Nacionales - 14-04-2014 / 09:04
HORIZONTE CONFLICTIVO: “ESTALLAN” LAS PARITARIAS
Se cayó el acuerdo salarial para los empleados de Comercio
El jefe del gremio de Empleados de Comercio, Armando Cavalieri, condicionado por Moyano y Barrionuevo, líderes de un paro con fuerte impacto.
El acuerdo se anunció con bombos y platillos el miércoles pasado, en la quinta de Olivos. Allí, la presidenta Cristina Kirchner y el jefe del gremio de Empleados de Comercio, Armando Cavalieri, festejaron un acuerdo de 27% de aumento salarial para los trabajadores del sector.
Pero dos días después el entendimiento se rompió y los empresarios se quejaron de nuevas exigencias por parte de los sindicalistas. ¿Qué pasó en el medio? Hubo un paro que conmovió al mundo laboral argentino.
El propio Cavalieri había emitido un comunicado en el que destacaba que no era necesario hacer una medida de fuerza para obtener aumentos salariales, ya que los objetivos podían alcanzarse por medio del "diálogo y la convivencia".
Pero el experimentado dirigente sindical no dijo que con el acuerdo que selló en Olivos, un empleado mercantil pasará a cobrar -en el curso del año- un sueldo de bolsillo que no superaría los 7.000 pesos. Y eso, si se agregan sumas fijas no remunerativas.
En la Argentina que dejó la devaluación veraniega, dominada por la inflación, ese salario no alcanza para llegar a fin de mes y potencia la bronca de las bases, expresada el último jueves en la huelga general convocada por las CGT Azopardo y Azul y Blanca, además de la CTA opositora.
En ese contexto debe interpretarse el éxito del paro, que resultó masivo por la adhesión de los gremios del transporte, pero principalmente por el descontento social que provoca el curso de la economía. Ese y no otro fue el mérito de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Michelli cuando se juntaron para lanzar la medida de fuerza.
DESCONTENTO
El jefe de los Camioneros y el referente de lo Gastronómicos saben que no son dirigentes populares entre los argentinos -especialmente Barrionuevo, cuya figura quedó asociada a la frase "hay que dejar de robar por dos años"- pero decodificaron con astucia política el mal humor de la sociedad y le tendieron un puente para canalizar la protesta contra el Gobierno.
Frente a esta situación, la Casa Rosada quedó nuevamente prisionera de una lógica que tiende a distorsionar la realidad. Por eso apuntó contra Barrionuevo por su sociedad con el Frente Renovador massista y minimizó la fortaleza de Moyano en el mundo sindical.
Aunque una pregunta cae de madura: ¿Podría el polémico secretario de los Gastronómicos haber llevando adelante una huelga general de alto acatamiento sin el aporte del jefe camionero? No, de ninguna manera.
LOS PIQUETES
Más razón le asistió al Gobierno cuando impugnó los piquetes que se realizaron en medio de la movida sindical. Se trata de una metodología de protesta que tiene sus razones históricas pero que en definitiva otorga a las minorías un poder inaceptable sobre las mayorías.
La propia Presidenta dijo ante la Asamblea Legislativa, en marzo pasado, que se debía legislar sobre la materia. Y el massismo acaba de presentar un proyecto de ley para regular los piquetes en las zonas urbanas.
Se trata de una práctica que está tan enraizada culturalmente que será muy difícil de remover por más legislación que se dedique al asunto. Tampoco podrá mitigarse con puestas en escena como la que hizo la Gendarmería nacional sobre la ruta Panamericana en el amanecer del jueves, cuando una sola piedra arrojada por los manifestantes impactó sobre seis uniformados.
Ante maniobras tan burdas, los ciudadanos no hacen más que convencerse de que les quieren tomar el pelo.
Más credibilidad tuvo la incursión de esa fuerza de seguridad -y de otras como la Prefectura- en la ciudad de Rosario y sus inmediaciones, que están dominadas por bandas criminales vinculadas al narcotráfico. Pese a que el operativo no obtuvo grandes resultados en cuanto al decomiso de drogas y armas o la detención de delincuentes, la ocupación de una zona largamente castigada -al estilo de la "pacificación" de las favelas de Río de Janeiro- constituyó un mensaje claro y contundente.
Aunque surge una duda colateral: ¿Por qué el Gobierno nacional apostará 2.000 gendarmes en forma permanente en Santa Fe cuando acaba de retirar una cantidad similar de la provincia de Buenos Aires? Para responder a esta pregunta pueden hacerse especulaciones, pero los hechos indican que la decisión se tomó pocos días después de que el gobernador Daniel Scioli declarara la "emergencia" en seguridad para atender una de las principales demandas de los bonaerenses.
CONTRASTES
Por cierto que Scioli y su ministro de Seguridad, Alejandro Granados, se corrieron del discurso kirchnerista más proclive al garantismo y apostaron por un programa de saturación policial en el territorio, especialmente en el Conurbano, que volverá a ser el año que viene la llave que abra -o clausure- cualquier proyecto presidencial.
Pero tampoco Scioli termina de dar una señal inequívoca para diferenciarse de la Presidenta. Por el contrario, la respalda cada vez que se lo requieren. Es que en el entorno del Gobernador apuestan a una paulatina recuperación de la economía para el año que viene, que contribuya a apuntalar su posicionamiento de "continuidad con cambios" frente a una ruptura más o menos abierta que significaría el encumbramiento de otros candidatos como Sergio Massa o Mauricio Macri.
Para lograr ese objetivo, los sciolistas necesitan -como el aire para respirar- que el kirchnerismo no termine de dilapidar los logros económicos de los últimos años.
Por eso aplauden la presencia del ministro Axel Kicillof en la asamblea anual del FMI en Estados Unidos, para allanar el camino a un acuerdo que le permita a la Argentina regresar al mercado financiero internacional.
Desde ese punto de vista, al joven funcionario no le parece haber ido mal, puesto que el organismo consideró positivas las nuevas mediciones del INDEC. Pero debió soportar críticas del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al FMI mientras él aún estaba en Washington.
IDEAS E INTERESES
La propia titular del Fondo, Christine Lagarde, replicó esos cuestionamientos con un comentario particular: "Las naciones no están lideradas por ideologías", dijo la francesa. La frase se hubiera completado de la siguiente manera, pero la funcionaria no incurrió en la obviedad: "En los países puede haber ideas, pero imperan sus intereses permanentes".
Lo que sucede aquí es que la clase dirigente no se ha puesto de acuerdo sobre los intereses nacionales que deben ser protegidos. Por ende, seguramente no serán parecidos el discurso que ensayará la Presidenta cuando el miércoles reciba a su colega chilena Michelle Bachelet, con el que dará Massa ese mismo día ante industriales brasileños que lo escucharán en San Pablo.
Ni que hablar cuando, luego de que el Congreso apruebe el acuerdo por la indemnización de Repsol, Cristina Kirchner invite al país al jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy. En ese caso, los enojados serán los legisladores radicales.
El diputado Ricardo Alfonsín viene de denunciar que se pagarán 500 millones de dólares más que lo anunciado -5.000 millones- a la multinacional petrolera española por la expropiación de sus acciones en YPF.
El espacio UNEN es el que más énfasis pone en la lucha contra la corrupción, que no puede ser minimizada luego de que Ricardo Jaime fue procesado por enriquecimiento ilícito durante su paso por la gestión kirchnerista como secretario de Transporte, entre 2003 y 2009.
Aunque el descontento social está más determinado por la inflación económica y la inseguridad pública. Tal vez por eso el Gobierno intentó frenar el efecto del paro general con una condena a los operativos militares que realiza Gran Bretaña en las islas Malvinas.
También buscará apuntalar el espíritu festivo que desata un mundial de fútbol en el pueblo argentino. Pero si no adopta medidas concretas como la suba del piso de Ganancias, no tendrá forma de eludir un horizonte conflictivo.
Por Mariano Spezzapria
Fuente: eldia.com.ar