Nacionales - 20-10-2017 / 08:10
AUN GANANDO LOS COMICIOS, NO LOGRARÁ EL PODER QUE BUSCABA PARA ATACAR SIN PROBLEMAS A LOS TRABAJADORES
De la euforia a la incertidumbre: Un clima enrarecido amenaza la embestida antiobrera que planea Macri desde el lunes
Aun en el caso de que el macrismo salga ganador de los comicios, el escenario de triunfalismo que imaginó el Gobierno está manchado. Dos de cada tres bonaerenses sostienen que la responsabilidad de la desaparición de Santiago Maldonado es del Gobierno de Macri. Una mayoría también afirma que existe un acuerdo entre el Gobierno y la Gendarmería para ocultar la verdad y una proporción mayoritaria, que incluye indudablemente a votantes de Cambiemos, considera que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, debería renunciar. Difícil pensar que el domingo por la noche haya festejos con bailes y globos amarillos.
Decíamos, 10 días atrás, que se debe distinguir entre resultado electoral y realidad política. Como se ha visto no pocas veces, los resultados electorales son producto de coyunturas circunstanciales y/o de la manipulación de la opinión pública por parte de los grandes medios de comunicación.
Esta maniobra es efímera en situaciones de crisis, que llevan, más temprano que tarde, al sinceramiento político. El ejemplo más claro es el de Fernando de la Rua, quien tuvo un triunfo electoral contundente en 1999 y poco tiempo después se tuvo que ir, en medio de multitudinarias protestas sociales.
Desde que Patricia Bullrich Luro Pueyrredón recibió la orden Mauricio Macri de apartarse de la faz pública del caso Santiago Maldonado, más de un mes atrás, la interna entre las distintas fuerzas armadas y de seguridad se tensó como no ocurría desde los levantamientos carapintadas de los años 90.
Según múltiples versiones, la misma Gendarmería a la cual encubrió el Gobierno de Macri durante todo este tiempo, o al menos un sector de esa fuerza, tiró el cuerpo en el río para "negociar" mejor su posición en la crisis y en los tribunales. Pero, ya es irreversible el daño sufrido por Gendarmería, lo cual debilita su poder de fuego para futuras represiones, así como la evidencia para millones de que en 80 días el Gobierno de Macri no hizo más que mentir y encubrir.
Ahora, la suerte de Patricia Bullrich depende exclusivamente de lo que arroje la autopsia, sobre la cual se desatará una guerra informativa sin cuartel en las horas previas a las elecciones, y de cómo evolucione la interna entre las fuerzas de seguridad. La ministra de Seguridad sufre una sangría de poder impensable dos meses atrás, incluso después de la desaparición de Maldonado.
En el bunker de Cambiemos esperarán los resultados electorales con rostros de preocupación. Una crisis política está abierta y lo seguirá estando la semana que viene. El clima de optimismo exultante que se vivió la semana pasada en el Coloquio de Idea junto a los empresarios, imaginando un futuro promisorio para el gran capital, está ahora atravesado por mayores incógnitas.
Aun ganando los comicios, el macrismo no logrará la autoridad incuestionable que buscaba para atacar sin problemas al pueblo trabajador. Esto significa que el peronismo no sufrirá una derrota, más allá del resultado electoral que ni siquiera cambiará significativamente la relación de fuerzas en el Congreso, si se plantea crear las condiciones políticas para convocar, reunir y organizar la Unidad del Peronismo, después del 22 de octubre.
La Opinión Popular
Decíamos, 10 días atrás, que se debe distinguir entre resultado electoral y realidad política. Como se ha visto no pocas veces, los resultados electorales son producto de coyunturas circunstanciales y/o de la manipulación de la opinión pública por parte de los grandes medios de comunicación.
Esta maniobra es efímera en situaciones de crisis, que llevan, más temprano que tarde, al sinceramiento político. El ejemplo más claro es el de Fernando de la Rua, quien tuvo un triunfo electoral contundente en 1999 y poco tiempo después se tuvo que ir, en medio de multitudinarias protestas sociales.
Desde que Patricia Bullrich recibió la orden Mauricio Macri de apartarse de la faz pública del caso Santiago Maldonado, más de un mes atrás, la interna entre las distintas fuerzas armadas y de seguridad se tensó como no ocurría desde los levantamientos carapintadas de los años 90.
Según múltiples versiones, la misma Gendarmería a la cual encubrió el Gobierno de Macri durante todo este tiempo, o al menos un sector de esa fuerza, tiró el cuerpo en el río para "negociar" mejor su posición en la crisis y en los tribunales.
Pero, ya es irreversible el daño sufrido por Gendarmería, lo cual debilita su poder de fuego para futuras represiones, así como la evidencia para millones de que en 80 días el Gobierno de Macri no hizo más que mentir y encubrir.
La detención de la mano derecha del exministro Julio De Vido, Roberto Baratta, ordenada sorpresivamente por el juez Claudio Bonadio en la causa que investiga la compra de gas licuado de petróleo, apuntaló la intención macrista de tapar y correr el foco informativo de la autopsia de Maldonado que iniciarán los peritos de la Corte Suprema.
Pero, la desconfianza entre la Casa Rosada y Gendarmería es tal que nadie en el Edificio Centinela respondía ayer por teléfono más que monosílabos sobre el joven desaparecido ni sobre el operativo del domingo. La aparición del cuerpo en Cushamen y los primeros resultados que arroje la autopsia pueden no ser la última sorpresa desagradable para Macri antes de que se abran las mesas de votación.
Ahora, la suerte de Patricia Bullrich depende exclusivamente de lo que arroje la autopsia, sobre la cual se desatará una guerra informativa sin cuartel en las horas previas a las elecciones, y de cómo evolucione la interna entre las fuerzas de seguridad. La ministra de Seguridad sufre una sangría de poder impensable dos meses atrás, incluso después de la desaparición de Maldonado.
El viernes pasado, por caso, intentó evitar que el diputado macrista Daniel Lipovetzky viajara a Esquel con el resto de la comisión de Derechos Humanos a entrevistarse con el juez Gustavo Lleral. Lipovetzky viajó igual y por eso Germán Garavano pudo enterarse antes de que el juez haría el rastrillaje que terminó en hallazgo. Fue otro gol en contra en la interna para la Piba.
El gurú Durán Barba está conmovido por el hallazgo de un cuerpo en el río Chubut, aunque no por los mismos motivos que millones de personas en el país. El impacto del caso impulsó inmediatamente al ecuatoriano no a pedir medidas para el esclarecimiento de lo sucedido, sino para medir el impacto de una crisis imprevista a pocos días de las elecciones.
Miles de personas recibieron con asombro encuestas telefónicas apenas unas horas después de conocidas las noticias que llegaban desde la Patagonia. Y surgiría de los sondeos de opinión un dato preocupante para el Gobierno: la Gendarmería, que encubrieron durante 80 días, es responsabilizada por millones por lo sucedido con Maldonado.
¿Qué intentarán hacer después de las elecciones? Avanzar con la reforma laboral, pero en cuotas y gremio por gremio, tal como confirmó el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, uno de los inamovibles del gabinete. El "modelo Vaca Muerta" le garantiza al Gobierno dos cosas: por un lado, evitar pactos con la oposición para hacer pasar la reforma por un Congreso donde no contará con mayoría propia ni aunque arrase el domingo; por otro, usar a su favor el terror de los sindicalistas a caer presos como el "Caballo" Suárez y el "Pata" Medina.
Todos tienen causas judiciales por las que temer. Incluso Luis Barrionuevo y Hugo Moyano, aliados iniciales de Macri en la CGT -junto al extinto macrista Gerónimo Venegas- que ahora impostan gestos de rebeldía en público sin quebrar los puentes de diálogo privados.
Con honrosas excepciones, el patrimonio de quienes se sientan en el Consejo Directivo cegetista se multiplicó varias veces en dólares durante los últimos años. Demasiado que perder como para plantarle bandera a una precarización laboral que el empresariado da por hecha y por la que votará entusiasmado este domingo.
No obstante, en el bunker de Cambiemos, esperarán los resultados electorales con rostros de preocupación. Una crisis política está abierta y lo seguirá estando la semana que viene. El clima de optimismo exultante que se vivió la semana pasada en el Coloquio de Idea junto a los empresarios, imaginando un futuro promisorio para el gran capital, está ahora atravesado por mayores incógnitas.
Lo cierto es que el ánimo oficialista contrasta con el de hace una semana atrás, cuando gastaban a cuenta de un esperado fortalecimiento del macrismo después del 22 de octubre y delineaban las reformas: jubilatoria, laboral y tributaria, que junto con los nuevos tarifazos están en carpeta como ejes centrales de los próximos ataques al pueblo trabajador. El ritmo vertiginoso de la crisis dejó con el paso cambiado los guiones de campaña.
Para peor, los economistas alertan sobre un problema: el déficit comercial ya vuela por encima de u$s 6.242 millones, con el agravante de que el leve rebote de la economía augura más importaciones. Y que crece otro rojo de 4,2 puntos del PBI (u$s 25.095 millones) que refleja la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por un lado subió 40% el pago de intereses por el abultado endeudamiento que el macrismo sabe conseguir y, por otro, las multinacionales aprovecharon el cepo levantado para girar más capitales al exterior que los que ingresan de inversiones.
Por eso, la realidad política, vista desde una perspectiva estratégica, no se conmueve por un resultado electoral, y avanza con el desarrollo de las contradicciones evidentes entre los intereses económicos-sociales de los ganadores del modelo macrista: el sector financiero, los exportadores y las empresas energéticas; y por el otro lado los perdedores: las pymes industriales, los comercios orientados al mercado interno y el conjunto de los trabajadores, jubilados, sectores asalariados y de ingresos fijos.
Aun ganando los comicios, el macrismo no logrará la autoridad incuestionable que buscaba para atacar sin problemas al pueblo trabajador. Esto significa que el peronismo no sufrirá una derrota, más allá del resultado electoral que ni siquiera cambiará significativamente la relación de fuerzas en el Congreso, si subsiste en él la esencia movimientista que señalara Perón, y si se plantea crear las condiciones políticas para convocar, reunir y organizar, a través de la movilización, la Unidad del Peronismo después del 22 de octubre.
Fuentes: BAE Negocios, Urgente24, La Política Online, La Izquierda Diario y La Opinión Popular