Nacionales - 17-08-2017 / 09:08
RATIFICÓ LA MOVILIZACIÓN PARA EL MARTES PRÓXIMO
CGT en lucha contra el ajuste neoliberal de Macri
En medio de una fuerte interna, el Consejo Directivo de la CGT se reunió para definir si ratifica o suspende la movilización que había convocado para el próximo martes a la Plaza de Mayo, en rechazo a las políticas del Gobierno. En la previa al encuentro existía una clara división: por un lado, el sector más dialoguista de los "gordos" y los "independientes" fue con la postura de cancelar la marcha luego de que los resultados de las PASO fueran favorables al Gobierno de Macri, mientras que el sector más "duro" que encarnan los moyanistas planteó realizarla de todos modos, alegando que la medida no estaba relacionada al proceso electoral.
Luego de una tensa, trabajosa y debatida reunión, la cúpula de la CGT ratificó la convocatoria a una movilización a Plaza de Mayo, para el 22 de agosto, en rechazo a la política económica neoliberal del gobierno de Mauricio Macri. Una dirigencia sindical asustada y golpeada por el resultado electoral se ha visto obligada a ratificar la convocatoria. Se sumarán las dos CTA y agrupaciones sociales.
Es que, al encuentro, el Consejo Directivo llegó dividido. Por un lado los "gordos" e independientes y, por el otro, el moyanismo. Los diferenciaba la realización de la movilización. Los primeros consideraban que no estaban dadas las condiciones para realizarla después del resultado de las elecciones primarias. En rigor, si Cambiemos hubiesen obtenido un traspié también habrían propuesto la suspensión.
Así, la CGT se movilizará el próximo martes 22 pero la posibilidad de convocar a un Paro Nacional quedó postergada para una reunión que, con suerte, se concretará a mediados de septiembre. El resultado de las primarias no estuvo ausente en el análisis de los sindicalistas. Por caso, el triunviro Juan Carlos Schmid dijo que las PASO pasaron pero "los problemas continúan y se deben resolver".
Al momento de analizar el resultado electoral, Héctor Daer sostuvo que "el Gobierno puede sentirse respaldado pero no hay que olvidar que más del 60% de la población no los acompañó". Carlos Acuña completó: "Pueden sentirse apoyados pero si no hay respuesta a los reclamos de los trabajadores, a los desempleados, a las Pymes y a la industria nacional, todo cae en saco roto."
Cuando se quiso saber sobre la posibilidad de un paro, que había pregonado Pablo Moyano, Schmid dijo que eso es potestad del Comité Central Confederal (CCC) que se reunirá recién el 20 de septiembre próximo. Pero, en el Gobierno especulan que el resultado electoral aplacará los ánimos de los dirigentes de la CGT, quienes salieron golpeados por su apoyo a las listas opositoras de Cristina, Florencio Randazzo y Sergio Massa.
Lo real es que la situación de los trabajadores ha empeorado y los dirigentes de la CGT temen que el gobierno de Macri aproveche su debilidad actual para doblegarlos y terminar de imponer su programa neoliberal, lo que dejaría a los sindicalistas enfrentados a la amenaza de desborde del conflicto social en un escenario de crecientes despidos.
La hostilidad del Gobierno hacia los trabajadores agudiza la conflictividad social y el único argumento son las "realidades virtuales" de los medios oficialistas, que buscan profundizar el ajuste y la precarización laboral, elevar la edad jubilatoria, reprivatizar el régimen previsional, limitar los salarios, dificultar el acceso a la justicia laboral por parte de los trabajadores, bajar impuestos a los empresarios... Para que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres.
La decisión de los trabajadores de volver a la calle apenas nueve días después de las PASO ocurrirá en las propias narices del Gobierno de los CEOs, todavía eufórico por los resultados electorales, y de un peronismo dividido y confundido en casi todo el país.
La Opinión Popular
PESE A LOS CRUCES EN MEDIO DE LA REUNIÓN DE LA CÚPULA SINDICAL, SE LOGRÓ UN CONSENSO PARA HACER LA MOVILIZACIÓN CONTRA EL EJECUTIVO
Para evitar nueva fractura, la CGT ratificó marcha del martes pero no irá a un paro general
Un consenso débil e inestable, producto de una ingeniería compleja, estructuró ayer la primera línea de la CGT para capear el desenlace peor de una nueva fractura a solo tres días de la instancia electoral en la que el Gobierno cosechó un amplio aval en todo el país.
Desde esa definición, la conducción de la central obrera resolvió, en medio de fuertes tensiones entre sus principales sectores internos, ratificar la marcha convocada para el próximo martes a la Plaza de Mayo para repudiar la política económica del macrismo.
El bochorno de levantar la movilización anunciada con bombos y platillos hace más de un mes hubiera significado para la cúpula sindical un costo político demasiado alto.
La confirmación de la protesta aceptada finalmente por el sector de los gordos que amenazaba con un faltazo supuso, como prenda de cambio, patear para adelante la definición de un nuevo paro general, como alentaban para septiembre los grupos referenciados en el moyanismo y aquellos críticos de la gestión de Cambiemos. "Se logro un consenso que bajó la tensión y evitó el temor mayor de una ruptura", evaluó ante este diario uno de los miembros de la conducción cegetista al término de la reunión del consejo directivo.
Puertas adentro del encuentro, tras algunos cruces fuertes y pases de factura, sobrevino cierta calma que posibilitó el acuerdo para avanzar con la marcha. Allí fue clave la gestión del sector de independientes (Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez) para acercar posiciones entre los grupos más enfrentados y garantizar consenso para la movilización del próximo martes, de la que, pese a las advertencias, también participarán los gordos.
"La CGT y todos sus gremios confederados marcharán hacia la Plaza de Mayo el martes en reclamo de respuestas satisfactorias a su agenda histórica. También participarán las dos CTA, los movimientos sociales y otros sectores", anunció Juan Carlos Schmid, rodeado por Héctor Daer y Carlos Acuña, el trío de conducción, en rueda de prensa. Toda una foto para mostrar el esfuerzo de conciliación.
Schmid, como Daer, negaron la posibilidad de una fractura de la entidad ("nunca estuvo en la cabeza de nadie", aseguraron), en tanto que el dirigente de Sanidad confirmó que en la reunión también evaluaron el resultado de las PASO. Y alertó que el Gobierno "debería analizar y conversar para resolver los problemas de la gente porque el domingo hubo polarización total".
La ratificación de la protesta fue cuestionada desde el Gobierno, donde insistieron en vincular la movilización con la disputa electoral y machacaron con las diferencias puertas adentro de la central obrera. "Se ven claramente tensiones y diferencias internas. Creemos que en el discurso y la posición de algunos dirigentes se filtran discursos electorales", advirtió una fuente oficial. Y consideró que la postura de muchos gremialistas está basada "en un diagnóstico equivocado" de la realidad económica y social del país.
Por Elizabeth Peger
Fuentes: El Cronista, Página12, La Nación, La Izquierda Diario. Minuto 1 y La Opinión Popular