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Entre Ríos - 17-04-2018 / 16:04
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo

La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo
La intervención de la jueza Servini al PJ fue repudiada por un amplio abanico de dirigentes peronistas, ya que la designación como interventor de un aliado del Pro, Luis Barrionuevo, una de las figuras más impresentables del mundo peronista, solo beneficia a Mauricio Macri de cara a los comicios de 2019. Los peronistas tienen sospechas respecto de quién y cómo se impulsó la intervención al PJ: muchos apuntan al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, vía el fiscal Eduardo Miragaya, vinculado a la número dos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvia Majdalani.
La intervención del PJ y la detención del ex mandatario de Jujuy, Eduardo Fellner, generaron fuertes tensiones entre los gobernadores del PJ y la Casa Rosada. Los mandatarios provinciales creen que se quebró la confianza que habían tejido con Mauricio Macri, y que su "buena onda" esconde detrás una peligrosa maniobra que atenta incluso contra la libertad de los dirigentes más dialoguistas del peronismo.
 
La protección de los gobernadores del PJ a Fellner supone también una reacción defensiva, ya que otros ex mandatarios como el entrerriano Sergio Urribarri afrontan graves problemas judiciales y nada los exime de padecerlos ellos mismos en el futuro. Incluso aquellos que hoy tienen una buena sintonía con Macri, como el salteño Juan Manuel Urtubey y el cordobés Juan Schiaretti

 
Todo parece ser a pérdida en esta relación desigual con el Pro, tanto para los mandatarios como para el peronismo. Porque una cosa es la necesaria relación institucional y otra cosa es el seguidismo nefasto.
 
Entre Ríos está hoy por hoy en el mapa de la cooptación de distritos por parte de la Casa Rosada. Están convencidos que, por ahora, es territorio justicialista "amigo", en base a las actitudes del gobernador. Por las dudas, Gustavo Bordet y los mandatarios provinciales abrieron la boca por solidaridad y por fastidio con el gobierno nacional que no tiene códigos a la hora de perseguir a los peronistas, por más moderados que sean.
 
En la provincia, desde el PJ se alegran por las disidencia en la versión entrerriana de Cambiemos, algo que el propio ministro Rogelio Frigerio busca desactivar, señalando que se trata de una operación política nacida en Atilio Benedetti, pero ejecutada directamente por la UCR. Y hasta el raquítico PRO local parece haberse contagiado del internismo sin sentido de los radicales.
 
Hace tres años, un indiscutible y necesario Benedetti acomodó detrás suyo a la variopinta dirigencia provincial que se sumó a la alianza que llevó a Macri al poder. La situación hoy es distinta: el diputado nacional perdió la exclusividad de mando en el arco opositor local. Será difícil que pueda contener las pretensiones de los sectores más confrontativos del Pro.
 
¿Habrá internas? Es tan difícil contestar esa pregunta como ver a Benedetti resignando su candidatura a gobernador. Salvo que en la Casa Rosada se barajen contundentes encuestas sobre lo bien que mide un postulante por estos lares y lo mal que lo hace el que ya luchó por el cargo, nadie podrá evitar que los cambistas vayan a las urnas.
 
Sin embargo, tratarán de hacer un esfuerzo para que Cambiemos mantenga su unidad y su performance electoral. Por ahora, todo es especulación. Y lo seguirá siendo por un tiempo, por más que las paredes vislumbren -mediante afiches- las apetencias políticas de cada dirigente.
 
La Opinión Popular

 
Lo peor todavía no pasó
 
La premisa macrista es derrochar optimismo, el mejor anticuerpo contra el virus del malhumor social que instaló la inflación y el temor de la gente a perder el empleo. Pero, la mayoría de las encuestas que circulan por estos días muestran una tendencia mayoritaria de la gente a considerar que lo peor todavía no pasó, a contramano de lo que afirma el gobierno de Mauricio Macri.
 
Porque el déficit fiscal crece, las importaciones siguen disparándose en forma exponencial y la inflación está descontrolada. Los aumentos, en combustibles, tarifas de gas e indumentaria por estacionalidad, van a empujar otra vez la cifra mensual del IPC por encima del 2%. Los magros resultados económicos pintan con nubarrones el cielo de la reelección de Macri que imagina Cambiemos.
 
 La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo

La justicia macrista intervino el PJ y puso al frente a un aliado del Pro
 
Si en el terreno económico el Gobierno de Macri no termina de brindar alegrías, en el campo de la política buscan tener el camino cada vez más desmalezado. El desgaste de la gestión por los casos de corrupción como las offshore de Luis Caputo y el blanqueo de capitales de Nicolás Dujovne, que además ha producido un desastre en la economía, modifican los escenarios políticos. Si en 2017 "la grieta" era la única salida, hoy lo mejor para Cambiemos pasa por la división de los adversarios peronistas en tantas partes como sea posible.
 
La decisión de la eterna jueza María Romilda Servini de intervenir el Partido Justicialista e imponer un interventor como Luis Barrionuevo, quien navega en el fondo de la consideración pública y que ha dado sobradas muestras de buena sintonía con el gobierno de Macri, va en ese sentido.
 
Barrionuevo es considerado como "el peor de todos" a la hora de las zancadillas políticas, lo que torna casi de cumplimiento imposible la buscada unidad del peronismo. Ya lo dijo el sindicalista: "Ellos (por los K) no tienen nada que hacer en el PJ. Ellos armaron su propio partido, Unidad Ciudadana. Ellos lo que quieren es usar al PJ de madriguera".
 
Macri debe estar pensando que, con peronistas así, para qué necesita macristas. Hay que decir que la resolución beneficia al gobierno nacional de manera indubitable, porque lo que quiere lograr el macrismo es la división del peronismo. Saben en Olivos que la llegada de una figura de consenso en el mayor partido de oposición le cerraría el camino a la reelección de Macri.
 
Aunque en otro momento el cristinismo haya considerado al PJ como una cáscara vacía, hoy el peronismo no podrá reconstituirse mínimamente sin un planteo de unidad en la diversidad. Si la interna entre los K, los que representan a los gobernadores y los personajes satelitales no encuentra un punto común, el futuro será negro. Si todos estos sectores jugaran por adentro de la sigla PJ, y fueran competitivos, otro sería el cantar.
 
El deseo de unidad se pierde a nivel nacional con la designación de Barrionuevo, lo que le abre a Macri la posibilidad de ganar las elecciones en primera vuelta. Por estas horas, hay una coincidencia unánime en el interior del macrismo: "Hay que evitar un ballotage, porque ahí perdemos".
 
Los peronistas divididos no le hacen ni cosquillas a un gobierno que no sabe gobernar y que no pasa por un buen momento, pero que goza viendo los disparates ajenos que les dispensa el peronismo. Y ayuda que Barrionuevo sea interventor del PJ.
 
 La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo

Los gobernadores peronistas, en guardia
 
La intervención del PJ y la detención del ex mandatario de Jujuy, Eduardo Fellner, generaron fuertes tensiones entre los gobernadores del PJ y la Casa Rosada. Los mandatarios provinciales creen que se quebró la confianza que habían tejido con el Presidente, y que su "buena onda" esconde detrás una serie de maniobras que atentan contra la libertad de los dirigentes del peronismo. A esto se suma que el ministro Dujovne ya comenzó a pasar el peine fino por los giros a las provincias del PJ.
 
La intervención del PJ Nacional golpea directo a los mandatarios, tanto porque forman parte de las autoridades del partido como por la intromisión judicial macrista, que vuelve imposible para los gobernadores encontrarle un lado bueno a la maniobra.
 
Las diferencias con el pretendido liderazgo de Cristina explican los motivos por los cuales los gobernadores peronistas nunca la defendieron públicamente -ante las causas judiciales que se sustancian en su contra- como lo acaban de hacer con Fellner, que pasó dos días en prisión y que supo ser, a diferencia de Cristina, presidente del PJ nacional.
 
La protección de los gobernadores del PJ a Fellner supone también una reacción defensiva, ya que otros ex mandatarios como el entrerriano Sergio Urribarri afrontan graves problemas judiciales y nada los exime de padecerlos ellos mismos en el futuro. Incluso aquellos que hoy tienen una buena sintonía con Macri, como el salteño Juan Manuel Urtubey y el cordobés Juan Schiaretti.
 
Por las dudas, los mandatarios abrieron el paraguas ante el temor que la moda Comodoro Py se haya instalado en Jujuy y desde allí se propague a otras provincias. Abrieron la boca por solidaridad y por fastidios con el gobierno nacional que no tiene códigos a la hora de perseguir a los peronistas, por más moderados y dialoguistas que sean.
 
 La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo

La intervención tomó por sorpresa a los referentes del PJ de Entre Ríos
 
El que se vio obligado a hablar fue el gobernador de la provincia, Gustavo Bordet, quien salió en defensa del ex gobernador Fellner, junto a los otros mandatarios peronistas que criticaron a una Justicia torcida y sus procederes arbitrarios.
 
La intervención al Partido Justicialista nacional tomó por sorpresa a los referentes de este sector en Entre Ríos, que salieron a condenarlo. Se mencionó que el distrito puede ser intervenido, una idea para nada descabellada en el pensamiento de una franja de históricos referentes que intentan, desde hace tiempo, sacarle vestigios urribarristas al peronismo vernáculo. Lo que no se pudo por las urnas, en tiempo de macrismo se podría conseguir por la Justicia. Pero el principal afectado sería el actual presidente del PJ entrerriano, Bordet.
 
La noticia no es buena para Urribarri. La consagración de Barrionuevo es la revancha de los peronistas "históricos" contra los K. El hombre que alguna vez propuso dejar de robar para sacar al país de su crisis es un enemigo declarado de los K.
 
Hay una verdad irrefutable que Bordet no puede obviar: Urribarri se reivindica K y no reniega de su pasado. Todo lo contrario, cada vez que puede ataca con fiereza las políticas públicas del macrismo. Diferente es el caso de Bordet, que dio por finalizado el ciclo político de Cristina.
 
Lo que exponen las actitudes de Urribarri, en todo caso, es que el peronismo entrerriano termina siendo contradictorio o acomodaticio.
 

La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo

La sensación del gobernador es que el actual presidente de la Cámara de Diputados provinciales, hace poco para "cuidar" a la fórmula que él mismo ungió en 2015. La semana pasada, de hecho, sectores bordetistas dejaron traslucir sotto voce su molestia por la insistencia para traer a figuras cristinistas a Paraná.
 
Es que cada tanto, el urribarrismo se las ingenia para generarle un dolor de cabeza al gobernador. Cada tanto, refresca el pasado K con una visita incómoda. Sin decir una sola palabra, Urribarri altera los nervios del gobernador. Por lo bajo, le aconseja llevarse bien con la Nación; sin embargo le abre las puertas a todos los dirigentes K que puede traer a la provincia.
 
Antes, se reúne con Bordet y se fotografía para comprometerlo. En las redes sociales difunde la foto afirmando que hablaron cosas importantes para las instituciones de la provincia, pero nunca se sabe cuáles son y qué beneficios traerán a los entrerrianos.
 
No son simples reuniones sino una exhibición de fuerzas en las que los urribarristas hicieron especiales esfuerzos en mostrar que su líder, cuenta con huestes suficientes frente a la gran batalla para definir quiénes serán candidatos en 2019 del peronismo entrerriano. Se trata de acumular fuerzas internas, para negociar en un armado o enfrentarse en las urnas.
 
El convidado de piedra de estas juntadas es Bordet. Pero este no se amedrentó: sin decir nada dejó en claro que no iría a un lugar adonde no está cómodo. Sin embargo es la confirmación que los peronistas entrerrianos no tienen mucha paciencia. No van a esperar hasta marzo del año que viene para pelearse, porque la batalla ya ha comenzado.
 
 
Alegrías en la Casa Gris
 
En la Casa Gris se alegran por los rumores acerca de una disidencia en la versión entrerriana de Cambiemos, algo que el propio ministro Rogelio Frigerio busca desactivar, señalando con el dedo de que se trata de una operación política nacida en Atilio Benedetti, pero ejecutada directamente por la UCR. Y hasta el raquítico PRO local parece haberse contagiado del internismo sin sentido de los radicales.
 
Según esas versiones, el radicalismo pelearía las intendencias con candidatos propios. Claro que el rumor nada dice acerca del futuro de Benedetti, probablemente con intenciones de repetir, en el turno electoral de 2019, su candidatura a gobernador.
 
Entre Ríos no está hoy por hoy en el mapa de la cooptación de distritos por parte de la Casa Rosada. Están convencidos que, por ahora, es territorio justicialista "amigo", en base a las actitudes del gobernador. Sin embargo, tratarán de hacer un esfuerzo para que Cambiemos mejore su performance electoral. Por ahora, todo es especulación. Y lo seguirá siendo por un tiempo, por más que las paredes vislumbren -mediante afiches- las apetencias políticas de cada dirigente.
 
Mientras tanto, desde las principales fuerzas políticas públicamente manifiestan que no es momento de hablar de candidaturas. Internamente, sin embargo, se tejen distintas estrategias de posicionamiento hacia la próxima batalla electoral.
 
Los tiempos que vendrán no serán fáciles para cumplir con uno de los pedidos del jefe de Gabinete, Marcos Peña, en cuanto a frenar las internas en las provincias de cara al proceso electoral del próximo año y conducir al consenso para la conformación de las listas a cargos legislativos y constituir las fórmulas para cargos ejecutivos.
 
Las lecturas que se hacen, en los mentideros políticos locales, es que si los líderes provinciales del PRO no podían ponerse de acuerdo con su pequeña estructura, sería difícil que se lograra lo que busca la Casa Rosada: que en todos los distritos haya listas de unidad de cara a los comicios del año próximo.
 
Justamente, sobre ello dialogaron las cabezas de los partidos que integran Cambiemos con el Ministro. Los radicales habrían planteado allí que están cansados de ser "segundones" y habrían reclamado más protagonismo en las decisiones del Gobierno.
 
En ese escenario, el representante de Macri en la provincia habría sido rígido con un mandato: que no haya internas ni papelones políticos entre los socios que buscarán mantener el poder nacional e incrementarlo en los distritos en los que son flojos.
 
En ese río revuelto de rencillas, entre dos de los principales socios de Cambiemos, se avecina el 2019 electoral, en el que la Nación pretende evitar los comicios internos. Para colmo, a diferencia de 2015, no se avizora una barrera de contención que evite que el agua desborde y salpique a todos.
 

La buena onda de los gobernadores del PJ con Macri es nefasta para el peronismo

Hace tres años, un indiscutible y necesario Benedetti acomodó detrás suyo a la variopinta dirigencia provincial que se sumó a la alianza que llevó a Macri al poder. La situación hoy es distinta: el diputado nacional perdió la exclusividad de mando en el arco opositor local. Será difícil que pueda contener las pretensiones de los sectores más confrontativos del Pro.
 
¿Habrá internas? Es tan difícil contestar esa pregunta como ver a Benedetti resignando su candidatura a gobernador. Salvo que en la Casa Rosada se barajen contundentes encuestas sobre lo bien que mide un postulante por estos lares y lo mal que lo hace el que ya luchó por el cargo, nadie podrá evitar que los cambistas vayan a las urnas.
 
"Falta mucho", reiteran los aliados cuando se les pregunta por candidaturas. Tanto como que a ellos les falta trabajo para caminar el interior, contar con postulantes de peso y exhibir estructura en cada departamento. Por lo pronto, pelean por el chiquitaje y la provincia les queda cada vez más grande.
 
En tanto, Bordet define su estrategia en silencio, mientras confirma lealtades. Pero hacia abajo, dentro de las agrupaciones reina el desconcierto y la dispersión de esfuerzos de los militantes. La única certeza que está naciendo es que Bordet va por su reelección. Pero falta que tome cuerpo todo lo que debe acompañar su candidatura. Además, dejar atrás el armado de Urribarri y construir uno propio.
 
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