Nacionales - 21-12-2014 / 10:12
RIGE EL “TODO VALE” PARA LLEGAR AL FINAL
Cristina utilizará cualquier recurso para conservar poder hasta el fin de su mandato y protegerse de las causas judiciales
El regreso de Aníbal Fernández al gabinete está destinado a lograr una mejor comunicación del gobierno que no consigue con el enredado Jorge Capitanich. ¿Será Aníbal, con su condición de hábil declarante, el encargado de mejorar la imagen política del gobierno? En principio, el flamante secretario general le habría sugerido a Cristina que su idea de hablar casi a diario por cadena nacional no la beneficia.
El relevo de la cúpula de la Secretaría de Inteligencia, que dispuso Cristina Fernández el martes, fue para revertir la inoperancia que arrastra desde hace tiempo la ex SIDE, para ponerla al servicio de la guerra cada vez más abierta que el Gobierno, pero especialmente Cristina a nivel personal, están protagonizando contra gran parte del Poder Judicial.
"Cada vez que se entera de un fallo negativo para ella o sus funcionarios, la ataca una furia indescriptible", relata alguien que visita con frecuencia la Residencia de Olivos. La otra razón importante para el cambio es neutralizar a los agentes dobles, o sea aquellos que cobran del presupuesto estatal pero trabajan para candidatos opositores o adversarios políticos.
Nadie cree que un burócrata como Oscar Parrilli, puesto al frente del organismo, pueda conseguir los resultados que quiere la Presidenta. Lo que sí puede facilitar Parrilli es la subordinación de los espías al aparato de inteligencia del Ejército, que conduce César Milani. El general denunciado como represor en la época de la dictadura goza sin embargo de la confianza de Cristina y sigue acumulando poder.
Con ese esquema, más la presencia del operador judicial Juan Martín Mena, los jueces y fiscales que se atrevan a investigar la corrupción oficial deberán cuidarse de las "tentaciones-anzuelo" que utilizan tradicionalmente los servicios, o de los carpetazos con cualquier desliz que hayan tenido en sus vidas privadas.
Eso es exactamente la mugre de la política y la Presidenta está dispuesta a utilizar cualquier recurso para conservar poder hasta los días finales de su mandato y también protegerse de las consecuencias judiciales que ya se insinúan.
Cualquier recurso, sin guardar siquiera las mínimas formas, es también por ejemplo el argumento de la jefa del Estado de que debe usarse discrecionalmente la cadena nacional porque de lo contrario nadie se entera de los anuncios positivos del gobierno, encierra la admisión de un inmenso fracaso.
El kirchnerismo financia y controla a más del 70% de los medios. Eso significa que han gastado y gastan millones para comprar radios, canales, revistas y diarios, pero las audiencias están en otro lado. Por algo será.
Lázaro y Cristina con el fondo del paraíso fiscal de las islas Seychelles, donde Cristina hizo escala en su gira por Asia. Fotomontaje: La Opinión Popular
Rige el "todo vale" para llegar al final
El relevo de la cúpula de la Secretaría de Inteligencia que dispuso Cristina el martes, tal vez haya sido un mero trámite administrativo para la mayoría de los argentinos.
Para la política, en cambio, es un acontecimiento trascendente que podría tener consecuencias profundas en las relaciones de poder. Eso, en un año electoral como el que se avecina, no es poca cosa.
Dos fueron las principales razones que motorizaron la decisión de Cristina. Por un lado, revertir la inoperancia que arrastra desde hace tiempo la ex SIDE, para ponerla al servicio de la guerra cada vez más abierta que el Gobierno, pero especialmente la jefa del Estado a nivel personal, están protagonizando contra gran parte del Poder Judicial.
"Cada vez que se entera de un fallo negativo para ella o sus funcionarios, la ataca una furia indescriptible", relata alguien que visita con frecuencia la Residencia de Olivos.
La otra razón importante para el cambio, además de un higiénico barrido de personajes oscuros que deambulan por los laberintos del espionaje, es neutralizar a los agentes dobles, o sea aquellos que cobran del presupuesto estatal pero trabajan para candidatos opositores o adversarios políticos.
A esta altura nadie cree que un burócrata como Oscar Parrilli, puesto al frente del organismo, pueda conseguir los resultados que quiere la Presidenta.
El hombre
Lo que sí puede facilitar Parrilli es la subordinación de los espías al aparato de inteligencia del Ejército, que conduce César Milani. El general denunciado como represor en la época de la dictadura goza sin embargo de la confianza de Cristina y sigue acumulando poder.
Con ese esquema, más la presencia del operador judicial Juan Martín Mena, que ahora es el segundo de Parrilli, los jueces y fiscales que se atrevan a investigar la corrupción oficial deberán cuidarse de las "tentaciones-anzuelo" que utilizan tradicionalmente los servicios, o de los carpetazos con cualquier desliz que hayan tenido en sus vidas privadas.
Eso es exactamente la mugre de la política y la Presidenta está dispuesta a utilizar cualquier recurso para conservar poder hasta los días finales de su mandato y también protegerse de las consecuencias judiciales que ya se insinúan.
Cualquier recurso, sin guardar siquiera las mínimas formas, es también por ejemplo la designación de un secretario de una vocalía de la Cámara Federal de La Plata como juez subrogante del juzgado federal electoral que manejará las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Ese es el distrito más grande del país y concentra el 40 por ciento del padrón nacional.
El nombramiento del joven Laureano Durán, que hizo en forma directa el Consejo de la Magistratura con los votos del kirchnerismo, viola la Constitución Nacional porque todo juez federal debe tener acuerdo del Senado.
La oposición política esta vez reaccionó rápido, y la maniobra oficial fue repudiada con una poco frecuente unidad de casi todos los sectores. Frente a las cámaras, los candidatos presidenciales Sergio Massa, Ernesto Sanz, Julio Cobos, Hermes Binner y representantes de Mauricio Macri, prometieron que irán a la Justicia para anular esa designación.
Otro de los presidenciables que también estuvo ante las cámaras pero soportando con su clásico estoicismo el rigoreo presidencial es Daniel Scioli. Cristina le dijo por cadena nacional que una candidatura no es una foto ni un color. Justo esos son los elementos más usados por el bonaerense en su campaña.
La interna
La Presidenta está enojada con Scioli y no le perdona que gane tanto espacio en los medios por sus contactos internacionales. En la Casa Rosada dicen que ella hará todo lo posible para de aquí a marzo del año próximo posicionar a Florencio Randazzo como quiere La Cámpora. En ese mes las posiciones estarán ya más definidas.
El regreso de Aníbal Fernández al gabinete está destinado a lograr una mejor comunicación del gobierno que no consigue con el enredado Jorge Capitanich.
¿Será Aníbal, con su condición de hábil declarante, el encargado de mejorar la imagen política del gobierno? En principio, el flamante secretario general le habría sugerido a Cristina que su idea de hablar casi a diario por cadena nacional no la beneficia.
El argumento de la jefa del Estado de que debe usarse discrecionalmente la cadena nacional porque de lo contrario nadie se entera de los anuncios positivos del gobierno, encierra la admisión de un inmenso fracaso.
El kirchnerismo financia y controla a más del 70% de los medios. Eso significa que han gastado y gastan millones para comprar radios, canales, revistas y diarios, pero las audiencias están en otro lado. Por algo será.
Por Carlos Sacchetto
Fuente: losandes.com.ar