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Entre Ríos - 23-01-2018 / 09:01
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL

Macri ajusta y Bordet sufrirá las consecuencias

Macri ajusta y Bordet sufrirá las consecuencias
A Gustavo Bordet le bastó acompañar a la Casa Rosada durante una semana de diciembre, apenas con dos diputados, para hacer borrón y cuenta nueva de las feroces críticas a Macri durante la campaña electoral. Hábil como político, se ve que Bordet diagnosticó precozmente que el Gobierno nacional, por su anemia parlamentaria, sufriría rápido de falta de memoria institucional de corto plazo. Ahora, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, anotició a sus pares del Gabinete que el Presidente demanda un trato preferencial para los gobernadores que apoyaron la reforma previsional. En sus propias palabras, que “ayudaron a garantizar la gobernabilidad”. Son 10. Uno de ellos es Gustavo Bordet. Un verdadero abrazo del oso, una aparente demostración de apoyo que en el fondo encierra una trampa.
La cuestión es que el macrismo sigue sin contar con mayoría propia en ninguna de las dos cámaras del Congreso Nacional. La idea del núcleo duro de la Casa Rosada de gobernar en soledad, bordando acuerdos ad hoc por tema para evitar un entendimiento global con el peronismo, encierra costos importantes que ahora empiezan a sentirse.
 
Otra vez está a prueba la gobernabilidad surgida de las elecciones de 2015. En esas circunstancias, es inevitable una negociación permanente que tendrá dos interlocutores ineludibles: el gobierno de Macri y el PJ, expresado institucionalmente en un triángulo integrado por los gobernadores, los legisladores nacionales y el sindicalismo nucleado en la CGT.
 
En política no alcanza con tener razón, tampoco con gozar de la legalidad, la legitimidad o tener los votos. "La caja", no todo lo compra. Incluso se puede tener la mayoría y perderla. Hasta el respaldo de TN, Radio Mitre, Clarín y La Nación no aseguran el éxito; ni los ataques o la acción desvirtuadora de los  bots ytrolls de Marcos Peña. La política es tejer alianzas, es persuadir a las corporaciones no políticas, es imponer el discurso propio sobre las críticas opositoras, es evitar que los opositores se unan.
 
Ante este panorama, el gobierno de Macri implementa una estrategia en base a mini-acuerdos a disgusto con los gobernadores del PJ, bajo amenazas más o menos veladas y promesas de fondos, que después de dos años dejan esa sensación de estar en un equilibrio precario. Es el viejo sistema de látigo y chequera de los K.
 
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, anotició a sus pares del Gabinete que el Presidente demanda un trato preferencial para los gobernadores que apoyaron la reforma previsional. En sus propias palabras, que "ayudaron a garantizar la gobernabilidad". Son 10. Uno de ellos es Gustavo Bordet. Un verdadero abrazo del oso, una aparente demostración de apoyo que en el fondo encierra una trampa. 
¿Por qué lo hacen? Porque son un gobierno en minoría. Pero esto solo funciona en la medida que el peronismo siga dividido.


La Opinión Popular

 
Por primera vez en sus 70 años de existencia, el peronismo ha sido derrotado por una coalición conservadora de derecha que ha obtenido el voto de la ciudadanía como primera minoría. El macrismo es un ensayo gubernativo para demostrar que los empresarios, los ricos, los millonarios, pueden hacer política sin necesidad de intermediarios. El poder económico puede hacerse cargo directamente del poder político. Y gobernar en función de sus intereses, algo que antes sólo hizo mediante las dictaduras y los gobiernos no democráticos.
 
Hay coincidencia en que el macrismo es, básicamente, antiperonismo. Esa nueva alianza ha conseguido ubicar al peronismo, en el imaginario de mucha gente, como el pasado, el responsable de la pobreza en la Argentina y de la falta de crecimiento económico sostenido. Además, sostienen que el peronismo ha sido el vehículo de la corrupción, del enriquecimiento ilícito, de mafias organizadas.
 
Dejan de lado que no existe sólo una demanda contra la corrupción de funcionarios de los gobiernos peronistas. Hay también una demanda contra la "corrupción de Estado", que involucra no sólo a los funcionarios públicos que cobran coimas sino a los empresarios que las pagan.
 
Hoy, el peronismo necesita liberarse del estigma de la corrupción. Para una amplia franja de la clase media argentina, el repudio a la "corrupción de Estado", que la prédica insidiosa del macrismo identifica solo con el PJ, es equivalente a lo que fue la condena al "terrorismo de Estado" en el momento de la restauración de la democracia en 1983.
 
 
Lucha contra la corrupción
 
Esto viene a cuento no solo con respecto a Cristina Fernández y los funcionarios de su gobierno que están apuntados sino por el procedimiento de Cambiemos de "meterlos en cana" en momentos críticos u oportunos, en un contexto en el que la imagen del Gobierno decae por despidos, represión o cuestionamientos del plan económico. Todos estos son aspectos de la realidad que buscan tapar o disimular en lo posible.
 
Ex funcionarios con las manos sucias hay unos cuantos. Si alguno ha cometido un delito o irregularidad en el manejo público, el mismo debe ser sometido a los dictámenes de la Justicia, pero eso no significa que se pueda aprovechar esto para avanzar sobre el peronismo en su conjunto.
 
Desde el peronismo es imprescindible analizar esta situación ante las nuevas circunstancias impuestas por el resultado electoral de octubre. Es indudable que el PJ necesita una renovación profunda, que trascienda las urgencias coyunturales para hacerse cargo en serio de las demandas de los sectores populares.
 
El peronismo en su conjunto tiene la obligación de defender al Movimiento Obrero y de repensar las nuevas demandas de la sociedad argentina. El justicialismo debe tener su propia interpretación de esas reivindicaciones, que son mucho más amplias que la interpretación mezquina que ha ofrecido la alianza gobernante.
 
 
Siempre hay una oportunidad política cuando la economía no está dando resultados
 
Siempre hay esperanzas para la oposición. Porque, en la primera mitad del mandato de Macri, el resultado es decepcionante: La deuda se duplicó y el déficit global creció. Y porque la gente busca otra alternativa cuando los efectos de la inflación produce la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios.
 
Parte del costo político que debió pagar el gobierno de Macri para cumplir con la necesaria meta fiscal del 3,2% de déficit para este año, fue aplicar un severo ajuste a través de las reformas previsional e impositiva. Fundamentalmente caro fue el precio en la primera iniciativa, donde el esfuerzo deberán hacerlo jubilados y beneficiarios de planes sociales.
 
También el Ejecutivo nacional avanzó en una severa suba de las tarifas de los servicios públicos, para equiparar el aumento con lo que ya se paga la luz, el gas y el agua. Los 10 millones de trabajadores argentinos que en distintas actividades aportan y son los que pagan la tarifa más cara, la nafta más cara, el peaje, la prepaga, la escuela de los pibes, están sufriendo hoy un impacto muy importante sobre sus salarios.
 
Los aumentos son todos a favor de las empresas y en contra de la gente, eso tiene un límite, los ricos ganan y acumulan demasiado, los trabajadores que pagan no dan más. En ese nefasto panorama, el peronismo puede tener una opción electoral con posibilidad de ganar en 2019. Porque el peronismo representa a los pobres y elmacrismo gobierna sólo para los ricos.
 
Y tras décadas de fracasos, los argentinos ya perciben hasta en la piel, la sospecha que la crisis sigue a la vuelta de la esquina.
 
 
Es inevitable una negociación
 
La cuestión es que el macrismo sigue sin contar con mayoría propia en ninguna de las dos cámaras del Congreso Nacional. La idea del núcleo duro de la Casa Rosada de gobernar en soledad, bordando acuerdos ad hoc por tema para evitar un entendimiento global con el peronismo, encierra costos importantes que ahora empiezan a sentirse.
 
Otra vez estará a prueba la gobernabilidad surgida de las elecciones de 2015. En esas circunstancias, es inevitable una negociación permanente que tendrá dos interlocutores ineludibles: el gobierno de Macri y el peronismo, expresado institucionalmente en un triángulo integrado por los gobernadores, los legisladores nacionales y el sindicalismo nucleado en la CGT.
 
En política no alcanza con tener razón, tampoco con gozar de la legalidad, la legitimidad o tener los votos. "La caja", no todo lo compra. Incluso se puede tener la mayoría y perderla. Hasta el respaldo de TN, Radio Mitre, Clarín y La Nación no aseguran el éxito; ni los ataques o la acción desvirtuadora de los  bots ytrolls de Marcos Peña. La política es tejer alianzas, es persuadir a las corporaciones no políticas, es imponer el discurso propio sobre las críticas opositoras, es evitar que los opositores se unan.
 
 
Épocas de mini-acuerdos a disgusto
 
Ante este panorama, el gobierno de Macri implementa una estrategia en base a mini-acuerdos a disgusto con los gobernadores del PJ, bajo amenazas más o menos veladas y promesas de fondos, que después de dos años dejan esa sensación de estar en un equilibrio precario. Es el viejo sistema de látigo y chequera de los K.
 
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, anotició a sus pares del Gabinete que el Presidente demanda un trato preferencial para los gobernadores que apoyaron la reforma previsional. En sus propias palabras, que"ayudaron a garantizar la gobernabilidad". Son 10. Uno de ellos es Gustavo Bordet. Un verdadero abrazo del oso, una aparente demostración de apoyo que en el fondo encierra una trampa.

El ministro del Interior, propuso trabajar "mimando" a 15 gobernadores: los cinco de Cambiemos y diez que vienen, a criterio del Gobierno de Macri, muy bien con el oficialismo. Entre otros, Lucía Corpacci (Catamarca-PJ), Omar Gutiérrez (Neuquén), Juan Schiaretti (Córdoba-PJ), Domingo Peppo (Chaco-PJ), Juan Manuel Urtubey (Salta-PJ), Hugo Passalaqua (Misiones) y Gustavo Bordet (Entre Ríos-PJ). ¿Por qué lo hacen? Porque son un gobierno en minoría. Pero esto funciona en la medida que el peronismo siga dividido.
 
Bordet le bastó acompañar a la Casa Rosada durante una semana de diciembre, apenas con dos diputados, para hacer borrón y cuenta nueva de las feroces críticas a Macri durante la campaña electoral. Hábil como político, se ve que Bordet diagnosticó precozmente que el Gobierno nacional, por su anemia parlamentaria, sufriría rápido de falta de memoria institucional de corto plazo.
 
Los votos de los legisladores nacionales que responden a la estrategia de Bordet son una carta ganadora en cada ronda de negociación que se abra y en cada sesión donde el oficialismo quiera avanzar con una iniciativa.
 
Esta flaqueza legislativa de Macri y la necesidad de Bordet son las razones de la parálisis de Cambiemos en la provincia y la inconsistente e inclasificable oposición al gobierno de Bordet, al cual parece que miran mas como un aliado que como un adversario, todo por las sugerencias que vienen desde Casa Rosada.
 
El secreto, para Bordet, será sacar el mejor rédito de gestión (esencialmente recursos) y evitar pagar un alto costo político en los casos que se acompañen leyes del gobierno nacional. No parece ser muy sencillo.
 
Paralelamente, en el Gobierno nacional reconocen que este año habrá menos fondos para obras públicas, en comparación al 2017, y que la opción del PPP (participación público-privada) como alternativa es un enigma. En ese marco, será clave el desempeño de los tres ministros con obras: Frigerio (agua potable, cloaca y vivienda), Guillermo Dietrich (transporte, obras viales, aeropuertos) y Juan José Aranguren (energía).
 
Pero aquello que la Nación destine para Entre Ríos (que según el cálculo de los referentes locales de Cambiemos no será mucho) deberá ser compartido con los municipios de la UCR y el PRO, con lo cual, será poco para que los amarillos locales puedan hacer diferencia política, según sus propias especulaciones.
 
 
Pasando revista
 
Superados los enfrentamientos electorales del año pasado, el 2018 se presenta como un ciclo atenuado de peleas por el poder político entrerriano. Los resultados de los comicios ya han dado cuenta de los triunfos que se atribuye cada bando. El Gobierno provincial cuenta votos, los referentes locales de Cambiemos cuentan bancas.
 
Pero ahora que esas lides han quedado atrás llega la hora de pasar revista a las fuerzas con que cuenta cada quien. Y entonces aparecen flaquezas, deserciones, bajas, heridos y, también, estrategias y correctivos. El Gobernador se abocó a reunirse con dirigentes. En esos encuentros, formuló reconocimientos y bendiciones políticas y fue desgranando nombres, como si pasara revista.
 
El primer mandatario provincial se mostró con sus antecesores en la Gobernación y en el liderazgo del peronismo. Jorge Busti se ocupó de justificar la posición incómoda del mandatario y sus legisladores nacionales al avalar el paquete de reformas impulsadas por Macri"Es más fácil criticar", justificó el referente del Frente Entrerriano Federal.
 
Con Sergio Urribarri, el tema fue la reforma política. Se repasó la agenda de la Legislatura, que ya debió digerir las reformas previstas en el Pacto Fiscal, y que tendrá el 15 de febrero la apertura de un nuevo período de sesiones. Hubo antes reuniones con el vicegobernador Adán Bahl y con José Lauritto, quien volvió a ser mencionado como candidato, aunque no está claro a qué.
 
La política estuvo en el centro de la agenda del diálogo con quienes son los jefes municipales más importantes, por las dimensiones de las ciudades que gobiernan y por el peso que tienen en el peronismo provincial, con perfil propio.
 
Estaban en la reunión Enrique Cresto, de Concordia; Lauritto, de Uruguay; Martín Piaggio, de Gualeguaychú; el presidente de la Liga de Intendentes, Mariano Rebord, de Colón, que confirmó que la reelección de Bordet estuvo en la agenda.
 
Hay dos temas centrales en estos días para el oficialismo provincial. Uno es definir si se adelantan y/o separan las elecciones provinciales de las nacionales. La otra, atada a la primera, es definir, reforma mediante, con qué sistema electoral. Todo indica, por ahora, que se marcharía a un sistema de boleta única en papel, en un modelo similar al santafesino.
 
Esto en los hechos implica un necesario desdoblamiento de las elecciones provinciales de las nacionales del 2019. En el peronismo esta idea es bien recibida, en el caso de Cambiemos seguramente no, pero por ahora nada dicen. Se verá, más temprano que tarde, que proyecto manda el gobernador a la Legislatura provincial.  
 
 
Y por Cambiemos, como andamos...
 
En las filas de Cambiemos avizoran que el principal problema de la lucha política local residirá en la provisión de los pertrechos financieros para las obras públicas. Y los administradores de esos terruños son conscientes de que la Casa Rosada tiene una marcada prioridad, para invertir en infraestructura, por la ciudad y por la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
 
Son los distritos donde mejor le va electoralmente a Macri y donde, de paso, se concentran más de la mitad del electorado argentino. A mayor escala -asumen los amarillos entrerrianos-, el macrismo nacional prioriza los resultados en esas provincias, más el aporte de algunos distritos de otras regiones. El volumen de inauguraciones y cortes de cinta, prevén, será igualmente proporcional.
 
De modo que -no sin reduccionismos- los problemas de Cambiemos, para buena parte de este año, son externos. Internamente, el año ha comenzado con menos trifulcas que como había terminado 2017. Frigerio ha salido a reagrupar a la tropa dirigente dispersada en un frente provincial identificado con Cambiemos por encima de los partidos políticos. Y Sergio Varisco intentará ocupar la casilla del medio, para socios y oponentes.
 
A Cambiemos también le preocupa la relación cercana de Macri con Bordet. Saben que en la provincia gana la marca gerenciada electoralmente por Durán Barba y que depende cualquier armado de la buena voluntad de la Rosada.
 
La necesidad de Macri por gobernadores peronistas dialoguistas les quita espacio para una oposición dura en la provincia, que tenga la mirada en el horizonte de disputa del poder provincial.
 
También comienza a preocupar a algunos dirigentes de Cambiemos, especialmente de la UCR, los rumores de acuerdo entre Macri y algunos gobernadores peronistas respecto a que las gentilezas en el Congreso Nacional serán devueltas con armados escuálidos en las provincias por parte de Cambiemos, en base a una necesidad de gobernabilidad de Macri. No hay certezas al respecto para corroborar estos temores, pero se irá develando el misterio en este primer semestre.
 
 
Los problemas del peronismo
 
El problema del peronismo, en sentido contrario, es interno. No deja de guardar lógica con el anterior cuadro de situación. En 2015, con un acuerdo de compañeros empujando en la misma dirección, el urribarrismo urdió una transición sin fisuras luego de advertir que la posibilidad de perder el poder era posible.
 
Ahora, cuando la situación ha cambiado, el peronismo se puede dedicar al ajuste de cuentas. El bordetismo paladar negro acusa al sector urribarrista de haber sido la "quinta columna" que posibilitó, entre las PASO de agosto y las generales de octubre, que el PJ perdiera votos y una banca en la Cámara Baja.
 
"No se disciplinó a nadie, Urribarri dice que ejerce la conducción estratégica del cristinismo pero en los hechos dejó liberado todo en el 2017, que terminó en la estampida de las 10 listas, de las cuales muchos estaban más dedicados a pegarle a Gustavo (Bordet) que a militar para el peronismo. El Pato dijo que la candidatura de Carolina Gaillard era una garantía para contener al cristinismo pero evidentemente no sirvió para nada. O no conduce nada o no juega para Gustavo", concluye un desconfiado funcionario importante del gobierno provincial.
 
Haciendo la salvedad de que en un partido pragmático como el PJ la lealtad es a menudo tan sólo una fecha en el calendario (en el radicalismo contemporáneo, cabe aclarar, ni siquiera es eso), y que por ende los enrolamientos pueden cambiar con pasmosa facilidad.
 
No obstante, la "oficialidad" urribarrista en la Legislatura, hasta lo que va del año, está más o menos señalada. La lista que Urribarri habría ido desgranando, cuando manejaba la lapicera, y los que presuntamente todavía se encuentra "adentro", están apuntados, pero más bien inquieta a los que no se estarían definiendo.
 
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