Nacionales - 17-08-2014 / 10:08
LOS FANTASMAS DE LA ETERNA CONSPIRACIÓN
¿Cristina está rodeada de todo tipo de enemigos que se empeñan en no dejarla gobernar?
Nuevamente volvió la Cristina rodeada de todo tipo de enemigos que se empeñan en no dejarla gobernar. Vale decir, retornó el relato en su versión más extrema. En esta oportunidad son los fondos buitres los culpables absolutos de todo lo que anda mal. A su lado, el fiel Kicillof.
Cuando el 17 de junio pasado el ministro de Economía, Axel Kicillof, lanzó la confrontación contra el juez norteamericano Thomas Griesa, pronunció también su recordada frase "quédense todos tranquilos, esto está estudiado en profundidad".
Mucha gente interpretó entonces que se refería a las consecuencias que aquel desafío tendría para la economía del país y de cada uno de los argentinos. Fue algo así como un no se preocupen, no vamos a cometer ninguna locura que ponga en peligro los empleos, los salarios o la continuidad de las empresas.
Hoy, a dos meses de aquella frase, su significado no está tan claro. Más todavía, ahora muchos creen que el ministro no hablaba de la economía, sino de la estrategia de la Presidenta para retomar la iniciativa política, aprovechar la crisis de la deuda e intentar con ella un desesperado reencauzamiento de su gestión. Eso sí parece estar bien estudiado y así lo admiten hasta funcionarios del propio gobierno.
El repertorio, con variantes que se verán en los próximos días, se basa en trasladar las responsabilidades del delicado momento económico que atraviesa el país a los fantasmas de una malvada conspiración internacional contra la Argentina, porque el mundo no tolera nuestro éxito.
Esto no se infiere de un delirio propio de las asambleas universitarias de los años setenta, sino de las propias palabras de Cristina Fernández.
Lo dicho
En su fuerte discurso del jueves en la Casa Rosada, la Presidenta endulzó los oídos de sus jóvenes militantes que piden "liberación".
Afirmó que una empresa que pidió la quiebra quiso con eso aterrorizar a la población, comparó a la Argentina con la Franja de Gaza, dijo que los fondos buitres tienen un objetivo político que es vernos de rodillas; acusó a los empresarios nacionales de "minar" las expectativas económicas con sus quejas para perjudicarla, y aseguró que más a la izquierda que ella no hay nadie: "sólo la pared", dijo.
Así como ese lenguaje de Cristina entusiasmó a varios de sus funcionarios, otros regresaron tras el acto a sus despachos en la Casa Rosada cargados de preocupación.
"Se entiende la necesidad de recuperar la iniciativa política pero, por esta vía- es un riesgo grande para todos", reflexionó uno de ellos que siempre estuvo más cerca de la moderación que del lenguaje combatiente.
Justamente de ese sector donde se ubican los kirchneristas más moderados que vienen acompañando la gestión, se elevan fuertes críticas al joven Kicillof.
Lo acusan de copar con su gente prácticamente casi todos los espacios ejecutivos del Gobierno y de influir de manera negativa sobre la Presidenta. "Ella no escucha a nadie más. Hasta Zannini ya no tiene el peso que tenía con sus opiniones", reconocen con pesar.
El lamento se extiende también a los empresarios. Hicieron oír sus voces contrarias al proyecto de ley de abastecimiento que quiere instrumentar el oficialismo y de inmediato fueron descalificados, bajo la consigna "Patria o buitres".
Las cámaras que agrupan a las compañías están casi en deliberación permanente y en esas reuniones el temor por lo que vendrá vuela rasante.
"Somos los mismos que hace once años venimos apoyando la recuperación del país y ahora resulta que nos consideran la antipatria", dice a quien quiera oírlo el presidente de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez. En los sindicatos ya no gravita el reclamo por el impuesto a las Ganancias, sino el miedo a perder los empleos.
Las salidas
La delicada situación que atraviesa la economía parece mantener anestesiada a la política. En el oficialismo, con expectativas inciertas ante el nuevo rumbo elegido por Cristina y el contrapeso que significan las causas judiciales por corrupción que involucran al vicepresidente Amado Boudou, quienes aspiran a ser candidatos están casi congelados.
El caso más notorio es Florencio Randazzo, el único que aparece con algún puntaje en las encuestas.
Esos sondeos siguen ubicando en los primeros puestos y en ese orden al renovador Sergio Massa, al oficialista no querido por el kirchnerismo Daniel Scioli, y al exponente de la centroderecha Mauricio Macri.
Los tres conforman un pelotón de punta muy compacto, con mínimas diferencias entre sí y sujetas a fáciles modificaciones. Ninguno de ellos considera que el clima sea propicio para dar impulso a sus campañas porque más que nunca el futuro, a un año, es imprevisible.
Esos candidatos tienen sin embargo dos cosas a favor: que el fin del ciclo kirchnerista es inevitable, y que UNEN, la fuerza que asomaba como una alternativa esperanzadora para distintos sectores de centroizquierda, ha comenzado a parecerse a una bolsa de gatos.
Por Carlos Sacchetto
Fuente: losandes.com.ar