Nacionales - 14-09-2014 / 15:09
EL DESEO DE FRANCISCO ES QUE LA TRANSICIÓN AL NUEVO GOBIERNO NO SEA TRAUMÁTICA
Bendiciones papales y reproches políticos para salvar a Cristina
Una caja de Pandora Cristina Fernández ha abierto con la ley que cambia el domicilio de pago de la deuda externa y nadie sabe qué habrá dentro de ella. Por el otro lado, frente a esa incógnita a nivel internacional, por dentro el país de los argentinos sigue pasando el invierno económico, sin que se sepa a ciencia cierta cuándo el frío tendrá fin.
Al promulgar la ley que reabre el canje de deuda y establece que los bonistas podrán cobrar sus acreencias en otro domicilio que no sea Estados Unidos, Cristina Fernández arrojó hacia el futuro una nueva incertidumbre. Nadie en el Gobierno está hoy en condiciones de asegurar con seriedad, y fuera del discurso político, que el conflicto con los fondos buitres podrá solucionarse de una manera favorable a la Argentina.
Se inicia ahora una etapa diferente en el conflicto, cargada de complicaciones técnicas para implementar la mecánica de pago, con un riesgo adicional que no es menor. Afirman que el país debería esperar represalias, no ya de los especuladores financieros que nos demandaron, sino de la justicia norteamericana, a la que se desairó.
Como algunos observadores internacionales insisten en que las consecuencias de la rebeldía serán graves y prolongadas, la Presidenta buscará en su almuerzo con el papa Francisco un apoyo explícito del Pontífice. Sin embargo, algunas figuras políticas de la oposición le habrían hecho llegar mensajes a Francisco en los que sostienen que "Cristina debería cuidarse más a sí misma evitando actitudes provocativas y posiciones de ruptura".
A todo esto, se agudiza la recesión económica por la caída del consumo, el alza de precios marca un ritmo inflacionario en ascenso que deteriora los salarios. Como se ve afectado el empleo, la conflictividad sindical va en aumento. Un panorama que sólo recibe paliativos, como los reclamos de la Presidenta para que las terminales entreguen unidades al plan oficial Pro-Cre-Auto, o las 12 cuotas para las ventas con tarjeta, de las que los comerciantes no esperan demasiada respuesta.
Ocurre que en el centro de la problemática económica se ha instalado la credibilidad como factor determinante de ciertas conductas sociales. Las familias advierten a diario la variación de los precios de la canasta familiar, mientras el Indec afirma que la inflación de agosto fue de sólo el 1,3 por ciento y el promedio de las consultoras privadas marca el doble: 2,65%. Ese dibujo de los números oficiales, sumado al magro rendimiento del salario y la incertidumbre sobre lo que vendrá, retraen el consumo.
Para la Presidenta, en cambio, los responsables son los medios que "siembran el desánimo". La historia parece repetirse indefinidamente: la ofensiva contra los medios recrudecerá a la luz de las cifras que arrojan las encuestas. Sondeos encargados por la Casa Rosada y otros por la oposición, marcan una caída en la popularidad de la Presidenta y el fin de la ola de apoyo que generó el enfrentamiento con los fondos buitre. De un 47% que alcanzó hace 30 días, hoy estaría en un 38% que no es poco pero con tendencia a la baja.
Acerca de la intención de voto si las elecciones presidenciales fueran en estos días, en una consulta de 2 mil casos en todo el país está arriba Sergio Massa con el 25,5%, delante de Daniel Scioli con el 20,1% y en tercer lugar Mauricio Macri con el 14,5 por ciento.
Conociendo estos números, y ante los militantes de La Cámpora en Argentinos Juniors, Máximo Kirchner desafió a la oposición a que permita que Cristina vaya por la re reelección el año próximo. Como tantas otras cosas, algo imposible que intenta darle un nuevo y salvador impulso épico al cristinismo.
Bendiciones y reproches para salvar a Cristina
Al promulgar el jueves por la noche la ley que reabre el canje de deuda y establece que los bonistas podrán cobrar sus acreencias en otro domicilio que no sea Estados Unidos, la presidenta Cristina Fernández arrojó hacia el futuro una nueva incertidumbre. Nadie en el Gobierno está hoy en condiciones de asegurar con seriedad, y fuera del discurso político, que el conflicto con los fondos buitres podrá solucionarse de una manera favorable a la Argentina.
Se inicia ahora una etapa diferente en el conflicto, cargada de complicaciones técnicas para implementar la mecánica de pago, con un riesgo adicional que no es menor. En el mundo diplomático afirman que el país debería esperar represalias, no ya de los especuladores financieros que nos demandaron, sino de la justicia norteamericana, a la que se desairó. El viaje de Cristina a Nueva York el próximo lunes 21 para asistir a la Asamblea de las Naciones Unidas, será aprovechado también para tomar una dimensión aproximada de lo que puede esperar para los próximos meses.
Como algunos observadores internacionales insisten en que las consecuencias de la rebeldía serán graves y prolongadas, la Presidenta buscará en su almuerzo del sábado 19 con el papa Francisco un apoyo explícito del Pontífice. "Con eso viajaría más tranquila a EE.UU.", especulan en la Casa Rosada.
Confesionario
La repetida recomendación de Bergoglio a los dirigentes que lo visitan en el Vaticano para que "cuiden a Cristina", encierra el deseo y la esperanza del papa de que la transición hasta el nuevo gobierno no sea traumática, ni tenga consecuencias sociales para lamentar. Sin embargo, algunas figuras políticas de la oposición de buen diálogo con Francisco -como la diputada Elisa Carrió y la senadora del PRO Gabriela Michetti- le habrían hecho llegar mensajes en los que sostienen que "Cristina debería cuidarse más a sí misma evitando actitudes provocativas y posiciones de ruptura".
Como se ve, el hombre que ejerce un pontificado universal preocupado por flagelos de la humanidad como las guerras y el hambre, tiene por delante una difícil tarea persuasiva dirigida a su país natal para serenar espíritus y achicar egos desmedidos. Son, a la vez, cuestiones menos importantes que la realidad que muestra hoy la Argentina fronteras adentro.
A todo esto, se agudiza la recesión económica por la caída del consumo, el alza de precios marca un ritmo inflacionario en ascenso que deteriora los salarios. Como se ve afectado el empleo, la conflictividad sindical va en aumento. Un panorama que sólo recibe paliativos, como los reclamos de la Presidenta para que las terminales entreguen unidades al plan oficial Pro-Cre-Auto, o las 12 cuotas para las ventas con tarjeta, de las que los comerciantes no esperan demasiada respuesta.
Ocurre que en el centro de la problemática económica se ha instalado la credibilidad como factor determinante de ciertas conductas sociales. Las familias advierten a diario la variación de los precios de la canasta familiar, mientras el Indec afirma que la inflación de agosto fue de sólo el 1,3 por ciento y el promedio de las consultoras privadas marca el doble: 2,65%. Ese dibujo de los números oficiales, sumado al magro rendimiento del salario y la incertidumbre sobre lo que vendrá, retraen el consumo.
Para la Presidenta, en cambio, los responsables son los medios que "siembran el desánimo".
En retroceso
La historia parece repetirse indefinidamente: la ofensiva contra los medios recrudecerá a la luz de las cifras que arrojan las encuestas. Sondeos encargados por la Casa Rosada y otros por la oposición, marcan una caída en la popularidad de la Presidenta y el fin de la ola de apoyo que generó el enfrentamiento con los fondos buitre. De un 47% que alcanzó hace 30 días, hoy estaría en un 38% que no es poco pero con tendencia a la baja.
Ese porcentaje coincide con una encuesta reciente del peruano Sergio Bendixen para el Frente Renovador de Sergio Massa. Acerca de la intención de voto si las elecciones presidenciales fueran en estos días, en una consulta de 2 mil casos en todo el país está arriba Massa con el 25,5%, delante de Daniel Scioli con el 20,1% y en tercer lugar Mauricio Macri con el 14,5 por ciento.
Conociendo estos números, y ante los militantes de La Cámpora que llenaron ayer la cancha de Argentinos Juniors, Máximo Kirchner debutó como orador y desafió a la oposición a que permita que Cristina vaya por la re reelección el año próximo. Como tantas otras cosas, algo imposible que intenta darle un nuevo y salvador impulso épico al kirchnerismo.
Por Carlos Sacchetto
Fuente: losandes.com