Por fortuna, hay partidos ya extintos; de lo contrario, y sin ruborizarse en lo más mínimo, no tendrían inconvenientes en militar en las filas del Partido Autonomista Nacional para luego acompañar las causas del Partido Revolucionario de los Trabajadores: de Roca a Santucho sin escalas.
 
Revitalizar a los partidos políticos como herramientas esenciales del andamiaje democrático, propiciando fundamentalmente el debate interno, es acaso un modo de limitar en alguna medida esta epidemia berreta de transfuguismo. Y también una forma de reivindicar los principios doctrinarios y los valores compartidos, para no acabar "revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos".
 
Por Claudio Ava Aispuru
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La Opinión Popular
                  01:42  |  Jueves 25 de Abril de 2013  |  Entre Ríos
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Groucho Marx dijo: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". En ese punto, Javier Milei es marxista.
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Entre Ríos - 05-10-2015 / 20:10
COLUMNA DE OPINIÓN

Transfuguismo político: de Roca a Santucho sin escalas

Transfuguismo político: de Roca a Santucho sin escalas
Claudio Ava Aispuru, Presidente del Frente Entrerriano Federal. Foto: Blas García para La Opinión Popular
 
"Cambiarse de camiseta" equivale, entonces, al término 'tránsfuga', que es definido por la RAE, en su primera acepción, del siguiente modo: "Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra". Hay casos de personas que han pasado por cuanta agrupación política existe, sin reparar siquiera en las discordancias flagrantes y hasta antagónicas habidas entre unas y otras.
 
Por fortuna, hay partidos ya extintos; de lo contrario, y sin ruborizarse en lo más mínimo, no tendrían inconvenientes en militar en las filas del Partido Autonomista Nacional para luego acompañar las causas del Partido Revolucionario de los Trabajadores: de Roca a Santucho sin escalas.
 
Revitalizar a los partidos políticos como herramientas esenciales del andamiaje democrático, propiciando fundamentalmente el debate interno, es acaso un modo de limitar en alguna medida esta epidemia berreta de transfuguismo. Y también una forma de reivindicar los principios doctrinarios y los valores compartidos, para no acabar "revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos".
 
Por Claudio Ava Aispuru

 
Ciertos futbolistas, muy identificados con los colores de un club, padecen sobres sus hombros el peso eterno del oprobio si se les ocurre, en algún momento de su carrera, vestir la camiseta de un equipo rival.
 
Los meandros que describen el curso de la política son mucho más enrevesados que los del fútbol. Sin embargo, dada la dinámica (para nada sorpresiva) que prevalece actualmente en el universo político argentino, a veces es inevitable utilizar, en sentido comparativo, la terminología futbolera.
 
"Cambiarse de camiseta" equivale, entonces, al término 'tránsfuga', que es definido por la RAE, en su primera acepción, del siguiente modo: "Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra".
 
Lamentablemente, este proceder se está naturalizando por nuestros lares. Si hasta la Argentina puede aportar un neologismo en "honor" a Eduardo Lorenzo Borocotó, ex diputado que ganó su banca por el PRO pero se alió rápidamente al kirchnerismo.
 
Por ende, borocotizarse, en la terminología política vernácula, aparece como un disvalor. No obstante, los saltimbanquis se están volviendo legión, frente a los ojos incrédulos de una sociedad que se indigna lo justo y necesario porque padece problemas más graves que la afluencia de dirigentes hacia la dirección del ridículo.
 
En el plano eminentemente local hay casos de personas que han pasado por cuanta agrupación política existe, sin reparar siquiera en las discordancias flagrantes y hasta antagónicas habidas entre unas y otras.
 
Como si el principio de no contradicción tuviera una importancia menor, estos mercaderes de la política se "asemejan" a futbolistas como Sebastián Abreu, que pasó en su carrera profesional casi por una veintena de clubes.
 
Por fortuna, hay partidos ya extintos; de lo contrario, y sin ruborizarse en lo más mínimo, no tendrían inconvenientes en militar en las filas del Partido Autonomista Nacional para luego acompañar las causas del Partido Revolucionario de los Trabajadores: de Roca a Santucho sin escalas.
 
Revitalizar a los partidos políticos como herramientas esenciales del andamiaje democrático, propiciando fundamentalmente el debate interno, es acaso un modo de limitar en alguna medida esta epidemia berreta de transfuguismo. Y también una forma de reivindicar los principios doctrinarios y los valores compartidos, para no acabar "revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos".
 
Claudio Ava Aispuru.
 
Presidente del Frente Entrerriano Federal.  
 

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