Nacionales - 25-09-2014 / 10:09
HABLÓ EN LA ONU ANTE UN AUDITORIO SEMI VACÍO
Bipolaridad de Cristina: entre la denuncia al terrorismo buitre y su apuesta por el especulador Soros
Estaba semivacía la sala de la Asamblea General de las Naciones Unidas a la hora que hablaba Cristina. No como se supondría debía estar para interiorizarse sobre un "triple leading case" en campos tan importantes como el desarrollo económico, las finanzas soberanas y el terrorismo. Sin embargo, la Presidenta no daba señales de tener la autoestima herida. Más bien, su discurso fue considerado -a nivel del Gobierno- un punto alto en la disputa contra los "fondos buitre".
La dualidad del relato K adquirió su máxima expresión ayer, en la Asamblea de las Naciones Unidas, con el discurso que pronunció la presidenta Cristina Fernández en el que revoleó -a diestra y siniestra- conceptos que nada tienen que ver con la realidad.
Cuando el dólar blue rozaba los $16, por la enorme incertidumbre que está generando la crisis económica y el default, CFK se jactaba de haber cancelado "la deuda total con el FMI". También celebró el acuerdo con el Club de París, haber regularizado "los juicios del CIADI" y haberle entregado en bandeja más de 10.000 millones de dólares a Repsol por YPF.
Posteriormente, Cristina centró su discurso en su cliché favorito: el accionar de los fondos buitres, a los que acusa de todos los males del país. "No solamente son terroristas los que andan poniendo bombas, también son terroristas los que desestabilizan un país provocando hambre a partir de la especulación", dijo.
Fue tan pobre el discurso de Cristina, que prácticamente no generó interés alguno en la ONU. Por eso, mientras hablaba, el auditorio estaba prácticamente vacío. También insistió la fabula de las amenazas. CFK quiso ponerse en el mismo nivel que el Papa Francisco y sostuvo que el Estado Islámico la amenazó "por su amistad" con Francisco. No dio a conocer ninguna prueba de las supuestas amenazas que, a esta altura, son muy poco creíbles.
La teoría conspirativa K se internacionaliza: ahora ya se menciona explícitamente a empresas yanquis (la imprenta Donnelley y American Airlines) como socias de los buitres en un plan para crear un clima de inquietud. El objetivo es encontrar culpables entre los buitre, los EE.UU. y a los especuladores, como si las consecuencias de las decisiones económicas de CFK no tuviesen nada que ver.
Mientras espera la decisión del juez Griesa, el "villano" preferido de los K, Cristina cuenta con un aliado de peso, George Soros. El magnate buitre tiene bonos argentinos y exige cobrar inmediatamente, porque están regidos por legislación británica. Es decir, planteó un punto de vista alineado con el de CFK: que el juez Griesa se excedió en sus atribuciones al impedir el cobro a acreedores cuyos títulos están regidos por otras legislaciones.
Lo irónico es que, en el caso de que las cosas salieran bien, no es a los 124 países amigos de la ONU a quien deba darles CFK las gracias. Si algo demostró Griesa y los jueces de la Corte Suprema yanqui es que la presión diplomática no les afecta. En cambio, un replanteo del juez se debería a otras presiones menos "mostrables" y de menor rédito político para el "relato": el Citibank y Soros.
Mientras CFK denuncia la conspiración buitre para desestabilizar, la apuesta que emerge como gran esperanza para los K es la de un financista especulador buitre que hundió la libra esterlina. Este aliado impensado del "modelo nac & pop" aportaría la solución para la deuda, ya que estaría dispuesto a comprarle a los "buitres" sus acreencias, con un descuento. Soros tiene interés en el tema del potencial energético local y también de la producción agrícola-ganadera.
Lo que trae recuerdos del Plan Brady con Carlos Menem, cuando se transformó la deuda en default en proyectos de infraestructura. En otras palabras, una salida "noventista". El cristinismo no deja de sorprender.
La Opinión Popular
LA ASAMBLEA DE LA ONU / EL MENSAJE ANTE EL PLENARIO
Cristina calificó a los fondos buitre de "terroristas" y los acusó de desestabilizar
En un discurso de 35 minutos, la Presidenta comparó a los holdouts con los extremismos al decir que "no sólo los que tiran bombas" hacen terrorismo; ironizó sobre las limitaciones físicas del juez Griesa y elogió el proyecto de reforma para canjes.
Fue una confirmación de lo que había venido anticipando. En un duro discurso, la presidenta Cristina Kirchner denunció el "terrorismo económico" de los fondos buitre, que, con la "complicidad" del sistema judicial norteamericano, "acosan" a la economía del país y "buscan desestabilizar".
Lo hizo al exponer por séptimo año consecutivo ante el recinto -en ese momento, semivacío- de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Allí la Presidenta apuntó que "no sólo son terroristas los que ponen bombas", sino también "los que desestabilizan la economía de los países y provocan hambre, miseria y pobreza a partir del pecado de la especulación".
Como suele hacer en sus intervenciones, habló de muchas cosas. Pero, sobre todo, se centró en cuestionar al juez Thomas Griesa -"si está tan seguro de su fallo, por qué no lo aplica", desafió- y, más allá del terreno de los buitres, al gobierno norteamericano por su política exterior, el rasero con que mide al terrorismo y lo "rápido" que cambia de idea
"El año pasado nos criticaban a nosotros por hablar con Irán y resulta que ahora el secretario de Estado John Kerry se sienta a conversar con ellos", reprochó.
Pero fue la cuestión de los fondos buitre la que más tiempo demandó en los 35 minutos de su intervención, que, a diferencia de otras ocasiones, esta vez no cosechó tantos aplausos y los que hubo partieron, sobre todo, del palco de invitados argentinos, ocupado con integrantes de su nutrida delegación.
En eso, luego de la reunión y en un diálogo posterior con periodistas, entre ellos LA NACION, tuvo un nuevo reproche para el agregado de negocios de los Estados Unidos, Kevin Sullivan, por sus dichos a favor de que la Argentina supere "el default". Lisa y llanamente, lo mandó "a callar".
"Lo que tiene la Argentina no es default. Default es cuando un país no quiere pagar, y eso no es lo que ocurre con la Argentina. Lo que ocurre es que un juez le impide hacerlo, de modo que si ese juez encima es de tu país, tené la decencia de guardarte a silencio", demandó.
La presencia de la Presidenta en esta ciudad coincidió con la convocatoria del juez a una nueva audiencia y la posibilidad de que se le aplique a la Argentina una multa de 50.000 dólares diarios por no honrar los fallos del magistrado (ver aparte), así como la amenaza de una declaración de desacato.
La noticia no se había conocido cuando expuso ante las Naciones Unidas. Pero luego, en la conversación que mantuvo en su suite del piso 54 del hotel Mandarin, insistió en que eso no puede producirse. "Un país no puede ser declarado en desacato", dijo. Sí dijo descreer de las conjeturas según las cuales el juez reacciona a las críticas que ella le formula. "Lo siento, no creo que tenga esa rapidez de reacciones. Dadas sus características personales, para eso debería tener una ligereza de movimientos que, por múltiples motivos, no tiene", ironizó.
La Presidenta dedicó parte de su mensaje a repetir la historia de la deuda argentina, y dijo que "desde 2003 a la fecha pagamos más de 190 mil millones de dólares de la deuda defaulteada en 2001".
Y después, en un intento por repartir responsabilidades, aseguró que "cuando se debe el 160 por ciento del PBI, la culpa no es sólo del deudor, sino también de los acreedores".
De lo que sí se congratuló fue de que por fin la ONU haya decidido "tomar el toro por las astas" con la redacción de un nuevo marco regulatorio para la deuda en default, cuya propuesta se aprobó el pasado día 9, por impulso de la Argentina.
Si bien hizo una firme exhortación para que esa convención esté concluida, a más tardar, en septiembre próximo, no quedó ayer un indicio claro del futuro de ese llamamiento.
Más allá de la vehemencia de la Presidenta, el tema de los buitres no fue recogido por ninguno de los presidentes que intervinieron ayer, incluidas las latinoamericanas Michelle Bachelet, de Chile, y Dilma Rousseff, de Brasil.
Si bien la cuestión de los buitres era un número cantado, la Presidenta usó los 35 minutos de discurso para reiterar la paradoja de los "caso testigo" (leading case, los define) que le toca "enfrentar" a su gobierno, en un triple sentido: con los buitres, con las islas Malvinas y con los atentados terroristas en la embajada de Israel (ver página 8).
También, para elevar el tono de su reproche al gobierno de Barack Obama, al que, luego, y cara a cara en el Consejo de Seguridad, le cuestionó aspectos de su política antiterrorista. "Hacen falta menos halcones de guerra y más palomas de paz", dijo.
Recordó después a la Asamblea que venía de hablar con el papa Francisco -un "compatriota de alto liderazgo no sólo religioso, sino también moral"- y lo sumó al embate contra los fondos que ganaron juicios contra el Estado argentino, en una condena a las causas de la pobreza y en favor de la paz.
La Presidenta partió anoche de regreso a Bueno Aires, adonde llegará en la mañana de hoy. Antes de partir aseguró a LA NACION que, durante los cuatro días que estuvo aquí, no tuvo tiempo de mantener encuentros bilaterales con ningún otro de los 193 presidentes que asistieron. "Tuve una agenda muy intensa y también tuve que descansar", explicó.
Del editor: qué significa. Las críticas de Cristina a los fondos buitre son menos significativos en términos estratégicos que las que le dedicó al gobierno de Barack Obama
LA LÍNEA ARGUMENTAL
Cristina Kirchner
Presidenta
"Argentina es un triple leading case en materia económica y financiera, al igual que en materia de terrorismo y seguridad e integración territorial"
"No sólo son terroristas los que ponen bombas, sino también son terroristas económicos los que desestabilizan la economía de ?los países y provocan hambre, miseria y pobreza"
Por Silvia Pisani
Fuentes: La Nación, iprofesional.com, diariohoy.net y LOP