seriamente a los gobernadores ya que no les aumentarían los ingresos.
 
Los que no avisaron todavía si aceptarían que Macri navegue sin presupuesto 2019 son sus nuevos socios en el poder. Aunque el directorio ejecutivo del FMI ya aprobó el programa stand by con la Argentina, todavía faltan la aprobación plenaria y el reporte del "staff", donde cunde el desconcierto por la dinámica que adquirió la crisis. Y en especial por el uso de los fondos que giraron.
 
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En el PJ juegan a esperar, a dejar que el PRO se cocine en su salsa
 
La debacle de Macri es un secreto a voces para los políticos entrerrianos. En Cambiemos provincial no saben qué hacer, reina el silencio. El escándalo del narco municipio paranaense, con Sergio Varisco a la cabeza, se suma a las razones para consolidar la estrategia del silenzio stampa del PRO entrerriano.
 
En la provincia el oficialismo entiende bien esto, deja que el peso del fracaso de la gestión nacional caiga como un piano del piso 10 sobre la cabeza de los candidatos provinciales de Cambiemos en el 2019.
 
En el PJ juegan a esperar, a dejar que el PRO se cocine en su salsa. No se quieren mostrar obstruccionista, se paran lejos del modelo desestabilizador. La estrategia pasa, justamente, por el camino inverso: apuntalar la gobernabilidad de Macri y mostrar a la Provincia trabajando en ese sentido.
 
Bordet está del lado de los "racionales", de eso no hay dudas. El cristinismo provincial empuja el otro escenario, aunque su peso específico en la provincia parece irrelevante en la materia, pero puede si sumar en lo simbólico al polo opositor más duro. 
 
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Consolidar el frente interno
 
En momentos complicados para el Gobierno nacional, donde los jefes de los ejecutivos provinciales se convierten en figuras clave para consensuar salidas frente a la crisis, en el peronismo hay una verdad que está más allá de las 20 que son propias de su culto: el que gobierna la provincia, conduce el PJ. Bordet debe fortalecer su poder en el Partido. No puede hacer otra cosa, no le queda otro camino. Y esto también deben entenderlo quienes discuten su liderazgo, que son cada vez menos.
 
Muchos de los dirigentes peronistas del interior de la provincia, que tienen responsabilidades de gobierno municipal, ya empezaron a sentir el peso del parate económico en sus administraciones. La caída en la recaudación de las tasas que perciben, es una de las primeras señales de una crisis cuyos efectos recién empiezan a percibirse.
 
Ese cuadro comenzaría a mostrar otros rebotes. En los últimos días circularon algunas encuestas locales que muestran cómo empezó a impactar la crisis económica sobre la imagen del propio Macri y de su gobierno. Se recrean dudas sobre la continuidad en el tiempo de una sociedad política que ya viene registrando desinteligencias, incluso en cuestiones que tienen que ver con la misma gestión.
 
Macri muestra desde hace algunos meses mayores ponderaciones negativas que positivas. La cuestión es que ese fenómeno, aunque más atenuado, también empezó a registrarse en barrios y distritos del interior provincial históricamente refractario al peronismo.
 
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En medio de una tormenta perfecta
 
El valor de marca de Cambiemos, un handicap que hacía prever triunfos seguros del macrismo en la provincia, se ha diluido y ya no corre a velocidad crucero. No podría suceder -si las elecciones fuesen a la vuelta de la esquina- un triunfo similar al que tuvo el oficialismo nacional en octubre de 2017. Ahí primó la marca sobre el conocimiento de los candidatos y la política sobre la economía. Ahora, es otra historia.
 
Lo más difícil para el presidente Macri y su staff de millonarios funcionarios será recuperar la credibilidad perdida y retomar las expectativas populares. La espiralización de la inflación, con los precios de las cosas disparados, complica las chances de Cambiemos en la provincia. En el macrismo local admiten que no están dadas hoy las condiciones para definir candidaturas.
 
En medio de la tormenta, Frigerio, Benedetti, De Ángeli, Varisco, Etchevehere ... , cada uno aún no se sabe si su candidatura tiene posibilidades o es un invento, un sueño de trasnochado, tal vez una operación de marketing o simplemente un burla porteña para seguir subestimando a Entre Ríos. Esa es la tropa que Macri tiene en la provincia. Hay más, pero suelen ser solo opositores del peronismo, pero de boca, de e-mails, de tuits, pero no mucho más.
 
Por ahora Bordet puede respirar tranquilo, como si viviera en una isla paradisíaca. Lo logra porque la oposición no trabaja de opositora. Se diluye en palabras que se las llevan los vientos tormentosos de la crisis nacional. Y en la interna de Cambiemos el peor daño que ha hecho la crisis es que todos están contra todos porque la crisis ha hecho germinar la desconfianza.
 
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