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Sociedad e Interés General - 25-06-2018 / 07:06
EFEMÉRIDES POPULARES. ARGENTINA 1978

Con César Luis Menotti y Mario Kempes, la primera Copa del Mundo en casa

Con César Luis Menotti y Mario Kempes, la primera Copa del Mundo en casa
El 25 de junio de 1978, Argentina venció a Holanda 3-1 en Buenos Aires en la primera final de un Mundial definida en tiempo suplementario y se quedaba con su 1.ª Copa del Mundo. En la imagen: Mario Alberto Kempes, apodado "El Matador", jugaba de mediocampista ofensivo o delantero por izquierda, es considerado como uno de los grandes jugadores argentinos de la historia y elegido por la IFFHS el 6º mejor jugador argentino del Siglo XX, destacaba por su zurda potente, facilidad para el gol, velocidad, coraje y destreza.
Tras un pobre desempeño en Alemania 74 y la designación de Argentina como sede de la Copa del Mundo de 1978, se designó como director técnico a César Luis Menotti, quien sin dudas marcó un antes y un después tras su paso por los seleccionados de fútbol.
 
Avalado por una fuerte política de organización de la AFA, Menotti comenzó a recorrer y explorar todo el país, club por club, en busca de nuevos valores.
 
Formó de esta manera un excelente plantel con figuras como Fillol, Passarella, Tarantini, Bertoni, Olguín, Luque, Valencia, Ardiles y Kempes entre otros grandes jugadores.
 
El 1 de junio de 1978, al son de una marcha militar, el dictador militar Videla condecoró a Havelange, presidente de la FIFA; en la ceremonia de la inauguración, en el estadio Monumental de Buenos Aires.
 
A unos pasos de allí, estaba en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de tortura y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Y algunos kilómetros más allá, los aviones militares arrojaban a los prisioneros políticos vivos al fondo de la mar.
 
El 25 de junio de 1978, Argentina venció a Holanda 3-1 en Buenos Aires en la primera final de un Mundial definida en tiempo suplementario y se quedaba con su 1.ª Copa del Mundo.
 
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El Mundial del 78
 
En Alemania moría el popular escarabajo de la Volkswagen, el Inglaterra nacía el primer bebé de probeta, en Italia se legalizaba el aborto. Sucumbían las primeras víctimas del sida, una maldición que todavía no se llamaba así. Las Brigadas Rojas asesinaban a Aldo Moro, los Estados Unidos se comprometían a devolver a Panamá el canal usurpado a principios de siglo.
 
Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas. En Nicaragua tambaleaba la dinastía de Somoza, en Irán tambaleaba la dinastía del Sha, los militares de Guatemala ametrallaban una multitud de campesinos en el pueblo de Panzós.
 
Domitila Barrios y otras cuatro mujeres de las minas de estaño iniciaban una huelga de hambre contra la dictadura militar de Bolivia, al rato toda Bolivia estaba en huelga de hambre, la dictadura caía. La dictadura militar argentina, en cambio, gozaba de buena salud, y para probarlo organizaba el undécimo Campeonato Mundial de Fútbol.
 
Participaron diez países europeos, cuatro americanos, Irán y Túnez. EL Papa de Roma envió su bendición.
 
Al son de una marcha militar, el general Videla condecoró a Havelange en la ceremonia de la inauguración, en el estadio Monumental de Buenos Aires. A unos pasos de allí, estaba en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de tormento y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Y algunos kilómetros más allá, los aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo de la mar.
 
«Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina», celebró el presidente de la FIFA ante las cámaras de la televisión. Henry Kissinger, invitado especial, anunció: -Este país tiene un gran futuro a todo nivel. Y el capitán del equipo alemán, Berti Vogts, que dio la patada inicial, declaró unos días después:-Argentina es un país donde reina el orden. Yo no he visto a ningún preso político.
 
Los dueños de casa vencieron algunos partidos, pero perdieron ante Italia y empataron con Brasil. Para llegar a la final contra Holanda, debían ahogar a Perú bajo una lluvia de goles. Argentina obtuvo con creces el resultado que necesitaba, pero la goleada, 6 a 0, llenó de dudas a los malpensados, y a los bien pensados también. Los peruanos fueron apedreados al regresar a Lima.
 
La final entre Argentina y Holanda se definió por alargue. Ganaron los argentinos 3 a 1, y en cierta medida la victoria fue posible gracias al patriotismo del palo que salvó al arco argentino en el último minuto del tiempo reglamentario. Ese palo, que detuvo un pelotazo de Rensenbrink, nunca fue objeto de honores militares, por esas cosas de la ingratitud humana.
 
De todos modos, más decisivos que el palo resultaron los goles de Mario Kempes, un potro imparable que se lució galopando, con la pelambre al viento, sobre   el césped nevado de papelitos. A la hora de recibir los trofeos, los jugadores holandeses se negaron a saludar a los jefes de la dictadura argentina. El tercer puesto fue para Brasil. El cuarto, para Italia.
 
Kempes fue el mejor jugador de la Copa y también el goleador, con seis tantos. Detrás figuraron el peruano Cubillas y el holandés Rensenbrink, con cinco goles cada uno.
 
Fuente: Nac & Pop

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