Nacionales - 19-05-2018 / 09:05
EN FOCO
Macri: El sapo y el escorpión
En estas jornadas de nuevas relaciones carnales entre la Argentina, el FMI y Estados Unidos, que no ha cambiado, como pretende el Gobierno de Macri, Trump y Lagarde, y que, tal su naturaleza, impone condiciones a los países en los que desembarca.
Como el escorpión, el FMI ahora se presenta como una amistosa ONG, decidida a "proteger" con su préstamo al país, "a los más vulnerables". Antes, exige que el gobierno de Mauricio Macri acelere la reducción del déficit fiscal y reformas como la baja de las jubilaciones, los salarios, más despidos, entre otros condicionamientos que hemos informado.
Como un guiño, Macri concedió que "el mundo decidió que la velocidad a la que nos habíamos comprometido a reducir el déficit fiscal no es suficiente. Por eso tenemos que acelerar" el ajuste.
Los voceros del Fondo agradecieron esas palabras e insistieron en su benevolencia: "Nosotros cambiamos. [...] Nos enfocamos más en la protección social, le damos mucha atención a las cuestiones sobre inequidad y a la necesidad de crecimiento inclusivo". Pero también, subrayaron la importancia de que la Argentina haga "un esfuerzo fiscal importante y sostenido".
Al igual que en las más de diez veces en las que el país se entregó a sus brazos, ahora el organismo multilateral vuelve a presentarse como una sociedad de beneficencia, como un gran amigo, como el escorpión. Pero siempre atento y al acecho, para clavar el aguijón ante el mínimo descuido del sapo que lo carga sobre sus espaldas.
Cuenta la fábula que el escorpión quería cruzar un río pero no sabía nadar. Entonces, con su mejor sonrisa y cortesía, se acercó al sapo, se hizo amigo de él y le pidió que, por favor, lo cargara sobre su lomo para llegar hasta la otra orilla.
Con toda inteligencia, indignado, el sapo se negó. "Ni loco" se arriesgaría a montar sobre su espalda a quien podía matarlo de un aguijonazo envenenado.
"¿Acaso me crees tan estúpido? Si te pico, te hundirías y yo también moriría ahogado", replicó el escorpión y el argumento convenció al sapo, que finalmente accedió.
Ya en mitad del río, el sapo sintió el pinchazo y se vio morir. En plena agonía, llegó a preguntarle al alacrán por qué lo había traicionado. "No pude evitarlo, está en mi naturaleza", fueron las últimas palabras del escorpión y ambos se hundieron.
La moraleja viene a cuento en estas jornadas de nuevas relaciones carnales entre la Argentina y Estados Unidos, que no ha cambiado, como pretende el Gobierno nacional, y que, tal su naturaleza, impone condiciones a los países en los que desembarca con más o menos poderío.
Con la salvedad de que en el caso argentino no parece haber lugar para la duda o la sospecha que sí asaltaron al sapo. Es lo que se desprende, por ejemplo, del mensaje de Twitter que ayer le escribió el presidente Mauricio Macri a su par estadounidense, Donald Trump: "Gracias, mi amigo, por tu apoyo y muestras de afecto a la Argentina. ¡Lo valoramos mucho!".
Este nuevo capítulo en su idilio con el mandatario de la Casa Blanca llega luego de que Trump lo felicitara a través de la misma red social por el programa de ajuste y acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que emprende la Casa Rosada.