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Entre Ríos - 21-05-2016 / 09:05

La Iglesia separó a un cura que embarazó a una chica

La Iglesia separó a un cura que embarazó a una chica
La Iglesia separó a un cura que embarazó a una chica. En 2012 Puiggari lo había ordenado sacerdote y en febrero de 2015 lo destinó a la Parroquia María Auxiliadora en María Grande (foto). La Iglesia manejó el caso en secreto y resolvió apartarlo de sus funciones pastorales.
 
Un sacerdote de María Grande, a 65 kilómetros de Paraná, fue apartado de su función en la Parroquia María Auxiliadora, y la situación ya generó un pequeño escándalo en este pueblo de 7.700 habitantes.
 
El cura en cuestión, quien ejercía la función de vicario parroquial, según la certeza que maneja ahora la Iglesia Católica, mantuvo relaciones sexuales con una chica, producto de lo cual sobrevino un embarazo. Cuando las autoridades de la curia de Paraná supieron del hecho, adoptaron la determinación de apartarlo de las funciones pastorales en esa localidad.
 
Pero la situación, hasta ahora, se ha mantenido bajo un estricto secreto, como suelen manejarse casos de este tenor dentro del clero paranaense. La falta al voto de castidad con asiduidad es un tema pecaminoso en la Iglesia, y es tratado con secretismo, y nada se dice hacia afuera.
 
Pero las cosas suceden, y los hechos se conocen.
 
Claro que el celo con el que se suelen tratar estos casos dentro del clero en ocasiones supone la supresión de derechos. En 2003, un hecho similar ocurrió en una ciudad del norte entrerriano, y la resolución eclesiástica fue reprochable.
 
El cura fue enviado al exilio en otra ciudad, en la provincia de Buenos Aires, y la mujer cargó con su embarazo y su hijo, y todavía no ha conseguido que el padre, que continúa vistiendo sotanas, se haga cargo de sus obligaciones.

 
Distinta vara
 
En otras ocasiones, sucede la hipocresía.
 
El sacerdote protagonista del caso que sacude a la Iglesia de María Grande es el joven MO, oriundo de Feliciano, quien había sido ordenado sacerdote en 2012, por el obispo Juan Alberto Puiggari. A finales de febrero de 2015, Puiggari lo había destinado como vicario de la Parroquia María Auxiliadora de María Grande.
 
MO ya no está más en la Parroquia de María Grande, por decisión del propio Puiggari, quien manejó personalmente el caso, según las fuentes consultadas. Aunque en la Iglesia no hay una única vara para tratar estos asuntos de falta de observancia al voto de castidad. El caso del sacerdote Carlos Emilio Barón, fallecido en junio de 2014, resulta paradigmático.
 
Cinco meses después del fallecimiento de Barón, quien además de cura párroco en San Francisco Javier de Colonia Ensayo ocupaba el cargo de capellán del Hospital Fidanza, y por eso mismo era empleado del Estado, la mujer que convivió con él en los últimos años inició el trámite para obtener la pensión. Y la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos dio trámite favorable a la petición.
 
Daniel Elías, presidente de la Caja, firmó el 27 de noviembre de 2014 la resolución Nº 4.558 por la cual concedió el beneficio de pensión que había pedido SSR, pareja del cura Barón. La Caja, dice Elías, actuó aplicando la ley, la margen del ordenamiento jurídico de la Iglesia Católica, que penaliza la falta al celibato. "El Estado se animó a decir lo que la Iglesia no puede decir", razonó entonces el funcionario.
 
Un elemento clave que tuvo en cuenta el Estado para otorgar la pensión a la viuda fue la certeza de que ambos habían convivido durante más de cinco años.
 
En ese caso, nadie se escandalizó ni ningún obispo solicitó el apartamiento del cura en cuestión de sus funciones pastorales.
 
 
Bajo la alfombra
 
El caso de María Grande fue alertado, primero, por el sacerdote Leonardo Tovar, que hasta febrero pasado estuvo como párroco de San Benito Abad, y desde entonces se mudó a la diócesis de Buenos Aires, en el Santuario de San Cayetano, en el barrio de Flores, malquistado con Puiggari por el tratamiento eclesiástico del caso de los abusos del cura Justo José Ilarraz.
 
Luego, la situación del vicario fue retomada por el expárroco de Santa Rosa de Lima, de Villaguay, José Francisco Dumoulin. "Otra vez, aparentemente nos encontramos ante un nuevo caso de un sacerdote que habría dejado embarazada a una chica. Como es de esperar en la Iglesia de Paraná, todo se maneja en el más profundo silencio.
 
Nada se dice. Ni oficialmente ni extraoficialmente", señaló.
 
Lejos de condenar la situación, Dumoulin observó la errada mecánica que suele ponerse en práctica en la Iglesia. Al respecto, sostuvo que "aquí lo que se vuelve a poner en el tapete son las actitudes que se adoptan o se pueden llegar a tomar frente a este tipo de casos desde la parte de las autoridades de la Iglesia.
 
¿Qué se le sugiere desde las autoridades de la Iglesia al sacerdote en cuestión? Lo que no cabe duda, bajo ningún aspecto, es su responsabilidad en la paternidad, lo que implica hacerse cargo de esta nueva vida. Pero la duda que subsiste es si efectivamente ése será el camino que finalmente sigan las autoridades eclesiásticas frente al caso".
 
Oficialmente, la Iglesia no ha dicho nada.
 
 
El primero que habló
 
El domingo 5 de junio de 2011, El Diario publicó una extensa entrevista al sacerdote Mario Taborda, hoy párroco de Bajada Grande, en la que reconoció que, siendo cura, había mantenido una relación amorosa con una mujer.
 
"Yo tuve momentos de crisis -reveló--. Viví situaciones que no debe vivir un sacerdote, me enamoré de una mujer, algo que me hizo sufrir mucho. Pero yo no tengo vergüenza de eso. Yo lo digo públicamente, de esa situación aprendí mucho, y ahora es parte de mi felicidad. Me hizo aterrizar. Fue el comienzo de mi aterrizaje en lo humano. Yo pude empezar a trabajar mi condición de persona. Imaginate, ingresé a los 12 años al Seminario. Me desgajé de mi familia antes de tiempo. Si bien nunca dudé, no pude desarrollar la madurez lógica que debe desarrollar alguien que vive la relación humana en el trato con lo femenino, con el mundo. Viví un mundo entre algodones".
 
Autor: Ricardo Leguizamón
 
Fuente: El Diario
 

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