Entre Ríos - 14-05-2018 / 21:05
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Gobernadores del PJ son apretados para que apoyen el pacto de Macri con el FMI
Gustavo Bordet se cuidó de guardar distancia con la decisión de Macri de pactar con el FMI: "Nosotros pondremos lo mejor para que al país le vaya bien, pero ellos deben gobernar. Ganaron la elección". No hizo otras declaraciones y se mantuvo callado. En el acto con concejales e intendentes del PJ realizado este sábado en Paraná, Bordet manifestó que "la de ir al FMI es una decisión pura y exclusiva del gobierno de Macri", de la cual se debe hacer cargo expresamente el Presidente. El Gobernador sigue siendo uno de las dirigentes mejor ponderados por la gente en la provincia, pero su imagen puede empezar a sentir los rigores del descontento social.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipó lo que ya se daba por descontado. El préstamo stand-by que le ofrece al gobierno de Mauricio Macri (cuyos montos y detalles son guardados bajo siete llaves) está atado a una serie de conocidas instrucciones que deberán inexorablemente cumplir.
Estas son reducción del déficit fiscal, disminución de empleados públicos, reducción de jubilaciones y planes sociales, disminución de las transferencias a las provincias y municipios, mayor apertura comercial a las importaciones, liberalización financiera y profundización de las reformas laborales: abaratando el despido, fomentando el empleo temporario y limitando las negociaciones paritarias.
Qué decir que ya no se sepa. Esta política de paulatina pérdida de la soberanía y de manos libres al FMI para intervenir en nuestros asuntos internos es una calesita que nos lleva a los viejos lugares del fracaso. Otra vez la sensación de "esto ya lo vivimos": devaluación, inflación más recesión, sin crecimiento y destrucción del aparato productivo. El "mercado" -ese conjunto de atorrantes- manda en el reino de la especulación, mientras comercios, pymes e industrias bajan sus persianas. Es el esplendor de la mala praxis neoliberal.
Cuando estaban ensoberbecidos por los focus groups, que los mostraban ganadores hasta 2027 no le daban bola a nadie. De pronto, como una espada de Damocles, aparece el fantasma de la crisis de 2001. La palabra "corralito", tímida, se cuela en las conversaciones y hasta su ideólogo, Domingo Cavallo, vuelve a la fama en los canales de televisión afines al Gobierno.
Ahora, ante la crisis, Macri se acordó de los gobernadores del PJ y los convocó, le pidió apoyo o silencio respecto del acuerdo con el FMI. En la reunión, mediante una sutil presión política, sobrevoló el chantaje del recorte de los recursos financieros de la Nación. Pero también la zanahoria de la obra pública y la promesa de "no entorpecer" las aspiraciones reeleccionarias de aquellos gobernadores que aspiran y pueden seguir en su cargo en 2019.
Los gobernadores del PJ lo escucharon y comprometieron apoyo, pero ninguno de ellos lo hizo luego en público al retirarse de la Casa Rosada. Ese silencio es político: busca evitar que el Presidente les traslade el costo ante la sociedad de haber recurrido al sometimiento del país a la voluntad absoluta del Fondo Monetario, que equivale prácticamente a la supresión formal del derecho de autodeterminación de nuestro pueblo.
Así las cosas, el gobierno de Macri no ha podido articular un nuevo "relato" que le permita recuperar algo de terreno político y de imagen perdida que reflejan todas las encuestas. Lo que ha hecho es: minimizar la crisis, minimizar la duración, minimizar el impacto social y minimizar las exigencias que impondrá el FMI. Un verdadero disparate.
La Opinión Popular
Programa gradualista para la reelección
Después de un año en el que la administración de Cambiemos le había costado acomodarse en el poder, se puso en marcha un programa gradualista que ahora, un año y medio después, está bajo asedio del mercado cambiario y llevó al Gobierno a pedirle auxilio al Fondo Monetario para salvarlo del fracaso.
La Argentina está en una situación de "vulnerabilidad" dada su dependencia del financiamiento externo, tras el aumento de la tasa de interés de referencia en los Estados Unidos y la apreciación del dólar en todo el mundo. Pero nadie en el "mejor equipo económico de los últimos 50 años" pareció preocuparse por ello, al menos en público.
En nuestro país, todo se agrava por la acción de capitales especulativos golondrina que se instalaron en las Lebacs -un instrumento fomentado por el BCRA bajo la conducción de Federico Sturzenegger- y que en las últimas semanas las desarmaron sin atender más que su propio interés, como es natural en el capitalismo financiero.
El país de sombrero
El precio del dólar subió entonces más que lo esperable, al principio a cuenta de cierto retraso en su cotización, pero después resultó evidente que el BCRA y el Gobierno no daban en la tecla para frenar la corrida. Y en el medio se perdieron cuantiosas reservas. La carrera alcista del dólar provocó un tembladeral en Cambiemos: tanto los radicales como Carrió habían participado del Gobierno de la Alianza que sucumbió en 2001 en medio de una crisis parecida a la actual.
La lección de aquella historia aciaga es que el Presidente no debe encerrarse políticamente. Eso mismo pensaron en los últimos días los principales asesores de Macri, que no sólo buscaron aceitar los lazos con los aliados en Cambiemos sino que aconsejaron abrir el juego también a los gobernadores peronistas, sobre todo a los que se considera ajenos a las duras posiciones de la ex presidenta Cristina Fernández. Y montaron rápidamente una reunión con foto incluida.
Las primeras encuestas conocidas tras la decisión presidencial ratificaron el sentimiento que impera entre los argentinos: el FMI está asociado a los peores recuerdos del país. Y la Casa Rosada no genera mensaje, acciones o discursos que despierten seguridad o respaldo.
En la oposición, en tanto, empieza a extenderse la idea de que el Gobierno recurrió al FMI "antes de tiempo", por una razón: necesita una cobertura de esa magnitud para implementar el ajuste que no pudo hacer por falta de apoyo interno o por el efecto retardado del gradualismo. El plan de ajuste ahora lo hará el Fondo.
Capeando el temporal
¿Tiene Macri al grupo de personas que, necesariamente, van a tener que reemplazar a quienes nos llevaron a esta situación? ¿Les dará "carta blanca" para hacer lo que se ordena desde Washington? ¿Es lógico que Nicolás Dujovne negocie un plan de reformas que, quizás, él no aplicará? ¿Cuánto margen político tiene hoy Macri para llevar adelante lo que se acordará con el FMI?
El costo en imagen, intención de voto y capital político de Macri, de sus funcionarios y de Cambiemos, hasta acá, ha sido enorme. ¿Cuánto más va a aceptar pagar para llevar a cabo lo que pide el FMI? Y, por el otro lado, ¿cuánto crédito y apoyo político le darán el diario La Nación, el multimedios Clarín y los Gobernadores antes de "soltarle la mano" al Gobierno Nacional?
En ese contexto, los distintos bloques en los que se encuentra fragmentado el peronismo se unieron -también con la izquierda- para sancionar en la Cámara de Diputados un proyecto que ata el aumento de las tarifas a la variación de los salarios, con cambios introducidos en el propio recinto. La semana próxima comenzará el debate en comisiones en el Senado y Cambiemos piensa que puede frenar la iniciativa, pero depende de los gobernadores del PJ.
Ninguno de los mandatarios con los que habló hasta ahora el Presidente le garantizó que eso vaya a suceder. Más bien todo lo contrario: los 14 diputados alineados con los cinco gobernadores que el último jueves visitaron a Macri en la Rosada, votaron a favor del proyecto opositor. El jefe de Estado sabe que no está el horno para bollos.
El Presidente tiene pocos mandatarios propios; para colmo Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal tomaron un bajo perfil para zafar de esta crisis del aperturismo neoliberal. Los Gobernadores del PJ están preocupados por el rumbo del país pero no quieren ser socios del ajuste y fueron menos que tibios en apoyar a la Casa Rosada en sus negociaciones con el FMI. Y todas las centrales sindicales ya preparan un Paro General.
A Macri le aguarda la difícil tarea de convencer a los argentinos que el acuerdo con el Fondo es para beneficio de la Argentina y no para ponerle un respirador artificial al gradualismo que, en el plano político, es la piedra angular de su reelección en 2019.
Fuerte dosis de intranquilidad
La incertidumbre que genera el desenlace de la negociación con el FMI y los efectos de las recetas neoliberales y recesivas que pudiera indicar el organismo para autorizar los desembolsos de la ayuda al país, a Entre Ríos, y a todas las provincias, le causan una fuerte intranquilidad.
El peronismo también asiste al desenlace del posible acuerdo con el FMI con una alta porción de inquietud. No obstante, la mayoría de los dirigentes con responsabilidad de gobierno en la Provincia muestran cierta mesura. El temor central es que un eventual derrumbe del gobierno de Macri termine arrastrando a todos.
Gustavo Bordet se cuidó de guardar distancia con la decisión de Macri: "Nosotros pondremos lo mejor para que al país le vaya bien, pero ellos deben gobernar. Ganaron la elección". No hizo otras declaraciones y se mantuvo callado.
En el acto con concejales e intendentes del PJ realizado este sábado en Paraná, Bordet manifestó que "la de ir al FMI es una decisión pura y exclusiva del gobierno de Macri", de la cual se debe hacer cargo expresamente el Presidente.
Cuando un intendente de una importante ciudad de la provincia planteó, en el encuentro, que hubiese sido conveniente que los gobernadores se hayan reunido con Macri antes que se defina ir al FMI, el gobernador prudentemente le contestó que lo correcto es que el Presidente se haga cargo de la medida, y que él no quería ser parte de la decisión de ir al FMI.
Por la suba del dólar, Entre Ríos que estaba a punto de salir a los mercados internacionales a tomar crédito, por ahora canceló los planes. Además, el aumento de la divisa y su derivación en los precios, tensa en gran medida la irresuelta negociación salarial con estatales y docentes.
Recorte de obras financiadas por la Nación
El FMI indica que se debe disminuir gastos del Estado. Una de las principales inquietudes del equipo provincial pasa por el recorte en el plan de obras financiado por la administración central. La medida fue anunciada hace unos días, cuando el posible acuerdo con el FMI tenía la categoría de rumor, con la declarada intención oficial de achicar el déficit fiscal. Por lo pronto, en la Provincia ya iniciaron una discreta negociación con la Nación.
Serán obras previstas que no se harán en territorio entrerriano. En el Ejecutivo provincial buscan, en lo posible, amortiguar ese impacto. Se trata de un tironeo discreto y de buenos modales, al estilo que le gusta a Macri. No habrá declaraciones altisonantes ni enojos públicos. Pero las conversaciones ya se iniciaron.
El problema es que muchas de las obras en el interior del país son financiadas con recursos discrecionales del gobierno nacional y, es posible, que de esos fondos surjan los ahorros de los 30.000 millones anunciados por el ministro Dujovne. Con una salvedad, para las provincias y municipios gobernados por Cambiemos irá el 95% de esos recursos.
Para Bordet el plan de obras es clave, pero especialmente para la actividad económica de los entrerrianos y no solo para la gestión. Por eso la negociación con la Casa Rosada excede lo técnico y se torna política.
Desde el gobierno provincial entienden que el macrismo discrimina al PJ, ya que casi todas las obras vienen para los municipios de Cambiemos, en menor medida para vecinalistas y lejos atrás el PJ. Lo mismo pasa con los ATN. La buena relación de Bordet en el plano institucional con Macri, no evita que el gobierno nacional gestione solo para la tropa propia. Este gobierno viene demostrando, desde que asumió, que sólo cumple con sus "amigos".
Bordet sigue siendo uno de las dirigentes mejor ponderados por la gente, pero su imagen puede empezar a sentir los rigores del descontento social. "Hay recursos suficientes para garantizar algunas obras previstas por nosotros y el pago de sueldos", dicen en el oficialismo provincial. Y completan: "Estamos ordenados".
El fantasma de los cambios en jubilaciones
No obstante surgen cuestiones que escapan al manejo de la administración entrerriana. Por ejemplo, las exigencias que seguramente planteará el FMI para ir en auxilio del país. Algunas de ellas pegarán de lleno en la Provincia. ¿Estará entre las indicaciones del FMI ir por algunas reformas que quedaron en el tintero?
El fantasma de los cambios previsionales llena de nubarrones el cielo de la política entrerriana. El FMI piensa reducir el 82% móvil a las jubilaciones y restringir las pensiones por vejez, que beneficia a los sectores más pobres. También recomienda recrear la AFJP, donde iría la mayoría de los aportes, el resto seguiría yendo al Estado.
Macri intentó avanzar con una serie de modificaciones en el régimen jubilatorio hacia fin de año. Concretó parte de ese proyecto con la reforma de los aumentos a la baja del sistema previsional, pero el proyecto vinculado a las provincias finalmente quedó en el freezer en medio del pesado clima social que se había generado entonces y el cerrado rechazo de los gremios y del peronismo.
En el Ejecutivo provincial creen que no hay plafón para retomar el camino de la reforma en contra de los jubilados. Tampoco acompañan los tiempos políticos para insistir con una iniciativa que podría profundizar el desgaste del oficialismo. Bordet ha enfatizado que no será el gobernador que les quite a los jubilados entrerrianos el 82% móvil.
El macrismo local va perdiendo la confianza
El Presidente, que hasta hace tres semanas solo pensaba en la reelección, se ha enfrentado a una realidad que lo desbordó. De una corrida cambiaria inadvertida y minimizada se ha pasado a una crisis de credibilidad de su gobierno que nadie previó. Esto deja al macrismo provincial con el pie cambiado.
En Cambiemos entrerriano, hay un PRO en permanente confrontación interna para saber quienes conducen el partido; la UCR en ebullición, con varios precandidatos que se sienten bendecidos desde Buenos Aires y otros que quieren huir de la alianza.
Además, hay sectores que provienen del "peronismo", otrora fuerte crítico de la "oligarquía" macrista y de sus socios, que ni intentan diferenciarse con un discurso que cuestione algunas decisiones del Gobierno, como la política tarifaria y el hecho de sostener a rajatabla a ministros nacionales muy desgastados por hechos de corrupción.
Así, el macrismo entró en una fase defensiva muy distinta al tono que, hasta hace un mes, daba por descontado un triunfo de Macri el año próximo. El deterioro de Cambiemos es tan real como el hecho de que aquellos sectores desencantados con el macrismo no logran ser seducidos por el PJ. Es un desencanto que parece cruzar en forma transversal a la política.
En la provincia, Cambiemos está desorientado, de golpe se quedó sin brújula con la caída abrupta de la imagen de Macri, y sin el candidato/armador, Rogelio Frigerio, seguramente hoy absorbido por la crisis del gobierno nacional. De pensar que el 2019 era un trámite luego de la elección del 2017, pasaron al sobresalto de reconocer que el Rey está desnudo y el FMI aterrizará en Argentina en un mes. Todos los pronósticos optimistas de Cambiemos en la provincia se han hundido en lo más profundo de sus recuerdos.
Este fenómeno obliga al peronismo a interpelar a ese electorado independiente desilusionado. Existen atisbos de unidad que, por ahora, sólo se verifica en ámbitos parlamentarios. Ocurrió en el Congreso con la discusión por el aumento de las tarifas. También en la Legislatura provincial en un debate por el mismo tema.
Pero ir hacia una oferta electoral única que incluya al kirchnerismo, no parece tan sencillo, al menos por ahora. Del anhelo de disputar una gran interna que incluya a todos los sectores se nutren diversas fracciones del PJ. Algunos imaginan nuevos nombres y escenarios. En Cambiemos creen que esa confluencia es por ahora improbable. Auscultan a gobernadores peronistas, y los ven empeñados en armar una estrategia electoral sin el concurso de los K.
La Opinión Popular