Nacionales - 08-03-2018 / 09:03
EL OBJETIVO ES DESPEGAR AL PRESIDENTE DE LA IMAGEN QUE GOBIERNA PARA LOS EMPRESARIOS Y LOS RICOS
La pelea del Gobierno con los empresarios es solo una maniobra para mejorar la imagen de Macri
Los motivos inmediatos de las molestias de los industriales con el Gobierno de Macri son diversos como el incremento del costo por el alza de las tarifas de los servicios públicos, la suba de las importaciones, el crecimiento débil de la industria, las altas tasas de interés del Banco Central y el impacto del acuerdo con la Unión Europea y el Mercosur. En la imagen: Macri y Cabrera el año pasado en la celebración del Día de la Industria.
La cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) salió a poner paños fríos a la disputa con el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y lo mismo hizo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al acordar reunirse con ellos el próximo lunes.
Entre los empresarios interpretan que los cruces con el Gobierno de Mauricio Macri de esta semana son una maniobra del asesor ecuatoriano Durán Barba para revertir la imagen de que el Gobierno de Macri favorece solo a ricos y empresarios.
Los empresarios dicen que fue todo un paso de comedia y que, por eso, fue que primero Cabrera salió a poner en agenda el malestar del Gobierno de los CEOs con los industriales, al afirmar que no tenían una agenda seria y conminarlos a invertir más y "llorar" menos.
La polémica continuó con la respuesta del titular de UIA, Miguel Acevedo, quien en declaraciones radiales, aseguró que los dichos del ministro "no cayeron bien", pero que eran tomados "como un tropezón" de su parte. "Me llamó la atención la declaración de Cabrera, quizás están un poco susceptibles", fue otra de las frases del presidente de los industriales.
Pero, la prisión preventiva para su vicepresidente quinto, Juan Carlos Lascurain, por su presunta participación en un fraude por 50 millones de pesos en la causa de los Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT), fue leído como una vendetta del macrismo.
Además, con las declaraciones de "fuentes oficiales"-que los empresarios sospechan que responden a Durán Barba- de que Macri felicitó a Cabrera por sus dichos. "A mí me encantó lo que dijiste", aseguraron que el jefe de Estado le dijo al titular de Producción.
Más allá de estas sobreactuaciones, el gobierno de Macri es un gobierno neoliberal que no tiene un proyecto de desarrollo industrial y lo más probable es que intente medidas limitadas para evitar un conflicto con el gran capital industrial y por la resistencia de los trabajadores. Pero la industria argentina va a seguir ese curso declinante que tiene de largo plazo, de ser una industria atrasada tecnológicamente, con déficit estructural de divisas que la conduce a la crisis.
Los "enfrentamientos" entre el Gobierno y los industriales son expresión de esta contradicción, la actual industria necesita de la protección del Estado para sobrevivir, pero a la vez se sostiene una estructura atrasada y dependiente de las divisas. A su vez, la alianza Cambiemos quiere la reconversión de la industria que podría dejar a miles de trabajadores en la calle. Más allá de las negociaciones, es posible que las tensiones continúen.
La Opinión Popular
El Gobierno llama a la UIA para calmar la pelea por inversiones e importaciones
En medio del crecimiento de las tensiones por declaraciones cruzadas entre funcionarios nacionales y los empresarios industriales el Gobierno convocó a la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) para el lunes próximo a la Casa Rosada, con el fin de dialogar sobre las medidas que viene reclamando el sector fabril, e intentar ponerle punto final a una disputa.
La decisión se tomó luego de una reunión de la "mesa chica" en la residencia oficial de Olivos, en la que Macri que viene respaldando a su ministro de Producción, Francisco Cabrera le dio la orden al funcionario y al jefe de Gabinete, Marcos Peña, de que reciban a los dirigentes de la central fabril.
El llamado busca descomprimir una pelea que se venía gestando y que en los últimos días, y en horas antes incluso de la orden de Macri, escaló con frases que se parecieron más al discurso que supo esgrimir el kirchnerismo que al diálogo que dice incentivar el macrismo.
Así se pasó en pocos días del "hay que dejarse de llorar" de Cabrera a la poca habitual respuesta de parte del gigante Arcor, a través de su gerente y también vicepresidente de la UIA, Adrián Kaufman Brea: "los empresarios no lloramos, solo defendemos la competitividad de nuestra industria".
Pero hasta ayer a la tarde, antes de la decisión de Macri, todo hacía suponer que la escalada iba a continuar. Tanto que Peña no dudó en señalar que "no hay un enfrentamiento con los empresarios; no creemos en generalizaciones, hay excelentes empresarios que levantaron la voz en momentos difíciles, que tuvieron la dignidad de plantear el rechazo a la corrupción".
Pero, claro, ya estaba lanzado y señaló que también "muchos otros tal vez tenían más temor o dudas, y tampoco los juzgamos, porque su trabajo más importante es crear empleo, seguir invirtiendo".
Y profundizó: "A veces hay conductas que no quieren competencia. Estamos en una democracia republicana y capitalista que cree en la competencia; muchas veces hay acostumbramiento a ciertas conductas que en todos los países, y acá también, son delito".
A metros de Peña escuchaba impertérrito el dirigente industrial José Urtubuey, el hombre que ya había adelantado que no les gustaban las "bravuconadas".
Macri, que ahora prefirió frenar la escalada y mandó a llamar a la central empresaria para invitarlos a la Rosada, es el mismo que les dijo "yo los conozco a todos" y que el día de la industria del año pasado señaló, en forma de chiste, "todo los que hicimos para simplificar y quitar burocracia le ahorró a la industria $ 2.700 millones por año. ¡Pueden aplaudir! ¿O pretenden que esté todo el discurso sin tomar agua?".
En el entorno del Presidente reconocen que hay recelo. Que siente que gran parte de esos hombres de negocios que apoyaban en la previa hoy no hacen el esfuerzo necesario.
Desde el lado de los industriales explican que la realidad es que "mientras por un lado la Rosada pide invertir al mismo tiempo estimula fuerte el negocio financiero, lo que está generando mayor rentabilidad y tiene menos conflictividad".
Pero, a pesar de todo, hay "desconcierto" por el estado de situación de la relación.
"Incentivan la timba financiera, abrieron las importaciones de manera indiscriminada, aceptaron tomar al mercado de China para las denuncias por dumping, algo que hasta ahora nadie había habilitado y abre una puerta muy compleja a futuro. A esto se le suma que los costos locales para exportar son cada vez más altos y nos acusan de no querer hacer nuestro trabajo, que es exportar", explican a El Cronista socios de la central patronal.
"Estamos viviendo una situación compleja, no hay una política industrial, las pymes están sufriendo un fuerte incrementos de los valores de los servicios con un achicamiento del mercado local porque cae el consumo o porque tiene que competir con productos importados".
Un detalle no menor es que, aunque la relación no era la mejor, el Gobierno habilitó con fuerza la importación de tomate enlatado alcanzó a los 10 millones de latas de tomates importadas de Italia en 2017 lo que significa un problema para dos de las principales empresas argentinas: Arcor y Techint.
"Salieron a discutirle a un peso pesado como Arcor, una empresa que no sólo que es líder en el mundo en su sector sino que es local y que genera trabajo. A esto se le sumó otro gigante como Techint que pierde en el negocio de las latas. Esto fue suficiente para encolumnar al resto de los industriales detrás de las espaldas de Paolo Rocca y de Luis Pagani", señalaba un industrial del interior del país.
Además, desde la industria de la alimentación se suma otro posible conflicto. En las empresas alimenticias siguen de cerca dos proyectos de ley del oficialismo que están en Congreso relacionados con el etiquetado de los productos y los datos que deberán contener tanto desde el punto de vista de lo que tiene sino del tamaño, último dato que en épocas de crisis las empresas suelen utilizar para reducir tamaños para no subir precios.
Por David Cayón y Ezequiel Chabay
Fuente: El Cronista