Nacionales - 01-08-2014 / 09:08
PARA CFK, NO HAY DEFAULT, NO HAY INFLACIÓN, NO HAY POBREZA
Cristina no sorprendió: "El mundo sigue andando y la vida sigue como sucede hace años"
El mundo sigue andando y la Argentina también..., cada uno por su lado. Pero, hace tiempo que la ficción argentina que ensayan los K no tiene credibilidad alguna fronteras afuera y las encuestas señalan que tampoco logra convencer a la opinión pública que le fue favorable hasta hace poco tiempo. Sin embargo, Cristina sigue usando el mismo teatro y la misma escenografía. Los discursos extensos, los aplausos guionadosla militancia rentada en los patios de la Casa Rosada, para hacernos creer que no hay default, no hay inflación y no hay pobreza.
En momentos en que el país se encuentra en default, poniendo en vilo a millones de argentinos que indefectiblemente se verán afectados por la profundización de la crisis, la presidenta Cristina Fernández ayer volvió a mostrar que vive en una nube de gas.
En un mundo globalizado y capitalista, intentar hacer creer displicentemente que no cumplir en tiempo y forma con los acreedores no es un default, como ayer lo hizo CFK, y su gurú Kicillof, solamente puede ser producto de la ignorancia o de una maldad manifiesta.
"No es que no le queremos pagar a los fondos buitre. Les ofrecimos entrar al canje, pero quieren la sentencia casi usuraria que les da más del 1600% de ganancias", lanzó la mandataria, delante de toda su tropa alineada, en el tramo más fuerte de su discurso que fue trasmitido por cadena nacional, intentando responsabilizar de todo al polémico juez Thomas Griesa.
Y agregó: "Ahora inventaron una nueva: el default selectivo. No existe. Impedir que alguien cobre no es default. Les dije que iban a tener que inventar una palabra". "Nos quieren voltear porque volvimos a hacer un país viable", mandó fruta Cristina, sin siquiera sonrojarse. Nada más alejado de la realidad. ¿Acaso un país con recesión y más de 35% de inflación puede ser viable?
Cristina y sus fanáticos seguidores intentan imponer la lectura de que el fracaso en las negociaciones con los buitres en Nueva York es una disputa en la que el gobierno está defendiendo los intereses nacionales. Nada más alejado de la realidad: si hoy nos encontramos en default es por la incompetencia del elenco gobernante, que carece de capacidad y de contactos en los centros de poder internacional.
La realidad concreta desmiente a Cristina. Por más giros gramaticales que quieran hacer, la cesación de pagos es un hecho concreto. Y no se trata de algo imprevisto. Ya hace dos años, cuando los buitres embargaron la Fragata Libertad en Ghana, estaba claro de que había que poner en marcha acciones decididas, enmarcadas en un plan diseñado por equipos técnicos capacitados, para no llegar a esta situación. Nada de eso se hizo, y ahora estamos pagando las consecuencias.
La Argentina, desde hace varios meses, está en recesión. Pero ahora, con la cesación de pagos, será imposible que aparezcan las inversiones que se requieren para poner en marcha el aparato productivo. Nadie arriesgará su capital ante semejante incertidumbre. Y por eso ya se habla de una caída de 3 puntos en el Producto Bruto Interno, lo que se traduce en despedidos, pobreza y marginalidad.
Lejos de intentar encontrar soluciones, Cristina decidió refugiarse en su núcleo duro, en el aplauso cautivo de la militancia rentada que le celebra absolutamente todo porque le pagan para eso. Así fue como, luego de hablar por cadena nacional, CFK se apareció en el patio de la Casa Rosada y pronunció tres discursos, teniendo como auditorio a un conjunto de personas cuyos sueldos y planes sociales salen de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos.
Todo ese dinero que se malgastó en clientelismo y corrupción es lo que hace que la Argentina esté con la soga al cuello, siendo un país absolutamente vulnerable. Por ello, las decisiones de un simple juez de primera instancia de Nueva York hacen tambalear toda la estantería económica.
Lo que se avecina, lamentablemente, no pinta para nada bien. Lo positivo es que "la vida continúa" y a este gobierno sólo le quedan 16 meses en el poder, tiempo suficiente para que comience a surgir una alternativa que nos saque de la postergación.
Donde el horno no está para bollos es en el peronismo. El PJ advierte que la resolución defaulteadora de Cristina, la inflación y la recesión, van a potenciar el mal humor de una sociedad agobiada por los apremios de la economía real. Lo que puede expulsarlos del poder nacional y provincial en 2015.
La Opinión Popular
LA PELEA POR LA DEUDA
Abroquelar la tropa para aguantar la pelea
Cristina Fernández y Axel Kicillof, cada uno por su lado, trazaron ayer el camino que el Gobierno piensa seguir en su combate con los fondos buitre. Ese camino indica la prosecución del conflicto, aunque sus derivaciones económicas internas y externas resulten difíciles de predecir.
La Presidenta montó una coreografía militante en la Casa Rosada para comunicar que "la vida continúa". El ministro de Economía sostuvo que hablar de un default, porque los bonistas que ingresaron al canje de la deuda del 2005 y 2010 no pudieron aún cobrar el último vencimiento, sería "una pavada atómica". Ambos coincidieron en explicar que la calificación de default correspondería a una parte que no paga, no a una que no cobra.
Suponen que el trámite habría sido cumplido por la Argentina con el depósito de más de US$ 530 millones realizado en el Banco de Nueva York, que permanece bloqueado por el fallo del juez Thomas Griesa que obliga a abonarle a los holdouts. Una interpretación, quizá, bastante simplista para un pleito financiero internacional tan enmadejado.
La Presidenta alineó a toda su tropa para presentarse ante la opinión pública -a través de una cadena nacional de casi una hora- el primer día después de vencido el límite para que los bonistas recibieran su dinero. Sentó a Amado Boudou codo a codo con Florencio Randazzo, el ministro de Interior y Transporte y precandidato para el 2015.
Enemigos íntimos. Reunió a 13 de los 24 gobernadores, entre ellos Daniel Scioli. Anunció un plan de desendeudamiento para las provincias -que aumentará las cargas de la Nación- y el pautado aumento para las jubilaciones.
Describió, además, el país próspero de su imaginación o sus deseos. Después recorrió los patios interiores del Palacio presidencial, arengó a los jóvenes y recordó, en más de una ocasión, a Hugo Chávez, el fallecido mandatario de Venezuela.
El tramo espinoso de su acto, referido a la pelea con los buitres, lo recorrió repitiendo un mensaje que Néstor Kirchner pronunció en San Nicolás en febrero del 2004. En esa oportunidad, el ex presidente advirtió sobre la necesidad de pagar la deuda externa en default, pero también de no transigir nunca con los fondos buitre.
El gesto pudo ser interpretado como el rumbo que está dispuesto, por ahora, a seguir su Gobierno en esa pelea. Pero detrás de esas palabras pareció ocultarse cierta intencionalidad política: la de volver sobre la memoria del ex presidente, siempre un puerto adecuado para amarrar al kirchnerismo. No faltaron ni la emoción ni los mohines de ella misma.
Ese estado de ánimo, tal vez, la haya llevado a incurrir, en ese terreno, en una falacia flagrante.
Cristina resaltó que su ex marido recurría siempre al "nosotros" al aludir a alguna situación política que podía impactar en la sociedad. Y recalcó que su conducta es idéntica. Desde el regreso de la democracia costaría hallar -en verdad, no lo habría- un mandatario más autorreferencial que Cristina.
En la tarea de aunar fuerzas para el tiempo que viene, la Presidenta reparó esta vez en la oposición. La convocó para la patriada contra los buitres aunque se quejó por alguna ambivalencia. "Nos criticaron por pagarle lo que pagamos al Club de París y a Repsol. Y ahora varios propusieron pagarle enseguida a los usureros", manifestó.
El filo pareció dirigido, sobre todo, a Mauricio Macri, quien al comienzo del conflicto bregó por un acuerdo con Griesa. De paso recordó que el jefe porteño le había aconsejado que con un anticipo de US$ 1.500 millones abrocharían el trato con el Club de París. "Kicillof lo logró por la mitad", subrayó, mientras la figura del pequeño ministro se inflaba.
Kicillof resultó, bien detrás de Cristina, la otra figura estelar del acto. Estuvo satisfecho y mudo pero la Presidenta lo exaltó como el funcionario de los grandes éxitos. Al menos los del frente externo, porque la economía local cada día languidece. Destacó su coraje por haber sido el único ministro de la década capaz de sentarse, cara a cara, con los fondos buitre.
De esa cumbre no alumbró ninguna solución. Scioli, Randazzo y otros postulantes deberán estar tomando nota de la inclinación presidencial. Ni el gobernador de Buenos Aires ni el ministro contarían nunca con la bendición de Cristina para el 2015.
Kicillof parece, a esta altura, haber eclipsado al resto del gabinete. Podría ser por virtud propia o, también, por defección de un elenco que trasunta fatiga y desconcierto. El ministro debió haberse percatado que su rueda de prensa en Nueva York, después de naufragar la negociación con los buitres, no había sido la más afortunada porque la reiteró ayer en Buenos Aires.
Aunque dijo algunas de las mismas cosas que sorprendieron: por ejemplo, que su oferta a los holdouts fue similar a la de los bonistas. ¿Servía esa fórmula para acordar? ¿O la formuló de puro compromiso? Los buitres tienen en Nueva York dos sentencias judiciales firmes -y el aval de la Corte de EE.UU.- para cobrar US$ 1.650 millones.
Kicillof desarrolló el plan de tomar al juez Griesa como al único detonador del conflicto. Pero lanzó varias palos que tornarían más incierta aún la posibilidad de una salida negociada. Descalificó al mediador, Daniel Pollack, a quien asoció a media lengua con los propios buitres. Si bien no desechó que alguna solución pueda salir entre los buitres y la banca privada, minimizó el intento realizado en Nueva York, con el supuesto pago de una garantía, por banqueros argentinos.
La Presidenta y el ministro suponen que con el respaldo político regional, europeo y asiático recogido podrían trasladar la pelea con los buitres al campo judicial. Jorge Capitanich mencionó a la Corte Internacional de La Haya y la ONU. Evaluaron que la reacción de los mercados, pese al default técnico, habría sido moderada. Se ilusionan con el swap suscripto con China para fortalecer las reservas del Banco Central. Aún así, saben que se estarían asomando a un tiempo desconocido.
Eduardo Van Der Kooy
Fuentes: Clarín, Diario Hoy y LOP