04:48 | Sabado 20 de Abril de 2013 | Entre Ríos
Las claves del modelo ideológico neoliberal del gobierno de Macri
Por Carlos Andujar
Por Carlos Andujar
“Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores… y hacer que nuestros simpatizantes lo repitan en todo momento”. De Joseph Goebbels a Javier Milei
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Entre Ríos - 09-02-2016 / 13:02
¿INTERNAS PEJOTISTAS PALACIEGAS?
José Eduardo Lauritto, en contra de los "nombres digitados", pidió "un esquema horizontal”
José Eduardo Lauritto, en contra de los "nombres digitados", pidió "un esquema horizontal”. Foto: Blas García para La Opinión Popular
El Intendente de Concepción del Uruguay, José Eduardo Lauritto, se refirió a las internas del PJ y opinó que las definiciones llegarán en el 2017. "Por ahora discutiremos reacomodamientos en realidad", expresó. Y auguró que en caso de que no se avance en un armado horizontal "aparecerán los nombres digitados". "Volverán a aparecer los que tienen cargos ganados en el escritorio, pero que no tienen territorio. No hay posibilidades de dedo porque la gente quiere hablar", remató.
Ante la derrota electoral nacional, ha llegado el momento de saber si el kirchnerismo era una línea interna del peronismo, o al revés. Con su infalible olfato político, los dirigentes peronistas van dejando de lado los dicotómicos "ismos" (sciolismo, kirchnerismo, cristinismo) para arroparse bajo la paternal sigla del PJ, que los fortalezca en la unidad de la acción para sostenerse y reclamar al gobierno macrista.
Durante el último cónclave nacional del PJ se sentaron las bases para refundar el "justicialismo", toda vez que el FPV, de acuerdo con la definición del apoderado del partido, Jorge Landau, "no existe más". Fue una figura de alianza para competir. Y las alianzas son, por definición, transitorias.
Las oportunas marchas atrás del presidente Macri (a diferencia de su antecesora, que siempre redoblaba la apuesta) convencieron al peronismo tradicional de que una nueva etapa de diálogo y racionalidad política se inauguraba en el país.
Y que por lo tanto ellos no podían ir a contramano de los deseos de la sociedad que el pasado 22 de noviembre se plasmaron en las urnas, aún los que votaron a un conciliador Daniel Scioli que se desgañitaba junto a su mujer Karina para persuadir al electorado de que su gobierno no sería igual al de Cristina.
"Podemos ser una opción seria, madura. Debemos dedicarnos a trabajar, y no dinamitar al gobierno nacional", se escucha decir entre los dirigentes peronistas, seguramente para escándalo del cristinismo y su brazo operativo, La Cámpora, que no pocos quieren reducir a una mera agrupación sin peso dentro del PJ.
Como decía un documento de Rodolfo Walsh a fines de 1976: Cabe suponer que el pueblo está condenado al uso del sentido común. Forzados a replegarse, ante la derrota, se está replegando hacia el peronismo que muchos dieron por agotado.
El pueblo no se repliega hacia el vacío, sino al terreno conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología, o sea los componentes de su identidad social y política.
Ahora, suponer que el pueblo puede replegarse hacia el camporismo, que dedica su atención a profundizar acuerdos con grupos de la ultraizquierda, es negar la esencia del repliegue, que consiste en desplazarse de posiciones más expuestas hacia posiciones más seguras. Ante la adversidad electoral, los peronistas buscarán volver a las fuentes, recuperando la doctrina justicialista, el PJ y la conducción del mismo.
La Opinión Popular
Ante la derrota electoral nacional, ha llegado el momento de saber si el kirchnerismo era una línea interna del peronismo, o al revés. Con su infalible olfato político, los dirigentes peronistas van dejando de lado los dicotómicos "ismos" (sciolismo, kirchnerismo, cristinismo) para arroparse bajo la paternal sigla del PJ, que los fortalezca en la unidad de la acción para sostenerse y reclamar al gobierno macrista.
Durante el último cónclave nacional del PJ se sentaron las bases para refundar el "justicialismo", toda vez que el FPV, de acuerdo con la definición del apoderado del partido, Jorge Landau, "no existe más". Fue una figura de alianza para competir. Y las alianzas son, por definición, transitorias.
Las oportunas marchas atrás del presidente Macri (a diferencia de su antecesora, que siempre redoblaba la apuesta) convencieron al peronismo tradicional de que una nueva etapa de diálogo y racionalidad política se inauguraba en el país.
Y que por lo tanto ellos no podían ir a contramano de los deseos de la sociedad que el pasado 22 de noviembre se plasmaron en las urnas, aún los que votaron a un conciliador Daniel Scioli que se desgañitaba junto a su mujer Karina para persuadir al electorado de que su gobierno no sería igual al de Cristina.
"Podemos ser una opción seria, madura. Debemos dedicarnos a trabajar, y no dinamitar al gobierno nacional", se escucha decir entre los dirigentes peronistas, seguramente para escándalo del cristinismo y su brazo operativo, La Cámpora, que no pocos quieren reducir a una mera agrupación sin peso dentro del PJ.
Como decía un documento de Rodolfo Walsh a fines de 1976: Cabe suponer que el pueblo está condenado al uso del sentido común. Forzados a replegarse, ante la derrota, se está replegando hacia el peronismo que muchos dieron por agotado.
El pueblo no se repliega hacia el vacío, sino al terreno conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología, o sea los componentes de su identidad social y política.
Ahora, suponer que el pueblo puede replegarse hacia el camporismo, que dedica su atención a profundizar acuerdos con grupos de la ultraizquierda, es negar la esencia del repliegue, que consiste en desplazarse de posiciones más expuestas hacia posiciones más seguras. Ante la adversidad electoral, los peronistas buscarán volver a las fuentes, recuperando la doctrina justicialista, el PJ y la conducción del mismo.
La Opinión Popular
"No creo que el PJ ni nacional, ni provincial tenga definiciones hasta el 2017", sostuvo el mandatario uruguayense ante la consulta sobre su mirada respecto a la renovación de autoridades en el justicialismo tras la derrota electoral nacional. Por ahora, según observó, se discutirán "algunos reacomodamientos".
En este sentido, y para lo provincial, endilgó al Gobernador, Gustavo Bordet, "la conducción natural del peronismo". Al respecto, agregó que tiene una excelente relación con la administración bordetista.
En cuanto a la interna en si misma expresó: "Creo que nos debemos saber reunirnos, saber escuchar a la gente, asumir los errores que se cometen y no tener ninguna vergüenza por las cosas que se han hecho bien".
"Necesita un esquema horizontal, en donde todos nos saquemos los cargos al costado y hablemos como tenemos que hablar; entre compañeros", sostuvo en diálogo con LT11.
Finalmente, auguró que en caso de que no se avance en un armado horizontal "aparecerán los nombres digitados". "Volverán a aparecer los que tienen cargos ganados en el escritorio, pero que no tienen territorio. No hay posibilidades de dedo porque la gente quiere hablar", remató.
Redacción de Babel
Fuente: Babel Digital
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